✶Cinquantuno

Jimin se econcontraba entre la multitud, cerca de Taehyung, observando la ceremonia. El día anterior había encontrado su equipaje en la puerta. En el asa de la maleta había una escueta nota, escrita con la elegante letra de Yoongl.

Cumpliré el trato y me encargaré del papeleo necesario para anular el matrimonio.

Jimin desterró la desilusión y se concentró en la satisfacción de saber que dejaría tranquila a su familia. El vacío que sentía en las entrañas lo impulso a tomar el teléfono para concretar algunos trabajo en el extranjero. Necesitaba salir de Corea y mantenerse ocupado. A finales de semana estaría en Londres. Tal vez lo que necesitaba era poner distancia para sanar del todo.

Los elegantes yates y el ferry navegaban por el río componían el marco perfecto para los edificios. Los diseños arquitectónicos se fundian con la majestuosidad de las montañas y del agua de forma magistral y serena, resaltando la belleza de la naturaleza en vez de bloquearla. La piedra caliza le otorgaba al spa un aura fresca y natural, y los frondosos jardines que rodeaban los distintos edificios estaban salpicados de bancos, esculturas y burbujeantes fuentes. El restaurante japonés contaba con la recreación de una antigua tetería. Sus paredes de bambú y seda roja eran un festín para los sentidos. En los muros de ladrillo de la que habia sido una vieja estación de tren abandonada, habían pintado alegres murales. La zona del río, completamente recuperada, era el ejemplo perfecto de lo que podía lograrse con cariño, creatividad y un poco de dinero.

La Dolce Famiglia era el último local en inaugurarse. Una enorme lona con él logo de la empresa cubría la fachada del edificio, lista para soltarse de las cuerdas en cuando Yoongi lo indicara. La multitud asistía al evento emocionada. La banda de música puso fin a la pieza que tocaban con una florituras

Taehyung dio vítores y chilló cuando su Alfa cortó la cinta roja, y Jimin se unió a él, lleno de orgullo. Jungkook había trabajado mucho, completamente entregado a la visión de transformar el río en algo hermoso. Su hermano creía en sus sueños. Tal vez había llegado la hora de que él hiciera lo mismo. Tal vez no pudiera conseguir al Alfa que amaba, pero tenía la posibilidad de cambiar su carrera de forma que le reportará una satisfacción mucho más profunda. Después de ojear las fotos que había hecho en Bérgamo, sentía la necesidad de fotografiar algo más significativo. Normalmente se desentendia de esos anhelos. Pero esta vez había decido explorarlos y capturar la belleza del mundo a través de su lente. Había planeado distintas excursiones cerca de los emplazamientos donde llevaría a cabo las sesiones de fotos y había concertado entrevistas con algunos editores de revistas inglesas que conocía, a fin de discutir nuevas opciones laborales.

Cuando Yoongi apareció en el estrado, a él se le aceleró el corazón. Su cuerpo ansiaba con todas sus fuerzas reclamar el derecho de acariciarle el cabello largo, ahora con mechones color rosa con leves rizos, de rozar sus mejillas, envolverse en su aroma y disfrutar de ese momento a su lado. Iba vestido de un traje negro y una corbata morada. Su presencia domino al instante el escenario y el público guardó silencio. Su elegante postura y esa mirada tan sensual hicieron que los y las omegas y betas comenzaran a cuchichear y reírse entre dientes. El omega que había vuelto a su color natural, contuvo el impulso atávico de enfrentarse a ellos y se mantuvo en silencio.

–Damas y caballeros– comenzó Yoongi– estoy encantado de poder revelar por fin la culminación de un sueño familiar. Mi familia abrió su primera pastelería en Bergamo, Italia, con dulces preparados en la cocina de mi madre. Fruto de su esfuerzo, la familia Min-Rizzo abrió tres establecimientos más en las proximidades de Milán y Estados Unidos, siempre soñó con venir a Asia para compartir sus recetas. Ese sueño por fin se ha hecho realidad, y hoy les doy las gracias por compartir este momento conmigo.

La gente aplaudió y lo vitoreo. Yoongi siguió dándole las gracias a Jungkook y a Genius Enterprises, a sus socios, y a otras personas que lo habían ayudado a lo largo de camino. Después guardó silencio y su mirada recorrió la multitud. Hasta clavarse en Jimin.

Él contuvo el aliento.

Los ojos negros de Yoongi brillaban emocionados. Comenzó a hablar como si estuvieran solos. Cada palabra quedó grabada en la mente del omega y le provocó un escalofrío en la espalda.

–La familia es muy importante para mi. Es algo en lo que creo firmemente. El nombre de nuestra empresa, La Dolce famiglia, pone de manifiesto mis creencias y mi orgullo en lo que más valoro. En lo que quiero por encima de todo lo demás.

Jimin sintió que se le humedecían las palmas de las manos, pero era incapaz de moverse hipnotizado como estaba por su voz, por su ojos, por su presencia.

El rosa le queda hermoso a nuestro Alfa.

–Hace poco tiempo descubrí un nuevo tipo de familia. Me he enamorado de un omega increíble, un omega que me ha hecho creer en los finales felices. Un omega que ha ampliado mis horizontes. Un omega a cuyo lado me siento entero. Pero ¡Diosa! Él no cree en mí. Las palabras no bastan para convencerlo de que lo necesito en mi vida. De que a su lado me siento entero. Por tanto, me enorgullece revelar el nombre de mi nueva pastelería, una nueva cadena de pastelerías que se extenderá por Corea, donde conocí al omega que quiero como esposo –Hizo un gesto con la cabeza y las cuerdas cayeron.

En el edificio estaba el nombre de la pastelería escrito con una letra gruesa y angulosa.

La Dolce Jim.

La sangre comenzó a fluir por sus venas con rapidez, y el mundo se convirtió en algo borroso que pareció moverse en todas direcciones hasta quedar de nuevo enderezado. Parpadeó varias veces y volvió la cabeza para mirar a Taehyung, que le aferró con fuerza los brazos y lo zarandeó.

–Cariño, ¿lo entiendes? –le preguntó con los ojos azules relucientes por las lagrimas. Taehyung ya sabía todo y durante la charla le repitió incontables veces algo sobre el Alfa ahora de mechones rosados– Te quiere. Siempre te ha querido. Pero debes demostrar el valor de acercarte a él. Tienes que creerte merecedor de su amor. Eso fue lo que me dijiste el día que Jungkook me confesó que me amaba, ¿Recuerdas? Hay que luchar por los seres queridos, una y otra vez. Mi mejor a migo no es un cobarde. Te lo mereces. Te mereces su amor.

Como si fuera un vampiro que volviera a la vida después de un largo letargo, Jimin vio que lo colores y las formas se hacían más nítidos. Con los nervios a flor de piel camino entre la multitud, abriéndose paso hasta el estrado, donde lo esperaba Yoongi.

El avanzó y se encontraron a medio camino. Jimin contempló su precioso rostro, sus labios finos, el asomo de la barba que le ensombrecido el mentón, la nariz, la ardiente pasión que se reflejaba en sus ojos negros y eso hermosos mechones rosas. El Alfa le tomó la cara entre las manos, esas manos grandes y ásperas, y apoyo la frente sobre la suya. Sintió el cálido roce de su aliento en los labios y su aroma a Vino, café con toque de Jazmines lo envolvió.

–Mi Jiminie, amore mío, te amo. Quiero vivir contigo, envejecer a tu lado y tener bambini. Destrozaste por completo a mi lobo. Jamás podría estar con otro omega porque me aburriría como una ostra. ¿No entiendes? No quiero el tipico omega que tu crees que me haría feliz, porque somos destinados. Adoro tu sarcasmo, tu inteligencia, tu sensualidad y tu sinceridad. Tu lugar está a mi lado, y no me rendiré hasta haberte convencido. Capisci?

El omega contuvo un sollozo y lo abrazó.

Yoongi capturó sus labios para darle un beso apasionado que enloqueció a la multitud, cuyos vítores fueron ensordecedores. Jimin creyó que el corazón le iba a explotar. Lo inundó una sensación de paz y un alivio profundo. Porque se permitió creer.

–Te Amo, Min Yoongi Rizzo– susurró con fervor cuando sus labios se separaron– Y lo quiero todo. Te quiero a tí, te acepto como mi Alfa. Quiero a tu familia, tus pastelerías... todo. Siempre te he amado, pero me asustaba aceptarlo.

Él lo besó de nuevo, lo abrazó y lo levanto en brazos, riéndose de alegría. El omega se lo permitió y disfrutó de su abrazo, sintiéndose completo por fin.

Tenia su propio hogar y un final feliz.

Fin.

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