✶Due

El sol parecía enfadado.

Min YoonGi Rizzo se encontraba en la propiedad junto al río, contemplando el perfecto disco solar esforzándose or asomar tras las cumbres de las montañas. Los rayos anaranjados y rosáceos, con su intensa luz, vencían poco a poco a la oscuridad.

Observó al rey de la mañana celebrar su victoria temporal y, por un breve instante, se preguntó si algún día volvería a sentirse así.

Vivo.

Meneó la cabeza, burlándose de sus propios pensamientos. No tenía motivos para quedarse. Su vida era casi perfecta. El proyecto de la zona del río estaba casi concluido y la inauguración de la primera tienda en Corea del Sur de la cadena familiar de pastelerías sería todo un éxito. O eso esperaba.

Su mirada pasó sobre el río, deteniéndose en los cambios producidos en la zona.

La propiedad había sido hasta entonces un lugar deteriorado y plagado de maleantes, pero había sufrido una transformación digna de la cenicienta, y él había sido uno de los artífices. Junto con otros dos inversores, habían logrado reunir el dinero suficiente para llevar a cabo el sueño, y el trabajo del equipo había sido un éxito, tal como él esperaba. Habían creado senderos pavimentados que serpenteaban entre los rosales, y las embarcaciones por fin habían vuelto al embarcadero, tanto los yates como el popular ferry que llevaba a los niños a dar paseos por el río.

Al lado de su pastelería había un spa y un restaurante japonés, que atraían a una clientela muy variopinta. La inauguración se celebraría al cabo de unas semanas, tras un largo año de construcción. Un año que había puesto sangre, sudor y lágrimas.

Y la Dolce Famiglia por fin llegaría a Corea del Sur.

La satisfacción lo embargó al pensarlo, pero también sintió un extraño vacío.

¿Qué le pasaba de un tiempo a esa parte? Dormía menos y los omegas con las que se permitía salir de vez en cuando para pasárselo bien lo dejaban aún más inquieto por la mañana. A simple vista, parecía tener todo lo que un hombre podía desear. Dinero, una profesión que adoraba. Familia, amigos y salud. Además, podía conseguir al omega que quisiera. No obstante, el lobo que llevaba dentro gritaba pidiéndole algo más profundo que el sexo, si bien dudaba de que eso existiera de verdad.

Al menos para él. Tenía la impresión de que en su interior había algo que no funcionaba.

Molesto por el patético rumbo de sus pensamientos, se volvió y comenzó a pasear. En ese momento lo llamaron al móvil, y, tras sacarlo del bolsillo de su abrigo de cachemira, miró el número.

Mierda– pensó.

Titubeó un instante, pero al final suspiró, resignado, y contestó la llamada.

–¿Si, Jennie? ¿Qué pasa ahora?

–YoonGi, tengo un problema -contesto una voz que hablaba rápido en italiano.

Yoongi se concentró en la parrafada de la mujer, desesperado por comprender lo que decia entre sollozos y pausas para respirar.

–¿Qué vas a casarte?

–¡Yoongi! ¿Es que no me estas escuchando? – La mujer abandonó el italiano.–,¡Tienes que ayudarme!

–Más despacio. Primero repira hondo y después me cuentas la historia desde el principio.

–¡Mamá no me deja casarme! –estalló– Y todo por culpa tuya. Sabes que Kai y yo llevamos años juntos, y yo tenía muchas ganas de que me pidiera matrimonio. Al final lo hizo. Ya me marcó y aún falta que yo lo marque. ¡Ay Yoon! Me llevó a la Piazza Vecchia, se arrodilló y enseño el anillo. ¡Es precioso, divino! Por supuesto que le dije que sí, y después fuimos corriendo para anunciarselo a mamá y a la familia, y...

–Espera un momento. Kai no ha hablado conmigo para pedirme tu mano en matrimonio. – La irritación se apodero de él- ¿Por qué no me hablaron de esto?

Su hermana soltó un suspiro.

–¡Estas bromeando! Esa costumbrees antiquísima y tu ni siquiera estabas aquí. Además, todo el mundo sabe teníamos la intención de casarnos. Era una cuestión de tiempo. En todo caso, no importa porque acabaré convertida en una solterona y perderé a Kai para siempre. ¡Porque no me esperará, marcará a otra persona y todo por culpa tuya!

Los gimoteos de Jennie le rpvocaron un palpitante dolor de cabeza.

–¿Cómo es posible que yo tenga la culpa?

–Mamá me ha dicho que no puedo casarme hasta que tú te cases. ¿Te acuerdas de esa tradición tan ridícula en la que creía papá?

El terror le atenazó las entrañas. Imposible. La antigua tradición familiar no tenia cabida en la sociedad moderna. Sí, el legado de que el primogénito de la familia fuera el primero en casarse aún se estilaba en Bérgamo y, puesto que él poseía el título de Conde, todos lo miraban como el ejemplo a seguir. Sin embargo, a esas alturas de la vida no era necesario casarse por obligación.

–Estoy convencido de que todo es un malentendido – le aseguró con voz relajada– Yo lo aclaré todo.

–Le dijo a Kai que puedo llevar el anillo, pero que no habrá boda hasta que tú te cases. Kai se enojó y le dijo que no sabía cuánto podrá esperar para empezar una nueva vida conmigo y mamá se puso furiosa y lo causó de ser un insolente. Al final tuvimos una pelea y ahora estoy al borde de la muerte, ¡me muero! ¿Cómo ha podido hacerme esto mamá?

Acto seguido, estalló en sollozos.

El Alfa cerró los ojos. El palpitante dolor de cabeza estaba alcanzando dimensiones insoportables.

Decidió interrumpir el llanto de su hermana, demostrando una impaciencia que ni se molestó en disimular.

–Cálmate – gruñido. Jennie lo hizo de inmediato, acostumbrada a su autoridad– Todo el mundo sabe que Kai y tu están destinados a vivir juntos. No quiero que te preocupes por esto. Hoy mismo hablaré con Mamá.

Su hermana tragó saliva.

–¿Y si no consigues que cambie de idea? ¿Y si me deshereda si me caso con Kai sin su consentimiento? Lo perderé todo. Pero ¿como voy a renunciar al hombre al que quiero?

Yoongi sintió su corazón dar un vuelco antes de que comenzara a latir a toda velocidad. ¡Por el amor de la Diosa! Tenía delante un nido de víboras y no estaba dispuesto a caer en él. Si el drama familiar empeoraba, se vería obligado a volver a casa. Además, el asunto era preocupante, ya que su madre padecia del corazón. Sus otros dos hermanos, ChaeWon y JiHoon, tal vez no eran capaces de resolver el problema de Jennie sin ayuda. Primero debía conseguir que su hermana recuperara el control. Apretó el teléfono con fuerza.

–No hagas nada hasta que yo hable con ella. ¿Me oíste, Jennie? Yo me encargo de todo. Tú dile a Kai que espere hasta que yo lo solucione.

–Bien – Replicó su hermana con la voz trémula.

El Alfa sabía que, pese a los exabruptos dramáticos de su hermana, Jennie amaba a su Alfa y ansiaba empezar una nueva vida con él. A los veintiséis años, casi todas sus amigas se habían casado y ella estaba a un paso a sentar cabeza con un hombre al que él mismo le había dado su aprobación.

Puso fin a la llamada sin pérdida de tiempo y caminó hasta su auto. Volvería al despacho y analizaria el problema a fondo. ¿Y si de verdad necesitaba casarse para resolver este desastre? Solo de pensarlo comenzaron a sudarle las manos.

Sin embargo, reprimió el impulso de secárselas en los pantalones, perfectamente planchados. Puesto que él trabajo le reclamaba hasta el último segundo de cada día, habia regalado la tarea de buscar a su alma gemela al final de la lista de temas pendientes. Por supuesto, tenía muy claro qué cualidades debía tener su futura pareja. Quería una pareja afable, de carácter agradable y simpático. Inteligente. Fiel. Una pareja con la que pudiera tener hijos y crear un hogar, pero que fuera lo suficientemente independiente como para proseguir con su propia carrera profesional.

Una pareja que encajara con su familia.

Se sentó en el interior de su Alfa Romeo y pulsó el botón que ponía en marcha el motor. El inesperado dilema parecía brillar como un letrero de neón frente a él. ¿Y si no tenía tiempo para encontrar a la pareja perfecta? ¿Sería capaz de hallar a un omega con lo que pudiera llegar a un acuerdo práctico que satisfaciera a su madre y le permitiera a Jennie casarse con él amor de su vida? Y de ser así, ¿donde mierda iba a encontrarlo?

El tono del teléfono interrumpió sus pensamiento. Una mirada le bastó para confirmar que Kai se negaba a esperar a que lo tranquilizaran y que estaba dispuesto a luchar con uñas y dientes para poder casarse con Jennie.

El dolor de cabeza empeoró según tomaba el teléfono.

El dia tenía visos de ser muy largo.

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