𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨
~Acoplarse a los nuevos cambios~
.oOo.
✧Elaine Einar✧
Contemplaba mi reflejo en el alargado espejo; posaba como toda una dama. Era el primer día portando mi nuevo y reluciente uniforme de la Legión de Exploración. Mi anterior chaqueta avellana, fue reemplazada por una nueva. Donde a sus espaldas, se encuentran bordadas las reconocidas alas de la libertad; al igual que mi nueva sedosa y cálida capa verdosa. Me sentía orgullosa llevar el escudo conmigo misma y representar la misma legión que mi familia fue perteneciente, pero me siento extraña. No me entra por la cabeza que ahora Eren y yo estamos aquí; no por suerte o elección, sino por decisión propia y por un caso especial pero riesgoso.
Mi cabello se recogía en el mismo peinado que de costumbre, solo que ahora, opté por mejorarlo un poco. Por cada lado de mi coronilla, trencé dos tiras hasta amarrarlas con el resto de mi cabellera con una liga. El listón color azul vivo amarrado en la coleta, más mis flequillos cubriendo la mayoría de mi frente, me hacían sentir bonita. Levanto mi pie derecho y doy una vuelta como una niña pequeña impulsando mi pie izquierdo. Haciendo que el vuelo de mi verdosa capa bailara con el aire. Suelto una pequeña risa, admirando mi semblante a través del cristal.
En cuanto a mi tobillo, no lo tengo roto; pero lo tengo torcido. Me fijo en las vendas rodeando mi pie derecho. Recuerdo que no puedo estar haciendo movimientos bruscos, sino reposar y elevar mi pie. Malamente tengo que cojear, y eso podría atrasar a todo el mundo.
–Elaine. –una voz me llama abriendo la puerta de la solitaria habitación. –Tenemos que salir. El capitán nos buscará si nos tardamos.
–¿Tan rápido? –giro mi cabeza, para ver como ese chico, camina hacia mí con el mismo uniforme que yo. –Eren... –mis mejillas se encienden levemente.
–¿Qué? ¿A poco me veo mal? –me pregunta, pero niego inmediatamente. –No me digas que ahora la capa me hacer ver mayor de lo que parezco. –sus manos y las mías se encuentran para agarrarse.
–No al contrario, te ves guapo. –le realizo el cumplido, siendo directa. Quizás ya es el momento de ser precisa con mis pensamientos y clara con lo que siento. –¿Te siguen doliendo tus heridas?
–Casi no. Las palizas del capitán Levi no son nada a comparación de tus tundas. –referencia su moretón en la mejilla izquierda, producto de la cachetada que le di.
–Aún no se me olvida que sigo enojada contigo. –le aclaro, volviendo a mi indignada actitud.
–¿Cuándo vas a dejar eso atrás? –me cuestiona, cediendo a entrelazar nuestros dedos.
–Hasta que dejes de andar diciendo mentiras. –clarifico con seriedad. –Sabes que no me gusta que testifiques sin pedirme mi opinión. Sabes muy bien que lo que le comentaste a Pixis es una vil mentira.
Puede que tenga la razón, pero mi corazón me golpea sin cesar en la cabeza. Soy bien terca; una orgullosa. Desperdiciando la falacia de Eren por querer llevar las cosas como se debe. Por anhelar vivir la historia de amor que aspiro desde niña.
Amor...¿Desde cuando esta conversación se tornó en esto?
–¿Y qué si lo que dije se convierte en realidad? –me calla con su pregunta, mirándome seria y detenidamente a los ojos. Lo veía tan seguro de lo que estaba diciendo. No está jugando.
Yo...estoy segura de lo que siento por él. Pero...ahora que nos situamos en un hilo donde la humanidad depende de los dos...¿En verdad es lo correcto? ¿Estoy a tiempo de abrir mi corazón y dejarme querer? ¿Realmente estoy lista para dejar los juegos de niños, para llevar esta sensación al siguiente nivel?
–Eren... –mi ritmo cardiaco se incrementa, haciéndome sentir las mariposas en mi estómago que solo él es capaz de originar. –Tú...¿Hablas enserio?
–Hay algo que he querido decirte desde hace mucho tiempo. Jamás tuve el valor de animarme, pero creo que ya es el momento más indicado... –su voz tiembla por los nervios. El rubor en sus mejillas lo hace más notorio y a la vez tan dulce y tierno. Quizás, por fin llegó el día en que obtendré la respuesta que tanto he esperado sobre lo nuestro. Tengo miedo de lo que me vaya a decir, aunque tengo una idea de lo que podría tratarse. Su rostro inicia a inclinarse hacia el mío con lentitud. –Elaine... –enuncia mi nombre, entrecerrando sus bellos ojos. –¿Quieres ser mi-?
La desgraciada puerta. Tan solo el horrible susto de la puerta abriéndose y chocando bruscamente contra la pared nos hace separarnos con espanto; soltando nuestras manos antes de que alguien nos viera así.
–Con que aquí se encuentran malditas escorias. –la sangre empieza a calentarse con coraje, frustración y rabia, identificando el irritante dueño de esa voz en la entrada. No llevaba consigo su chaqueta, sino tenía amarrado un par de pañuelos. Uno para su cabeza y otro para cubrir su boca. Solo que el segundo, lo mantiene bajo su barbilla para tener una mejor comodidad al hablar.
–¡NO HAGAS ESO! ¡CASI NOS MATAS DE UN SUSTO! –le reclamo, sin importarme que me dirigiera a él en segunda persona.
–¿Qué hace así capitán? –le pregunta Eren, ignorando mis suspiros llenos de cólera.
–El polvo para mí es un gran problema. –se adentra a paso corto. –Tenemos mucho trabajo que hacer en este castillo. Déjense de tonterías y póngase a limpiar.
Trapos, escobas y recogedores son lanzados por este hacia nosotros. Consigo agarrar una de las dos escobas a tiempo antes de que cayera al piso. Miro a Eren, y después a Levi; quien se retira de esta habitación para proceder con su labor. No sabía que al capitán le preocupaba tanto la limpieza.
–Este...
–¡Eren! ¡Ven acá a la de ya! –el nombrado es interrumpido por los gritos del capitán desde la habitación anterior a esta.
–Mejor...te lo digo después. –me sonríe en derrota, agarrando la escoba y el recogedor tirados a un lado de mis pies. Se reincorpora, viéndome de frente a frente. –Te veré luego Ellie. –besa profundamente mi mejilla derecha, dejándome con las palabras en la boca y con el corazón brincando como una tonta enamorada viendo a su amado retirarse hacia el horizonte.
Enamorada...
❀⊱┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄⊰❀
Puede que hayan pasado dos horas; el silencio reinaba por cada rincón de este gigantesco castillo. En nuestro trayecto hacia este sitio, según lo que estuvo platicando Auruo Brossard, uno de los miembros masculinos del escuadrón especial, este solía ser el antiguo cuartel de la Legión de Exploración. No me puedo imaginar cuántos soldados solían habitar este lugar años atrás.
Los ojos y el cuerpo me pesan. Me siento exhausta de limpiar. El pañuelo rodeando mi cuello me provocaba calor; al menos el que tengo amarrado en mi cabeza ayuda un poco a despejar mi cara. No suelo tener la frente totalmente al descubierto. Solo por esta ocasión opté por hacerlo, solo que mi fleco es bien travieso. De poquito a poco se va asomando por mi frente para volverla a cubrir. Limpiaba las paredes con un cepillo repleto de jabón y agua para sacarles toda la suciedad de encima en lo que tarareaba una canción. Esto me lleva al pasado; cuando tenía que realizar las labores del hogar cuando me quedaba sola en casa. Era cansado, pero me entretenía mientras limpiaba, sacudía, barría, trapeaba y cantaba.
El tarareo se convertía en un murmuro, y ese murmuro trascendía a un cántico. Perdiéndome en mi misma y olvidando todo a mi alrededor. Me hacía sentir en casa. Que nadie estaba para escucharme cantar como en los viejos tiempos. Era una canción que mamá solía cantarme desde muy pequeña. Todas aquellas canciones me las aprendí al derecho y al revés. Bailaba y revoloteaba en mi habitación, jugando a ser una famosa cantante mientras tocaba el piano de mi casa; cantando y sintiendo cada nota.
~Que eso que ando persiguiendo, no apague de mí un sentido
Y que nunca se acabe nada de lo nuestro
Que nunca se acabe nada de lo nuestro~
–¡Cantas muy hermoso Elaine! –expresa una de las dos integrantes femeninas del escuadrón especial de Levi con una linda sonrisa. Me asusto, silenciando mi melodía por la mudez. No me di cuenta de en qué segundo entró aquí.
–E-Este... –musito de forma pensativa. No sé qué decirle. Su posición es más alta que la mía. Aunque se trate de una mujer, me siento tímida.
–¿Te molesta que te diga Elaine? Ya sabes, como el capitán Levi lo hace... –dice la oji avellana de cabellos cortos y del mismo color, sin despegar su sonrisa de su lindo rostro.
–No, no me molesta. –niego, suavizando mi voz.
–Tienes un hermoso nombre, ¿Lo sabías? –la veo barriendo el suelo de la pieza.
–Muchas gracias. –asiento. –Y tú debes ser Petra Ral, si no mal recuerdo.
–Posees muy buena memoria. –ríe brevemente, haciéndome sentir un poco más cómoda. –Tenemos que darnos prisa en terminar. Aquí todo lo que él diga es la ley. –dice, refiriéndose a Levi.
–Como si no me hubiese dado cuenta. –murmuro entre dientes. Pasando con enojo el cepillo con espuma por la pared pegada a la ventana.
–¿Qué te pasa nena? ¿Estás enojada? ¿Te ocurre algo? –interroga amablemente, viéndose algo preocupada por la negatividad invadiendo mi aura. –Ya veo...parece que el capitán no es alguien de tu agrado.
–Y nunca lo será. –escupo, imaginando que es a Levi quien estoy embarrando el cepillo con todas mis fuerzas. –Nunca le perdonaré por haber golpeado a Eren delante de la gente en esa estúpida corte. ¿Quién se cree para matarnos si no controlamos nuestro poder? Habla como si tener el poder de un titán y una extraña maldición dentro de mí fuera de color rosa. –suspiro. –¿De veras que Eren y yo aparentamos tanta desesperanza?
–No me extraña en absoluto. –responde mientras barre con su escoba. –¿Te digo algo? La verdad es que él no es el héroe grandioso y perfecto que todo el mundo cree que es. –gira su semblante, observando la pared a su lado derecho. –El verdadero capitán Levi...es bastante corto de estatura. Neurótico, violento y muy antipático.
–No me digas... –rodeo los ojos, pasando un trapo seco sobre el área recién lavada. –Bueno, más razones para detestarlo. De todos modos parece una marioneta que sigue al pie de la letra las órdenes de los superiores.
–¿Creíste que por ser muy fuerte, no debería importarle las jerarquías y las reglas? –me cuestiona.
–Pues obvio. –respondo a través de mi criterio. –Tiene cara de que no le rinde cuentas a nadie...tal como mi hermana Éclair. –sus profundos e indescifrables castaños ojos se plasman en mi campo visual. –Ella odia deberle favores a cualquier persona, incluso si se tratase de la persona más cercana a ella.
–Si te soy honesta, no sé mucho sobre los detalles pero...hace tiempo él era exactamente como tú dices. –barre los restos de suciedad a un recogedor. –Cuenta la leyenda que el capitán Levi antes de unirse a la legión, era un vándalo bastante famoso en la capital.
–Ahhh, con que vándalo. –sonrío de un modo interesado y con algo de picardía, deteniendo por un instante mi tarea de limpieza. –No me digas. –exclamo, fingiendo sorpresa. –¿Y en qué momento cambió?
–Quién sabe. –Petra encoge sus hombros. –No sé precisamente lo que sucedió. Pero, lo trajeron por órdenes del Comandante Erwin. Escuché que por eso se unió a la Legión de Exploración.
–¿Por mi tío?... –cambio mi semblanza a una de curiosidad.
–¿Acaso están hablando de mí? –vemos su apariencia pegada a la entrada como si fuera un fantasma.
–¡AHH! –gritamos, regresando de inmediato a limpiar lo que nos corresponde como si no hubiera pasado nada. Parece que Levi fue sacado directamente de una novela de terror. Además de cólera, da miedo.
–Si ya terminaron de limpiar aquí, quiero que entre las dos limpien los pasillos y las escaleras. –decreta seriamente, sin ni siquiera parpadear. De veras que por ese pañuelo que tiene amarrado en la cabeza, no lo puedo tomar enserio. Me quiero reír.
–S-Sí señor, por supuesto. –responde la peli avellana sonriendo por los nervios, viendo como el oji grisáceo azulado vuelve a desaparecer ante nuestras vistas. –Bien, ya lo oíste nena, tenemos mucho trabajo que hacer. –me anima a seguirla. No ha pasado ni una semana desde que me conoce y me trata como si fuera su más íntima hermana menor. –Ey, descuida. –se dirige hacia mí, frotándome el brazo izquierdo. –Te juro que no mordemos. No nos tengas miedo.
–Es que no lo sé... –admito, abriendo mis pensamientos con Petra. –Yo casi nunca me fié de ningún adulto. Todos esos días en la prisión y en la corte fueron bien feos; ni mencionar mis años en Shiganshina...a los grandes no les importa lo que sienten los chicos.
–Te equivocas nena... –rodea mi espalda, guiándome al pasillo. –No todos los adultos en este mundo son como tú dices. Lastimosamente, vivimos en una crisis en donde nos vemos obligados a sobrevivir contra el mal. Créeme, te comprendo mucho Elaine. Me compadezco por ti...no sabes lo contenta que me siento por conocer a la sobrina más pequeña del Comandante Erwin en persona.
–¿Tú también lo sabías? –indago, agarrando mi propia escoba empezando a barrer el largo pasillo.
–Elaine, no hay miembro perteneciente a los Exploradores que no conozca a Elior Einar y Elizabeth Smith. Según tu tío, el nacimiento de sus sobrinas fue tendencia en todas las legiones por toda una semana. –relata, haciéndome abrir los ojos pasmada. –Ver a los dos soldados más fuertes del Cuerpo de Exploración de aquél entonces convertirse en padres les resultó increíble.
–¿Tío Erwin sabe que mis padres están desaparecidos desde que calló la Muralla María? –le pregunto, esperanzada de obtener una respuesta útil.
–Han pasado cinco años muñeca... –sus hermosos ojos avellana observan una de las pinturas colgadas a lo lejos. –El comandante ha estado como loco buscando a Elior y Lizzie, y nada...su angustia es tan grande como la tuya. Pero al contrario de Erwin, tú eres la hija.
–Qué lástima... –inclino mi rostro hacia abajo.
–No te desanimes. –sujeta mi mentón. –Todo debe de tener una explicación. Yo tengo fe de que algún día, no muy lejano a este, tu familia volverá a reencontrarse y podrán darse todo el amor que les hizo falta.
Quizás no sea mala idea intentar acoplarme a este nuevo escuadrón. Solo es cuestión de que sepa entrenar mi poder como es debido y aprender a lidiar con las distintas personalidades; empezando por el capitán Levi-grio. Pero Petra...ella es diferente. Ella y Lizy son igual de lindas conmigo. No sé qué fue lo que vieron en ellas dos para estar en el escuadrón especial. Ni siquiera sabía que Lizy y Levi se conocían y forman parte del mismo equipo. Enserio que estar conviviendo con adultos aprendes más rápido. Tengo que sacar provecho de la situación para obtener información. No puedo pasar desapercibida. Es mi oportunidad, y no la voy a echar a perder.
.oOo.
–Elaine, no te duermas. –me llama a murmuras la voz de Lizy a mi costado izquierdo mientras palmea dulcemente mi cabeza. Abro los ojos enseguida. Estuve a nada de dormirme. El té que nos sirvieron a cada uno de los presentes, hace que me de más sueño que energías para seguir con los ojos abiertos. La escasa iluminación en la habitación empeora todo. La melatonina se incrementa cada segundo. Tengo mucho sueño.
Seis horas. Seis malditas horas que estuvimos limpie y limpie y limpie. Ya ni siento mi espalda. Me duelen las piernas. Ni siquiera pude reposar bien mi pie torcido y siento que en cualquier instante voy a caer rendida en la mesa. Nos enfocamos totalmente que el castillo quedara como nuevo, que la noche se avecinó más rápido que un relámpago.
–Asumo que nos ordenarán quedarnos aquí al menos unos días más. –habla Erd Gin, dejando su taza encima del pequeño plato. –Pero escuché que los superiores planean una misión de exploración dentro de treinta días. Y tendremos que llevar con nosotros a todos los cadetes recién graduados.
Eren y yo nos volteamos a ver, esperanzados de que muy pronto, tendremos nuestra primera misión al lado de nuestros amigos. Los extraño mucho; a todos. Me pregunto qué estarán haciendo ahora mismo. Espero que Armin, Mikasa y Éclair estén bien allá con los demás. Ya los hemos preocupado bastante.
–Eso es cierto Erd, me parece algo apresurado. –dice Gunther Schultz sentado a su izquierda. –Sin embargo, los novatos combatieron bastante bien en el último entrenamiento con los titanes.
–Apuesto que todos ellos mojaron sus pantalones del susto. –Auruo observa el líquido servido en su taza, sonriendo de modo burlón por el mismo hecho de que seguimos siendo unos aprendices a los ojos de los soldados más grandes.
–Si no mal recuerdo, tú fuiste el más asustadizo cuando fuimos a nuestra primera excursión hace casi seis años. ¿O ya se te olvidó? –le pregunta Lizy, posando su cabeza en la palma derecha y haciendo que Auruo se estremezca por ese recuerdo ajeno.
–¿Todo eso es cierto capitán? –Petra gira su cabeza hacia el líder.
–Yo no planeo estrategias...eso no me compete. –responde vagamente. –Pero, conozco a Erwin. Debe estar considerando más variables que nosotros.
–Es un hecho que nos encontráramos en una situación sin precedentes. –concuerda Erd, posando la barbilla con sus manos. –Por una parte perdimos la única ruta que teníamos para retomar la Muralla María; que tantas vidas nos había costado. Pero ahora también tenemos un nuevo rayo de esperanza. –todas las miradas se enfocan en un punto de la mesa, hacia Eren y a mí. Cosa que nos pone un poco mucho incómodos. –De hecho, yo tampoco puedo creerlo. ¿Qué es lo que haces para transformarte en un titán, Eren? –la pregunta se enfoca en el chico de los ojos verdes azulados.
–Son borrosos los recuerdos que tengo de ese día. –lo veo exponer su honesta perspectiva, con la mirada puesta en la mesa de madera. –Pero...me sentía como si estuviera en trance. –levanta la cabeza. –Debo lastimarme para detonar mi transformación; como morderme la mano por ejemplo.
¿Cómo es que Eren sabe que esa es la clave para convertirse en titán? ¿Quién se lo habrá dicho? ¿Lo habrá recordado de alguna parte?
–¿Y tú Elaine, dinos qué onda con tu poder? –me pregunta la pelirroja de ojos esmeralda. –¿Cómo es que consigues activarlo en primer lugar?
–E-Este...yo-
–Todos están al corriente, ¿No? –me interrumpe el peli azabache. –No podemos preguntarles nada que no esté en los informes. –dice, para agarrar su taza de una manera bastante rara. –Aunque, ya saben quién seguirá insistiendo. –finalmente le da un sorbo y suspira. –Más les vale no morir durante los experimentos. –nos advierte con la pura ojeada. –¿Oyeron? Cuídate Eren, sobretodo tú Elaine.
–¿De quién habla? –Eren pregunta exaltado. Mas el fuerte golpe de una persona chocando contra la puerta nos pega un susto a todos, con excepción de Levi-grio. Petra corre hacia la entrada, quitando la barra de madera que sirve para bloquear la puerta.
–Buenas noches Eren, Lenie y miembros del escuadrón de Levi. –nos saluda la única integrante que faltaba en esta reunión con una sonrisa. –¿Qué tal es vivir dentro de este castillo?
–Llegaste temprano... –Levi la recibe, solo que sé que su comentario no es nada más que puro sarcasmo. Vuelve a tomar de su taza sin sujetarla de la asa.
–Sí, lo sé. Estaba ansiosa por verlos. –camina hacia el otro lado del tablero.
–L-La líder de división Hange... –musita Eren.
–Te ves bien para ser de noche madrina. –la saludo gustosamente.
–Lamento la demora nenes. –se disculpa. –En este momento estoy a cargo de estudiar a los titanes que fueron capturados dentro de la ciudad. Y me gustaría que me ayudaran con los experimentos de mañana. Vine hasta acá para pedírselos.
¿Experimentos?
–¿Experimentos? –Eren repite contextualmente lo que me cuestioné a mis adentros. –¿Nos necesita? ¿En qué cosa podríamos ayudarle?
–¡Te encantará! –su sonrisa se amplia de un modo exagerado, a la par que sus mejillas se sonrojan y las pupilas de sus ojos se dilatan. –¡Es la cosa más increíble de TODAS! –resalta la última palabra.
Eren traga una bocanada de saliva, agarrando mi mano derecha por debajo de la mesa con fuerza. Esto ya lo está poniendo inquieto.
–E-Eh, disculpe... –su cuerpo se hace para atrás, chocando con mi torso. –N-No estamos en posición de tomar ninguna decisión, señora.
–Oye tampoco está ruca. –le musito al oído con miedo de que mi madrina se indigne. El resto del escuadrón observan la escena con molestia, aunque Lizy voltea su cara para esconder sus ganas de reír.
–N-No tenemos derecho sobre nosotros. –concluye. –No podemos decir que sí.
–Levi. –la peli chocolate lo nombra. –¿Tienes planes para los nenes mañana?
–Debe limpiar el jardín-
–¡ES PERFECTO! –Hange hace caso omiso a su respuesta. Levi la divisa, disfrazando su irritación por la mujer entre su fría seriedad. –Está decidido... –coge nuestras manos derechas, haciéndolas entrar en contacto. Si no controlo mi sonrojo, todos se darán cuenta. Eren y yo estamos bien cerca. Nuestros cuerpos chocan hasta el grado de casi sentir su respiración cerca de mi oído. –Eren, Elaine...cuentos con ustedes mañana. –su sonrisa es engorrosa. Yo solo quiero dormir.
–E-Ehh...claro. –balbucea el chico a mi lado. –¿Pero podría...decirnos de qué se tratan los experimentos, por favor? –esa pregunta. Esa maldita pregunta que más temo escuchar, hace que mi madrina ría con picardía. –B-Bueno es que yo...solo quiero saber cómo-
–¡Eren! –lo llamo con desesperación de que no proceda. Tengo vagos recuerdos de mi madrina, pero sus charlas sobre experimentos son más duraderas que el diccionario completo.
–Oye no sigas, no preguntes. –Auruo lo regaña.
–Ahh...lo sabía... –suspira, penetrando su eufórica mirada hacia los dos. –Puedo ver en sus rostros que se mueren por saber todo. –canturrea el último vocablo.
–¡Ah no! ¡Yo me largo de aquí! –me suelto de inmediato del agarre de Hange para correr con espanto hacia la salida. –¡Perdón Eren yo me voy a dormir! ¡Ahí te ves! –le grito, para después huir al borde de tropezar antes que el escuadrón entero.
Solo quiero mi cama. Solo quiero acostarme. ¡SOLO QUIERO DORMIR!
.oOo.
Hoy me siento totalmente renovada. Hoy es un nuevo día. Solo que en el mero instante en que terminé de arreglarme, fuimos avisados de que hubo un incidente en cuanto a unos titanes que tuvieron en cautiverio. Desconozco el motivo, o por qué lo hicieron; pero parecía urgente. Tuvimos que cabalgar a toda velocidad al área donde varios soldados se hallaban reunidos. solo que Eren y yo, aún debemos mantener nuestra identidad oculta en el exterior. Por lo que ambos, teníamos las capuchas de nuestras verdosas capas puestas en la cabeza. Me ubico al costado de Eren como siempre, aferrándome hacia el con el agarre de nuestras manos. Yo estaba un poco perdida, pero Eren parece saber algo.
–¡NOOOOO! ¡SAWNEYYY! ¡BEAAAN! –exclama madrina Hange con todo el horror en su rostro delante de un par de enormes esqueletos con vapor saliendo de sus largos huesos. –¡NO ES CIERTO! ¡DÍGANME QUE ES MENTIRA!
–¿Qué pasó? –le murmuro.
–Eran experimentos importantes de Hange. –inclina su cabeza hacia mí para oírlo mejor. –Parece ser que un soldado los mató sin que nadie se diese cuenta.
Veíamos con preocupación lo que había sucedido. Hange lloraba, estaba devastada; me siento mal por ella. Todo el trabajo duro que ha hecho por días se fue directo a la basura.
–Pobrecita... –la observo afligida.
–Pero no lo entiendo Elaine... –Eren mantiene sus ojos abiertos como platos. –¿Cómo fue que pasó esto?
–Vámonos Eren, Elaine. –nos pide el capitán a nuestro lado. –Esto ya es cosa de la Policía Militar. –dice, alejándose de nosotros.
–Sí, claro. –le responde, solo que ninguno de los dos se mueve.
Esto es tan extraño. ¿Quién pudo haberle hecho esto a mi madrina?
–¿Qué es lo que están viendo niños?...
Esa misma gruesa voz que por toda mi vida añoré por conocer, se plasma en mis tímpanos. Cada brazo suyo nos rodeaba a los dos, como un padre protegiendo a sus crías. Sus azulados ojos no nos observaba, pero se mantenían al frente; como si este sospechase de un detalle ambiguo que solo los más inteligentes, pueden percatarse.
–¿Tío Erwin? –lo llamo, girando mi semblante para verlo. Pero él sigue sin hacerlo.
–Díganme...¿Ustedes quién creen que es el enemigo?...
Esa pregunta me golpeó como un barrote de metal en la cabeza. Llevaba tiempo sin presenciar esas fuertes punzadas en la cabeza que me llegaban a una horrenda agonía. Erwin pareció darse cuenta de eso al ver como poso la mano izquierda en la frente, quejándome con angustia. Eren pareció temblar ante esa pregunta al igual que sus pupilas. Que me hojean de pies a cabeza con una expresión totalmente nueva. Como si un peligro desconocido nos perseguía desde un segundo plano. O quizás desde un pasado del que raramente...siento que estoy volviendo a vivir como si hubiera estado en otra vida.
–Lo siento... –se exculpa, acariciando mi cabeza. –No le hagan caso a mi pregunta... –se separa de nosotros, antes de dejarme una pequeña nota en mis manos.
Ambos lo volteamos a ver yéndose en compañía de su más fiel subordinado Levi. Pensando en esas breves palabras que nos dejó con la boca abierta y con las manos más entrelazadas que nunca. ¿A qué se refería mi tío? ¿"Quién es el verdadero enemigo"? ¿De qué cosas está hablando?
–Eren...me duele la cabeza. –le digo, posando la mano derecha en su pecho. –¿Eren? –lo vuelvo a nombrar, pero no me escucha. Su alma se mantenía en un verdadero trance, atisbando la presencia del comandante desaparecer de nuestro campo visual. Su tensión se mezclaba con la mía, percibiendo la adrenalina fluir al mismo ritmo. Eren será nuevo al igual que yo y podremos ser un par de novatos recién ingresando a la Legión de Exploración; que siendo portadores de un poder por separado, nos unimos como uno solo si trabajamos en unión. Pero yo creo...que hay muchas cosas de él que no me cuadran. Algo dentro de mí me lo dice. Eren es muy especial, y a la vez es indescifrable para mis dos zafiros. Porque ahora mismo, mi poder se activa sin darme cuenta; viendo a través de su energía vital. Tal como sucedió con Bertolt. Estar a su lado, sentirlo y tocarlo...es como un déjà vu para mi espíritu.
¿Por qué todo esto me resulta algo familiar?...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top