❄🎄 Capítulo Único❄🎄
El dulce y delicioso aroma inundaba el lugar, las notas alicoradas acompañaban a la perfección el ambiente de ese día.
Por el gran ventanal se observaba la decoración colorida, la mayor parte respetando su característica esencia; verde, rojo y blanco.
Las guirnaldas y luces daban la bienvenida a la fecha que muchos esperaban con ansias durante largos once meses. Los cascabeles tintineando ante la caricia del viento y la música acorde a la época; daban fin al silencio que se refugiaba en un abrazo invisible en las paredes. Las notas musicales penetraban hasta el más íntimo rincón del lugar.
Tomando una copa de vino, abrazados frente al cristalino ventanal, observaron cómo caían los copos de nieve.
— Debieron llegar hace una hora. — Torció el gesto al pensar que quizás sus amigos los habían dejado plantados.
La mano tintada se deslizó por el mandil, apartando de su camino la tela de la camisa, y acariciando el abdomen.
— Bebé, hueles delicioso. — Deslizó la nariz por la tibia piel del cuello.
— Ngh~, no hagas eso... — mordió su labio ante la humedad de la sinhueso — Déjame, no soy helado para que andes la-lamiéndome...
— Eres mi heladito navideño, y te voy a pasar la lengüita.
— Kookie~, ¿al menos escuchaste lo que te dije de nuestros amigos?
El azabache delineó el ombligo de su pareja, desviando sus caricias hacia el borde del pantalón.
— Lo escuché, y mi respuesta sigue siendo la misma...
— ¡Pervertido, calenturiento y mal amigo! — Se apartó acomodando sus ropas.
— Vida, ven, estoy bromeando...
— Conejo malo — puchereó justo después de tomarse de un sorbo la media copa de vino —, yo si quiero que lleguen pronto.
— Amor, estaba jugando — agregó un trozo de madera al fuego de la chimenea —. Sabes que también extraño a nuestros hermanos de otra madre.
— Pero aun así deseas que lleguen tarde para poder cumplir tus fantasías navideñas.
— Tú también quieres... — TaeHyung le dio la espalda — Amor, la fantasía, quieres cumplir la fantasía.
— No te digo que no, si sí. — Jadeó al sentir como su trasero era amasado por las fuertes manos.
— Vamos, un rapidín, sobre...
El temporizador del horno atrajo su atención, avisándoles que debían volver a la cocina.
— ¡Salvado por el horno!
— Cómo horno es que te quiero tener...
— ¿Qué?
— Sí, bebé. Caliente y listo para que te...
— ¡Silencio! Ayúdame con la bandeja.
Con sumo cuidado abrió la puerta, ayudando a su pareja a sacar las galletas con chispas de chocolate que tanto amaba.
Continuaron con las preparaciones de la cena, la gran variedad de comida y bebidas invadían el espacio en la isla de la cocina.
Sus papilas gustativas vibraron ante la necesidad de probar la tarta de manzana que los llamaba con su aroma.
— Yo creo que se cansaron de lidiar con nosotros, por culpa de todos aquellos acontecimientos, y por fin decidieron dejarnos solos en esta fecha. — Probó el Ponche, y gimió ante el sabor.
— Tae, mi cielo... — terminó de acomodar las frutas en el Bowl — ellos llegaran, por más que terminaran en medio de nuestro desastre, jamás nos abandonarían.
— No van a venir. — Puchereó.
— A ver, déjame morder ese labio — se acercó al acanelado cuerpo —, quiero probar tus labios con sabor a Ponche... — La vibración de su celular lo hizo detenerse — uy, esto no es bueno... Bebé, los chicos...
— ¿Qué? — Revisó el pavo del horno — ¿Qué pasa, Kookie?
— Los chicos dicen que no podrán llegar para la cena.
— ¡¿Por qué?! Te lo dije, se cansaron de nuestras...
— Es que los atrapó la nevada, y el tráfico está aún más lento...
— Yo siento que es por ya sabes, ellos nos lo advirtieron, y esperaron hasta última hora...
JungKook sonrió ante la imagen de los abultados labios, se acercó lamiendo sus belfos, y TaeHyung sintió estremecerse.
— Sea cierto, o no... — lo tomó por la cintura — ellos llegaran después de la media noche, así que podemos aprovechar y tener nuestra cena.
El castaño cerró los ojos disfrutando de la humedad en la curvatura de su cuello.
— No. No vamos a cenar sin ellos...
Una falsa estocada contra sus redondos glúteos lo hizo flaquear.
— Esa cena no. Bebé, ya sabes... la otra cena.
— ¡No, no y no! — Salió de la cocina, dejando con un gran problema en medio de las piernas al azabache — ve a cambiarte de ropa, vamos a esperarlos lo que sea necesario — se sentó frente a la chimenea.
— ¿Cambiarme?
— Sí, ve y no tardes.
— Cómo órdenes.
JungKook sonrió con picardía, inició a caminar rumbo a la habitación, con cada paso que daba; desabotonaba la camisa. Dentro del recinto, y estando totalmente desnudo, buscó su cambio de ropa.
Sus ojos se oscurecieron ante la idea que atacaba sus pensamientos.
— Vamos a ver si sigues negándote a nuestra cena.
En la sala, TaeHyung jugaba con una vara metálica, empujaba sin entusiasmo los troncos que poco a poco eran consumidos por el fuego.
Inconscientemente sonrió al recordar a su pareja con la creciente erección.
— No — negó efusivamente con su cabeza. Intentando disipar las ideas nada sanas que lo atacaban —. Deja de pensar en esa cena, ahorita estás triste porque ellos no llegan —, se levantó a cerrar las cortinas, arrastró sus pies hacia la cocina cuando el cronometro le avisó que el pavo estaba listo. — Bueno, al menos tendrás bastante tiempo para reposar...
La puerta de la cocina fue abierta y sus ojos fueron a atacados por una imagen que lo hizo salivar. Intentó disimular el sonrojo de sus mejillas; tragando saliva tan grueso que sintió que lastimaba su tráquea.
— ¡Ho, Ho, Ho! Aquí llegó tu Papi Claus.
— ¡Jeon JungKook, te dije que...!
Por un momento pensó que su mandíbula se desprendió de su rostro, cayendo al piso ante el asombro de la imagen.
— ¡TaeHyung, te daré tu Nochebuena!
El azabache abrió la bata rojiza con bordes blancos, dejando caer el cinturón negro que debía rodear la panza del supuesto Santa. Ilusamente, el castaño bajó la mirada buscando encontrar los pantalones rojos; pero no había tal prenda. En su lugar, los ojos avellana divisaron el gran pene, con las venas resaltando en la piel, y su glande rojizo.
— No te preocupes por ellos, aquí está tu Papi Claus, y te dará un buen regalo.
TaeHyung abrió aún más sus ojos cuando las caderas del azabache se movieron en un peligroso baile en donde lo invitaba a no apartar la mirada de la entrepierna.
— Eso que tienes allí... — señaló con sus labios la zona — ¡¿Es un moño?! — JungKook acarició una de las tiras de tela — ¡No inventes! — con asombro y un poco de excitación, analizó con la mirada el pequeño moño que adornaba la base del pene. La tela color verde se enrollaba con delicadeza en la zona.
— Es tu regalo, hasta lo amarré para ti. — Mordió su labio inferior.
— ¡Conejo loco! ¡Suelta ese amarre, lo ahorcas!
JungKook caminó acariciando su virilidad, penetrando los ojos de su amante con sus oscuros orbes.
— Bebé, es tu regalo, tú tienes que desatarlo. — Agarró la muñeca con delicadeza, apoyando la palma acanelada en su pectoral, guiándolo en un recorrido de caricias un poco torpes por parte del castaño.
— No podemos...
— Vamos, sigue bajando, con confianza —, los largos dedos apretaron los abdominales —. No muerden, tu eres el que los muerde —. Susurró roncamente cerca del oído.
— La cena... nuestros amigos...
El azabache posó sus manos sobre las caderas, apretando con posesividad.
— Dime lo que en verdad está pasando por esa cabecita — sonrió satisfecho ante el apretón en su miembro —, mngh~ las intenciones las tienes, agarra más fuerte, amor.
TaeHyung mordió su labio, ahogando el suave gruñido que quería escapar de su garganta. Una vez más, bajó la mirada hasta la virilidad; jadeó al humedecer sus dedos con el líquido preseminal de su pareja.
— Maldita sea, JungKook...
Se apartó del cuerpo, e intentó salir del lugar. Pero en un movimiento ágil y rápido; fue apresado por sus caderas y subido a la isla de la cocina.
— ¿A dónde crees que vas? ¿Lo vas a dejar amarradito y sin atención? — Fingió un puchero.
— Kookie, la comida, bájame. — Apoyó las manos sobre los hombros ajenos.
— Contéstame. — Su lengua delineó desde la mandíbula hasta la mejilla.
— Mngh~, ah~, amor~, aquí no...
— El bastón de santa necesita atención de una dulce boquita — apretó el muslo acanelado —, sé un buen niño, y chúpalo...
— ¡Maldición, carajo! — se removió intentando retirarse el mandil. — Ayúdame. No se afloja el nudo.
JungKook negó, logrando que el castaño gruñera molesto.
— Quiero tenerte a mi disposición, con sólo esa tela cubriendo tu cuerpo.
TaeHyung se dejó llevar por el torbellino de electricidad que atacó su sistema nervioso y sensorial. Con cuidado apartó algunos de los recipientes con comida.
La lujuria brilló en sus orbes, su piel ardió en desesperación por sentir la calidez de la respiración ajena recorrer cada rincón de su ser.
Ajustó la balaca con motivo de galletas de jengibre, y apoyó sus palmas abiertas en la superficie.
— Entonces... — Humedeció sus labios — ¿Eres mi Papi Claus? — El azabache asintió, bajando su rostro a la altura de la entrepierna, sonrió al pasar la húmeda sin hueso por la tela del pantalón.
— Papi Claus te trae un gran bastón de dulce...
— ¡Dame mi Nochebuena! — Ordenó llevando sus dedos hacia la cabellera azabache, llevándose en el camino el gorro del disfraz.
— Lo que mi niño lindo desee, su papi se lo concederá. — Murmuró con voz suave y profunda.
Con un juego de caricias casi tortuosas, a causa de la lentitud en la que iba siendo desnudado; el castaño jadeaba pidiendo más velocidad.
Jeon deslizó sus manos por la piel, provocando en el camino de su recorrido; caricias de la suave tela sobre la acanelada dermis. Poco a poco abrió la camisa de su pareja, llegando a la altura del pecho, en donde se detuvo un instante para pellizcar los duros pezones.
— ¿Por qué vas tan lento...? — Apretó las piernas.
El azabache sonrió de lado, corrió un poco la tela del mandil, abriéndose paso hacia aquellos botones, acercó sus labios a la zona, lamió aquel botón erecto y marrón; sacándole un siseo a los gruesos labios ante la intensidad del mordisco provocado.
— Tengo que preparar muy bien la cena, así que... paciencia amor — mordió el otro pezón —, voy a saborear este magnífico manjar hasta comérmelo por completo.
Los labios del castaño se abrieron en una enorme "o" cuando de un tirón; Jeon lo desnudó de la parte inferior. Logrando que sus nalgas sintieran el frío del mármol.
Desde el tobillo, las blancas falanges recorrieron las piernas, llegando a la ingle; dibujó pequeños círculos con la yema de sus dedos. Enterró las uñas, generando una fuerte electricidad que estimuló cada bello del cuerpo.
Las contracciones en aquel triangulo, llamaban a sus labios, cómo dos imanes en búsqueda de la más fuerte unión ante la presencia de su magnetismo. Inclinó su rostro, humedeció los belfos, e inhaló profundo. Su espina dorsal sintió un cosquilleo ante la embriaguez que le generó el aroma.
— Maldita sea, hueles exquisito — arrastró su nariz por la zona —, tu piel es mi adicción, pero esta parte, mi vida, aquí quisiera marcar mis iniciales —, dejó caer saliva, dejando un camino resbaloso de su ADN. Masajeando en círculos, disfrutó de las contracciones en el cuerpo de su pareja.
— ¡Para, para! — Jadeó en suplicas.
— No te puedes venir tan rápido.
— Entonces, deja de tocarme allí~.
Jeon lamió por última vez, mordisqueando y dejando una notable marca rojiza. Alzó el cuerpo, deslizando sus brazos por la espalda, bajándolo con cuidado, lo acomodó de pecho contra la superficie. Sirvió una copa de vino, y sosteniendo el cuello del castaño; inmovilizándolo, se posicionó tras él.
— ¡Salud! — Vertió el líquido sobre la espalda, extasiado por el flaqueo de las piernas acaneladas.
— Es-está muy frío. — Se quejó agarrándose del borde de la isla.
— Inclina un poco la espalda, bebé. — Ordenó roncamente en el oído.
Las vértebras del castaño se acomodaron, realizando un perfecto arco. Al final de la espalda baja, los hoyuelos de venus le daban la bienvenida al azabache.
Sus labios dibujaron una sonrisa profunda, su lengua delineó sus dientes mientras tomaba la botella e iniciaba a dejar caer chorros del licor en la piel. Acercó el rostro a la espalda, sacando la punta de la lengua, inició a lamer vertebra por vertebra, degustando el sabor de la piel combinado con el vino. Cuando llegó a los hoyuelos, vertió otro poco del líquido, afianzó en agarre en el cuello y obligó al castaño a mantener parte de su rostro contra la superficie.
Con parsimonia, dio lengüetazos, absorbiendo cada gota. Enterró sus dientes, mordisqueando toda la espalda, dándole el mensaje silencioso a su pareja de que debía aguantar su orgasmo. Sabía que aquellos hoyuelos eran uno de los puntos más sensibles de su chico.
Volteó el cuerpo sin previo aviso, con un movimiento de sus dedos, señaló su entrepierna. No necesitó nada más; TaeHyung entendió a la perfección aquella orden.
Despacio se hincó frente al cuerpo, apoyó sus manos sobre los muslos, acarició los trabajados músculos, y mordió con fuerza su labio.
— Este dulce bastón será devorado. — Avisó jugando con las tiras de tela del moño.
— No muerdas...
TaeHyung asintió, obediente y deseoso de probar aquel trozo de carne. Abrió la boca, y un hilo de saliva escapó por la comisura de sus labios.
— Tranquilo, sé que este caramelo es sólo para chupar.
Jeon se apoyó contra el borde de la isla, excitado, intentando controlar su instinto de querer enterrarse en aquella boca hasta hacerla doler.
El castaño tomó la base del pene, acariciando la tela, soltando risillas traviesas. Le encantaba su regalo navideño. Sin esperar más tiempo, apretó la base del falo, y su lengua jugueteó con el glande. Hundiendo la sinhueso en la abertura, degustó cada gota de pre-semen.
Los roncos gemidos del azabache lo incitaron a subir de nivel. De un solo tirón, embutió todo el trozo de carne en su boca, apretando con las paredes de sus mejillas, y acariciando con la lengua; estaba llamando el orgasmo de su pareja. Sintió como las venas resaltaban aún más, y cómo palpitaba toda la extensión.
Una de sus manos se dirigió a los testículos, apretándolos con delicadeza, mientras succionaba el miembro con desesperación. Con la otra mano, tiró de las puntas de la cinta, generando más presión en la base, apretando el nudo, y ocasionando desastres en el cuerpo de su novio.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, cuando una estocada profunda tocó el fondo de su garganta. Jeon gruñó, jaló los cabellos castaños, y se obligó a separar su virilidad de aquella ardiente cavidad.
— Oh no, bebé, aún no me harás correr.
TaeHyung puchereó, acariciando su propia erección. Dolía, necesitaba liberarse, pero sabía que debía aguantar para tener un orgasmo más placentero.
Jeon tomó otra botella de vino, la destapó bajo la expectante mirada de su chico. Inició a derramar el líquido por sobre su piel, desde los pectorales hasta su entrepierna; bajó el río de licor, desviándose por los muslos y muriendo en los pies.
Con una mirada penetrante, excitada y desafiante; el azabache tomó su erección, masturbándose frente a los expectantes ojos avellanas, sonrió al bañar su virilidad en licor. TaeHyung tragó grueso, se levantó y unió sus labios a los del JungKook. Sus lenguas se enredaron buscando tener el control.
El castaño chupó la sinhueso como si fuera el pene que en ese momento estaba masturbando junto a la mano blanquecina.
— ¿Ya puedo hacer que te corras? — Jaló el delgado labio.
— Si me lo preguntas de rodillas y con tu lengua jugando en mi glande, te respondo.
TaeHyung besó los labios, dejando un camino húmedo que pasaba por la mandíbula, deteniéndose un poco en el cuello y mordisqueando aquel lunar que le encantaba delinear con sus dedos. Su lengua se deslizó por los pectorales, invadiendo sus papilas gustativas con el sabor a vino, jugueteó con los pezones, y mordió un poco, lo necesario para arrancarle un gutural ronroneo a su hombre.
Continuó con su recorrido, la humedad de su lengua humedeció cada cuadrito del abdomen, realizó círculos en el ombligo, y sus manos por inercia; apretaron el firme y blanco trasero. Pequeños piquitos murieron en el abdomen bajo, una amplia sonrisa se dibujó en sus labios cuando enterró su nariz en la ingle, y el azabache lo agarró del cabello. Jalándolo con la fuerza necesaria para excitarlo tanto, que juró que se le escapó un hilo de semen.
Sin perder más tiempo, agarró el falo, y apoyando sus rodillas en el frío piso; miró con ojos suplicantes al azabache.
— ¿Podrías correrte? — Lamió el tronco — Mi boca muere por sentir el tsunami de tu elixir —. Su lengua delineó el glande, adentrándose en la hendidura, degustando el sabor.
— Ya sabes lo que falta. — Gruñó demandante.
TaeHyung apretó el pene, y esperó a que el chorro de líquido cayera desde la botella, sus dedos desataron el moño; disfrutando como el miembro palpitaba. Tomado la base, acercó su rostro, lo necesario para que su lengua también fuera bañada por el licor.
El chorro cayó como una pequeña cascada, el castaño delineó el falo, ahogando sus papilas. La lengua recorrió la cabeza, adentrándose en las arruguitas del glande. Jeon jadeó y gimió satisfecho.
Poco a poco inició a dar pequeñas embestidas, disfrutando de los labios que sólo chupaban la cabeza de su miembro. Sin poder aguantar más; su cuerpo estalló en éxtasis, logrando derramar su esencia en los gruesos labios, manchando el rostro cuando el castaño tomó el pene y lo restregó por su cara.
Agarrándose del borde de la isla, esperó a que su cuerpo se recuperara.
— Ese bastón de caramelo estaba delicioso. — Expresó poniéndose de pie, limpiando con sus dedos la corrida.
— Bebé... — Acunó el rostro y lo besó — Viéndote así, no puedo esperar para continuar con nuestra cena.
— Mi cuerpo está a tu total merced.
Jeon sonrió feliz, tomó un tazón con uvas y subió al castaño a la superficie de mármol.
— Hora de que tengas tu orgasmo, Papi Claus va a premiar a este niño muy bueno.
Subió el mandil. No pensaba quitárselo, aquello aún continuaba siendo parte de su fantasía. Tomó sus falos e inició a masturbarlos. TaeHyung apretó los labios, y apoyó sus manos en los pectorales; enterrando levemente sus uñas.
El chapoteo inició a inundar el ambiente, sus gemidos subían de nivel. El pulgar del azabache realizaba círculos en el glande de su pareja, sin parar con el vaivén de su mano; lo estimulaba tan bien que no tardaron en sentir aquel cosquilleo.
La suave presión que ejercían los blanquecinos dedos en aquel glande, lo hacía delirar ante la urgencia de liberarse.
Cuando TaeHyung rodó los ojos y enterró aún más sus uñas en la piel; JungKook lo acercó a su abdomen, juntaron sus pieles, deleitándose con el espasmo del pene del castaño. El espeso líquido bañó por completo el trabajado abdomen del azabache.
Cada músculo del cuerpo acanelado se contraía al ritmo de sus gemidos, la erizada piel ardía por el exquisito momento.
Travieso, tomó una uva, paseándola con suavidad en los gruesos labios entreabiertos; TaeHyung la humedeció con su saliva. Justo después, el de ojos oscuros deslizó la fruta por sobre su abdomen, bañándola en el esperma de su pareja, delineando un camino hasta sus delgados labios.
— Delicioso~. — Jadeó al adentrar la fruta y masticarla con gusto.
— ¡No te comas eso!
— Quieto... Déjame degustar cada gota — ordenó pasando otra uva en el glande del castaño —. Sabe aún más rico directo de tu preciosa polla.
— Ah~. — No pudo contener su gemido ante la imagen.
— Que delicia, ya estás listo para una ronda más profunda.
— ¿Más?
— Claro, esto sólo era el aperitivo.
JungKook se terminó todas las uvas, no se detuvo hasta que limpió cada rastro de la blanquecina esencia de sus pieles. Para callar las protestas de su novio; humedeció sus dedos con el Ponche, y los introdujo en la boca, ordenándole que succionara hasta dejarlos limpios.
El desastre de comida era más que notable, pareciera que pasó un huracán por aquella cocina. Los jadeos, gruñidos, jadeos y maldiciones opacaban la música que amenizaba el lugar.
Con sus piernas bien abiertas, y su cuerpo apoyado en el mármol; TaeHyung esperaba ansioso ser penetrado por su pareja. Por su parte, el azabache apretaba las caderas, marcando sus dedos en la piel y sintiéndose totalmente orgulloso del desastre en que había dejado a su castaño.
Los cabellos húmedos y pegados en la sudada frente, los ojos llorosos brillando en lujuria, aquellos labios que ahora se encontraban más hinchados a causa de los besos bruscos, mordidas dominantes y lamidas desesperadas. Toda la imagen frente a él, era una preciosa obra de arte, extasiante, perfecta y toda suya.
Los acanelados dedos se enterraron en la tarta, tomando un pedazo considerable y llevándoselo a la boca; lo saboreó un poco, gimió sonriendo ladino, estiró su pierna hasta posar la planta del pie en el fuerte pectoral.
— Necesito que me llenes...
JungKook acarició la piel, desde el muslo hasta el pie, tomando entre sus manos la extremidad; la acercó a su boca, sacó la lengua y le dio unos lengüetazos. Cuando TaeHyung se retorció por el cosquilleo, el azabache inició a chupar uno por uno los dedos.
— Dulce y embriagante oasis es tu cuerpo para mí.
TaeHyung sonrió sensual, y llevó su mano con la tarta a su pelvis, esparció con delicadeza y esperó a que su chico entendiera la señal.
El azabache dejó un húmedo beso en el pie, para después subirlo sobre su hombro. Agachó su cabeza, acercando el rostro a la zona; abriendo sus labios, lamió cada rastro de la masa. Cuando levantó la cara, se encontró con los ojos avellanas; devorándolo con la intensidad de la mirada.
Sin dar más largas, masturbó su miembro, y con uno de sus dedos jugueteó con la hinchada entrada del castaño. El jadeo extasiante pero con tintes de dolor; lo hicieron detener la intromisión de sus dígitos.
— ¿Qué demonios haces? — Se reincorporó un poco sobre sus antebrazos.
— ¿Te duele? Dime la verdad... estás tan hinchado que...
— ¡Claro que me duele! — Gruñó alargando una de sus manos hacia el blanquecino rostro — Pero es un dolor rico... Así que no pares, y dame más fuerte.
— Mi niño masoquista. — Murmuró justo antes de besar la palma de la mano.
De una estocada, arremetió con dos de sus dígitos, logrando que TaeHyung arqueara la espalda. El músculo de anillos apretó fuerte, casi impidiendo el movimiento, acarició el abdomen de su pareja, y los sacó con suavidad.
TaeHyung trepó su otra pierna en el hombro, y acompañó al azabache en el movimiento de sus manos en la invasión al recipiente con la tarta. Ambos se perdieron en sus miradas.
El castaño aprovechó la inclinación del fuerte cuerpo sobre el suyo, y esparció el alimento en el torso, sonriendo al ver cómo cada pectoral y abdominal se contraía ante su tacto. JungKook adentró sus dedos en la boca, deleitándose con las lamidas en sus falanges.
— Todo, amor, déjalos muy limpios.
Su excitación erupcionó como volcán, devoraron sus labios en un intento desesperado de desaparecer la tarta. La larga lengua de TaeHyung lamió la mano con demencia, después jaló el cuerpo para tener más contacto, manchando el delantal ante la unión de sus cuerpos.
— Ya mételo.
JungKook alineó su virilidad en la entrada rojiza, cerró los ojos cuando la calidez abrazó cada milímetro de su extensión. TaeHyung arañó la piel expuesta, hipnotizado por la vista del trabajado torso.
Sus labios entreabiertos, dejaban escapar hilos de saliva y suaves gemidos.
En cada embestida, el azabache inundaba la boca del castaño con porciones de comida. Estaban perdidos en las sensaciones de su encuentro.
Las paredes del acanelado apretaron con energía la gorda polla, sus ojos se tornaron acuosos ante la sobreestimulación de su cavidad. Juró sentir como aquel trozo de carne se hinchaba aún más. Sintió la explosión del orgasmo de su pareja, dejó caer su cabeza hacia atrás al sentir el tirón en su vientre, gota a gota, derramó su elixir de vida.
Sus cuerpos temblaban, estaban agotados, pero el instinto primitivo de JungKook era más fuerte que su cansancio.
Sin dejar que su chico se recuperara, lo tomó de las caderas. Arrastrándolo con suavidad sobre el mármol, colocándolo de pie, lo acostó de pecho contra la superficie. Teniendo la perfecta vista de la espalda, dejando a su disposición; el pomposo, firme y goteante trasero.
Abrió las nalgas, jugueteó con la esperma que escapaba del ardiente lugar, el castaño se sujetó del borde de la isla, intentando no caer de rodillas ante el tacto.
Jeon escupió en su virilidad, y la masturbó enloquecido mientras embestía con su digito al ano. Se adentró de un empujón, sacando su digito ante el chillido del acanelado. El movimiento de sus caderas se tornó frenético, empujón tras empujón; rodaba los ojos por la exquisitez de sensaciones.
TaeHyung intentaba hablar, quería pedir que bajara la intensidad. Pero su cerebro no respondía, y peor fue cuando su pene fue apresado por la mano ajena, y acompañó las embestidas con el sube y baja frenético en su virilidad.
Caliente, muy caliente sentía su falo, jadeó en medio de lágrimas de placer; cuando Jeon presionó la punta de su pene con el pulgar, hundiendo parte de la uña en la abertura.
— No...pue-puedo...
— ¡Comételo todo!
— Ya, para, estoy lleno, muy lleno...
— Comételo, vamos, trágatelo, sé que puedes... — Embistió justo en el punto dulce del castaño.
— No puedo respirar, por favor...
— ¡Come, traga y...!
Jeon detuvo las embestidas, sin salir del castaño, le cubrió los ojos, cómo si así lo protegiera de las miradas que los observaban con asombro.
Los cinco chicos se miraron entre ellos, uno no pudo evitar carcajearse por la escena. Allí TaeHyung se separó de Jeon, y con su vista borrosa; intentó encontrar un lugar en donde esconderse.
— ¡Y NamJoon diciendo que JungKook estaba matando a TaeHyung con la comida! — Expresó Hoseok abrazando su estómago por el ataque de risa — Bueno, sí lo estaba ahogando, pero era por sus tremendas embestidas.
— ¡Hoseok! — Regañaron.
— ¿Qué? — Arrojó su abrigo hacia la pareja. Jeon cubrió a TaeHyung, por último cerró su bata de santa — Dejó a Tae como pavito de navidad, bien relleno y sudado en sus jugos...
— Hobi, no nos ayudas. — TaeHyung cubrió su rostro en vergüenza.
— ¡Carajo! Huele a sexo navideño. — Yoongi arrugó la nariz.
— Bebé, ven, yo te protejo de las miradas de esos. — Acercó el rostro acanelado a su pecho, y lo cubrió con sus brazos.
— ¿Bebé? — Yoongi ladeó la cabeza curioso — ¿No es el fresa rancia mal cogido?
— Pues creo que ya no — acotó Jimin —, al parecer Tae anda bien a gusto con el cara de conejo pito chico...
— ¡No le digas así!
— Así le decías cada vez que lo veías, TaeTae, ¿te dio amnesia por las embestidas? — Jimin intentó no reírse ante las caras que le hacia la pareja.
— Huele mucho a sexo. — Jin cubrió su nariz.
— Dejen el olor... — intervino NamJoon — Nosotros congelándonos en el tráfico, y ellos aquí bien calientes.
— Yo sigo caliente... — Murmuró TaeHyung.
— Un orgasmo más, y rompíamos nuestro record. — Susurró JungKook, acariciando los castaños cabellos.
— Te dije, Jin — expresó Yoongi rodeando la cintura de Hobi y Jimin — los jadeos que escuchamos en la entrada, no era por su típica pelea de comida; en donde se gritaban que se odiaban.
— Y tu desesperado porque Tae no te había llamado como loco porque no se quería quedar a solas con JungKook en la casa. — Agregó NamJoon.
— ¿Cómo lo iba a llamar? — Se burló Jimin — Estaba muy contento siendo cosplay de pavito...
— ¿Cuándo demonios pasó esto? — Jin ignoró a su pareja y amigos — Ustedes dos... — Señaló a la pareja — ¿Qué estaban haciendo...?
— ¡¿Es en serio, Jin?! — Exclamaron en un quejido sarcástico.
— No me griten, ya sé qué andaban haciendo — se cruzó de brazos indignado —, lo que quiero saber es...
— Estaban haciendo lo mismo de siempre, pero esta vez con pasión —. Intervino Hoseok — ¡Ya no tenemos cena!
— Silencio, Hobi, deja que hable el santa empalador. — Expresó Jimin.
— Hablen rápido, tengo frío y hambre. — Jin recorrió con su mirada la cocina.
— Pues resulta, Hyung, que tantas peleas, y tanto ataque de comida cada año en nuestras reuniones... — Informó el azabache.
— Era nuestro estúpido método de negarnos a aceptar que nos gustábamos. — Completó el castaño.
— ¡Se los dije! — Hoseok aplaudió chiquito — Del odio al amor sólo hay un vergazo...
— ¡Hoseok! — Regañaron.
— Digo, ¿Cómo era? — Miró a Jimin y este le acarició la mejilla — ¡Ah ya me acorde!
— Deja de jugar, y diles que se los dijiste. — Yoongi apretó una de las nalgas.
— Ah~, digo, digo... Del odio al amor, sólo hay un paso.
— O un buen bastonazo de Santa JK. — Bromeó NamJoon.
— No me lo creo, ustedes ahora son pareja. — Jin los observaba con incredulidad.
— No. Sólo estábamos cogiendo con odio.
— Mira Jeon, vuelve a hablarme así, y te doy con la bandeja de las galletas.
— Jin, te recomiendo no tocar nada, esto de aquí es un desastre de...
— ¡Semen! — Gritaron interrumpiendo TaeHyung.
— Igual, ¡Sorpresa! Ya no peleamos. — Expresaron al unísono.
— ¿Qué sorpresa ni que nada? — Bufó Jin.
— ¿Quién los entiende...? — La Pareja se miró divertida cuando sus amigos iniciaron a hablar al unísono.
SeokJin se jalaba los cabellos, recordándoles cuando Jeon casi ahoga a TaeHyung dos navidades pasadas con un pan duro. NamJoon, le dijo que ni hablar de cuando fue golpeado con una pierna de pavo; cuando TaeHyung se la lanzó a JungKook hace tres navidades. Yoongi sólo peleaba que se habían tomado su preciado Ponche, y ahora no tendría con qué embriagar a sus novios. Jimin y Hoseok reían divertidos recordando cuando en la navidad pasada encerraron a ese par en el armario; justo después de que en medio de sus insultos y catapultas de comida les golpearon el rostro con los racimos de uvas.
Tantos años soportando que ese par dijeran que no aguantarían una navidad más en la presencia del otro, atacándose con la mirada y dejando sin cenar a sus amigos; porque la mayoría de comida terminaba en su rostro.
— Te dije que cuando salieron de ese armario, ese par tenía los labios hinchados. — Le susurró Jimin a Hoseok.
— Y las braguetas abajo—, con picardía, el de sonrisa de corazón vio a sus amigos — se querían cenar, solo necesitábamos encerrarlos en su propio horno.
— ¡Y ahora nuestra comida tiene semen y lágrimas de excitación! — Gritó Jin con notable dramatismo.
— Ya, amor, la ventaja es que cómo sabíamos que posiblemente ellos nos volverían la cena campo de batalla; trajimos comida.
— Navidad, navidad, feliz navidad, el conejo y el oso ahora sólo se quieren cenar. — Inició a cantar Hoseok.
— Navidad, navidad, una noche de alegría sin comida que esquivar. — Completó Jimin.
— Si nos disculpan, es de muy mala educación dejar a medias la cena. — Jeon alzó en brazos al castaño.
— Ya volvemos, denos media hora para terminar de cenar. — Sonriente se despidió de sus amigos.
— Y allí va un pavito bien feliz porque lo volverán a rellenar. — Expresó Yoongi saliendo a buscar una de las botellas de licor que habían llevado.
— Cariño, el próximo año sólo tendremos que preocuparnos porque ese par no nos vayan a traumar.
— Ya vamos a cenar, Nam...
— Jin, ¿vas a comerte esa comida con bendiciones? — Jimin y Hobi abrieron los ojos en grande.
SeokJin se acercó y les dio un zape a cada uno. — No sean mensos. Vamos a comer lo que trajimos.
— ¡Agresivo! — Sobaron sus cabezas.
Una hora después, JungKook junto a TaeHyung bajaron a limpiar el desastre de la cocina. Cuando terminaron, se unieron a sus amigos. Sentados frente a la chimenea, se reían de las aventuras de esa noche.
Yoongi les relataba que tuvo que levantar en brazos a Jimin cuando salieron de la tienda de licores. Ya que su pareja se había caído, llevándose a su paso al pobre de Hoseok.
— Fue por culpa de la nieve.
— Si amor, fue su culpa. — Hoseok y Yoongi le besaron las mejillas.
NamJoon sonrió en grande al ver a JungKook y TaeHyung abrazados y dándose dulces besos.
— Y luego, ¡zas! mi pasivo favorito me ocasionó un bultote en mi nalga cuando me arrastró en su caída saliendo del restaurante. — Yoongi sobó la nalga de Hoseok.
— Perdón — acarició las piernas de sus novios —, más tarde les compenso...
— Mira, bebé — besó el cuello acanelado —, ese trío también tendrá su Nochebuena.
— No se vayan a excitar.
— Ay, Hyung, tu deberías ir a que Nam te de una rellenada como pavo...
TaeHyung fue cubierto por el cuerpo del azabache, lográndolo proteger del zapato volador con el que fue atacado.
— Cuanta agresividad en ese cuerpo — negó divertido desde el piso —, pero debes practicar puntería.
— Ya dejen de atacarse — regañó NamJoon apresando el cuerpo de su esposo, y subiéndolo en su regazo —. Cuéntenos cómo fue qué pasaron de atacarse con comida, a atacarse con besos y orgasmos.
Yoongi sirvió las copas de vino, pasándoselas de mano en mano hasta que no falto ni uno solo sin el líquido. Se acercaron un poco más a la chimenea, sentándose en medialuna frente al fuego abrazador; se prepararon para escuchar la historia.
— Hace un año, cuando Hoseok y Jimin nos metieron en ese armario...
— ¡Lo sabíamos! Yoonie, te dijimos que fue gracias a nosotros.
— Mierda, no debí apostar.
— ¿Qué apostaste? — Jin lo miró con curiosidad.
— ¿Algún consejo para aguantar una pasiveada?
— ¡Rayos! — NamJoon escupió el vino.
— Sólo relaja el ser. — Expresaron TaeHyung y Jin.
Las carcajadas inundaron el lugar, disfrutando aquella noche en donde convivían como una familia que no necesitaba tener lazos de sangre para sentirse unidos y amarse incondicionalmente.
La pareja relató lo sucedido la noche del año anterior.
Al encontrarse encerrados en el estrecho lugar, pudieron escuchar sus acelerados corazones; ahogando cada palabra que intentaba salir para seguir con su disputa. El aliento se mezclaba ante el forcejeo por salir. Rindiéndose en el momento en que TaeHyung apoyó la palma en el pectoral, y JungKook apretó la esbelta cintura.
Sus ojos conectaron cómo nunca antes, sus corazones pegaron un brinco cuando el magnetismo de sus labios los unió en un beso que subió de nivel. Exploraron sus cuerpos por encima de sus ropas, maldiciendo la estreches del lugar. Cuando sintieron sus erecciones, cada quien bajó la bragueta del contrario; sacando el jadeo más hipnotizante que habían escuchado.
Al escuchar a sus amigos afuera del armario, se separaron, mirando con profundidad sus labios. Cuando les abrieron la puerta, salieron camino a sus habitaciones, perdidos en lo que habían sentido.
— Kookie me llamó unos meses después. — Entrelazó sus dedos con los del azabache.
— Y mi bebé aceptó verme en una cita para aclarar lo que sentíamos en realidad.
— Al vernos nos besamos. No pudimos controlar el impulso de nuestros cuerpos por sentirse de nuevo.
— Lo subí a mi auto, y me lo llevé al apartamento.
— Y me desnudó...
— ¡Paren, paren! — Todos hicieron señas con las manos.
— Tampoco queremos tantos detalles. — Sonrió NamJoon.
— Al final me di cuenta que mi deseo más oscuro era cubrirlo de comida y cenármelo.
— Y yo descubrí que me excitaba la manera en que me miraba al atacarme con la comida.
— Y terminaron cenándose en Nochebuena, y traumándonos. — Agregó Jin.
— Ya que lo mencionas... — JungKook se levantó, y subió en el hombro a su pareja — Mejor usen tapones para oídos, porque aún no termino con mi dulcecito navideño.
— ¡Vayan a un Hotel! — Gritaron.
— Eso lo hacemos cuando los vecinos nos envían a los guardias del edificio —, palmeó los glúteos del azabache — ¿Pueden creer que no dejaron que mi cupido me enterrara su flechota y me bañara en chocolate? — Puchereó — Apenas escucharon mis gemidos, ¡Zas! nos cortaron la emoción de nuestra celebración en San Valentín...
— ¡Feliz navidad! — Gritaron.
— Uy, qué delicados. — Se burló TaeHyung.
— Bueno, mucha charla — JungKook palmeó el pomposo glúteo —, vamos, bebé, aquí tengo tu regalo, sólo me falta empacártelo.
— ¡Mejor láncense comida! — Los atacaron con los cojines.
— Mentiras, me alegra que sean pareja, y que nos hagan felices con su felicidad. — Jin levantó su copa para brindar.
— Los amamos Hyungs. — Se despidieron sonrientes, y continuaron su camino.
— Hasta que todos tuvimos nuestra Nochebuena. — Expresó Yoongi.
Esa navidad definitivamente la guardarían en sus memorias más preciadas. Porque sin importar el caos que llegó a ser; estuvieron juntos, y compartieron la felicidad de su unión con las personas que más aman.
FIN.
Mis kokoros darks 🤟🏻🖤
Este bebé fue mi regalo navideño para tod@s ustedes.
Gracias por acompañarme en este año de relatos risueños, locos, un poco hornys y a veces llenos de lágrimas.
Les deseo una feliz navidad, y un próspero año 2025.
L@s quiero muchísimo.
Besitos púrpuras 💋 💜
Nos leemos después.
🤟🏻🖤
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top