༉‧₊˚° «𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐔𝐧𝐢𝐜𝐚»˚°
🐰ੈ₊˚༅༴│↷◌⁺˖ Lean el one-shot mientras escuchan la canción para que tengan una mejor experiencia 🎧
〔✿;; ⚠-;ᴀᴅᴠᴇʀᴛᴇɴᴄɪᴀ!: La siguiente lectura tiene contenido violento. Si eres sensible a este tipo de contenido o no es de tu agrado, te recomiendo que salgas de este libro.〕
Asustada.
Esa era la palabra para resumir perfectamente su situación.
Su corazón latía sin parar.
Su cuerpo estaba lleno de sudor.
Las lágrimas caían a sus pies.
El temblor que generaba su cuerpo asimilaba al de alguien que estaba en medio de un terremoto.
En su rostro se reflejaba el verdadero terror.
El miedo la estaba matando. Lentamente.
Se encontraba encerrada en su habitación, sentada en un rincón abrazando sus piernas. ¿Cómo es que había llegado a esta situación?
Sonia sólo había ido a tomar un vaso de agua, ya que siempre en la madrugada le daba sed, cuando escuchó el tono de su teléfono sonar, todavía estaba somnolienta pero al escucharlo esa voz, se despertó al instante.
Era él.
Ese monstruo.
Su cuerpo se paralizó.
Era el mismo infierno quien la estaba llamando.
-Hola cariño⁓
Oh dios santo, su voz, le dolía la cabeza de tan sólo volverlo a escuchar.
-¿Me extrañaste? Porque yo a ti sí, y mucho. Sólo venía a avisarte que iré a tu casa para verte lo más pronto posible ¡Estoy muy ansioso por verte!
Ay no...
-¡Por cierto! El cabello corto te queda muy bien, aunque me encantaba cuando lo tenías largo. Así podía jalarlo cuando teníamos uno de los muchos de nuestros encuentros amorosos⁓ Ahh~ ¿Lo recuerdas?~
¿Cómo no olvidarlo? Si esos "encuentros" en vez de amor, eran de tortura.
-Nos vemos en un rato ¡Adiosito!⁓
Después de colgar la llamada corrió directamente a su cuarto para encerrarse.
La desesperación inundaba su mente, al igual que el miedo. No podía dejar de pensar en nada más que él.
Y así en su cerebro, como si una película se tratase, empezó a traer a su mente toda la historia que tuvo con ese monstruo.
Su relación inicio relativamente bien para terminar relativamente mal.
Todo estaba bien entre los dos.
La clásica historia de amor. Besos tiernos, abrazos y cariño por todas partes, apodos tontos y melosos, regalos y detalles por todas partes; lo normal para una relación. El muchacho era tan dulce con ella que lo llamaba osito, debido a que le recordaba mucho a un oso de peluche.
Pero recuerden esto, en donde hay luz siempre va haber oscuridad.
Y esto no es la excepción.
Inició sin darse cuenta.
Las veces que se quedaba a dormir con él, a mitad de la noche le susurraba su nombre entre sueños, al principio lo tomó como algo adorable, después pensó soñaba algo subido de tono, pero luego de varias noches cada vez que terminaba de decir su nombre mencionaba algunas cosas, cosas para nada buenas.
Los apodos, esos apodos cargados de cariño pasaron a ser hirientes. Cada vez que ella cometía algún pequeño error o comentaba algo que no le gustaba a él, inmediatamente se enojaba con ella y la insultaba, sin importar que o quien estuviera al frente, él definitivamente la llamaría por algún apodo despectivo.
Todos a su alrededor sabían muy bien lo que pasaba con ellos, sabían que Sonia debía de terminar con esa relación lo antes posible pero siempre le justificaba sus acciones, echándose ella la culpa.
Los amigos de Sonia sospechaban que ocultaba algo detrás ese tipo. Había algo más en ese, algo más grande que esos malos tratos que le daba a la peli verde.
¡Ay pobre Sonia! Era muy dulce y a la vez muy tonta para darse cuenta de todo lo que ocurría.
De insultos a empujones, de empujones a cachetadas y de cachetadas a golpes.
Hasta que un día ya no pudo más.
Todo exploto.
Tuvo que pasar unos dos días en el hospital para que se diera cuenta del peligro que tenía por novio.
Al tratarse de levantar de esa cama se sentía confundida y con un dolor inconmensurable por todo su cuerpo.
Le habían dicho que tenía una serie de cortadas y apuñaladas en su cuerpo, en especial en su estómago y su espalda, que era la zona a la que los doctres más les preocupaba. Afortunadamente no era tan profunda.
Su precioso y sedosos cabello largo ahora estaba todo mal cortado, se asemejaba cuando una niña pequeña le mal cortaba el pelo a su muñeca.
Cuando el doctor le había preguntado qué fue lo que ocurrió para causaran todo eso, ella empezó a entrar en un incontrolable llanto que tuvo que responderle horas después.
Sonia respondió a todas las preguntas a los investigadores que llevaban su caso. Todos ocurrieron en la casa de la muchacha.
Estaban en la cocina, habían discutido por una tontería, como siempre, los celos de aquella bestia habían atacado de nuevo; harta de todo y de volver a las mismas discusiones de cada día decidió correr a aquel hombre, si es lo podíamos considerarlo así, de su casa.
Cuando se volteo para abrir la puerta de entrada para sacarlo sólo sintió como le clavaron unas tijeras en su espalda para volverlo a repetir 2 veces más. La bestia se sentó encima de su espalda adolorida para empezar a cortar el largo cabello que la muchacha poseía. Con la poca fuerza que le quedaba,se giró para quitarle el arma y así empezar un confrontamiento donde ella salió más que herida, mínimo pudo darle unos rasguños en el rostro y un buen golpe con una mesa que estaba cerca de su puerta de entrada.
Corrió afuera de su casa vomitando sangre, dejando un largo rastro por el camino para finalmente desplomarse por el cansancio en medio de la acera, si no fuera por unos vecinos que escucharon los gritos del enfrentamiento y encontraron a la muchacha desplomada, otra historia sería.
A Sonia le habían dicho los investigadores que trataron de localizar al chico en su casa pero no dieron con su rastro, al parecer huyó; en su habitación había fotos destrozadas de ambos y muchas más en donde sólo aparecía ella, pero con la peculiaridad de que había rayones en su rostro con marcador rojo.
Escalofriante ¿Verdad?
Al salir del hospital, le invadió un gran miedo, miedo de que en algún momento él regresaría, tuvo que ir a terapia por varios años para poder superar esa terrible experiencia. Con el apoyo de sus padres y amigos avanzaba poco a poco a recuperarse y volver a la antigua Sonia otra vez. A esa antigua chica alegre y dulce de antes.
Pareciera que Sonia iba a dejar de vivir con temor, pero viene él a llamarla para mandar todo al carajo cualquier avance que tuvo.
Al recordar por todo lo que vivió, hizo que el pánico entrara y se apoderará de ella. No quería que la volvieran a encontraran toda lastimada o peor aún, muerta.
Ya había avisado a unos agentes, que estaban a su disposición si en algún momento se encontraba con el joven, que le había llamado, dijeron que iban para allá inmediatamente pero pareciera que tardaban una eternidad.
De repente el sonido en la puerta principal forcejando a abrirse hizo que se pusiera en alerta, no sabía si era la policía, pero no iría a arriesgarse.
Hasta que paro el sonido, un gran rato de silencio presenciaba la casa.
Sonia soltó un pequeño suspiro de alivio.
Hasta que escucho como abrían la puerta de la cocina.
Oía como pasos entraban a la cocina y como subían a las escaleras, sentía como de un momento a otro su corazón le daría en infarto.
Los pasos se detuvieron en cada puerta del segundo piso.
Repetía la misma acción. Abría la puerta, se escuchaba como tiraba las cosas que había dentro, tratando de buscarla.
Hasta que dio con la puerta de su cuarto.
-¿Cariño?
Oh cielos, era él.
-Abre la puerta, por favor
...No lo hagas
-Sé que estas asustada pero no te preocupes, no te haré nada.
No lo hará...
-Por favor ven, hablemos.
Espera... ¿Qué estás haciendo?
-Déjame explicarte lo que pasó ese día.
¡Tonta! ¡No le abras! ¡Si lo haces él te matará!
-Sonia sé que estas asustada pero todo estará bien.
Estas cavando tu propia tumba Sonia.
-Sonia no me hagas entrar allí.
Ya es tarde.
Abrió la puerta con cuidado, dejando ver lentamente el rosto del causante de sus más grandes temores.
Allí estaba parando, observándola cuidadosamente, esos años que se fue habían hecho que ella cambiara demasiado. Pero aún seguían los rasguños que le había proporcionado en esa pelea.
-Hola conejito.
-Hola osito.
Le respondió con aquel apodo.
La bestia al escuchar ese sobrenombre que tanto le alegraba escuchar y que necesitaba oírlo, se abalanzó sobre ella para después apresarla entre sus brazos.
Al sentir aquella calidez, en la mente de Sonia aparecieron otra vez los recuerdos de los inicios de su relación al igual de todo por lo que tuvo que sufrir a su lado.
Todo era tan dulce hasta que trataste de matarme...
Pero esa sensación de calidez fue remplazada por una de dolor.
Las manos de Sonia se tornaron de carmesí al igual que su ropa.
Gotas de sangre estaban esparcidas en el suelo.
Un alarido de dolor se escuchaba en la habitación.
Sonia lo había apuñalado.
Después de encajarle el cuchillo salió corriendo de allí hacia la planta de abajo dejando tirado al sujeto.
-¡Maldita perra! ¡Vuelve aquí!- empezó a levantarse dejando una mancha de sangre en el piso.
Sonia se tropezaba con cada paso que daba, corría con desesperación tratando de alejarse de él, estaba tan cerca de abrir la puerta principal, de poder salir de la casa, de poder escapar de él.
Al poder abrirla volvió a abalanzarse sobre ella, tumbándola en el suelo y aprisionándola contra su cuerpo.
Estaba sin escapatoria, otra vez.
-Pudimos ser felices otra vez pero siempre lo tienes que arruinar, cariño, pero ahora no arruinaras esto.
Empuñando aquel cuchillo con el que previamente había sido lastimado, lo alzó rápidamente.
Sonia esperaba pacientemente aquel ataque pero no llegó, nunca llegó.
El sonido de un disparo la aturdió y un grito de dolor por parte de él se hizo presente por toda la escena.
Uno de los agentes de la policía fue el responsable de aquel disparo. Por fin habían llegado.
Se llevaron al muchacho en una ambulancia debido a la herida que cargaba, junto a la ambulancia lo escoltaba un auto policiaco, revisaron a la chica si no presentaba herida alguna, por fortuna solo tenía manchas de sangre pero no proveniente de su cuerpo.
Días después arrestaron al muchacho por intento de homicidio, agresión física y psicológica hacia su pareja. Sin duda alguna estaría un gran tiempo dentro de la cárcel.
Años pasaron y Sonia por fin podía respirar en paz y vivir sin miedo, la experiencia que tuvo nunca lo olvidaría pero la superó con fuerza. No se sabía nada de su ex pareja durante bastante tiempo, habían rumores de que murió debido a una riña que hubo entre los presos, pero a ella no le importó en lo más mínimo.
Sonia vivía ahora en paz y en tranquilidad y eso es lo único que le importa ahora.
Su oso de peluche nunca la volvería atacar otra vez.
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