𝐬𝐞𝐭𝐞𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐜𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨
~Hermanas~
.oOo.
✧Elaine Einar✧
La tensión jamás había sido tan tétrica y paralizadora como lo es ahora. Ninguno de los dos bandos realiza algún movimiento en falso. Todos nos mantenemos estáticos desde nuestros lugares. Desde el viento, siento el refuerzo de la legión a mis espaldas. Levito y me sostengo en el aire, manteniendo los ojos en cada una de esas horrendas bestias.
–Erwin. El acorazado va a subir. –avisa el Ackerman de grisáceos azulados.
Mi existencia da un fuerte vuelco cuando escucho el sonido de cristales romperse en pedazos. Al parecer, Reiner no solamente absorbió mi poder con el objetivo de recuperar energía. Sino que también lo utilizó para crear las garras que trae en los dedos de sus manos y pies. Donde unas afiladas uñas se generan para que estas se claven en la construcción de las murallas y las use para escalar. Toma impulso, corriendo a toda velocidad hacia la entrada y salta. Sus pies se clavan a la perfección; lo cual nos da una mala señal.
–¡SOLDADOS! ¡TODOS EVITEN EL ENFRENTAMIENTO CON EL TITÁN ACORAZADO! ¡QUE NADIE SE ACERQUE A ÉL! –impone firme y en voz alta una vez que se percata del inicio de su escalada.
–¡SÍ SEÑOR! –claman todos los soldados bajo su mandato.
–¡Sargento Hange! –Eren la nombra. –¡¿Por qué no nos ordenaron atacar?! ¡¿Qué espera el comandante?!
–Observa los movimientos del enemigo. –expresa con la atención puesta en el titán. –Parece que Reiner y sus amigos titanes nos prepararon una sorpresa para darnos una gran bienvenida.
Si hay algo que debo estar consciente, es que debo ahorrar la mayor cantidad de poder posible. No he tosido ni una sola cantidad de sangre, lo cual es un enorme y gran progreso. Excelente. Voy súper bien. Retrocedo con lentitud, asegurando mi llegada al suelo de la cima.
Ese titán cuadrúpedo de ahí...transporta algo sobre su espalda. Por lo que atisbo, no es de los que se acaban de transformar. En ese caso...se trata de otro infiltrado. Uno ajeno de los que detecté antes de arribar a la cima. Debió percatarse de que nos aproximábamos y se lo comunicó a Reiner. Por lo tanto...
–¡Ellie! –Armin me recibe una vez que aterrizo. –¿Qué alcanzaste a ver? –me indaga, para pasarme un par de binoculares. –Ten. Usa esto para que no fuerces la vista con el sello. –le agradezco con el asentir de mi cabeza, recibiéndolos y poniéndolos frente a mis ojos.
–El cuadrúpedo junto al titán bestia, son dos de los seis titanes inteligentes que presencio. –menciono. Armin y Levi jadean al unísono. –No cabe duda que hay más. Lo sé. Los zafiros titánicos los siento tan cerca. La luz de cada uno me llaman. –le presto el artefacto a mi mejor amigo y estos los agarra para observar a través de ellos de inmediato.
–Ese titán...lleva una carga, ¿Pero qué podría ser? –cuestiona mi fiel confidente a mi lado. Fijo la vista con tal de intentar de penetrar la visión al interior. Mas una fugaz punzada invade mi cabeza, llevando las manos a mi sien.
–No lo sé. –niego, cerrando los ojos con fuerza. –El sello no me permite ver hacia adentro. No comprendo.
–Lo que importa es que no te esfuerces. –posa las manos en mis hombros. –Estás haciendo un muy buen trabajo. –me felicita.
Presenciamos el alargado y peludo brazo derecho de ese demonio alzarse y jadeamos por la incertidumbre de no saber qué es lo que hará. Tan solo bastó el fuerte golpe de su puño y un gran rugido para que la primera estampida de titanes pequeños comiencen a correr al unísono en dirección hacia la muralla.
–¡Se están acercando! –alerta Lizy hacia el líder de la legión.
–¡Son varios titanes de dos y tres metros! –avisa mi madrina.
Respiro profundamente con tal de no perder la calma y concentrarme en mi labor. Esto es exactamente lo mismo que el ataque al castillo Utgard. Primero atacarán a los caballos. Pero su objetivo principal, definitivamente es capturarnos a mí y a Eren. Aunque para lograrlo, primero necesitan cortar nuestras vías de escape. Claro...la Muralla María todavía es territorio titánico. Así que no podemos volver si aniquilan a los caballos. Si ellos logran eliminarlos, no tendremos rutas de suministros y quedaremos totalmente incomunicados; ya sea en unas semanas o en un mes. El enemigo sólo va a esperar a que no podamos movernos. Así evitarán tener un enfrentamiento con nosotros y podrán capturarnos a los dos sin que podamos hacer algo al respecto. Incluso ahora, el hecho de que aquellos titanes más grandes continúen inmóviles, me demuestra que su único propósito es mantenernos acorralados. Mis pies tambalean y me desconecto de mis pensamientos sin dejar de analizar el perímetro enemigo.
–¡Está subiendo! –oigo a Sasha exclamar alarmada de cerca.
–¡Comandante! –lo nombra Armin ansioso, posando sus manos en mis hombros. –¡El acorazado está subiendo! ¡Pero seguimos sin saber el paradero de Bertolt!
–Sí...estoy consciente. –concuerda sin despegar el ojo del enemigo.
En este momento mi mayor angustia, es que Reiner y Bertolt están en posición para liquidar a nuestros caballos. Así que...la forma de que pueda obtener los zafiros es...
–¿Qué? ¿Por fin te vas a dignar a decirnos algo? –volteo hacia la izquierda para toparme al subordinado de mi tío hablarle seriamente. –Mejor hubiera desayunado en lo que esperaba...
–Levi. –lo impugno entre dientes.
–¡ATENCIÓN! –clama el líder de ojos azules, sacando una de sus hojas. –¡LOS ESCUADRONES DE DIRK Y MARLENE DEBERÁN PROTEGER A LOS CABALLOS JUNTO AL ESCUADRÓN DE KLAUS! –mueve el torso hacia su izquierda. –¡ESCUADRÓN ESPECIAL DE LEVI! ¡USTEDES, LIZY, ILIANA Y HANGE PELEARÁN CONTRA EL ACORAZADO! ¡SI LO CONSIDERAN NECESARIO, USEN LOS LANZA RELÁMPAGOS! ¡CUMPLAN CON SU MISIÓN CUESTE LO QUE CUESTE! –dirige la mirada de nuevo a los contrincantes del exterior. –¡EN ESTE MOMENTO, TODA LA HUMANIDAD DEPENDERÁ DEL RESULTADO DE ESTA BATALLA! ¡SE LOS PIDO UNA VEZ MÁS! ¡CONSAGREN SUS CORAZONES!
–¡SÍ SEÑOR! –todos los soldados vocean y se lanzan al vacío al unísono a sus respectivas posiciones.
Guardando los pequeños binoculares dentro de una de las bolsas de mi chaqueta marrón, dispuesta a seguir a mi equipo como es de costumbre.
–Esperen. –nos detiene antes de irnos. –¡Armin, Levi, Elaine y Éclair! –grita. Sorpresivamente, mi hermana estaba a nada de irse. –A diferencia de tu escuadrón, tú tienes que quedarte aquí.
–¿Quieres que proteja a los caballos en vez de a Eren y Elaine? –indaga el mayor de los susodichos.
–Así es. –afirma. –con su hoja, mueve su brazo para señalar al horizonte. O más bien, a cierta criatura peluda a lo lejos. –Y si tienes la oportunidad Levi, quiero que lo mates a él...el titán bestia. –Armin, Éclair y yo tragamos una bocanada de saliva por el pavor. –Solo tú puedes hacerte cargo.
–Hmm...bien comandante. –responde de forma neutral. –Ya que no pude acabar con el estúpido titan acorazado, me redimiré trayendo la cabeza de ese animal... –antes de que pudiese decirle algo, Levi desaparece de mi vista. Ahora, somos Armin, mi hermana y yo.
–Armin. –el enunciado endereza su postura. –Tengo un plan contra el titán acorazado.
–E-Ehh, sí señor. –responde con timidez.
–Este campo de batalla tan importante para la humanidad, tiene dos frentes. Uno de ellos, se lo encargaré a Hange y a ti. –enuncia con formalidad.
El cuerpo de mi confidente se tensa, sin saber a lo que refiere. En cuanto a nosotras, nos divisamos de reojo al igual de mezcladas como él. Por debido respeto y por órdenes de mi tío, Éclair y yo tuvimos que dar unos pasos atrás. Al parecer, la información que mi familiar le confiere a mi mejor amigo es confidencial. Pude ver como en diversas ocasiones sus azulados ojos y los míos se conectaban en brevedad. Pasaron los minutos antes de que Armin afirmara de acuerdo ante las indicaciones y se retira sin decir nada más. Sin embargo, el tiempo parece congelarse una vez que sentimos la presencia del titán acorazado a escasos metros de nosotros.
Mantengo el contacto visual con los relucientes ojos dorados de aquél titán. Sé que Reiner me atisba en silencio, pero no soy capaz de adentrarme en sus pensamientos. Insólito es que no me haya capturado aún. Creí que las prisas que tiene para hacerlo rebasan las nubes. No cabe duda que debe de estar ideando un plan maestro. El cielo vuelve a teñirse en los dichosos colores cálidos que distinguen la transformación de un titán inteligente. Sí...definitivamente es Eren. Giro hacia atrás y lo veo estático en su forma titánica. Sus verdosos azulados se focalizan en un punto en la cima; en el titán acorazado.
No comprendo...¿Por qué revelaría su identidad sabiendo que el enemigo nos mantiene acorralados? Sabe perfectamente que el objetivo principal de esos rufianes es localizarnos y llevarnos a los dos con ellos. ¿En qué demonios piensa?
Transcurren unos segundos después. Eren se la media vuelta y corre en dirección contraria, ignorando por completo en atacar directamente a Reiner.
Ya veo...piensa distraerlo para que no se le ocurra atacar a los caballos y obtengamos más ventaja.
Es aquí en donde el miedo parece disminuirse hasta desaparecer con el viento. Imitando la acción de mi tío Erwin, opto por revelar mi identidad ante los ojos de Reiner. Remuevo la capucha de mi cabeza, descubriendo el dorado de mi cabello y mi rostro en su totalidad. Solamente le dedico una seria mirada de reojo. Parece que el chico querrá probar mis habilidades con tal ver qué tan lejos soy capaz de ir. No puedo actuar de manera impulsiva si quiero ser yo la que conserve la mayor cantidad de energía posible. Así como alguna vez lo mencionó madrina Hange, debo demostrarle a la humanidad que un ser como yo puede ser mucho más poderosa que los titanes. Una vez que el acorazado se desliza por muralla para aterrizar en tierra firme, un gran alivio me calma. Aparentemente, Eren lo está logrando.
–¿En qué piensas Elaine?... –indaga mi hermana mayor observando el mismo panorama que yo: Los soldados guiando a los caballos y matando la mayor cantidad de titanes posible.
–No pueden ni con los titanes de dos metros. –especulo. –Estamos sufriendo demasiadas bajas...esto no es nada bueno. –niego un par de veces. –La legión ya no tiene la misma fuerza de antes.
–Me niego a creer que tienes razón... –dice en un tono decaído. –Es como si lo hiciera para ignorar la cruda realidad.
–Una cosa es cierta Éclair... –acomodo mi verdosa capa. –Sin ninguno de los sacrificios que han sucedido, nunca hubiésemos llegado a donde estamos ahora. Es gracias a todos los que alguna vez vivieron y lucharon que las dos estamos paradas en la muralla que nos vio nacer. –reflexiono, cambiando la vista del campo exterior de batalla al cielo nuboso. –A veces me cuestiono...qué hubiese ocurrido si el abuelo Adler estuviera vivo. Cómo fueron los días de tío Erwin dentro de la base de reclutas siendo solo una cría como nosotras. Estoy segura que le ha contado a sus colegas y a sus amigos la teoría del abuelo. Quizás llegó un punto en que dejó de hablar de aquello. Ya sabes que el temor a lo desconocido puede ser mayor que el coraje y la fuerza de voluntad. Por ende...es que eligió no descansar hasta cumplir con la misión que se le otorgó a él y a mí como portadores del Sello del Zafiro. En lugar de rechazar sus ideales, se aferró a ellas. Y en vez de darle la espalda a mamá, eligió seguir adelante para así, algún día encontrarla. –pauso por unos instantes. –No obstante, todo eso requirió un gran y doloroso costo. No me puedo imaginar la inmensa montaña de cadáveres en que debe de estar parado encima. Sabiendo que a cada persona la fue guiando con tal de alcanzar su sueño...mismo que aún no ha llegado. –entrelazo los dedos de mis manos y las aferro a mí misma. –Tío Erwin... –Éclair deja escapar un jadeo, pasmada por cómo es que adiviné su cercana presencia entre las dos. Todo este tiempo, ha estado escuchando mis palabras. –¿Te puedo hacer una pregunta?... –no responde, pero sé que está esperando a que la recite. –Después de que sepas la verdad oculta en el sótano del señor Grisha...¿Qué harás después? –mientras más alargado es el silencio, más grandes son los escalofríos que dominan mis venas. –¿Realmente crees que llegarás a ese sitio en una sola pieza?...¿Con vida?
Mi hermana sin duda es la más confundida de la conversación. Ella jamás fue realmente testigo de lo que la conexión que nos ha generado el sello nos ha traído a mí y a Erwin Smith. Parlábamos un lenguaje del que nadie ni el ser más sabio del mundo es competente para descifrarlo. La capacidad de ese hombre de leerme los labios sin tan siquiera suponerlo me ha callado la boca tantas veces. Nunca en la vida me había topado con un ser más mágico que él. Aunque...esta insólita sensación, es la misma que alguna vez sentí la última vez que tuve la suerte de intercambiar motes con Hannes; justo antes de la mera tragedia. Los dedos de mi tío sujetan mi quijada, elevando mi rostro con sutileza para divisarlo a los ojos y sin rodeo alguno.
–Mírame a los ojos...y afírmame que así como supiste el destino del antiguo escuadrón de Levi y el de Hannes...predijiste el mío.
Estoy a punto de contestar, pero la voz se me desaparece. Un escalofrío recorre mi piel. Siento a alguien pararse a mis espaldas tan cerca. Una mano posando en mi hombro. El tenue movimiento de unos labios susurrándome al oído...una fuerte punzada atacando mi cabeza.
No...no.
–No nos hagas esto tío, te lo suplico por favor... –le ruego con la voz quebradiza, con la mirada y con el corazón a nada de crujirse.
–No entiendo nada. ¿Qué está pasando? –Éclair voltea a vernos a mí y a nuestro familiar diversas veces por la incertidumbre y el mismo presentimiento. –Tío Erwin, si vas a joder con tus bromas te recuerdo que no estamos en Trost.
–Las miro y me regocijo como nunca antes lo he hecho. –nos dice ahora con un tono más suave. –Cuando mantuve a Elaine en brazos el día en que esta ciudad fue invadida por los titanes, cinco años atrás, fueron los mejores diez segundos que he podido tener después de tantos años de soledad y dolor. –narra, rememorando aquel instante en que nuestros cuerpos se unieron en un abrazo lleno de cariño y consuelo. –Eras tan pequeñita...y siento que aún podría llevarte en mi espalda como todas esas veces que pude verte en el cuartel.
–¿Estás diciendo que...nos hemos visto antes? –mi ritmo cardiaco se acelera.
–¡No me digas que-! –Éclair abre más los ojos.
–Tuve la suerte de verlas crecer desde una distancia cercana. A pesar de haberse quedado sin nada, las veía...tan ilusionadas con seguir los mismos pasos que nosotros. –ilustra una pequeña sonrisa. –Sin embargo, una parte de mí siempre se cuestionó si realmente era el camino correcto para ustedes. Porque gracias al sello que nos une a mí y a Elaine, es que nuestros caminos se entrelazaron por un propósito que jamás llegaré a saber.
–¿Qué quieres decir con eso? ¡Dime tío! –insisto agarrando la única mano que le queda.
–Hay cuatro titanes inteligentes enemigos en la mira y dos ocultos cerca de aquí. Y ya sabes lo que significa... –habla detenidamente. Tardé un poquito en percatarme, pero no fue hasta que mi sello y el de mi familiar se activan. Mi boca se entreabre, manteniendo la mirada en ese horripilante titán.
–Seis zafiros titánicos... –musito incrédula y con el corazón en la boca, rememorando la situación. El fuerte rugido del titán bestia nos espanta los sentidos. Al girar la cabeza hacia la izquierda, nos pasmamos por completo cuando lo vemos arrojar un barril en dirección al interior de Shiganshina.
–¡ESE ES-! –exclama mi segunda mitad señalando al cielo.
–¡ES BERTOLT! –grito a los cuatro vientos, volteo hacia atrás y rodeo mi boca agobiada. –¡EREN! ¡CHICOS! ¡HUYAN DE AHÍ!
–¡No grites tan fuerte Elaine! ¡Llamarás la atención! –me reprende la oji verdosa azulada posando la mano en mi espalda.
–Escúchenme con atención porque no lo volveré a repetir. –voltea mi hombro para que las dos lo miremos de frente a frente. –Elaine. Solo tienes una oportunidad para cumplir con la mitad de la misión que como portadores se nos impuso. –declara cautelosa y firmemente. –Cuando Eren se enfrente al titán acorazado, utilizarás todo el poder a tu alcance en el exterior. Sea como sea, tendrás que regresar con seis zafiros a tu disposición. Y Éclair, será tu mano derecha.
–¡¿Estás bromeando?! –vocifero alarmada. –¡¿Sabes lo que me costó conseguir el zafiro de la titán hembra?! ¡¿Sabes cuánta gente murió en Stohess por solo llegar a tener uno?! ¡¿Tienes una jodida idea de lo difícil que será conseguir por lo menos cuatro sin que muera nadie?! –exclamo en desesperación sin importar mi vocabulario.
–Por eso es que te has estado preparando para este día. –agrega sin borrar su seria expresión. –Debes de creer en ti y el poder que habita en tu interior. Eren podrá portar con un titán. Pero tú Elaine...tú tienes algo que ni Eren, Reiner, Annie y Bertolt jamás podrán robar de ti...de ustedes dos. –nos atisba, pero ahora es imposible poder hablar. –No saben cuánto hubiese dado para haber sido más que su tío materno. Cuánto hubiese querido vivir para poder llevar una vida tranquila al lado de mi familia. Con ustedes, con Iliana, con mi hermana y mi cuñado Elior. Yo...si tan solo...no hubiese nacido con este poder en mí. –lleva la mano a su sien, dejándome perpleja. –Pero...ahora comprendo, que mi verdadera misión en este mundo, fue tan solo elevar el legado de la familia lo más alto posible. De buscar la manera de demostrar que mi padre siempre tuvo la razón. Por eso les pido de todo corazón, y por última vez, que unan sus mentes y realicen una estrategia alocada al estilo Einar Smith y como las hermanas que son.
–Tío Erwin... –murmuramos mi hermana y yo.
Fue cuestión de segundos. Tan solo un par de malditos segundos bastaron para que la calma desapareciera. El colosal. Ese jodido colosal. Bertolt no le importó en absoluto. Todo está tan claro para mí. Ni Reiner y él jamás nos consideraron sus amigos. Tan solo fui su títere. La niña ingenua la que siempre termina como una jodida payasa. Yo...yo que pensé que en ellos encontré a dos hermanos mayores. Que en Reiner hallé la seguridad, la confianza; la lealtad. Ahora lo entiendo perfectamente. Lo entendí esa tarde. Cuando la mano acorazada me plasmó contra su pecho como si fuese un insecto. Yo jamás fui su hermana menor. Yo jamás fui su amiga. Vaya...ya era hora de que me cayera el veinte.
La explosión dentro de Shiganshina provocada por el titán de Bertolt, no solo destruyó parte de los escombros de la ciudad, sino que el titán bestia aprovechó dicha señal para lanzar una roca que, deshaciéndose en trozos, va derribando no solo a las casas ubicadas cerca de la entrada a la muralla, sino despedaza los cuerpos de diversos soldados y caballos matándolos a sangre fría.
–¡Tío Erwin espera! –la peli castaña estira el brazo antes de que el enunciado saltase al vacío.
–Ustedes quédense aquí arriba. No bajarán de aquí al menos que yo se los diga. Es una orden. –impone para después descender con los soldados sobrevivientes.
–¡AAAAAAHHHH! –desesperada ante la sangrienta matanza y la destrucción del distrito, desgarro mi garganta al grado de llevar las manos a la cabeza y agacharme hasta hincarme. Mi hermana se pasma tanto que se queda boquiabierta. –¡NO PUEDO! ¡NO PUEDO HACERLO ÉCLAIR! –chillo cayendo en la locura. –¡PENSÉ QUE REALMENTE ESTABA PREPARADA PARA LLEGAR Y SALIR DE AQUÍ EN UNA SOLA PIEZA! ¡LOS CHICOS ESTÁN ENCERRADOS CON REINER Y BERTOLT Y ESE PINCHE CHANGO DE MIERDA ESTÁ ASESINANDO A LOS VETERANOS Y A LOS CABALLOS! ¡LE DIJE A ARMIN QUE NO TIENE NADA QUE TEMER, PERO AHORA YO SOY LA QUE TIENE MUCHO MIEDO! ¡YO NO NECESITO SABER LO QUE HAY EN ESE PUTO SÓTANO! ¡LO ÚNICO QUE QUIERO ES A MAMÁ Y A MI PAPÁ DE VUELTA! ¡ESTOY PERDIDA! ¡NO SÉ QUÉ HACER!
–¡Calma! ¡Respira por favor resiste! –Éclair me abanica con sus manos para brindarme un poco más de aire. Este es quizás el peor ataque de pánico que tuve en toda la vida.
–¡AAAAAAHHHHHH!
Temblorosa cubro mis oídos y cierro los ojos con fuerza con tal de evadir los mortales gritos de los soldados muriendo por la lluvia de rocas siendo disparadas hacia ellos. Mis lágrimas se deslizan por mis mejillas como cascadas y así como Éclair me aferra como si no hubiese un mañana, también me aferro a ella. Me resguarda en su pecho y cubre mi campo visual, todo con tal de que no vea nada. También sufre el martirio en carne propia de atestiguar en primera fila los dos lados del campo de batalla. Solo que opta por hacerse la fuerte para no quebrantarse y dejarse llevar por la locura.
–¡No llores Elaine! ¡Mírame! –sus manos atrapan las mías. –¡Estamos juntas en esto! ¡Estoy contigo! –abro mis ojos y jadeo. –¡Escúchame, sé que no es el momento más indicado para decirte esto! ¡Pero no me importa en absoluto si jamás encontramos a mamá y papá! ¡Ahora lo entiendo todo! ¡Todos estos años creí que sin ellos mi vida ya no tendría sentido! ¡Sin saber que todo este tiempo, has sido tú la que ha estado presente hasta en mis peores versiones! ¡No ellos! –su dicha confesión me atisba los sentidos, percatándome de la veracidad de sus palabras. –¡Si en verdad eres tú con la que realmente puedo contar, entonces demuéstramelo! ¡Demuéstrame que no necesitamos a nuestros padres para seguir viviendo! ¡Demuéstrame que juntas podemos contra el mundo!
–Éclair... –una lágrima se derrama por mi mejilla derecha. Un estruendoso golpe en la muralla nos asusta. A nuestras espaldas, el titán de Eren yace acostado en la cima después de haber sido arrojado por la pierna del titán colosal. No sé qué es lo que sucede, ni tampoco lo que se estará diciendo a lo lejos y mucho menos lo que ocurre en el exterior. Tan solo me focalizo en mi hermana y nada más.
–Elaine...la vida jamás me enseñó a reconocerte como mi hermana menor y Shiganshina me educó para tratarte de la misma forma en que los demás lo hacían. Creí...que si actuaba como una más del montón, entonces tampoco sería rechazada como tú, y sería amada y reconocida por todos. –narra con precisión y cabizbaja. –Durante mi infancia y pre adolescencia...creía tenerlo todo. Pero con los años, me sentía cada vez más vacía...mientras que tú, relucías poco a poco entre las nubes hasta esparcir tus alas como la bella mariposa que eres. –sus dedos, recorren mi rostro hasta acariciar mi mejilla derecha. –Puta madre...si papá supiera lo bella y valiente que se ha vuelto la menor de sus dos hijas y lo cobarde y miserable que se volvió su primogénita. –suspira con un nudo en la garganta. –Te ves...tan idéntica a mamá.
–Hermana... –musito conmovida.
–Escucha... –me pide. –Tenemos que hacer un nuevo plan para ayudar al capitán y tratar de al menos salvar a los que podamos. Pero...hay algo muy importante que debo confesarte antes de pelear. –la oigo con atención. –Es algo que llevo notando desde hace mucho y...por una extraña razón, ciertos conocimientos se me fueron desbloqueando con el paso del tiempo. Creo que...si utilizamos mi secreto en conjunto, tendremos una fuerte ventaja y lograremos que el capitán Levi derrote al titán bestia con mayor facilidad.
–Bien...te escucho. –le digo con algo de inseguridad.
–Solo... –exhala temblorosa a la par que se reincorpora conmigo. –No te vayas a asustar. Y... tampoco creas que estoy jugando con algo tan terrible como lo que estoy a punto de revelarte. –me mira con suma profundidad y temor. Jamás vi a Éclair de esa forma, pero debo de ser fuerte sea lo que sea. Traga una bocanada de saliva, aproximándose a mí con lentitud para llevar sus labios a mi oído. –Elaine, creo que...
Y es aquí donde sus motes se vuelven en tenues susurros. A medida que sigue hablando, todo de nuevo se detiene. Mis uñas se encajan en sus brazos. Mi cuerpo comienza a temblar. Mi corazón palpita sin parar. Las pupilas de mis ojos se encogen. La presión parece querer disminuir. Diminutos jadeos luchan por salir de mi garganta de lo que estoy atendiendo. Mi mano izquierda cubre mi boca y tan solo niego de lo incrédula que estoy. Busco con la mirada a mi hermana, contemplándome en desasosiego y agobiada de lo que ocurrirá a partir de ahora. Mi cabeza quiere explotar. Mi voz quiere gritar un sinfín de cosas. No obstante, mi boca es tapada de nuevo. Solo que esta vez lo hace Éclair con sus mano derecha.
–¡Eres-! –quito su mano de mi boca. –¡¿Cómo es que-?!
–Si mis cálculos llegan a acertar, entonces creo que las dos lograremos salvar a nuestros amigos. –manifiesta, refiriéndose así a los chicos por primera vez. –El enemigo no sabe con quién está metiendo las garras... –muestra su contra palma izquierda. –Y como hermanas, creo que llegó la hora de agradecerles la bienvenida.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top