✶Quarantuno

–Tenemos que vestirnos.

–Ajá – Yoongi paso una mano por esas increíbles curvas para disfrutar de sus músculos definidos y de su piel sedosa– Enseguida.

–Tu madre ya debió haber vuelto con Jihoon. Jennie quiere que esta noche repasemos los complementos de la novia. Y yo tengo que ayudar de nuevo con la cena, Joder.

Se estremecio por completo mientras intentaba contener la risa, de modo que el omega le asesto un ligero puñetazo.

–Lo siento, cara, pero esta semana no está siendo lo que habíamos pensado

–No, no le está siendo– convino él en voz baja –Yoongi, ¿que pasó con tus hermanas?

Se volvió para mirarlo a la cara antes de apartarle el pelo castaño oscuro.

–Tenías razón. En todo. –El arrepentimiento amenazó con consumirlo pero desterró la emoción, a sabiendas de que solo podía cambiar el futuro para mejor–Me había perdido en mi papel y he cometido muchos errores. Cuando te fuiste, hablé con mis hermanas y me disculpé. También les enseñe la foto que hiciste a mi madre, y les ha encantado. Vamos a lanzar la nueva campaña con tu foto.

Jimin enarco las cejas.

–¿En serio? Es genial.

Sonrió al escucharlo y acarició el voluptuoso contorno de su boca. Mentalmente puso de vuelta y media a los padres de Jimin, que no habían apreciado el tesoro que era y habían provocado que dudara de su capacidad para amar. Se dio cuenta de que había llegado a un punto crítico y de que tenía que obligarla a enfrentarse a la verdad.

El también debía hacerlo. Su matrimonio fingido se había convertido en algo más, y creía que era demasiado valioso como para arrojarlo por la borda.

Lo cogio de la barbilla y lo instó a mirarlo.

–Escúchame Jimin. Es importante. En unos pocos días has vistos cosas que no yo me había imaginado. Por ejemplo, como trataba a mis hermanos y lo que de verdad necesitan de mí. Te has asegurado de que cuatro niños se sientan queridos y protegidos, aunque era la primera vez que te veían. Respetas a mi madre y preparas comida en su cocina, que es lo más importante que podrías haberle ofrecido. Le has dado a mi hermano pequeño un motivo para volver a confiar en sí mismo y creer que es hermoso. Eres una persona increíble; Park Jimin –Lo miró fijamente a los ojos y le dijo la verdad. –Quédate conmigo.

Se le subió el corazón a la garganta mientras esperaba. Lo vio cerrar los ojos, como si él también buscará respuestas, antes de abrir la boca para contestar.

–¡Yoongi! ¿Estás ahí? ¡Ven rápido! ¡Mamá se encuentra mal!

Las palabras que Jimin estaba apunto de pronunciar no brotaron, y el Alfa se preguntó si después se arrepentiría de la interrupción. Salieron de la cama a toda prisa, se vistieron y bajaron las escaleras. Jihoon estaba delante de la puerta del dormitorio de su madre.

–¿Donde está? – preguntó él con calma en un intento por ocultar su preocupación.

Jihoon se llevó una mano a los labios antes de responder con voz entrecortada

–El doctor Restevo está con ella. Fuimos a la ciudad y todo iba bien, pero entonces dijo que se sentía débil y mareada. Le dije que descansara porque hoy hacia mucho calor, pero ha insistido en que llamara al médico. – Se le llenaron los ojos lagrimas– ¿Debería haberla llevado al hospital? No sabía que hacer, Yoon.

–Tranquilo, lo has hecho bien –le dio un rápido abrazo– Vamos a esperar a ver que nos dice el medico. A lo mejor es una tontería. Va bene?

El omega asintió con la cabeza. Cuando lo soltó, se percató de que Jimin tomaba su mano como si fuera lo más normal de mundo. Les llegaron unos murmullos desde el otro lado de puerta cerrada y tuvo que controlar su impaciencia para no empezar a pasearse de un lado a otro. El doctor Restevo salió al cabo de un rato.

Buon giorno, doctor. ¿Cómo está mi madre? –preguntó Yoongi.

El médico puso una cara muy rara. El maletín negro y su vestimenta encajaba con la imagen típica del médico, ya que su familia seguía creyendo en las visitas a domicilio. El hombre lo miró por encima se las gafas, con una expresión preocupada en sus ojos castaños.

–Bueno, no hace falta ir al hospital de momento.

El Alfa espero algo más, pero el médico guardo silencio mientras se removia, inquieto, y acabó apartando la mirada. Él consiguió contener la impaciencia, pero Jihoon estalló.

–¿Qué le pasa? ¿Ha tenido un infarto? ¿Por qué no nos dice nada? ¿Es muy grave?

El médico se pasó una mano por el poco pelo que tenía y tosió.

–No tuvo ningún infarto. Necesita descansar, nada más.

–¿Fue por el calor? ¿Por la medicación? ¿Debemos hacer algo? –quiso saber Yoongi.

El Doctor Restevo negó con la cabeza y paso junto a él.

–Que guarde reposo hoy. Que tome muchos líquidos. Estas cosas pasan a veces, no hay que preocuparse – El hombre se detuvo de repente y le dio un fuerte apretón a Yoongi en el hombro– Recuerda una cosa, Yoongi. Nada de estrés. Te pida lo que te pida tu madre, cumplelo por favor. Capisci?.

Pero...

El médico lo soltó, le dio un beso a Jihoon en la mejilla y miró a Jimin. Lo observo con ojos entrecerrados, estudiandolo de arriba abajo, antes de darle unas palmaditas en la mejilla.

–Felicidades por el matrimonio, bello signore. Bienvenido a la familia.

Acto seguido, y con una sonrisilla, salió a toda prisa de la casa.

–Ay, gracias a la Diosa. Seguramente fue sido por la larga caminata y por el calor –dijo Jihoon– Voy por un vaso de agua y por algo de jugo.

Su hermano se alejó.

El Alfa sintió que el alivio le aflojaba las rodillas. Sin mediar palabra, Jimin lo abrazó con fuerza.

Una increíble sensación de paz se apoderó de su alma. Inspiro el dulzón aroma a coco de su shampoo mezclado con su aroma y se dio el lujo de apoyarse en otra persona. Estaba tan acostumbrado a cargar con la responsabilidad él solo que el mero placer de contar con alguien que lo consolara lo dejó tembloroso. ¿Sentiría eso si Jimin formaba parte de su vida de manera permanente? Era lo bastante fuerte como para cargar con su parte, y jamás tendría que preocuparse de ocultarle cosas. Sería un compañero en todos los sentidos de la palabra. Lo abrazó hasta que su respiración volvió a la normalidad y después lo soltó con suavidad.

–Gracias–dijo con la voz temblorosa.

Él enarcó una ceja.

–¿Por qué, Conde? ¿Por ser un incordio durante un par de minutos?

Su descaró le arrancó una carcajada. Extendió una mano y le acarició su voluptuoso labio inferior.

–Por estar aquí. –Lo vio replegarse tras sus defensas, pero en ese momento ya reconocía la táctica y había desarrollado un contragolpe. En esa ocasión, decidió darle un poco de espacio. –Voy a ver como esta. Vuelvo enseguida.

Entro al dormitorio y se sentó junto a la cama. El olor que impregnada la habitación de su madre, así como los objetos que contenía, lo envolvieron y le recordaron su juventud. La misma cama de matrimonio con el cabecero de madera de terraza privada, y recordó las incontables noches que había pasado acurrucado en el regazo de su madre, mientras ella se mecía y contaba estrellas. En ese momento la poderosa mujer yacía acostada contra las mullidas almohadas, con los ojos entrecerrados.

Le cogio la mano y se la llevó a los labios.

–Mamá, ¿como te sientes?

Ella esbozó una media sonrisa.

–Que corazón más tonto y débil tengo. Es muy irritante. Tu padre y yo solíamos hacer excursiones y subir a las montañas cuando teníamos tiempo libre. No te hagas mayor.

Le devolvió la sonrisa al escucharla.

–Jihoon te va a traer algo de beber y yo quiero que te quedes en cama. Nada de hornear. Nada de estrés. Son las órdenes del doctor.

Su madre resopló.

–Hornear me relaja. Pero me quedaré en cama, Yoongi –sus ojos relucieron traviesos– Al menos por hoy.

–Mamá...

Alguien llamó a la puerta y Yoongi se volvió. Jihoon entró acompañado de un hombre alto vestido de negro que lucia el típico alzacuellos blanco y una cruz alrededor del cuello. Tenía el rostro lleno de arrugas, pero sus alegres ojos azules podrían haber iluminado la estancia. Llevaba una biblia encuadernada en cuero en la mano. Lo vio entrar en el dormitorio con ambos brazos extendidos.

–¡Padre Richard!

Yoongi se levantó y lo abrazo.

El cura había sido el párroco de la familia durante muchísimos años y se llevó una terrible decepción cuando Yoongi decidió no ordenarse. Sospechaba que el padre Richard había soñado con dejarle su legado, pero nada más descubrir el cuerpo humano desnudo, Yoongi fue un caso perdido.

–¿Qué haces aquí? –se puso tenso, alamardo de repente– Un momento.... por la Diosa no pensará que necesita la extremaunción, ¿Verdad?

La sonora carcajada del Padre Richard resonó en la habitación. Le dio un beso en la frente a su madre.

–Claro que no, Yoongi. O mucho me equivoco o tu madre nos enterrará a todo. ¿No te lo contó?

El Alfa bien paraba de mirar a su madre y al cura.

–No, lo siento, padre. ¿Es por la boda de Jennie? No sé encuentra aquí ahora mismo, pero volverá por la tarde.

–Un momento, voy por Jimin. Él también debería saberlo.

Jihoon arrastró a Jimin dentro y los presentó.

El omega rubio frunció el ceño, confundido, mientras saludaba al cura.

Jihoon daba saltos por la emoción.

–Mamá, ¿Puedo decírselo yo? Por favor.

La madre asintió.

– Mamá y yo hemos ido a la ciudad en busca del Padre Richard. Tenemos una gran sorpresa para ambos.

El Alfa sintió una premonición, como su estuviera viendo una película de terror y atronadora música fuera en crescendo hasta el asesinato final.

–¿Qué sorpresa?

Jihoon hizo una pausa para darle más dramatismo.

–¡El padre Richard puede casarlos en Italia! ¡Ahora mismo! Jennie y Chaewon llegarán en cualquier momento. Yoongi, hemos conseguido que aprueben tu matrimonio con Jimin. ¡Vamos a celebrar una boda!

Las palabras lo golpearon la cabeza como un gancho de izquierda ganador. Jimin se quedó inmóvil como una estatua, con una expresión entre el espanto y la estupefacción en sus felinos ojos verdes.

Porca vacca

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