𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐧𝐮𝐞𝐯𝐞
~Sin tan solo hubiese hablado~
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✧Elaine Einar✧
El temor de que mis dedos se soltaran de las riendas es inmenso. El sudor proveniente de mis palmas solo hace que mi corazón no deje de latir con fuerza; creyendo que puedo llegar a caerme de mi caballo si me van de las manos. Hubo momentos en los que me tuvieron que llamar la atención delante de todo el mundo si cometía error alguno. Era vergonzoso, sobretodo angustiante; porque si hay algo que aborrezco de ser el centro del enfoque, es que mis ataques de ansiedad se manifiesten: Ya sea por la respiración o con tan solo accionar el poderío en mi interior. Veo ahora cómo Éclair tenía razón. Soy pésima para disimular mis emociones. Y eso, me puede costar muy caro en la Legión de Exploración...tal como lo clarificó Levi durante la atroz persecución.
–Un anormal...o tal vez es como el titán colosal. –gira la cabeza hacia adelante, sin dejar de cabalgar. –Un momento, ¿Y el Comandante Erwin-?
–¡Oye! ¡Deja de estar distraído! –le reprocha el adulto peli avellana.
–¡Eren! ¡Piensa más tarde! ¡Ahora necesitamos seguir avanzando! –Petra le recalca.
–¡S-Sí! –responde el susodicho.
–Tal y como les mencionó el capitán: Sigamos adelante y mantengan la velocidad. En unos momentos más nos detendremos para reposar. –impone la oji verdosa esmeralda.
–¡Sí! –asienten los demás a excepción mía.
–Ya puedes desactivar tu poder Elaine. –me mira de reojo. –Muchas gracias por ayudarnos a vigilar los alrededores.
Ante su agradecimiento le afirmo con la mirada, regresando mis ojos a la normalidad en lo que suspiro gruesamente a causa del esfuerzo instruido. Y así fue como Lizy ordenó. Después de haber sido espectadora de una terrible asechanza de la titán femenina, la calma deambula por cada rincón de este bosque. Doy gracias al cielo que ningún otro enemigo esté vagando cerca, porque si no hubiera sido imposible de llegar a la meta; y esa es salir de aquí cueste lo que cueste.
En cuanto a la foresta, lo presencio como un laberinto sin final. Porque a medida que avanzamos, no veo nada más que no sean árboles, arbustos, pasto y tierra. Y pensar en eso me cansa y me desmotiva de más, teniendo la idea de que nos demoraremos eternidades en localizar una salida. Solo es un largo camino de supervivencia en donde los más fuertes permanecen y los más débiles se guían a su propia muerte. Y eso, me deja pensando en los azulados ojos que se plasmaron en ver los míos. Todo en esa titán lo veía conocido. Su mirada me llamaba; quería decirme algo. Ella pudo habernos matado cuando tuvo la oportunidad. La velocidad en la que corría era para estremecerse del miedo...sin embargo, a lo que más debería temerle no es a la muerte, sino a la incertidumbre. Porque si la persona quien se oculta dentro de esos músculos y articulaciones, es quien yo creo que es, entonces tendré que buscar hablarle como es debido...sin que nadie lo sepa.
–¿Ese era el objetivo principal? –le pregunta el oji verde azulado a la joven adulta de cabellos cortos. Todos estábamos finalmente descansando, solo que parados encima de las ramas en caso de que otro titán se encuentre en la zona. –Entiendo que no nos dijeran. –se voltea. –¿Pero por qué no les dijeron nada a ustedes? –cuestiona. –Debían saber esto desde el principio. ¿Cómo iban a cumplir entonces con su misión?
–¡Ya cállate! –exclama Auruo con la irritación hasta el tope.
–¡¿Estás insinuando que el comandante y el capitán no confían en nosotros?! –exclama Petra ofendida, teniendo los mangos de sus hojas en cada mano.
–¡N-N-No, no! Pero eso es lo que parece, ¿No es así? –responde, pero solo eso ocasiona que Auruo gruña cada vez más.
–¡PETRA CALLA A ESE MOCOSO! –explota. –¡CÓRTALE LOS LABIOS PARA QUE NO HABLE!
–No. Eren tiene toda la razón. –concuerda Erd.
–¡¿Qué estás diciendo?!
–El comandante debe tener una buena razón para no habernos revelado esto. –le explica al hombre que más que molesto, no es nada más que un intento de copia barata del pedazo de hielo viviente llamado Levi.
–¿Como cuál? –indaga el peli marrón.
–Solo hay una razón por la cual no podría confiar en sus camaradas. –manifiesta, girando levemente la cabeza hacia la derecha. –El humano dentro de la titán, tiene que ser un espía que se encuentra dentro de la Legión de Exploración. No hay otra explicación.
–¿Un infiltrado? –resume Gunther en una breve pregunta. –¿Estás totalmente seguro?
–Al menos...el Comandante Erwin y el Capitán Levi deben creerlo. –piensa Erd de un modo coherente. –Supongo que los únicos soldados informados de la operación fueron los que sobrevivieron hace cinco años.
–Entiendo... –dice Gunther en un modo calmado. –Debe de ser eso... –sus oscuros pero marrones orbes se centran en la única adulta de cabello largo, quien contempla serenamente la vista desde su lugar. Lizy podrá ser una gran soldado, pero inclusive con ese uniforme y con esa alta coleta, sigue viéndose como toda una dama.
¿Cinco años?...No creo que se refieran a la caída de la Muralla María. Algo más debió haber pasado. Creo que ella debe de saber algo.
–Sí, no hay duda al respecto. –vocifera el peli avellana. –¿Entendiste Eren? Así son las cosas. –expresa en un tono golpeado hacia el susodicho quien suspira exhaustivamente al igual que yo. Petra ríe vagamente.
–Esa era la única forma de hacerlo. –toda mi atención se va a la chica. Siendo yo la única sentada encima de la misma rama que la de Eren. –Hace cinco años, en el momento en que cayó la primera muralla, debió infiltrarse un espía dentro de nuestras filas. –sustenta. –¿Usaron ese hecho para delimitar sospechosos? –le interroga a su compañero peli dorado.
–Entonces esa persona podría ser la que mató a Sawney y Bean. –reflexiona el hombre.
–Tal vez... concuerda la pelirroja castaña. –En ese momento el comandante me preguntó algo parecido.
"Díganme...¿Ustedes quién creen que es el enemigo?..."
Si tuviera que apostar por cada ataque de dolor de cabeza que me da cada día, tendría la vida monetaria definitivamente resuelta. Porque la gente no se cansa de andarme asechando con sus preguntas filosóficas que lo único que hacen conmigo es que sean más las horas que quiero dormir en paz.
–¿Él se refería...a esto? –sus pupilas se encogen. Tenía miedo de seguir pensando de más.
–Si hubiéramos sabido la respuesta, tal vez nos habríamos podido unir a la operación. –dice el peli dorado cruzado de brazos. Enseguida lleva su mano a la barbilla, pensativo. –Aunque dudo que alguno de nosotros lo hubiera hecho.
–Pues yo si sabía todo. –su egocentrismo me hace poner los ojos en blanco. –Pero...preferí no decir nada al respecto. ¿Alguien sabe por qué decidí actuar así? –nos llama.
–No, ¿Por qué? –interpela Petra. Todos ponen atención.
–¿Enserio? ¿Entonces no lo saben? –vuelve a preguntar. –Bueno, gente como ustedes no son capaces de descubrirlo. Supongo que ninguno de ustedes está a mi nivel.
–Aquí va de nuevo... –masculla la segunda líder de nuestro escuadrón.
–Tú y tu espantoso nivel de porquería pueden irse a la basura... –musito, teniendo la cabeza escondida entre mis brazos apoyados en mis piernas.
–¡E-Elaine! –Eren me voltea a ver perplejo al igual que todos.
–Como que deberías conseguirte una vida en vez de estar copiando a los que ni les llegas por las suelas. –escupo, mirando a Auruo sin importarme que sea mayor que yo. –En vez de infravalorar al enemigo deberías tampoco subestimarlo. Esa trampa no nos garantiza que ella no pueda liberarse...yo que ustedes, estaría muy alerta.
–¡¿Qué acabas de decir mocosa insolente?! –este se me acerca con el fin de intimidarme, pero Eren pone el brazo en mi defensa.
–Elaine, la sobrina del comandante, tiene la razón absoluta. –responde, haciendo que abra ligeramente la vista. –Si esto tiene éxito, es posible que aprendamos la verdad sobre este mundo. Aún así, para poder lograrlo han muerto demasiadas personas. No podemos agachar la cabeza y dejar todo a la ligera. –Auruo gruñe rindiéndose finalmente, devolviéndome el espacio personal.
–¿Creen que el comandante estaba equivocado al hacer esto?... –Erd nos observa en busca de que respondamos. –Eren, Elaine...si es que aún no logran entenderlo, pronto sabrán la razón por la que Erwin Smith fue puesto a cargo de la Legión de Exploración y también de la esperanza de la humanidad.
–L-Lo sé pero... –me busca con la ojeada, al igual que yo a él.
–Es por eso que incluso tiene la confianza del capitán Levi, ¿No es así Lizy? –Petra divisa la recién nombrada.
–Seguro... –murmura en corto.
–¡Pero por supuesto! Asumiendo que estos dos chamacos sobrevivan lo suficiente. –bufa Auruo, haciéndome creer que insinúa que no podremos cargar con la responsabilidad.
Exhalo un pesado bostezo. Con todo esto de la misión, me está generando bastante sueño. Cada día anhelo que llegue la noche para sentir la suavidad de mi cama y caer en un profundo sueño. Podría dormirme en cualquier lado sin importar el sitio, el día o la hora. Solo quiero irme de aquí. No fue hasta que el fuerte sonido lejano de una bengala me despierta, provocando que dirija mi vista hacia el hueco entre los árboles donde el cielo nos saluda para alumbrarnos con su luz. Una línea de vapor de color cobalto sale de un punto lejano al nuestro; dando la orden de retirada.
–Parece que ya termino... –jadeamos al escuchar las palabras de Gunther.
–¡Volvamos a los caballos! ¡Preparen la retirada! –ordena la segunda al mando.
–Ya escucharon ustedes dos. –Auruo se levanta de la rama. –Ahora veamos como será el bastardo que estaba dentro del asqueroso titán.
Por lo menos nos da suficiente tiempo para ajustar nuestros equipos de maniobras tridimensionales. Todos se encuentran relajados porque a pesar de que la misión resultó ser un fiasco, están contentos de poder regresar a casa y reunirse con las personas que quieren.
–No puedo creer que lo hayamos conseguido. –Eren le da suaves golpes a su tanque de gas.
–Ni yo tampoco... –musito, estando hombro a hombro con él.
–Y todo gracias a ustedes dos. –nos sonríe la oji castaña pelirroja.
–Pero si no hicimos nada, mucho menos yo. –supongo, negada sin poder o más bien, querer creerlo.
–Creyeron en nosotros, sobretodo tú Eren, ¿Recuerdas? –su alegría me hace sentir confundida al igual que el mencionado. Quien contempla a la joven adulta al terminar de configurar sus equipos. –En ese instante, la elección que tomaste nos trajo a este resultado. A veces es difícil tomar una decisión, pero ambos hicieron lo correcto: Elaine en escuchar y tú Eren por confiar.
–Oye ya deja de mimar a los mocosos Petra. –le reprende Auruo, volteando hacia arriba para divisarlo. –¿En qué rayos nos ayudó Eren? Si todo lo que hizo fue quejarse como un patético bebé delante de su propia novia. –el susodicho se exalta enrojeciendo sus mejillas, lo cual yo no evito dejar ir una pequeña pero simpática risa. –Bueno, supongo que volver con vida podría ser un elogio. –sonríe con orgullo. –Pero solo después de que la misión haya terminado... –se detiene, inclinándose hacia nosotros dos con las manos en la cintura. –Escuchen idiotas. Una expedición no termina hasta que vuelvan a casa.
–¡S-Sí ya lo entendimos señor! ¡Perdón! –asiente nerviosamente mi pareja, mientras yo niego en lo que suspiro y ruedo los ojos. De veras como lo tensan tanto. Me acerco a él y beso su mejilla derecha antes de partir; dejándolo pasmado.
–Tú ignóralo. –le digo, frotando dulcemente sus hombros y ayudándolo a levantarse. –Vamos, tenemos que llegar con los chicos.
Lo aliento a seguirme la corriente. No quiero que Eren sea él único que me guíe hacia la libertad, sino yo también quiero aportar lo que pueda. A final de cuentas, los dos somos un equipo. Dependemos no solo del poder de cada uno, sino del amor que nos tenemos. Y eso vale más que cualquier enemigo que nos persiga hasta en el bosque más oscuro y tenebroso.
Nos dejamos llevar por nuestros equipos, volando entre los troncos dejando todo atrás para regresar. Esto se sentía familiar para mí, haciéndome viajar al pasado; tres años atrás para ser exactos. Cuando la Clase A tuvimos la dicha de jugar y probar las maniobras en un bosque por primera vez. Dejé que mi cabello se soltara de mi coleta para bailar con el viento. Dejé que mi voz soltara las risas más vivas que nunca. Me sentí tan libre como una mariposa azul volando en la naturaleza. Cuando éramos felices juntos, y no lo supimos. Porque en mi memoria sigue viviendo la clase que me hizo creer en que hay una vida más allá de las murallas, y los amigos quienes me acompañaron en mi crecimiento y ahora vuelan como ángeles en el cielo.
Marco...
–¡Auruo! ¡Petra! –Erd los nombra, volando a la par con todos nosotros. –¡Para un par que lloraron y se orinaron en los pantalones en su primera batalla han crecido mucho!
–¡N-AAAAAHHHH! –Eren y yo nos pasmamos en shock ante el grito vergonzoso de Petra. –¡NO DIGAS ESO! ¡ESTÁS TRATANDO DE HACER QUE NOS PIERDAN EL RESPETO!
–¡¿Eso es verdad?! –exclamo con los ojos tan abiertos como platos.
–Por supuesto que sí. –Erd responde ante mi pregunta. –En mi caso nunca me oriné encima Elaine.
–¡INSOLENTE! –río con disimulo con la queja de Auruo hacia Erd. –¡SOY EL QUE MÁS TITANES HA MATADO EN TODO EL MALDITO ESCUADRÓN Y SOY EL MEJOR! ¡¿TE QUEDÓ CLARO IMBÉCIL?!
–Tener el mejor récord de muertes no te hace el mejor soldado. –reprende el peli dorado a su camarada.
–¡CIERRA LA BOCA IDIOTA! –vocifera.
–¡¿Pero todos se orinaron mientras estaban en el aire?!
–¡EREN! –le reprocho por preguntar semejante y disgustosa tontería.
–¡YA FUE SUFICIENTE! ¡¿CREEN QUE ESTÁN EN DESCANSO?! ¡ESTAMOS FUERA DE LAS MURALLAS! –Gunther los calla. –Además yo tampoco me oriné Elaine. –me observa de reojo.
–¡BLEH! –expreso con repulsión, pero solo hago que los demás rían hacia mi facción.
–No cabe duda que es la sobrina del comandante. Tiene las mismas muecas que él. –ríe mi maestra estando mero al frente.
Era un instante grato. No siempre veo a estos adultos actuar como adolescentes que se ocupan a bromear y contar cualquier payasada que se les venga a la cabeza. A pesar de ser un escuadrón especial, en ellos se veía la amistad y el compañerismo. Y eso es algo que puedo asemejar con los camaradas de mi misma edad. Porque antes de ser soldados, son seres humanos.
No solo fue Gunther, Sino también Lizy y Petra quienes voltean hacia arriba como el resto hacia el atardecer. Esa bengala de color verde nos sacó de onda. Desconocemos quién fue quien lo disparó.
–Miren... –nos dice el primer nombrado. –Debe ser la señal del Capitán Levi.
–¡Vayamos con el capitán! ¡Y no hablen hasta que estemos en casa! –establece la pelirroja. Tan solo nos quedamos callados y obedecemos sin repelar.
Gunther es el primero en aterrizar en una rama, antes de disparar una segunda bengala verde y seguirnos con sus equipos de maniobras. En cuanto lo hace, no hay respuesta alguna; solo un silencio que me pone dudosa y atenta para empezar a vigilar mis alrededores en cautela. No quiero asustar a nadie; por eso tengo que actuar con sigilo y sumo cuidado.
Enciendo mis ojos, accionando otra vez mi visión de trescientos sesenta grados y me cubro la cabeza con la capucha verdosa de mi capa. El aura corriendo por este territorio no es normal. Ahora es diferente al igual que la energía fluyendo por aquí. Lo siento. Lo percibo. Y eso me tensa, incluyendo a mis acompañantes.
–¿Capitán Levi?... –murmura el peli marrón, viendo a un personaje con nuestro mismo uniforme y con la misma gorra de la capa puesta. Esa misma figura es la que me tienta a penetrar mi vistazo a la persona de la que se podría tratar. No fue difícil, pero tampoco sencillo. Se requiere máxima concentración para no perder mi objetivo. –No creo...no es él. ¡¿QUIÉN ERES?!
Fue un acto impulsivo agarrar a Eren de la muñeca y elevar nuestros cuerpos arriba de nuestro equipo antes de que esa persona rasgara nuestra piel con sus hojas. Lastimosamente, jamás supuse que esa desesperada pregunta, serían las últimas palabras de Gunther. Quien su cuerpo deja de moverse para quedarse colgado sin vida delante de nuestros ojos.
–¡SEÑOR GUNTHER! ¡¿QUÉ LE PASÓ SEÑOR GUNTHER?! ¡SEÑOR GUNTHER! –mi pareja se exalta conmigo, mas evito que grite más tapando su boca con mi mano. Sintiendo un sabor amargo en mi garganta que me prohibe gritar.
–¡Cuidado chicos! –nos alerta para seguir moviéndonos. –¡Ya muévete Eren! –este nos ayuda a impulsarnos para conseguir más velocidad.
–¡PERO GUNTHER ESTÁ-! –jadea, sintiendo la misma extraña presencia cerca de nosotros.
–¡¿Quién es?! –exclama Petra atemorizada.
–¡Protejan a Eren y Elaine! –recalca Lizy.
–¡Maldición! ¡¿Ahora qué?! ¡Erd! ¡¿Qué hacemos?! –Auruo lo mira exaltado.
–¡No podremos llegar a los caballos! ¡Dirijámonos al cuartel general! –aprieta los gatillos de sus equipos, retomando la velocidad.
–¡¿Será la titán hembra u otros espías?! –Auruo voltea a todas partes.
–¡No puede ser! ¡Lo pagará! –los ojos de Petra se llenan de ira. –¡TE DERROTARÉ INCLUSO SI DEBO MORIR!
–¡¿Uno de nosotros?! ¡No es cierto! ¡¿Por qué?! ¡Creímos que la habíamos capturado! –Eren vocifera a mi lado. No puedo decir nada ante lo que pienso. Me limito a atraerlo hacia mí, porque mi prioridad número uno, es mantenernos a los dos con vida. Si morimos, la humanidad está perdida.
Al tenerla a mi izquierda, percibo como esa persona desaparece entre las plantas crecientes de las ramas, dejando a cada uno estupefactos y sin saber qué hacer. Esto, me cede la coyuntura de revisar cada sector de nuestro entorno en busca de una señal de vida humana.
Adelante...atrás...arriba...abajo...derecha...izquierda...
–¡ATRÁS! –intensifico el brillo de mis ojos, al grado de que de estos, se dispara una especie de relámpago azul que cuando se adentra en la oscuridad, una intensa explosión resuena para dejarnos con la boca abierta.
Acerté.
Todo se convierte en un destello de colores cálidos, pegándonos un gran susto. La tierra se mueve junto a los árboles trayendo la desventaja de que los ganchos de nuestros equipos se puedan despegar de los troncos. No obstante, todos nos mantenemos firmes a seguir adelante.
–¡TODOS ATENTOS! ¡AQUÍ VIENE! –alerta Erd con todas sus fuerzas. –¡ES LA TITÁN HEMBRA! –y tal como momentos atrás, sus monstruosos pasos nos asechan; generando una nueva persecución que me aterra hasta la última parte de mí.
Corría con una rapidez increíble como si se tratase de una carrera. Nos seguía con toda la intención de matarnos sin piedad; solo que esta vez era más peligroso. Porque ya no podríamos morir aplastados por sus gigantescos pies, sino por sus manos cristalinas que nos pueden lanzar hasta miles de kilómetros de distancia o apachurrar como los soldados que intentaron alejarla de nuestro alcance.
–¡¿DEMONIOS POR QUÉ?! –Eren hace que los dos nos volteemos, mirándola de cuerpo completo. –¡ESTA VEZ SÍ LO HARÉ! ¡LA VOY A MATAR!
–¡NO LO HAGAS! –Erd detiene las intenciones de Eren para morderse la mano. –¡NOSOTROS CUATRO NOS ENCARGAREMOS DE ELLA! ¡TÚ Y ELAINE TIENEN QUE HUIR AL CUARTEL GENERAL! ¡NO TE ATREVAS A EXPONERLA! ¡RÁPIDO! ¡HUYAN Y BUSQUEN AL COMANDANTE!
Cuando uno porta con un poder que es capaz de salvar las vidas de muchos, te desespera no poder usarlo por las órdenes y las estrategias que se imponen. No. No puedo convertirme en titán; mucho menos regenerar mis extremidades y evaporar mis heridas para sanar. Pero tengo un poder que conlleva muchas habilidades diferentes. Inmovilizarla con mi cristal y cegarla serían una opción; aunque por otra parte sería en vano. Puedo ver a través de su campo vital que su cristalización es idéntica a la mía. Y esto me trae un enorme impedimento en tratar de igualarme a su nivel.
–¡Nosotros también pelearemos! ¡Podemos ser útiles para ustedes! –insiste por segunda vez.
–¡No lo hagan! –Erd deniega otra vez su pedido. –¡Este es nuestro mejor plan! ¡No podemos exponernos a perderlos a los dos! ¡Váyanse a la delantera con Lizy y entre los tres busquen al Comandante o al Capitán Levi! ¡Los necesitamos!
–¡¿Qué pasa contigo?! –Auruo acelera su vuelo. –¡¿Otra vez dudas de nosotros?!
–¡¿Qué pasa Eren?! –Petra cambia su andar hacia la parte trasera, estando en medio de nosotros dos. –¡¿En verdad crees que nosotros somos un poco confiables?!
Esto no puede ser posible. Eren y yo hemos estado entrenando día y noche. Sol tras sol. Derramando cada gota de sangre y sudor...¿Para que nos hagan no hacer completamente nada y dejarnos de brazos cruzados mientras vemos como ellos mismos se ofrecen a morir por mantener a dos estúpidos niños con vida? ¡¿En qué están pensando?!
Solo basto un bufido, un apretón de manos con la mía, una media vuelta y un incremento de velocidad en el equipo de maniobras de Eren y el mío.
–¡Confío en que saldrán victoriosos, mis compañeros! –vocifera, llevándonos a mí y a él a la delantera con Lizy. –¡BUENA SUERTE!
Todos atrás suyo sonríen ante su decisión, pero yo no estoy para nada contenta; sino enojada. Molesta por cómo estas personas creen que solos podrán contra la enemiga a nuestras espaldas. Ellos vieron cómo asesina a sus contrincantes. Ellos saben que no es una titán cualquiera. Es audaz. Tiene intelecto. Su fuerza supera a la de veinte o quizás más titanes. Es increíble cómo actúan con tanta imprudencia. Erd, Auruo y Petra nos dejan atrás para tratar de vencer a la titán. Lo que tampoco me entra por la cabeza, es por qué no dejan que Lizy contribuya. Se supone que es una de ellos; la segunda al mando después de Levi...
¡¿Por qué quieren mantenerla con vida antes que ellos?! ¡No lo entiendo!
–¡Quédense aquí niños, voy a ayudarles!
–¡LIZY! –ambos gritamos su nombre, pero ella hace caso omiso.
–¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO AQUÍ?! ¡TIENES QUE HUIR CON LOS CHICOS! –le regaña Erd.
–¡Soy la segunda al mando! ¡No dejaré a mis amigos solos en esta batalla! –la pelirroja incrementa la rapidez de su vuelo.
Ellos...se mueven en una sincronía perfecta. La estrategia es descomunal. Cuando Auruo y Petra consiguen bloquear su vista, rasgando sus azulados ojos hasta desangrarlos, Eren y yo jadeamos de la impresión. Esa señal, fue la que le abrió las puertas Lizy. Ella fue la que se movió como todo un remolino feroz para desgarrar las articulaciones de sus piernas hasta los talones. El daño no fue tan potente, pero consigue que la titán pierda el equilibrio hasta caer apoyada en el tronco de un árbol. De todos modos, no evita que la gigante contrincante bloquee su nuca con las manos.
Es la primera vez que dos de sus ex alumnos la ven en plena acción. No podía sentir más admiración y conmoción por la que alguna vez fue nuestra más fiel tutora. Su velocidad...fue casi tan idéntica como la del capitán.
Lizy es asombrosa...
–¡Ahora está cegada! ¡Ya no podrá ver nada por al menos un minuto! –vocifera Erd.
–¡LA ANIQUILAREMOS AHORA! –clama Petra.
–¡AL DIABLO CON CAPTURARLA! –procede Auruo.
–¡MORIRÁS! –grita el primero.
–¡MORIRÁS COMO UN PERRO! –recalca la segunda.
–¡NOS VENGAREMOS DE ESA TITÁN! –gruñe el tercero, rodeando a la titán en conjunto con sus camaradas.
–¡Esperará a que se regeneren sus ojos! –Lizy se percata de las intenciones de la titán femenina antes que los demás. –¡Mantengan la guardia y tengan mucho cuidado!
Los cuatro se elevan al unísono con las cuerdas de sus equipos, aterrizando y deslizando sus hojas en el intento de cortar la piel de sus pechos. Cada uno colaboraba en inmovilizar cada parte de su cuerpo: Brazos, muñecas, muslos y pies. Tenía que estar lo más quieta y herida posible antes de dar el ataque final. Ellos piensan en matarla, pero yo quiero saber si mis sospechas son ciertas. Si la persona dentro de esa titán, es la chica quien yo tengo en mente. Sus manos caen por fin de su nuca, dejándola en descubierto. Al parecer las lesiones sí que le causaron daño y eso es quizás una buena señal para los jóvenes adultos.
–¡CAYERON! –Erd se percata de lo sucedido. –¡AHORA EL CUELLO! –apunta con sus hojas.
–¡CORTAREMOS SUS MÚSCULOS! –Auruo saca un par nuevo de sus espadas. –¡AHHH!
–¡SEGUIREMOS CON LA NUCA! –Petra deja que el gas domine con su andar.
Es un instante en el que me es difícil quedarme con la consciencia tranquila. Mientras más nos alejamos Eren y yo de nuestro escuadrón, más inquieta me pongo yo. Indecisa por cómo mi cabeza me pida que escapemos, pero cómo mi corazón me suplica que no los deje ir. Que mire hacia atrás.
–Solo tenemos que confiar...¡Confiaremos en todos y seguiremos adelante! ¡Es la elección correcta! –me dice, agarrándome de la cintura y yendo a la par con él.
¿Por qué?...¿Por qué no puedo?...¡¿Por qué no puedo hablar?!
Jadeo fuertemente, haciendo memoria en las palabras de Levi.
"Nunca sé qué es lo correcto...siempre ha sido así. Aunque confío en mis fortalezas...y también en las acciones de mis compañeros de este escuadrón...nadie sabe lo que sucederá al final."
¡No!...¡No puedo quedarme callada!
–¡DILE ADIÓS A TU NÚCLEO!
Fue solo un abrir y cerrar de ojos...Erd es atrapado por la boca de ese titán. Erd es partido en dos, al igual que mi corazón.
–¡NO ERD! –el eco de los lamentos de Lizy suena hasta lo lejos.
–¡¿PERO CÓMO?! –Petra utiliza sus equipos para poder escapar. –¡ESA TITÁN NO DEBERÍA PODER VER! ¡¿CÓMO LO HIZO?! –el penetrante ojo azulado de esa titán la estremece completamente. –¡¿YA TIENE UN OJO?! ¡HASTA AURUO USA UN OJO PARA PELEAR MÁS RÁPIDO! ¡ESTO ES IMPOSIBLE! ¡NO PUEDO CREERLO!
–¡PETRA! ¡ESTÁ DETRÁS DE TÍ! –Auruo le llama desde las alturas, pero la titán ya está bastante cerca. –¡PETRAAAA! –enuncia su nombre en desespero, pero sus gritos fueron lo único que alcanzó a escuchar de esa chica; antes de que su cuerpo fuera estampado por completo en un árbol por el pie de esa bestia. Eren grita con impotencia, pero al igual que Auruo, ningún sonido se emite de mi garganta. –Maldita...¡MUEREEEE!
–¡AURUO NO! –Lizy intenta detenerlo, pero fue más grave el error que cometió su compañero al querer cortar la nuca con las dos hojas. La titán, utilizó su cristal para cubrir esa zona. Ese mismo que también soy capaz de crear.
–¡¿Por qué...no pude cortarla?! –y nunca obtuvo la respuesta. La titán femenina lo patea vigorosamente hasta que pega sin vida contra los troncos como si fuera una pelota.
Todos...todo el escuadrón...ha muerto.
–¡NOOOO! –giro la cabeza hacia arriba. –¡CHICOS! –Lizy vuela a toda velocidad con el fin de socorrerlos a pesar de que todo fue en vano. Pero no se lo permito. Consigo encerrarla en un campo de fuerza cristalina para elevarla más arriba con mis dos zafiros y atraerla hacia Eren y a mí. –¡NO ELAINE! ¡TENGO QUE IR SALVARLOS! ¡TENGO QUE IR CON ELLOS POR FAVOR! –golpea el cristal con sus puños queriendo que la libere.
–¡¿QUE NO LO ENTIENDES?! –la voz se me quiebra al elevarla, consintiendo que mis lágrimas sean libres y las deje fluir. –Se han ido... –lloro, cediéndome el permiso de explotar mis sentimientos acumulados. Sus verdosos esmeraldas dejaban caer cascadas de dolor, sus labios rosados temblaban y su pecho se contraía.
–Tú...sabías que la titán podía generar el mismo cristal. –gime. –¡Tú sabías que cometieron el error de dar la espalda! ¡TÚ SABÍAS LO QUE OCURRIRÍA Y NO DIJISTE NADA! –su manifestación me cae como un balde de agua fría, haciéndome jadear. –Elaine...¿Por qué lo hiciste?
Todo en mi entorno se congela, siendo Eren el único quien está atisbando pavorosamente los cadáveres tumbados como muñecos y llorando con el alma partida en dos. Lizy no hacía nada más que llorar y llorar, siendo ella la única superviviente del escuadrón que tanto significó para ella. No comprendía su dolor, pero ellos eran sus amigos de años atrás. Los conoció mejor que nadie. Compartió con ellos todo lo que se puede compartir en una familia. Eran diferentes, pero se toleraban unos a otros. Se respetaban. Se cuidaban. Se querían. Y ahora, acaba de perderlos. Perdió a los amigos que amó por mucho tiempo. Los perdió como Eren cuando murió su madre ante las garras de un titán.
Cierro mis zafiros activos, dejando que el oji verde azulado hiciera lo que debió haber hecho desde un principio: Morderse la mano. Dejo que se transforme en la bestia de quince metros que salvó a todo un distrito del mismo cruel destino que Shiganshina. Permito que ruja con todo el coraje guardado en su interior; queriendo quizás llamar a aquellos soldados vagando a lo lejos en este repulsivo bosque. Dejo que Eren tenga el momento que hemos esperado. Dejo que Eren vaya a pelear.
Sollozo tras sollozo, lágrima tras lágrima. Lizy no paraba de llorar, estando recostada en esa bola cristalina. Si hay algo de que me agradezco a mí misma, es que pude salvar un pedacito de ese escuadrón, y esa era la segunda al mando. La cómplice de Levi. Ella aún respira, y me siento aliviada de que pude evitarle una muerte segura y brutal. Aún así, no estoy contenta en absoluto. La culpa me rasga el cuerpo y la mente como las cuchillas utilizadas para matar titanes. Me siento podrida. Estúpida. La responsable de que mis compañeros hayan muerto sin poder hacer nada para ayudarlos. Milieus, Thomas, Nack, Mina, Marco, Auruo, Erd, Gunther, Petra...la lista se hace cada vez mayor. Y esto, nunca más me lo perdonaré. No importa cuántos milenios pasen. Todo este desastre. Toda esta atrocidad pude haberla evitado...sin tan solo hubiese hablado.
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