𝐬𝐞𝐬𝐞𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐬𝐞𝐢𝐬


~Quince primaveras 2/3: ¿Me concedes esta pieza?~

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Narrador Omnisciente

Siempre se dice que cuando uno se embelesa por tanta belleza, los ojos de quien lo ve se resplandecen al igual que las estrellas y las sonrisas se manifiestan como un arcoíris iluminando el cielo más gris. El escuadrón especial más que nada, agrandaban sus vistas y sus bocas se abrían ante robarles completamente el aliento. Todos los ojos estaban puestos en el principio de aquellas relucientes y decoradas escaleras. En la cima, Erwin Smith lucía un apuesto traje de fiesta, llevando de su brazo izquierdo a su sobrina mayor. Mientras que de su lado derecho, Elaine lo rodeaba de la espalda baja; con una bella pero tímida sonrisa ante atestiguar la asistencia de una gran cantidad de personas en la planta baja.

–¡Wooooow! –exclama Sasha, con sus ojos tan relucientes como estrellas.

–Wow... –expresa Lucian pasmado y boquiabierto.

–¡¿Enserio son ellas?! –Sandra lleva la mano derecha a su pecho emocionada.

–Están preciosas... –niega Jean, pero por la incredulidad.

–Créditos a mi mami, oh sí. –sonríe Chloe con orgullo, reconociendo la labor de su progenitora.

–Ella...¿En realidad son las Einars? –de tanto pasmo, Connie no podía despegar sus ojos melosos de una de las reinas de la noche.

–¿Ves? –Historia lleva sus manos a los hombros de su amigo. –¿Verdad que Éclair está hermosa? –le pregunta de lado con picardía.

–Demasiado. Está bellísima... –Connie estaba tan estupefacto y embobado por la belleza de la gemela mayor que ya ni se daba cuenta de lo que decía. La joven reina, chilla de la emoción junto a Sandra, Sasha y Chloe por la respuesta del chico. Ya sabían a qué iba con eso.

–Ey Mikasa, ¿Por qué lloras? –Lucian la rodea por los hombros, viendo como la susodicha restriega con cuidado sus mejillas para secar las diminutas lágrimas con cuidado de no arruinar su maquillaje.

–Se ve más hermosa que nunca... –halaga a Elaine con sentimiento. –Y pensar que la conocí siendo tan pequeña, callada, indefensa y solitaria...y aún así ella nunca dejó de brillar. –lleva la mano a su pecho, embelesada por la belleza de la oji azul. –Mi hermanita creció tanto. –exhala. –Si mamá Carla y Hannes estuvieran aquí... –solloza sutilmente, mostrando su lado sensible. Sin embargo, sus mejillas se acaloran cuando Lucian se acerca a besar amorosamente su sien.

Eren Jaeger y Armin Arlert no disimulaban en absoluto su pasmo como su amigo Connie Springer. Las dos hermanas sonreían con suma elegancia, reflejando la semejanza y la finura que su madre Elizabeth Smith alguna vez poseyó. Y en medio, representan la humildad y las facciones que Elior Einar solía expresar cada día. Era una perfecta mezcla de ese par. Sin aún descubrir la verdad de su paradero, en sus rostros no se reflejaba ni una pizca de aflicción; solo dicha pura. Armin sonreía y reía con ternura y admiración; sus mejillas se acaloraban. Y en cuanto a Eren, no podía tan siquiera parpadear. La portadora de aquél precioso vestido azul y la dueña de esa agraciada cara, era su novia; la chica de la que se enamoró desde que era un niño. El ángel más hermoso del universo. La princesa de su cuento. Su primer amor.

Los chicos no solo alababan a las sobrinas de Erwin Smith bajar lentamente esas escaleras. Entre los adultos también se manifiestan expresiones de pasmo y sentimientos encontrados. Iliana Hoover permanece en el centro de la pista esperando a su pareja y a las niñas con una suave sonrisa. Contenía las lágrimas, pero se le dificultaba querer retenerlas hasta borrarlas. A diferencia de ella, Hange no se contenía en llorar en silencio, siendo abrazada de lado por Moblit quien sonríe fascinado por la belleza de las niñas. Era la madrina; lo más cercano a una figura materna para esas pequeñas que tanta falta les hace el cariño de una mamá. Fue la segunda persona después de Hannes en verlas crecer desde la infancia hasta la fecha. No podía estar más orgullosa de sus nenas. Su yo de trece años jamás se hubiese imaginado que llegaría tan lejos. Las amaba tanto que no se imaginaba una vida sin ellas. Éclair y Elaine son y siempre serán su más grande razón para seguir viviendo.

Los grisáceos azulados de Levi Ackerman, deslumbraban más que nunca. Sus labios se mantenían entreabiertos de tanta impresión. Quedaba al pendiente en cada movimiento de las protagonistas de la fiesta. No se lo podía creer. ¿De verdad esas muñecas eran sus mocosas? ¿Cómo podía ser posible? El encanto de cada una dejaba sin palabras al joven capitán. Parecía como si estuviese viendo a un par de señoritas de élite, y no a las gemelas que conoce. Era difícil creer que solo faltaban tres años más para que esas niñas se conviertan en unas jóvenes adultas. Una parte suya, no quería que ese instante llegara; sobretodo para Elaine. Por un lado no podía evitar el hecho de que la dueña de los dos zafiros tenía que crecer. Pero por otro, quería seguir cuidando y protegiendo a esa niña por el resto de su vida. Ya no era una mocosa lo que veía en ella; sino a una niña. Su niña. Con lágrimas en los ojos, Lizy busca recargar su cabeza en el hombro izquierdo de su pareja. Esto sacó un poco desapercibido al joven adulto, pero no lo expresó. De todos modos ya no tenía problema alguno en demostrar su afecto a la mujer de los verdosos esmeraldas. Sus labios besan su mejilla derecha, su mano sujetan la mejilla contraria. Es dos centímetros más alta que él; la tenía tan cerca suyo. Celebraba internamente la dicha de tenerla de nuevo en brazos y juraba en jamás volverla a dejar ir.

–¡BRAVO! –es lo que los oídos de Levi oyeron ante el clamor del Comandante Nile. Su grito procede con una fuerte ola de aplausos y eufóricos gritos hacia las cumpleañeras, quienes terminan de bajar las escaleras llegando al centro del gran salón. Pero eso no le impidió sujetar su quijada, acercar su semblante al de Lizy con lentitud, cerrar sus ojos y finalmente, plantar sus labios con los de la mujer que más añoró en un suave y profundo beso.

Erwin guía a sus sobrinas alrededor de lo que es la espaciosa pista de baile. Entre risas y saludos, identifican los rostros de muchos conocidos. Todos estaban ahí, hasta el Comandante Pixis y los viejos amigos de Levi y Lizy: Ethan, Milo, Dante y Sara, quienes chiflan y exclaman con suma felicidad. Sasha Blouse en compañía de Samuel Jackson, quien la rodea por su espalda baja, voltea sus castaños ojos hacia la izquierda. Atestigua como Eren y Armin no consiguen tan siquiera eliminar la estupefacción en sus sonrojados rostros. Los dientes aperlados se asoman a través de la sonrisa de la gemela menor. Éclair al menos lo intentaba, pero son tantas las miradas en ella que provocan que disminuya levemente la mirada por la pena. Era entendible; estaba nerviosa, y más por el vistazo de cierto chico oji meloso que no la deja tranquila. A Éclair la veían guapa, pero a Elaine la observaban como un ángel caído del cielo. Su cabello, el tono de su piel y el color de su vestido resaltaban entre toda la humanidad. Ni siquiera ocupaba las luces para ser focalizada cuando ella ya porta con luz propia, tal como el significado de su nombre: Luz brillante. Sasha ante comprenderlo mejor que nadie, niega levemente con la cabeza sin que nadie se percate. Quería mucho a su mejor amiga, pero no podía ser posible que aún no se daba cuenta de las señales; ni mucho menos cómo es que Éclair es tan densa con el amor cuando la respuesta está justo frente a sus ojos. Igual aún no quería mortificarlas, mucho menos a Elaine. Sería un mal gusto de ella tocar ciertos temas con su confidente en su cumpleaños. O quizás solo se trataba de un estúpido malentendido de adolescentes y el cansancio. No tenía tiempo para pensar en exceso. Su enfoque principal es la celebración y pasarla bien con todos.

Una lenta melodía inicia a sonar en el sitio, dando a indicar que el baile comenzará. En medio de los aplausos, Levi Ackerman es guiado por Lizy a una distancia cercana del mero enfoque. El joven adulto deja ir con sutileza el brazo de su pareja para dirigirse hacia la gemela menor, quien sería con la que bailará el primer vals. Elaine le cede la oportunidad a Éclair para que ella sea la que baile con su tío la primera canción. Al ver el dueño de los grisáceos azulados, no evita sentir un fuerte apretón en su corazón cuando lo recibe en un abrazo lleno de sentimiento en medio de la música. Levi corresponde de inmediato, cerrando sus ojos mientras que sus brazos rodean la espalda de la chica. Ahora sí, Elaine no pudo contener su dulce llanto, dejando ir un par de diminutas gotas de agua resbalando por sus mejillas. Por lo que el capitán, las seca con las yemas de sus pulgares. Comprendía que su felicidad, era tanta que se desbordaba en lágrimas. Por eso es que le fue imposible no ilustrarle a su niña, una pequeña y sincera sonrisa. Su mano izquierda rodea su cintura y su derecha agarra la izquierda, entrelazando sus dedos para proceder con la danza lenta de la cumpleañera menor.

–¿Desde cuando el capitán Levi y Elaine se han vuelto tan cercanos? –cuestiona Historia interesada, asomándose entre los chicos.

–¿Qué tanto hizo como para que la abrace? Tan solo imagino que lo hago y el capitán me patea contra el suelo. –tiembla Sasha.

–¿Tan temeroso es como dicen? –cuestiona Samuel a su lado sin soltarla.

–Lo alcancé ver de cerca hace mucho tiempo y me vió bien feo. –comenta Lilia Lambert cercana al par.

–Siempre está molesto por cualquier cosa que incluso cuando está de buenas o malas siempre tiene la misma cara. Igual ya estamos acostumbrados. No cabe duda acerca de quiénes tiene como preferidos... –masculla Jean entre dientes.

–No digas eso. –Sandra frota su antebrazo izquierdo con delicadeza. –Estoy segura que Elaine tendrá sus razones. Honestamente me sorprende porque antes se detestaban a muerte. Ahora, tienen un aire distinto. –admite con sinceridad. –Tienen una química impresionante... –se dice a sí misma en la cabeza.

El baile surgía a la perfección. Nadie conseguía atestiguar lo que Levi Ackerman intercambiaba con la sobrina de su camarada. Se le veía alegre, pero neutramente sereno. Escasos eran los instantes que la gente lo podía ver así, hasta su más íntimos amigos se sorprendían por lo contento que lo veían. No lo manifestaba totalmente, pero su mirada lo demostraba todo. Erwin Smith por su lado charlaba amenamente con la dueña de los verdosos azulados, la primera hija de su hermana mayor Elizabeth. Grato se sentía aquel hombre alto y lleno de sabiduría el poder comunicarse con Éclair sin el ceño fruncido y negada a dejarse conocer. Había algo en su atmósfera; un cambio. Hoy relucía aún más; se veía tan relajada. Quizás por el hecho que es su día especial, o porque se localiza en un punto en donde simplemente quiere comenzar a cambiar. Eso nadie jamás lo sabrá, al menos que algún día Éclair desee ser honesta y decida relatar su verdad.

Largos pasaron los minutos cuando la primera melodía llega a su fin. Toda la audiencia aplaude y claman con regocijo hasta que la segunda canción inicia. Lizy, quien ahora cambió su posición hacia donde los chicos se ubican, mueve por debajo la mano llamando a Armin y a Lucian para que se acerquen a ella. El peli chocolate lo hace de inmediato, pero el oji azul lo hace tembloroso. Sus manos le sudan y su pulso cardiaco va recio. Gira la cabeza pidiéndole ayuda moral a sus amigos, pero todo el escuadrón lo anima a ir; sobretodo Sasha, quien con una enorme sonrisa le levanta los pulgares en señal de aliento. Erwin Smith y Levi Ackerman son recibidos por sus respectivas parejas, cediéndole el lugar al par de jóvenes adolescentes para caminar a la pista. Elaine entusiasmada, saluda a Armin con la mano, lo cual le da un poco más de seguridad. Al arribar a ella, el abrazo entre los dos se realiza con emoción. Aunque la altura de las zapatillas era mínima, de todos modos Elaine le saca ventaja a Armin por su estatura. Pero eso sí, Armin ya comienza a rebasarla.

–Feliz cumpleaños Ellie bonita. –Armin besa su frente en medio de su baile. –Te ves bonita con ese vestido. Te ves hermosa con todo. –la complementa. –Recuerda que aunque ya tengas quince años, siempre seguirás siendo la más bebita. –Elaine ríe por la veracidad de su dicho.

–Ya para qué me ilusiono. –comenta de modo bromista, antes de que el oji azul alzara su brazo derecho para darle una vuelta. El chico la acerca hacia él, retomando los pasos del vals. –Anoche casi no pude pegar el ojo por la emoción. Cuando mi tío nos reveló la sorpresa, me puse a reír y llorar al mismo tiempo. Sigo sin creer que tantos años se esmeró junto con madrina Hange y mis padres para organizar todo esto. –exhala. –Estoy tan contenta de que todos estén aquí. Muchas gracias por acudir esta noche. –le agradece dulcemente, ladeando un poco su cabeza ante la tierna sonrisa de su mejor amigo.

–No. A ti es quien debo gratificar por ser parte de mi estúpida vida de adolescente cobarde y revoltoso. –le murmura, haciendo que la cumpleañera se ruborice y baje un poco la mirada entre risas. –Hablo enserio. –recalca. –Has pasado por una larga y dificultosa travesía, y aquí estás de pie; vestida como toda una princesa de cuento de hadas. –le alaga, presionando sutilmente la espalda baja de Elaine para acercarla más a su cuerpo. –No solo te mereces el cielo y las estrellas. Te mereces todas las maravillas que este mundo tiene para darte. Porque así como tu nombre representa la luz, eres mi más bella esperanza. Esa misma que me aspira a seguir soñando con el mar que anhelo conocer a tu lado. –recita con el corazón acelerado. Los ojos de Elaine no evitan cristalizarse. –Te deseo lo mejor en este mundo y las más grandes de las bendiciones...por eso, es que me gustaría ser el que te dé tu primer regalo como parte de una promesa que nos una por el resto de la eternidad.

Ambos cesan por un instante su danza, dándole la oportunidad a Armin de sacar del bolsillo de su camisa, una pequeña cajita color negra. Elaine se sorprende por el detalle. Lo recibe y cuidadosamente lo abre para ver su contenido. La peli rubia jadea sonriente. Observa a Armin con una dulce y pasmada sonrisa como si le preguntase "¿Es enserio?". Cubre su boca con la mano izquierda y ríe encantada por el regalo. Era un anillo de oro puro, pero no cualquiera. Era uno hecho por las propias manos de Armin Arlert. Como pendiente, lleva en el centro un bello cristal con la forma de una mariposa color azul.

–¡Está hermosísimo Armin! –sus ojos azules brillan por la fascinación. Con su dedo índice y pulgar derecho, agarra el accesorio para ponérselo en el dedo anular izquierdo. Esto perpleja al joven Arlert, quien se ruboriza ante saber el significado oculto detrás. –¡Me encanta! –contempla embelesada la mano donde lleva puesto el anillo. El chico no se podía creer como no se daba cuenta.

–Sé que la mariposa azul es algo que te representa mucho, pero más me hace pensar en ti cuando veo pasar una por la ventana de mi habitación o cada vez que nos vamos de excursión al campo. –exterioriza, volviendo a llevar la mano derecha a la cintura de Elaine y la libre la entrelaza con la de ella. –Cada vez que veo pasar una mariposa azul, es como si tu alma se estuviese manifestando a través de ella. Como si quisieses decirme algo que tu corazón o las palabras no consiguen expresar con facilidad. Es como si me estuvieses acompañando a todas partes. Como si ya no tengo razón alguna para sentir miedo.

–Armin... –musita, para ser abrazada por él sin dejar de bailar.

–Te quiero Elaine... –cierra sus ojos, recargando su cabeza en el hombro derecho de la gemela menor. –Te quiero tanto. –fueron gratos segundos que duró el precioso afecto. Solo bastó que Elaine se apartase un poco posando las manos en su rostro y un beso en su mejilla izquierda para petrificar sus cinco sentidos.

–Yo te quiero mucho más Armin. –aprieta sus cachetes juguetona, pero Armin no evita ruborizarse por completo.

–¡ESOOO! –vocifera Sandra para alentar a todos los invitados a aplaudir y aclamar.

–Dejen de temblar ustedes dos. Dan asco. –Levi les da un zape a Eren y Connie, quienes están a punto de ser los siguientes en pasar a la pista de baile. Estos se quejan en voz baja y soban sus cabezas. –Atrévanse a mearse los pantalones o a hacer el ridículo delante de las niñas y de aquí no saldrán con vida.

–¡Levi! –masculla Lizy con las manos en la cintura, regañándolo.

La segunda canción había llegado a su fin, cosa que pone bastante nerviosos tanto al chico de los ojos melosos y al joven de los verdosos azulados. La adrenalina los domaba al grado de temblar. Veían a Lucian palmear amistosamente las mejillas de Éclair en medio de su risa. Para él, ella era como su hermanita. A diferencia de los otros chicos, el oji marrón tenía bastante paciencia con Éclair y trataba de empatizar lo mejor posible con ella. Eso sin duda, era algo que la mayor de las Einar apreciaba internamente. No lo mostraba, pero haberle cedido el permiso para bailar con ella como agradecimiento, demostró más que suficiente. Lucian se aparta, y Armin deja ir sutilmente la mano de Elaine, separándose. Sujeta la quijada de la oji azul y besa su frente con cariño antes de alejarse hacia el área de los chicos. Ahora, venía la parte más interesante; y cada joven en la audiencia lo sabía. Era la hora de que las parejas tuvieran su momento para brillar. Las porras y los aplausos elevan su volumen, y eso inquieta más a los siguientes chicos en pasar al frente. Elaine le dedica una pícara sonrisa a su hermana, y solo recibe un bufido y cruzado de brazos por parte de Éclair. No le importó, pero sí le causó gracia su comportamiento.

Todo el ambiente cambia en ese grato segundo. Tan solo a diversos metros de la dueña del vestido azul, estaba él. Eren Jaeger, se mantiene de pie y con la postura enderezada. Su mirada era seria y a la vez penosa debido al carmín de sus mejillas. No podía ocultarlo más. Había caído rendido por la belleza de la que orgullosamente refiere como su novia. Cada paso era un latido más. Y cada latido era un suspiro más. Éclair los veía y seguía sin entenderlo. ¿Cómo dos seres existentes pueden tener una sintonía tan perfecta para ser real? ¿Cuántas veces habrán peleado? ¿Cuántas veces se habrán dado la ley del hielo? ¿Qué no las parejas deberían tener altas y bajas como cualquier otra? Se seguía cuestionando, pero ni una sola respuesta la auxilia. Los observa abrazarse con tanta fuerza y tanto amor, que un fragmento de su existencia parece quebrantarse junto a un vaso de cristal. ¿Será envidia, celos, tristeza? Lo desconoce. Al igual que la última vez que recibió alguna muestra de afecto en los últimos cinco años: Ya sea un abrazo, una caricia, unas palabras de aliento o un beso. Quizás por eso mismo es que las odia; por el simple hecho de que jamás se acostumbró a ellas.

–¿Me concedes esta pieza?...

Sus verdosos azulados cambian de dirección a la derecha. Connie Springer le ofrecía la mano derecha, desviando la mirada por la pena. Éclair se mantiene estática y flechada por una sensación insólita. Lucian podrá haber sido el primer chico con el que bailó en los dos años que lleva como adolescente, mas esto se sentía diferente. Le irritaba tanto la existencia del chico de los ojos melosos que le era sencillo manifestarlo. Sin embargo, no hacía absolutamente nada para rechazar su humilde oferta. Su mente ya no parecía tener efecto en ella. Sus finos y delgados dedos se deslizan por la mano de Connie, presenciando el calor proveniente de su piel. El tacto era suave. El entrelazo de sus dedos revoloteaban las mariposas en el estómago de la gemela mayor. "¿Qué es esto?", se interrogaba en la cabeza. Tan solo su cuerpo actuaba por sí mismo, dejándose llevar por la melodía de la canción y los cuidadosos pasos del chico para no pisarle los pies, o quizás para no enfurecerla antes de tiempo. Bailaban lento, precavidos y silenciosos. Era incómodo, pero a la vez no. Las palabras no salían de sus bocas, mas la conexión visual parecía rehusarse a quebrantar. Por otro lado, Eren Jaeger y Elaine Einar danzaban con toda la confianza del mundo. A diferencia de la pareja anterior, sus cuerpos sostenían la cercanía. No se veía forzada la química, era algo que nacía de ellos. El momento era mágico; uno de los mas importantes para ellos y de los más que atesorarían por el resto de sus vidas.

–Te ves...tan preciosa esta noche mi amor. –le expresa embelesado, bailando junto a su chica.

–¿Te he dicho lo grandioso que te queda ese traje? –le sonríe en un tono juguetón.

–No sabes el horror que tuve que aguantar. –cierra los ojos, negando. –No me dejaban de chiflar cada dos segundos. –Elaine ríe brevemente para besar la punta de su nariz.

–Aún así siempre te ves guapo. –le halaga para que Eren alce su brazo derecho y le dé una vuelta risueño al igual que la cumpleañera. Elaine regresa a su posición original, siendo apegada más por su pareja.

–Parece que fue ayer cuando nuestras vidas se cruzaron por primera vez...te has convertido en toda una mujer. –dice manteniendo los ojos en ella, olvidándose de su entorno. –Has crecido tanto. Cambiaste. Antes te daba vergüenza estar cerca de alguna persona y casi no decías ni una sola palabra que apenas balbuceabas. Ahora ya no temes dar la cara y mostrarle al mundo de lo que eres capaz. Eres fuerte, determinada, inteligente; tienes tantas virtudes que cada día me sorprendes más. Es como si...estuvieras floreciendo como la rosa más bella en medio del campo.

–Ay Eren, no exageres... –inclina levemente su cabeza hacia abajo, sintiendo sus mejillas arder por su discurso en medio de aquella lenta y romántica danza.

–Es la verdad princesa. –con su mano, levanta su quijada para recuperar el contacto visual. –Has callado tantas bocas. Demostraste ser mucho más que una simple portadora de un sello, la hija de dos ex capitanes y la sobrina de un comandante. Todo, pero absolutamente todo lo que tienes tanto por fuera como por dentro, es lo que hacen de ti todo un encanto. Todo lo que conozco y lo que veo de ti, es lo que hacen de Elaine Einar la mujercita que es. –la divisa, observándolo conmovida con sus azulados humedecidos. –Cada vez que te veo en acción, destruyendo un sinfín de titanes y venciendo a cada enemigo a tu paso me digo: "Pero qué hermosura de niña." Tienes un don Ellie. Tienes un brillo especial que te hace resplandecer en los días y las noches más oscuras y tristes. Iluminas el camino a aquellos quienes anhelan vivir un futuro mejor. Inspiras a cualquiera a seguir adelante. Por más perdida que te sientes, al final sigues adelante aunque no lo creas. Y hoy...en esta noche tan especial, quiero celebrar tu vida. Deseo festejar la dicha de que naciste en este mundo y que sigues aquí conmigo. –exhala con el amor a tope. –No sabes lo feliz que me siento por tener en mis brazos el mejor regalo que este mundo me pudo haber dado. Eres...lo mejor que me ha pasado en la vida mi amor. –le susurra, juntando su frente con la de Elaine, quien lo atisba con los ojos humedecidos.

–¿De verdad...hablas enserio? –le pregunta, invadida por el fuerte y tierno sentimiento. Inhala con algo de fuerza a causa de un sollozo. Eren, lleva la mano derecha a su mejilla izquierda, limpiando su lágrima con el pulgar.

–Tan enserio como el amor que siento por ti. –le responde en voz baja, cautivado por la emoción. –No podría ser más sincero con la chica que quiero pasar el resto de mi vida.

–Eren... –lo nombra, sonriendo como una tonta enamorada.

–¡VIVAN LOS NOVIOS! –grita Sasha rodeando su boca, provocando que todo los jóvenes invitados ovacionen.

–¡BESO! ¡BESO! ¡BESO! ¡BESO! –empiezan a gritar y aplaudir toda la Clase A rompiendo con el ambiente romántico de la escena. Eren se exalta al presenciar las porras, realizando que hay muchas personas mirándolos a los dos.

–¡No! ¡No! !No! –niega rápidamente apenado y sonrojado al máximo con el dedo índice hacia todos sus amigos pero ellos siguen echándoles carrilla. Elaine se cubre la boca igual con las mejillas enrojecidas bastante apenada.

–¡¿B-B-B-B-Beso?! ¡¿Delante de todos?! –pregunta la oji azul mirando a los invitados.

–¡Oh vamos chicos, es solo un beso! ¡No se van a comer aquí! –anima Samuel al lado de Sasha quien aplaude sonriendo entusiasmada. Ante lo último dicho, la pareja se sonroja aún más.

Eren Jaeger vacilaba en su cabeza si hacerle caso a sus compatriotas o no. Una cosa era besar a su novia en privado y a lo mucho delante de su escuadrón, pero en frente de todo un salón de fiestas con adultos presentes, y entre ellos a Erwin Smith, le intimidaba y eso lo retenía entre la espada y la pared. Eren respetaba bastante al comandante de la Legión de Exploración, sobretodo porque era el tío materno de su amada. No quería hacer algo que incomodara a su familiar al grado de hacerlo enfurecer y reclamarle por rebasar los niveles de contacto físico con su sobrina menor. Este se gira en torno a Elaine, mirándola a los ojos a la par que rodea su cintura con los nervios a flor de piel. De repente, una fulminante y monstruosa mirada se penetra en su alma a pocos metros de su locación; estremeciéndolo. Atemorizado, voltea sus verdosos azulados hacia la izquierda; topándose con nadie más y nadie menos que Levi Ackerman apretando los puños.

–Atrévete a besarla y te arranco las pelotas delante del público... –lo amenaza el oji grisáceo azulado a murmuras en medio de la audiencia con una mirada asesina. Eren se estremece en pánico.

–¡Imbécil, no hagas eso! –Lizy le pega en el antebrazo y este, sorprendentemente suelta un quejido para sobarse en dicha área. La joven adulta lo ignora y gira su torso hacia el frente. –¡NO LE HAGAS CASO EREN! –le vocea desde su lugar.

–¡ESO! ¡USTEDES DENSE MIS NENES! –ahora exclama Hange apoyando la causa. –¡GRÍTENLO MÁS FUERTE! –le grita a los chicos sonriente, aprovechando que es la más próxima a ellos.

–¡BESO! ¡BESO! ¡BESO! ¡BESO! –todos los chicos siguen canturreando.

Ambos, tanto Eren como Elaine, regresan a observarse de frente a frente con las mejillas enrojecidas de tanta pena. Al parecer la mayoría de sus conocidos estaban a favor de que se dieran un beso, pero hay otros que quizás no; y Levi Ackerman era uno de esos. El oji verdoso azulado traga un bocanada de saliva tembloroso, pero su pareja le dedica una linda sonrisa; tranquilizándolo.

–E-Este... –tartamudea. –Sabes que no hay que hacerlo si te da vergüen- –sus ojos se van cerrando y sus labios se entreabren cuando los de Elaine lo silencian con un beso.

–¡WUUUUUUUUUU! –exclaman todos los jóvenes presentes emocionados por la romántica escena.

Eren lleva lentamente sus manos al rostro de su chica; así como ella sujeta sutilmente su cuello con las suyas. Todos los ex alumnos de la Clase A ovacionan y aplauden entusiasmados, presenciando a la pareja manifestar su amor a través de un suave beso delante de todos los invitados. Hange grita fuerte y emocionada mientras brinca alzando el puño derecho, Moblit niega entre risas por su reacción, Lizy aplaude y exclama junto a sus niños, Iliana se pasma sonrojada al grado de cubrir su rostro con las manos y Erwin se perpleja tanto que se queda boquiabierto pero su vista es obstruida por Moblit, quien se altera al percatarse de su reacción.

–Tch. Precoces... –murmura Levi cruzado los brazos. –Nosotros no nos dimos nuestro primer beso hasta que rondábamos por los veinte años. –le comenta a su enamorada irritado, rodeando su cintura y acercándola más a su lado.

–Ay mi amor, los tiempos ya cambiaron; déjalos ser. –Lizy lo rodea por su espalda, respondiéndole a la ligera. –Además, no es la primera vez que veo algo así entre mis alumnos. He visto de todo... –sus verdosos esmeraldas se abren ligeramente, pensando en cada una de las locas y precoces anécdotas de sus alumnos.

–¿A qué te refieres con todo? –agranda la mirada confuso, tratando de no imaginarse cosas peores.

–¡AHORA CONNIE Y ÉCLAIR! –vocea Jean Kirstein hacia el centro de la pista.

–¡SIIIIIII! –gritan Sasha, Sandra, Chloe e Historia aplaudiendo con furor.

–¡NO! ¡OIGAN! –le niega Éclair inmediatamente al oír el canturreo de sus colegas y ex compañeros. –¡¿OYE QUE TE PASA?! ¡¿ESTÁS PENDEJO?! –exclama, pero Jean seguía atacándose de la risa. –¡¿ACASO CREES QUE VOY A HACER EL RIDÍCULO DELANTE DE TODOS?! ¡TE JURO QUE ME LAS VAS A-! –pero no fue hasta que unas manos agarran su rostro; sintiendo los labios de Connie plasmarse suavemente en su mejilla izquierda. Esto, la deja totalmente desconcertada y sus mejillas se enrojecen en un color carmín, resaltándose entre el maquillaje. Sus piernas tambaleaban un poco, pero eso era porque Connie anda de puntas con el fin de alcanzarla por su diferencia de estatura. Dicha coyuntura, la orilla a apoyar sus manos en los hombros del chico, aproximando mucho más sus cuerpos.

–¡WUUUUUUUU! –canturrea toda la Clase A por la dichosa escena. Éclair posa la mano derecha en su mejilla anonadada.

–¡Noooo qué aburrido Springer! ¡Bésala en los labios cabrón! –le vocea Nova Schulz desde más atrás.

–¡MIREN! ¡A ÉCLAIR LE GUSTÓ! –Jean vuelve a clamar, señalándola con el dedo ante presenciar el sonrojo de la chica.

–¡WUUUUUUU! –exclaman los jóvenes más fuerte. Eren y Elaine cubren sus labios previniendo no verse tan obvios con su risa. Ambos seguían apenados por el beso que se dieron.

–P-Pero... –musita la gemela mayor aún pasmada por lo que acaba de ocurrir, cosa que llama la atención de Connie quien abre ligeramente los ojos, percatándose y recordando a lo que se refiere. Otra ola de aplausos resuena por todo el salón, mientras que entre Éclair Einar y Connie Springer se genera un profundo contacto visual que no les permitía decirse nada al respecto. El chico oji meloso esperaba una mala reacción de su parte, pero tan solo la chica aclara su garganta. –Luego... –balbucea y suspira. –Al rato te veo. –después de deslizar sus manos por los hombros de Connie, se aleja de su lado. No fue por mal gusto, sino porque de tan perpleja que se quedó, no supo qué o cómo responderle. Así que aprovechando que todos los invitados se van dispersando, localiza a Elaine intercambiando palabras con su novio. Le toca el hombro derecho con el dedo índice y ella voltea hacia atrás. –¿Puedo hablar contigo rápido?

–Sí, claro. –afirma gustosamente. –¿Pasa algo?

–Es que- –por timidez, se traba en sus propias palabras. –Bueno yo- –balbucea, jugando con sus dedos. –Te quería preguntar-

–¡Señoras y señores! ¡Chicos y chicas! ¡Tomen todos sus respectivos asientos que en unos minutos iniciará la cena! –anuncia el presentador de la fiesta. Los aplausos vuelven a sonar, haciendo que Éclair cese su habla. Traga una bocanada de saliva y Elaine la divisa con preocupación.

–¿Todo en orden? –le cuestiona, sintiendo el brazo derecho de Eren rodear su cintura.

–Olvídalo, no es nada. –se da la media vuelta para irse a la respectiva mesa.

–Éclair- –intenta detenerla estirando el brazo derecho pero exhala. –Algo le sucede. –le dice a su pareja de lado.

–Tienes razón. –concuerda. –No es normal de ella actuar así. Creo que está preocupada, o quizás intenta decirte algo pero no sabe cómo. –intenta analizar el escenario.

–¡Ándale Eren! ¡Vente ya! –Chloe lo llama desde la mesa donde todo el escuadrón especial, incluyendo a Historia, se ubican sentados. Eren regresa la mirada hacia Elaine.

–Si necesitas algo estaré con los chicos, ¿Sí? –le indaga, lo cual ella asiente. Sus labios besan su frente, antes de soltar sus manos cortésmente hasta dirigirse a su mesa.

Elaine se da la media vuelta, yéndose a tomar su asiento en la mesa que le corresponde. Además de su hermana, compartía el lugar con los seis adultos más cercanos a ellas: Erwin Smith, Iliana Hoover, Hange Zoe, Moblit Berner, Lisette Magnolia y Levi Ackerman. Todos representando el rol de familiar, acompañando a Erwin con sumo gusto y como los amigos que son. A este grado, la oji azul no sabía con quién exactamente podrá iniciar una cómoda charla. Gira su cabeza a la derecha. Todos su escuadrón especial, incluyendo a la joven reina Historia, están sentados todos juntos charlando, riendo y compartiendo. Y cuando gira a la izquierda, ve como Éclair es la única quien se reserva de hablar ante la platica grupal. Todos los adultos en la mesa conversaban sobre diversos temas en común. De repente les pedían su opinión o les preguntaban una que otra cosa. Elaine respondía lo mejor que podía, pero las contestaciones de Éclair eran cortantes. No frías, sino fuera de concentración. Su mente se sitúa en otro sitio, y Elaine lo deduce por como su hermana mayor mueve la cuchara de la sopa de forma circular como si estuviese pensando en algo. Su lenguaje corporal expresa ansias por la rapidez en que zapatea el pie derecho y por el modo en que sus dedos izquierdos juguetean por debajo del blanco mantel.

–Ey...Éclair. –le cuchichea con disimulo a su lado izquierdo. –¿Quieres decirme lo que me querías decir?

–Como que tienes ganas de que te arroje la sopa en la cara. –le da una mordida a su pequeño trozo de pan acompañado en el platillo de entrada.

–Ay vamos, puedes decirme lo que sea. Ni que fuera a morderte. –trata de convencerla. –Ándale, ándale. Porfis, porfis. –ruega juntando las manos y Éclair exhala.

–No me vas a dejar en paz si no te cuento, ¿No?... –cierra sus ojos, por lo que Elaine consigue apreciar mejor la sombra en tonos rosados en sus ojos y las ligeras extensiones en sus pestañas. Suelta un segundo exhalo. –Bien. –finalmente cede, volteando hacia ambos lados y se inclina un poco más a su derecha. –Lo que acaba de suceder en la pista de baile, ¿Tendrá algún significado?

–Mmm... –piensa, viendo como los meseros comienzan a traer los platillos fuertes a todas las mesas. –Depende de cómo lo quieras ver.

–Es que no lo sé. –apoya la cabeza en la palma de su mano derecha. –Springer me cae gordo y aún tengo ganas de patearle el culo a Jean. Pero, ¿Por qué no puedo dejar de pensar en eso? –se interroga. Su plato vacío de sopa es intercambiado por un plato llano con la cena servida.

–¿Hablas enserio? ¿Eso es lo que te angustia? –indaga Elaine con los ojos entrecerrados y una sonrisa.

–Déjame. Nunca me ha pasado algo así. –empeña con un tono de vergüenza.

–Para no complicarte el asunto, déjame te realizo la siguiente pregunta: ¿Qué es lo que tú quieres hacer? –su interpelación la calla por pocos segundos.

–No lo sé Elaine. Es complicado para mí porque a diferencia de ti, yo casi no tengo experiencia en esto. –se señala a sí misma.

–Espera, ¿Cómo que casi? –se extraña y abre los ojos. –No me digas que tú y él hicieron algo sin que yo supiera.

–Ja, todo el desmadre que pasamos con el pedo de cambiar nuestros papeles y sigues sin conocerme bien. –se ruboriza, pero pone los ojos en blanco sonriendo sarcásticamente.

–¿Entonces eso es un sí o es un no? –cuestiona mucho más confundida.

–Mensa. –niega. –Además, yo no me dejaría a la ligera. Por ejemplo, en nuestra fiesta de trece años. Sigo sin comprender cómo fregados dejaste que te hicieran jugar a la fuerza. Yo hubiese dicho que no.

–¿Pero porqué? –Elaine se desconcierta.

–A ver, ¿Qué hubiese pasado si en vez de tener que besar a Eren tendrías que haber besado a Samuel? Digo yo. –le pone un ejemplo.

–No es como si nunca nos dimos entre todos. –murmura lo último.

–¡ERES UNA-! –se detiene, pero suspira fuertemente y se pega la frente con la mano. –No puedo contigo...

–Ay, es normal Éclair. Además estábamos más chicos. Y cada fiesta que había se tenía que aprovechar. –empieza a comer su trozo de carne. Mas oír los descontrolados gritos de Jean y Connie reteniendo a Sasha de no comerse la ración de su mesa la hacen reír con la boca llena.

–¿Y qué hay de Eren? ¿No que no te gustaba desde niña? –Éclair imita la acción de su hermana de empezar a comer.

–Sí, pero todavía no estaba lo suficientemente consciente de que lo que sentía por él era amor. Sí había química, pero creía que solo era yo. Por eso me quería sacar la idea de la cabeza creyendo que Eren siempre me vería como su súper mejor amiga. –contesta después de tragar la carne para darle una probada a la pasta con queso.

–Elaine, los mejores amigos no se dan su primer beso así como te los das con Eren. –dice bastantea sacada de onda.

–Especifica cómo. –le demanda a propósito sonriendo juguetona.

–¡AYYY! –enfurecida le pega en el antebrazo izquierdo pero Elaine solo se dedica a reír. –Enserio que ser novia de Eren te ha hecho bastante mal. Con tan solo ver tu cuerpo es más que suficiente. –dice haciendo énfasis en sus atributos. –Y mira que no voy a mencionar cómo es que terminaste así por delante y por detrás porque hay adultos aquí y van a preguntar de dónde sacaste ese ejemplo. –cuchichea lo último.

–¿A poco te preocupa que tú seas la mala influencia? –agarra su vaso con agua para darle un trago.

–Elaine, ¿Cómo fregados te inculcaría cosas que yo en mi vida he experimentado? –aparta un mechón de su cabello. –Ni siquiera sé lo que es besar.

Al oír lo que su otra mitad recalcó, Elaine escupe la bebida pero en la dirección incorrecta. Hange, Iliana y Lizy empiezan a carcajear a todo pulmón cuando se percatan que Levi terminó siendo la víctima de la inesperada salpicada. Sus ojos se mantenían cerrados con fuerza, pero Elaine jadea fuertemente y cubre su boca cuando se percata de lo sucedido. Éclair también jadeó, pero fue más una expresión de risa lo que soltó. Desde la mesa del escuadrón especial, las carcajadas también se hacen notorias. Hasta Mikasa reía en voz baja, pero era más por la satisfacción propia. Amaba ver al capitán ser humillado de modos tan graciosos. Este, al esclarecer su mirada, le dedica una mirada de enojo a la menor de las Einar. Por lo que ella, avergonzada, agarra la servilleta tendida encima del vuelo de su vestido celeste para cubrir su rostro como si fuese una cortina. Ahora, había un grave problema que la mortifica. No es el ridículo que recién causó, sino la razón por la cuál la llevó a reaccionar así; la repentina confesión de su gemela:

Éclair es la única miembro de toda la Clase A que aún no ha dado su primer beso.

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