✶Sei

Yoongi dio un respingo. Jungkook negó con la cabeza por el chiste de su hermano, pero este se limito a sacarle la lengua antes de dirigirse por el pasillo hacia una de las habitaciones de la parte posterior. Una vez dentro, se sentó en la alta cama y comenzó a balancear sus piernas. Como tenía los brazos apoyados hacia atrás, sus torso se pegaba más aún a su ropa. Por la Diosa...

Intento mantener una actitud relajada mientras se inclinaba hacia uno de los postes de madera del dosel. En respuesta a su curiosidad pudo ver dos pezones claramente marcados bajo esa delgada camiseta. Cambio su postura en un intento por sentirse cómodo, molesto con Jimin por no haber escogido el despacho para mantener esa conversación. Le resultaba muy fácil imaginárselo tumbado sobre la colcha de color beige mientras el subía la camiseta con sus dientes. Estaba seguro de que sus pezones eran del color de los chocolates y muy sensibles. Daba la impresión de con el roce de la para que correspondieran. Contuvo un escalofrío y se obligo a centrarse en el tema.

-Quiero proponerte algo

Jimin echo su cabeza hacia atrás y soltó una carcajada. El ronco sonido parecía de un brujo mientras lanzaba un hechizo.

-Vaya, vaya, has acudido al omega perfecto - Se lamió los labios con mucha intencion y la luz se reflejó en ellos. - Adelante, proponme lo que quieras.

Se mordio la lengua para no soltar una maldición y decidió ser sincero.

-Necesito una pareja de mentira.

Lo vio parpadear.

-¿Cómo?

-Lo que oíste -Detestaba el rubor que su ridícula admisión le había provocado, de modo continuó- Han surgido unos problemas familiares y tengo casarme. Necesito a alguien que me acompañe a Italia una semana, que finja ser mi cónyuge, que pase un tiempo con mi familia y que después me deje.

-¿Por qué tengo la sensación de que he caído en una de esas pelis que ponen los fines de semana?

-¿A que te refieres?

Él le quitó importancia a la pregunta.

-Da igual, cosas mías. A ver déjame pensarlo un momento. ¿Necesitas que finja estar casado contigo, que me relacione con tu famiglia, que me quede en su casa y que luego vuelva como si no hubiera pasado nada?

-Sí.

-Gracias, pero no.

Se levantó de la cama y se dirigió a la puerta.

Yoongi se plantó delante de él y cerró la puerta de una patada, un gesto al que Jimin reaccionó enarcando una ceja.

-Lo siento, no me va el juego de dominación.

-Jimin, por favor, Escúchame.

-Joder, no, ya he escuche suficiente. En primer lugar, voy a Milán a trabajar, no a ser un novio a domicilio. Segundo, ni siquiera nos soportamos, así que tu familia se dará cuenta enseguida. Y por último, ni siquiera somos amigos, lo que hace que no te deba favores. Seguro que tienes por ahí a alguna amiguita guapa que se muere por interpretar el papel, ¿no?.

El alfa contuvo un gemido. ¿Por qué había pensado que sería fácil?

-La verdad es que todo eso te convierte en el candidato perfecto para él puesto. Necesito a alguien que no tenga ideas raras. Además, ahora mismo no salgo con nadie.

-¿Qué pasa si yo sí lo hago?

- ¿Es así?

El omega se apartó. La tentación de mentir relucía en sus ojos, pero desapareció al cabo de un segundo.

-No. Pero no voy a hacerlo.

-Te pagaré.

Él sonrio con desdén.

-No necesito tu dinero, Conde. Ganó de sobra siendo dueño de una pasteleria y siendo fotógrafo, yo sólito, gracias.

-Tiene que haber algo con lo que podamos negociar. Algo que desees. Puedo financiar tu pastelería, podemos asociarnos.

-Lo siento, soy un chico muy feliz. Pero gracias por la oferta. -concluyó extendiendo el brazo para coger el pomo de la puerta.

Era su único candidato y no creía que Corea con una tienda en la que conseguir una pareja falsa. La opción final se le ocurrió de golpe. Jamás funcionaría, por supuesto, y Jungkook no accedería. Pero si Taehyung creía que era una posibilidad, tal vez, acabará cediendo a lo que él quería. Desterró la voz de su conciencia y jugó la única carta que tenia:

-Bien, tendré que pedírselo a Taehyung.

El castaño se quedó inmóvil. Y volteo a verlo.

-¿Qué dijiste?

Yoongi suspiro con fingido arrepentimiento.

-No quería pedirle que se separase de Hanie tan pronto, pero estoy seguro que ayudará.

Jimin temblaba por la tensión que irradiaba todo su cuerpo. Lo vio apretar los dientes y mascullar.

-Ni se te ocurra, Conde. Vas a dejarlos tranquilos a los dos, a Tae y a Kook. Arregla tus putos problemas solo.

-Es lo que estoy intentando hacer.

El omega se puso a su altura y se acercó a su cara. Sintió que su aliento se derramaba sobre sus labios, una potente combinación de café, canela y emoción.

-Te juro por lo más sagrado que, como se te ocurra contarles semejante locura, te...

-¿Qué vas a hacer? En cuanto les explique la situación, Jungkook lo entenderá. Taehyung siempre ha querido visitar Italia y solo serán unos cuantos días. Es una emergencia familiar.

-¡Tú no eres de la familia!

Las palabras del Omega resonaron en sus oídos con un siseo furioso cargado de resentimiento y después dijo:

-Deja de inmiscuirte en sus vidas y búscate una familia propia.

Chasqueó la lengua.

-Que humorcito, piccola tigre. ¿Estás celoso?

Jimin extendió las manos para sujetarlo por los brazos. El dolor que le provocaron sus uñas acrecentó la sensual tensión que crepitaba entre ellos.

-No, estoy enojado porque sigues corriendo detrás de Tae como un perrito perdido y porque mi hermano ni siquiera se da cuenta. Ojalá pudiera librarme de tí. Ojalá...

Jimin cerró la boca de golpe. Le quitó las manos de los brazos muy despacio y retrocedió un paso. El lobo de Yoongi acusó la pérdida de su calidez mientras observaba con nerviosismo acentuarse el brillo de sus ojos. Intuyó que las próximas palabras de Jimin no serían buenas. Tuvo el presentimiento de que podrían ser un poco peligrosas.

-Si accedo a ayudarte en esta locura, ¿me darás todo lo que te pida?

El repentino cambio de opinión hizo que el estomago le diera un vuelco.

-Sí.

Los perfectos labios pintados de un bálsamo con brillitos esbozaron una sonrisa. Contempló absorto esa sensual boca, creada para placeres carnales que escapaban a su imaginación. Por la Diosa Luna, le ardía todo el cuerpo de una forma casi dolorosa que le impedía mantener una conversación racional. Se obligó a pensar en las monjas que asistían a la iglesia católica a la que él acudía de pequeño y parte de la excitación desapareció.

-Bien. Lo haré.

No celebró el triunfo. Se limitó a mirarlo con suspicacia.

-¿Qué quieres?

La expresión triunfal de la cara de Jimin se adelantó a sus palabras.

-Quiero que te mantengas alejado de Taehyung.

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