𝐭𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚
~El precio de la culpa~
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✧Elaine Einar✧
Los clamores eran tan fuertes que podrían romper las ventanas de un pueblo entero; no obstante, en mi alma yacía un hueco que me impedía cubrirme los oídos. Mis zafiros no cesaban en hacer llover cántaros, plantando de gota en gota, el corto pasto de tierra firme.
Eren tantea con golpear a la titán femenina. Exitosamente esta esquiva el intento, tomando impulso para saltar y golpearlo reciamente en su estómago. No consigue dejarlo inconsciente, porque desde mi locación, le genero una protección de cristal en el área cuando recibe el impacto. Aunque deja salir una bocanada de saliva titánica y se echa varios metros atrás; iniciando una batalla de cuerpo a cuerpo entre ellos dos. Ambos titanes eran fuertes; debía reconocerlo por la forma tan pesada en la que respiran y se observan, analizando cada aspecto del rival que tienen en frente. Así como Eren, esta chica puede sanar sus heridas a través del peculiar vapor que rehabilita los sectores afectados.
Se veía impresionada con el titán de Eren. Procesando al adversario que se coloca en posición para luchar con todo el afán de ganar. Aún con la premura en que los puños titánicos se le aproximaban, ella los evitaba. Solo que en una de esas, Eren consigue pegarle hasta que cae en el piso. Y ella se levanta con prisas no para devolverle la ofensiva, sino para buscar una huida. Huida que se torna compleja cuando la tierra inicia a tambalear de un lado a otro. Y no por un temblor causante de la naturaleza, sino provocado por mí. Focalizando mi visión a varios metros abajo del suelo para hacer chocar dos placas tectónicas ubicadas justo donde corre la titán hembra.
Me negué a mirar hacia al frente. Rechacé voltear la cabeza hacia mi derecha, oyendo una desconsolada y desamparada Lizy sollozar a los pies de su escuadrón. Solo una presencia fue suficiente para romper lo último en ella: Y eso fue nada más y nada menos que conectar sus verdosos esmeraldas con los grisáceos azulados que se detenían a ver cada uno de sus camaradas tendidos en el suelo sin alguna señal de vida. Despedazados. Sangrientos. Sin respirar. Levi...tiene la mirada más fría que nunca. No emite sentimiento alguno; solo un neutro pero entristecido vacío.
La batalla era pareja. Ambos titanes se defienden y atacan con lo que tienen. Me beneficio cuando la titán femenina tambalea para alzar el brazo izquierdo. La tierra se levanta originando una pared trasera que le impida escapar. Acción que sirve para que Eren la tumbe reciamente con su cuerpo titánico.
Todo esto se pudo haber evitado si tan solo dejara guiarme por mis instintos; mis sentimientos. Aquellos mismos que pronosticaron los posibles movimientos de la rival y me hicieron sentir duda ante las estrategias de mi tío que debe estar lejos o cerca de este bosque.
Si tan solo hubiese creído en mi intuición. Si hubiese tenido más confianza, y hubiera tenido el coraje para luchar o por lo menos hablar. Si lo hubiera hecho, Lizy no estaría sollozando su pérdida dentro de esa bola de cristal azul y Levi no tendría que estar viendo el resultado en una horrorífica escenografía por mis tontas e imprudentes faltas. Es mi culpa por no haber insistido aún más que Eren. Por confiar en mis compañeros. Mi elección fue callar y no sentir...y eso, mató a todos. Todos están muertos...y todo por culpa mía.
Mis ojos llorosos lo divisan a él, al chico que me deja soñando todas las noches estando a su lado rugiendo y gruñendo encima de esa titán. Seguramente estará pensando lo mismo; lo sé. Y lo sé porque su remordimiento y la ira en sus verdosos azulados me lo dicen. Piensa en cuántas oportunidades tuvo para convertirse, y no lo hizo. Al igual que yo, prefirió confiar y en callar antes de actuar. El sufrimiento de perder a su madre, a sus amigos y ahora a su equipo, lo está destruyendo. Y eso también me destruye.
La cólera es interrumpida por los movimientos inoportunos de la contrincante. Quien lo atrapa y lo patea a lo lejos. Solo que antes de impactar contra los árboles, lo detengo. Estirando el brazo derecho en su dirección y creando un aura de colores fríos que lo suspenden y lo levitan con suavidad en el aire. Muevo el brazo al lado contrario, trayendo de resultado que el titán de Eren salga disparado contra la enemiga y le voltee la cabeza de un puñetazo. De todos modos, no quita el dedo del renglón y le devuelve el mismo asalto. Los dos ruedan por el piso, pero los gestos de la titán reflejan sobresalto por la determinación de Eren. De como a pesar de su pretensión, él se endereza y ruge con tanto espíritu y disposición de acabar con ella.
Debí saber que fue otra de sus trampas, porque después de una serie de golpes, la titán cristaliza su brazo izquierdo antes de que Eren la golpease en la nuca y lo lastima de un puñetazo en la boca. Solo que debió tener en mente que al ser cristal, Eren puede deslizar sus dientes sobre ellos; y de nuevo acierto. Lleva a cabo el acto, propinándole una firme tunda que la hace volar varios metros lejos. Al aterrizar, no la deja tan siquiera respirar y le brinda un rodillazo en uno de sus glúteos para posteriormente, respirar con pesadez.
Los chicos no se creerían si les dijera que vi en primera fila la batalla entre dos titanes inteligentes. Que Eren tuvo su momento para brillar y darle su merecido al enemigo. Los dos se veían exhaustos, y dicha pausa me dejaba perpleja y a la vez cansada. Puede que todavía siga usando mis equipos, pero es gracias a mi poder que lo uso a favor mío, haciéndome flotar en medio de los troncos y sin tener los pies en ninguna rama.
–Es suficiente. Te vas a desgastar. –a mis espaldas se acerca el joven adulto, quien se entera del santiamén en que una bocanada de sangre ensucia el mango de mi chaqueta a causa de una potente tos. –Elaine. –enuncia mi nombre, llamándome. Pero tanto él como yo, volteamos hacia adelante. Siendo espectadores de como la titán hembra vuela la mano derecha, la cabeza titánica de Eren y el tronco de un árbol de un trompazo. Su cuerpo cae de espaldas, pero se sienta. La titán lo toma de los hombros y abre grandemente la boca, acercándose al cuello para morderlo, cortar la carne y exponer al portador a ser comido.
–¡NO! ¡NO EREN! –vocifero, aterrizando rápidamente al piso y corriendo a su auxilio.
–¡ELAINE! –me llaman Levi y Lizy.
–¡EREEEEEN! –mi pecho se contrae, creyendo oír una voz femenina llegando con sus equipos de maniobras.
Todo ocurrió en menos de tres segundos. Su cuerpo fue tragado en vida por esa titán. Ni siquiera lo masticó. Se limpia los labios con los dedos y huye del lugar con prisas. Siento una potente repulsión en mi estómago y un apretón en mi pecho. La cabeza y los ojos me arden, haciéndome gritar y gemir ante lo que recién pasó. Gritaba con locura en medio de la naturaleza. El joven pero adulto capitán, Lizy y aquella chica se mantenían boquiabiertos. Pasmados ante mi insana reacción. Perplejos por el vigor en que me dejo rendir ante los sollozos y el arrepentimiento. Tantas personas me vieron como un monstruo desde que soy una niña, muchos soldados murieron a causa mía. Y todo por este maldito poder. Por esta desalmada maldición que no me ha traído nada más que puras desgracias y pérdidas. Tanto es mi odio y mi rechazo a este poder, al grado de querer maldecir el día en que llegué a este mundo cruel.
Eren. Mi Eren. No puede morir así como así. Me niego aceptar que fue vencido. Sin él, mi vida no tiene sentido. Por él es que estoy aquí. Por él es que porto este uniforme. Por él es que me motivo a seguir adelante. Por él es que lucho por conseguir mis sueños. Por él...por él es que aprendo lo que es amar. Amar y aspirar a la libertad.
No...esto no puede quedar así.
Cada uno de mis zafiros destella con una fuerza que presencio despertar. Mi mirada era fija, llena de rabia. Rabia por la persona controlando a esa titán. Ella...no sabe con quién se acaba de meter.
Posiciono mis dedos, levantando el índice y el medio de cada uno. Anulo mi vista, concentrándome y buscando a través de las ondas sonoras, la locación a donde se puede estar escabullendo la responsable de la falla de esta misión. Todo es silencio para mí. Me concentro. Pongo toda mi energía buscando el retumbar de sus pasos. Solo un poco más...unos cuantos metros más...
La encontré.
Aprieto el gatillo de mis equipos, balaceándome al instante y volando con prisas. Ignorando a las tres personas cercanas a mí.
–¡ELAINE! –me gritan, pero hago caso omiso. Solo dejo liberar a Lizy desintegrando el campo de fuerza. De seguro podrá aterrizar bien con sus equipos. No tengo tiempo de tonterías. Tengo que rescatar a Eren cueste lo que cueste. Y nadie me lo va a impedir.
–¡REGRESA A EREN! –oigo por detrás a esa misma chica sacando sus espadas. –¡DEVUÉLVEMELO! –demanda, pasando los ganchos de sus equipos de un tronco tras otro. Fue un movimiento fugaz de su parte. Ni siquiera la vi llegar tan rápido. Sus hojas no traspasaron la piel de la nuca, pero sí cortó un trozo la mejilla derecha. Después fueron sus brazos, luego sus piernas y una parte de su rostro. Ella volaba. Remontaba. Planeaba y giraba como si fuese un ave. Cada desplazamiento no me sorprendía en absoluto, pero a la vez me desconcertaba. Yo sabía que sería una de las que llegarían sin un rasguño, solo que no pensé que su llegada fuera más rápida de lo usual. No cabe duda que ante la calamidad, mis ángeles de la guarda me cuidan donde sea. Y Mikasa Ackerman, es el ángel que más agradezco tener. –¡AHHH! ¡DEVUÉLVEMELO! –el corte en la parte trasera de sus piernas la hacen desplomarse una vez más. Y opta por probar en partir sus dedos cristalizados, pero no hay resultado.
–¡No lo hagas Mikasa! –le aviso, desplazándome con la ayuda de mis equipos.
Mi mejor amiga elige por clavar una de sus cuchillas rotas en uno de los troncos para sostenerse. No obstante, la detengo en el vacío con la ayuda de mis zafiros para que no disponga ni de sus recursos ni de sus pies como soporte. Bastó con solo centrar la refulgente mirada en ella y lanzarle el encantamiento, donde de su cuerpo se desprenden las mismas y brillantes tonalidades de azul que se generan en varias de mis habilidades.
–¡¿Por qué?! ¡¿Por qué no puedo cortarla?! –se pregunta la peli azabache con desaliento.
–No bastará con solo usar las espadas y atacarla por impulso. –le manifiesto, llegando a su costado empleando el mismo hechizo de levitación conmigo misma. –El material del cristal es tan duro que ni la más grande bala es capaz de traspasarla.
–Aún así, sigue con vida. –clama. La sangre titánica inicia a evaporarse de su bello semblante. –¡Estoy segura! ¡No hay duda! ¡Eren está con vida!
–¡Y te creo! –la calmo, posando ambas manos en sus hombros. –Pero tenemos que pensar en una mejor estrategia. Hay que trabajar juntas. –sintetizo.
–Lo vamos a salvar. –me divisa con sus oscuros y relucientes ojos. –Vamos a destrozarla hasta llegar a matarla. –de sus equipos, saca dos nuevas hojas. –Lo sacaremos de ese asqueroso y horrible lugar.
–¡Sí! –asiento, cambiando la vista hacia la titán arrodillada. –Lo siento mucho Eren...solo espera un poco. Iré por ti... –mascullo, soltando una pequeña lágrima.
No necesitamos preguntar si estábamos listas para pelear. Con el simple reflejo de elevarnos cada una con nuestras maniobras antes de ser atacadas por el puño de la contrincante, era nuestra unísona respuesta.
–¡ESPERA! –la escucho jadear. –¡¿Qué sucede?!
–¡¿Pero qué-?! –giro la cabeza hacia la derecha. Mikasa no está yendo a la par conmigo. Alguien la tiene entre sus brazos. Alguien muy parecido a ella.
–Debes retroceder soldado. –le ordena con entereza y aún sosteniendo la frialdad en sus grisáceos azulados.
–¡¿Levi?! –abro los ojos presenciando inclusive la llegada de Lizy a mi lado derecho, bloqueando la visión de Mikasa observándole con ira y rencor. Solo gruñe del coraje por no tener de otra. Ahora, éramos cuatro contra la titán hembra. El capitán la suelta, cambiando la ruta hacia la derecha para seguirlo.
–Mantendremos esta distancia. Debe estar agotada. –considera, teniendo una idea del actual estado de nuestro objetivo. –Ya no se ve que vaya tan rápido como antes. –se percata. –Parece ser que le mordió el cuello a Eren...¿Acaso estará muerto?
–Primero muerta antes de que él lo haga... –rezongo, lanzando una ojeada repleta de odio hacia adelante.
–Eren sigue con vida. Elaine y yo estamos seguras de eso. –repite seguramente mi juicio. –El objetivo parece ser inteligente. Su finalidad principal es capturar a Eren. Si quisiera matarlo, ya lo habría aplastado. En cambio...está peleando y huyendo con él en su boca.
–Aquí la pregunta sería: ¿Por qué tampoco capturó a Elaine?... –Mikasa otea a la oji verdosa esmeralda. –Se supone que ellos dos eran el blanco de la titán hembra. Y a pesar de que pudo haber detenido las ofensivas de Elaine en su contra, ella ni se inmutó en asesinarla. Ni siquiera acercarse a Elaine por más que la vió de cerca. –su hipótesis me deja pensativa. –¿Por qué dejaría a Elaine con vida y a Eren no?
–Tal vez su objetivo principal era comerse a Eren y mantener fuera a Elaine de manera temporal. Puede que tenga un plan distinto con ella y para eso, tiene que dejarla ilesa. –el adulto agrega otra suposición. –Si es así, debe encontrarse en su estómago... –pausa. –Así que probablemente esté muerto.
–¡NO ES CIERTO! –reclama la joven Ackerman.
–¡Te equivocas! –le reprocho enseguida. –Eren y yo logramos sobrevivir adentro del cuerpo de un titán. Al no contar con un sistema digestivo, pude generar mi campo de fuerza para mantenernos a los dos intactos de los cadáveres y la sangre dentro de él. –este se mantiene en silencio. –Puedo ver la energía vital de las personas y saber lo que sienten con tan solo tocarlas. Quizás si hago contacto con la titán hembra puedo ver si en su interior Eren sigue con vida.
–¡¿Y dejar que ella te mate y nos terminen culpando por tus barbaridades?! –Lizy me dirige la palabra como un regaño. –¡Ya hiciste suficiente con no haber abierto la boca antes de que mataran a mis compañeros!
–¡¿POR QUÉ CREES QUE ESTOY HABLANDO AHORA?! –alzo por completo la voz, explotando mis emociones una vez más y dejando a Mikasa pasmada. –¡¿QUIEREN MANTENERNOS A SALVO A EREN Y A MÍ, NO?! –les indago al par de jóvenes adultos. –¡ENTONCES HÁGANLE CASO A MIS INTUICIONES POR UNA JODIDA VEZ!
Ninguno de los tres dice algo al respecto; ni siquiera la que alguna vez fue mi más fiel tutora. Ella sigue dolida no solo por perder a sus camaradas, sino por la toma de mis decisiones. ¿Pero qué quería que hiciera? ¿Obedecer al capitán Levi y confiar en ellos, o seguir a mi corazón y dejarme llevar por mis sentimientos y mi poder? ¡A este grado ya no sé en quién confiar! ¿Por qué no pueden entenderme? ¿Qué no se dan cuenta de que sus ideales y sus consejos son subjetivos?
A veces creo que los adultos son más tontos que los chicos.
–Espero que lo que dices así sea... –nos murmura.
–¡En primer lugar, si realmente hubieran protegido a mis amigos, esto nunca hubiera sucedido! ¡Se supone que ustedes estaban para defenderlos, pero también para escucharlos cuando se percatan del peligro o de las posibles estrategias del enemigo! –objeta mi hermana del alma, dolida pero enojada. –¡Elaine, ella es muy inteligente! ¡Más inteligente de lo que ustedes creen! –me complementa, pero la escucho con atención. –¡El error de ustedes fue subestimarla! ¡Por no haberla dejado hablar! ¡Y por ustedes, Elaine está cargando con muertes y con una culpa que no le corresponden! –Lizy y Levi dejan ir un jadeo. Solo que el segundo, abre ligeramente sus grisáceos azulados, girando su cuerpo para verla a la cara.
–Ya lo recuerdo... –musita. –Tú eres esa chica... –la reconoce. –Eres la amiga de la infancia de ellos... –habla perplejo, como si estuviese viajando a sus recuerdos del pasado. Mikasa lo examina confusa. –Establezcamos nuestros objetivos. –vuelve a concentrarse. –Primero, desistirán en matar a la titán hembra.
–¡Pero...esa titán mató a nuestros aliados! –recrimina la peli azabache.
–Mientras tenga la habilidad de endurecer su cuerpo a voluntad no tendremos posibilidad. Seguramente Elaine ya te lo debió haber explicado. –le dedico una mirada de afirmación al capitán. –Ahora, es tu turno de confiar en Lizy y en mí. Eren sigue vivo dentro de ella, y lo salvaremos antes de salir del bosque...nos ocuparemos de eso. –musita lo último. –¡Mikasa, Lizy, encárguense de distraerla! ¡Elaine, impide que siga avanzando!
–¡Sí! –aseveramos las tres.
–¡HAAAA! –grito realizando un doble giro con mis equipos y aterrizo a escasos centímetros del suelo para plasmar con fortaleza ambas manos en la tierra, sacudiéndola con energía. –¡Es tu turno! –le aviso a la segunda al mando.
La enemiga abre la vista percatándose de la anormalidad en el suelo. Busca la forma de seguir corriendo a pesar de los bruscos desplazamientos de la tierra agrietándose. Lizy se traslada en medio del trayecto; primero a la derecha, luego a la izquierda y así sucesivamente. Sabía la dueña de ese titán que Levi buscaría el instante perfecto para acabar con ella, por lo que en su mente, se prepara en idear una nueva planificación. Presiento que su concepto será dejar que él se acerque lo más que pueda, haciéndole creer que seguirá con la corrida. Pero cambiará su dirección hacia atrás para matarlo de una. No me doy por vencida en evitar que eso suceda. Procedo con mi labor de hacer que tropiece con el temblor.
Solo un poco más...solo un poquito más.
La titán gira hacia la izquierda y estira el puño derecho hacia él.
–¡LEVI! –le grito al capitán, girando mi cuerpo quedando boca arriba.
Y así fue como él consiguió leer mi juicio por primera vez, transformándose en todo un remolino asesino y realizando un largo pero dañino corte en todo su brazo. Sus pies lo impulsan a saltar desde el antebrazo y despedaza la cara de la rival de una sola estocada; bloqueándole la vista en el primer intento. Al elevarse varios metros arriba de ella, ejecuta un giro que lo hace sacar dos hojas nuevas cayendo en picada. Sus trazos son tan rápidos que no puedo seguirlo con la mirada. Es tan veloz que va cortando diversas partes de los músculos en menos de tres segundos y la hace chocar y caer contra un árbol gracias al terremoto procreado por mí.
–¡Qué rápido! –expresa Mikasa desde las alturas, boquiabierta como yo. En cambio Lizy, sonreía orgullosa. Esa era su señal para unirse a la acción. –¡Es tan rápido que ya no tiene tiempo de reaccionar!
Cada cortadura era más fuerte que la anterior. Ambos son como una lluvia de relámpagos que viajaba a todas las direcciones. Entre los dos existía una conexión que los hacía ejecutar los atentados como uno mismo. No necesitaban las palabras para decirse lo que seguía a continuación. Desde un principio, Levi ya la estaba incluyendo en la tarea más difícil; y esa era inmovilizarla en su totalidad. Mandarla a distraer a la titán fue solo una excusa para no exhibirla; también para advertirle que se preparara para actuar a su lado. Ceso el encantamiento, viendo por detrás como aquella parte está al descubierto.
¡La nuca! ¡Está expuesta!
–¡Puedo derrotarla! ¡Es ahora o nunca!
–¡DETENTE! –le vocifera el capitán.
–¡HAAAA! –exclama, enganchando sus equipos para llegar más rápido.
El alzamiento de la mano izquierda titánica hacia Mikasa me hace actuar de inmediato. La atraigo hacia mí con el hechizo de levitación y la aferro a mi cuerpo, dejando que el líder sea quien caiga en el brazo; pero lo hace mal. El fuerte y doloroso crujido de su tobillo lo hacen gruñir. Se acaba de lastimar.
–¡LEVI! –lo llama Lizy queriendo acercarse a él. De todos modos no se rinde. Levi se impulsa y cruza su espada contra la gigante boca; abriéndola y mostrando su interior.
–¡EREN! –grito su nombre.
–Ve por él Elaine. –la dejo libre enseguida, asegurando que use sus equipos para alejarse.
Me paro encima de la lengua, tomando su inmóvil pero viscoso cuerpo entre mis manos y salgo inmediatamente de ahí llegando a un grueso tronco.
–¡Ya lo tengo! –suspiro ante la mirada de mis acompañantes. Mikasa por un lado, y Levi siendo cargado por Lizy del otro.
–Eren... –sonríe mi mejor amiga con sumo alivio. –¿Se encuentra bien?
–Sí. –respondo, quitando la viscosa saliva de su cabeza y rostro. Su semblante está relajado pero inconsciente. Su pecho se contrae de arriba hacia abajo. Está con vida. –Eren... –llevo su rostro al mío, dejando que nuestras frentes se toquen entre sí a pesar de la suciedad.
–Nos retiramos. –impone el adulto con dificultad a causa de su herida. –No perdamos el tiempo con ella. Vámonos. No olviden cuál es el objetivo...¿Es más importante cumplir tu deseo de venganza...o salvar a tu querido hermano? –Lizy activa sus equipos, llevándose al capitán con él.
Mikasa se queda perpleja por su pregunta, como si Levi pudo predecir que ella aún quería darle un gran merecido por lo que sucedió en la corte. La animo a que nos vayamos, dejando todo atrás y regresar a donde pertenecemos. Todos deben de estar mortificados por nosotros, solo que ahora, son menos las ganas que tengo de encontrarme con ellos. No después de mi fracaso como portadora de un poder. Lo único que me mantiene feliz, es que Eren está vivo; y no veo las ganas de que despierte para correr hacia sus brazos y sentir todo su amor. Por otro lado, mi corazón no me deja estar en paz. No solo por las muertes de mis compañeros, sino por las lágrimas que la titán hembra derrama en vencimiento. No me arrepiento de mirar hacia atrás, porque aún sostengo la determinación de volverme a encontrar frente a frente con ella. Y no como titán, sino como humana.
El resto de los acontecimientos pasaron como el fluir del agua en un río; igual como las lágrimas que dejo caer en el pasto. Sentada ante la amarga y cálida atardecer, viendo las marcas de los dientes en las pieles de aquellos quienes juraron su lealtad hacia Eren y a mí. Yo no llegué a conocerlos más allá de un mes ni dos semanas. Perderlos a ellos, era perder un pequeño fragmento de mi persona. Reflexionaba a solas las preguntas que se hacían mis amigos entre ellos: Como van a morir. Cuánto tiempo más van a aguantar. Cuantos compañeros más tendrán que ver morir frente a ellos. Si será imposible regresar a casa. Sin embargo, era tiempo de avanzar.
Fue una cuestión de minutos para que los titanes nos asecharan por la retaguardia. Seguían viniendo por detrás. Pero a estas alturas, no lográbamos acelerar. Nunca se me va a olvidar lo que presencié delante de mí. Los cadáveres siendo arrojados por los soldados para ganar más tiempo. El cuerpo de Petra ser abandonada en el terreno...los ojos de Levi y Lizy ser testigos de la atrocidad. Yo...no lo pude resistir. Durante el resto del camino, deje que mis sollozos y mis lágrimas se plasmaran en la espalda de Sasha. La abracé y me aferré a ella; negada a abrir mis ojos inclusive cuando el padre de Petra se le acercó al capitán para preguntar por ella.
En cuanto Eren despertó, me bajé rápidamente del caballo de Sasha. Y una vez que en mi desespero me subí a su carreta, me abalancé hacia él; abrazándolo con tanta pesadez y llorando a su lado como nunca lo hicimos. Mikasa y Armin estaban ahí también, decididos a unirse a este agridulce encuentro. El abrazo entre los cuatro me quebrantó la voz y clavó un sin fin de puñales en mi corazón. Habíamos pasado por todo en esta expedición, pero tenerlos a ellos tres era la medicina que requería. Apoyarme en ellos. Llorar mi pesadumbre. Cobijarme en el amor que les tengo. Aún así...las acusaciones de Lizy que me mantienen desamparada, no me sanan. Este sería por siempre, de aquí a mil vidas más, el precio de la culpa.
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