Era el quinto día del plan maestro de Gohan. Este se sentía bastante ansioso ya que iba a volver a tomar la iniciativa de ser él quien estuviera a la espera de Hikaru, por segunda vez consecutiva. Videl se hallaba a su lado, tomando despreocupadamente una malteada de fresa que vendían en las máquinas expendedoras de la escuela.
El Son sintió su pulso incrementar cuando notó que, entre todos los alumnos que iban de un lado a otro, la mata de cabello de Hikaru se iba acercando, logrando que el nerviosismo le invadiera momentáneamente, pero sacudió su cabeza para ahuyentar aquello. ¡Lo iba a lograr, claro que sí!
Se preparó para empezar a caminar y toparlo de frente, pero una mano sosteniendo la manga de su playera blanca le hizo detener y girar.

—Suerte —deseó la Satán dándole una leve sonrisa. Gohan asintió entusiasmado, con los ánimos más elevados al ver ese símbolo de apoyo.

Y, sin más, se colocó en frente de su enamorado.

—Contigo quiero tener una unión tan pura, cristalina y fluida como la de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno —exclamó Gohan con una sonrisa algo tímida, pero que intentaba demostrar la valentía que poseía en ese momento.

Era su última táctica de seducción y, según él, era la más directa. Su crush debía entenderla sin mucha dificultad, ¿no?

—Perdón, ¿dijiste algo? Traía los audífonos puestos —mencionó Hikaru quitándose sus auriculares y ladeando sutilmente la cabeza, incitándolo a que repitiera lo antes dicho.

Gohan lo observó unos segundos en total silencio, contemplando aquellos bonitos ojos que tanto le gustaban. Suspiró y después levantó la mirada al tanto que colocaba una sonrisa entre triste y resignada.

—Nada importante —se limitó a decir antes de darse la vuelta e irse, sin siquiera esperar a Videl.

Misión cinco: fallida.

Nota: en definitiva, nunca me voy a enamorar de nadie.

-Lindassj1