CAPÍTULO 3

A lo lejos, veía a Tn entrenar con su arma. La fuerza y la gracia con las que se movía me dejaban sin aliento. Cada golpe, cada maniobra, parecía sacado de las historias épicas que solía leer de niña. Había algo en él, algo que no podría explicar con palabras. Tal vez era la determinación en sus ojos, o la serenidad en su expresión. No podía evitar que mi corazón latiera más rápido al verlo.

Silphie: Tn... -murmuré para mí misma, sintiendo un calor extraño en mi rostro. Observaba cómo se esforzaba, sin saber realmente qué hacía que mis ojos no pudieran dejar de seguir cada uno de sus movimientos.

A pesar de mis sentimientos, había algo que no podía ignorar: la constante tensión entre él y Rudeus. Rudeus, con su mirada fría y calculadora, siempre parecía estar buscando una excusa para enfrentarse a Tn. Me daba miedo. Cada vez que se cruzaban, el aire se cargaba de una electricidad incómoda. No entendía del todo el odio profundo que Rudeus sentía hacia Tn, pero podía verlo claro en cada gesto y palabra que le dirigía.

Silphie: ¿Por qué Rudeus tiene que ser tan... cruel?, -pensaba mientras una sensación de impotencia me invadía. Muchas veces, deseaba que pudieran entenderse. Deseaba que ese abismo de diferencias no los separara tanto. Aunque sabía que era ingenuo pensar así, no podía evitarlo.

Luego, pensaba en Tn, y una especie de cosquilleo irracional me recorría la entrepierna. Mi rostro se tornaba rojo al darme cuenta. Era una sensación nueva para mí, algo que no lograba comprender del todo. Era como si mi cuerpo reaccionara solo al pensar en él, pero no me atrevía a decírselo a nadie. Me daba vergüenza, pero también una extraña euforia.

Intentaba concentrarme en mis estudios, en mis propias metas, pero siempre había algo que me devolvía a pensar en Tn. En sus momentos de calma, en su sonrisa rara vez mostrada, en su persistencia pese a las adversidades.

Silphie: Tal vez, algún día..., -murmuraba para mí misma, mientras desviaba la mirada y trataba de enfocarla en otra cosa sin mucho éxito. Rudeus y Tn seguirían en su eterna batalla, pero yo... yo solo quería entender mis propios sentimientos y deseos. Aunque el miedo a lo desconocido me hiciera dudar a cada paso, no podía evitar desear estar cerca de Tn y comprender el misterio que lo rodeaba.

Chispas Bajo el Cielo Nocturno.

La luna brillaba en todo su esplendor, bañando el claro con su luz plateada. Silphie y Tn habían decidido quedarse afuera un poco más después del entrenamiento, disfrutando de la calma de la noche. Se sentaron en una ladera cubierta de hierba, con la mirada fija en el cielo estrellado.

Silphie: Es una noche hermosa, ¿no crees? -comentó Silphie, con la voz suave y llena de admiración.

Tn, con una media sonrisa, se recostó con los brazos detrás de la cabeza.

Tn: Sí, claro, si ignoras la cantidad de animales mágicos que podrían atacarnos en cualquier momento. Nada como un buen peligro para hacer la velada más emocionante.

Silphie soltó una risita nerviosa.

Silphie: Tn, a veces no sé si tomarte en serio o no.

Tn: Ese es el punto, Silphie. Mantener la vida interesante -respondió Tn con un guiño, que hizo que Silphie sintiera un leve rubor en sus mejillas.

Y después de un momento de cómodo silencio, Tn miró a Silphie de reojo.

Tn: ¿Sabes?, has mejorado mucho con tus hechizos. Me estoy quedando sin excusas para hacerte repetir las lecciones.

Silphie se giró hacia él, sorprendida.

Silphie: ¡¿De verdad lo dices?!

Tn se incorporó, acercándose un poco más a ella con esa característica expresión traviesa.

Tn: Claro, aunque también significa que tendré que encontrar nuevas formas de pasar tiempo contigo. No voy a dejar que te aburras de mí tan fácilmente.

Silphie lo miró con sus grandes ojos verdes, sintiendo cómo el corazón le latía con más fuerza.

Silphie: Nunca me aburriría de ti, Tn.

La sonrisa de Tn se hizo más amplia, y alzando una ceja, dijo con un tono coqueto.

Tn: ¿No? Bueno, eso me da muchas ideas. Pero primero, cuenta, ¿hay algo que siempre hayas querido hacer pero nunca te has atrevido a intentar?

Silphie dudó un momento, jugando nerviosamente con sus dedos.

Silphie: Bueno, siempre he querido ver cómo es volar usando un hechizo de viento, pero... me da miedo caer.

Tn soltó una carcajada suave y reconfortante.

Tn: ¡Eso es fácil! Además, ¿qué podría ser más divertido que enseñarte a volar? De cualquier manera, yo estaré aquí para atraparte si decides aterrizar de forma no convencional.

Silphie lo miró con una mezcla de emoción y temor.

Silphie: ¿Lo harías por mí?

Tn se levantó de un salto y le extendió la mano a Silphie.

Tn: Por supuesto. Ahora, confía en mí, ¿o acaso dudas de mi infinito encanto y habilidades?

Silphie tomó su mano, sintiendo el calor y la seguridad que siempre le transmitía. Con un gesto rápido, Tn la impulsó y ambos comenzaron a levitar suavemente, elevándose unos metros del suelo. Silphie cerró los ojos por un instante, sintiendo el viento en su rostro y el cosquilleo de la magia bajo sus pies.

Silphie: Esto es increíble -susurró Silphie, abriendo los ojos lentamente.

Tn: Es solo el comienzo -respondió Tn, acercándose aún más a ella mientras controlaba el hechizo con destreza. -Ahora, respira hondo y siente la magia contigo. No dejes que el miedo te controle, este es nuestro momento.

Silphie, inspirada por la confianza de Tn, comenzó a relajarse, sintiendo cómo el miedo se desvanecía lentamente. La figura de Tn a su lado, segura y protectora, hacía que cada segundo en el aire se sintiera más natural.

Tn: ¿Ves? Sabía que podrías hacerlo -dijo Tn, la voz teñida con un tono de sincero orgullo y afecto. -Eres mucho más fuerte de lo que piensas.

Mientras flotaban juntos bajo el cielo estrellado, Silphie sintió que algo profundo y significativo se desarrollaba entre ellos. La combinación de la seguridad dominante de Tn, su sarcasmo juguetón y su coqueta ternura, la hacía sentir no solo protegida, sino también valorada y especial.

Silphie: Gracias, Tn -dijo finalmente, con una suave sonrisa que iluminaba su rostro. -Por enseñarme a volar y por ser tú mismo.

Tn la miró fijamente, sus ojos brillando con una sinceridad rara y cautivadora.

Tn: Siempre, Silphie. Y te prometo que esto es solo el principio de todo lo que haremos juntos.

De vuelta en el suelo, Silphie sintió sus pies tocar la tierra, pero su corazón seguía flotando alto. Gracias a Tn, no solo había superado un miedo, sino que también había descubierto una nueva forma de ver el mundo y a sí misma.

Rudeus y Tn.

Lilia observó a Zenith desde la cocina mientras preparaba el almuerzo. La casa se sentía tranquila por un momento, un respiro raro en medio del ajetreo diario con los gemelos. Inspiró hondo y decidió sacar a colación lo que había estado notando.

Lilia: Zenith -comenzó Lilia suavemente, sin querer perturbar la calma-, ¿te has dado cuenta de la tensión entre Rudeus y Tn últimamente?

Zenith levantó la vista de la tela que estaba remendando, sus dedos dejando de moverse. Un suspiro ligero salió de sus labios.

Zenith: Sí, Lilia. A veces me preocupa. Rudeus parece llevar una carga de inseguridad, especialmente en comparación con Tn.

Lilia asintió. Mientras cortaba vegetales, notaba la diferencia en las personalidades de los niños. Tn era carismático, coqueteaba incluso sin querer hacerlo, y dominaba el ambiente con su presencia. Rudeus, en cambio, era más reservado, aunque su comportamiento a veces se deslizaba hacia lo depravado.

Lilia: Es extraño -murmuró Lilia, colocando las verduras en la olla-. Tn siempre tiene una forma de hacer que todo parezca fácil. Es elegante y seguro de sí mismo. Mientras que Rudeus...

Zenith: Rudy parece siempre estar comparándose, sintiéndose inferior -completó Zenith, sus labios formando una línea preocupada-. Quisiera poder hacer algo más para ayudarle, pero no sé cómo hacerlo.

Lilia se acercó a la mesa y se sentó frente a Zenith, sus manos entrelazadas en su regazo. No pudo evitar sonreír al pensar en el futuro.

Lilia: Sabes, a veces me pregunto cómo será Tn cuando crezca. Ya es tan encantador, tan apuesto a su manera. No me sorprendería si todas las chicas del pueblo se enamoran de él.

Zenith rio suavemente, sus ojos brillando con un toque de orgullo y algo más complejo.

Zenith: Sí, definitivamente tiene esa presencia. Incluso ahora, con solo una sonrisa suya, podría conquistar a cualquiera. A veces me pregunto si tal vez... ya lo ha hecho.

Lilia levantó una ceja, una risa escapando de sus propios labios.

Lilia: ¿Y quién es esa chica afortunada?

Zenith negó con la cabeza, aunque su sonrisa se hizo más amplia.

Zenith: No estoy segura, pero creo que más de una. En momentos así, me recuerda a Paul... -Zenith hizo una pausa, y su mirada se ensombreció ligeramente-. Pero, claro, Tn tiene algo más, algo que Paul nunca tuvo.

Lilia entendió el subtexto inmediatamente. Paul y Zenith no estaban en su mejor momento, y eso añadía un matiz oscuro a la conversación.

Lilia: Sí, estoy de acuerdo. Tn es... diferente. Será un hombre muy apuesto y carismático. Seguro nos romperá muchos corazones. Pero esperemos que también ayude a Rudy a encontrar su propio camino.

Zenith asintió, pero había un destello en sus ojos, algo que Lilia solo vio por un instante pero que no pudo ignorar. Era una mezcla de admiración y algo que bordeaba lo inapropiado.

Zenith: Sí, eso espero. A pesar de todo, sigue siendo su hermano gemelo. Tal vez esa misma chispa de Tn pueda iluminar el camino de Rudeus.

Lilia sonrió, levantándose para continuar con la comida, y bajo la luz tenue del hogar, ambas mujeres compartieron un momento de comprensión y esperanza para el futuro de sus hijos.

Mientras Lilia se alejaba, Zenith se quedó mirando el lugar vacío que había dejado Tn anteriormente esa mañana. Un breve pensamiento cruzó su mente, uno que rápidamente apartó, pero que continuó acechando en lo más profundo de su corazón.

Escena en la Cena.

La mesa estaba colmada de platos deliciosos preparados con esmero por Lilia. El aroma de los guisos y pan recién horneado llenaba el aire, creando una atmósfera cálida y familiar. Tn se encontraba en el centro de la atención, como de costumbre, sin siquiera proponérselo. Su risa resonaba mientras contaba una anécdota divertida del día, y Zenith y Lilia lo escuchaban con sonrisas encantadoras.

Zenith: ¿Y luego qué pasó? -preguntó Zenith, sus ojos brillando con una mezcla de interés y cariño.

Tn: Bueno, entonces Silphie y yo... -Tn miró a Silphie y le guiñó un ojo, lo cual hizo que ella se sonrojara y bajara la mirada con una tímida sonrisa.- Logramos atrapar al conejo de una manera que ni siquiera me esperaba.

Lilia, sonriendo afectuosamente, añadió:

Lilia: Tienes una habilidad especial, Tn. Siempre logras sorprendernos.

Tn sonrió y se inclinó ligeramente hacia ellas, bajando un poco la voz en un tono natural, pero que sonaba coqueto sin pretenderlo.

Tn: Con mucho gusto les enseñaré esos trucos cuando quieran. -dijo Tn.

La atmósfera comenzaba a llenarse de calidez y risas, pero la tensión empezó a crecer desde el otro extremo de la mesa. Paul, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos, miraba a Tn y luego a las mujeres que parecían completamente encantadas con él.

Paul observaba a Tn con una mezcla de resentimiento y celos que le carcomían el alma. No era suficiente que su hijo Rudeus siempre lo cuestionara, ahora también Tn parecía robarle el protagonismo en su propio hogar.

Paul: Al parecer, algunos nacen con todo el encanto natural, -dijo Paul, las palabras empapadas en sarcasmo.- ¿Cómo lo haces, Tn? ¿Es algo que enseñas o simplemente lo tienes?

Zenith, visiblemente molesta, intervino.

Zenith: Paul, no hay necesidad de esos comentarios.

Lilia, con una sonrisa que intentaba disipar la tensión, añadió:

Lilia: Tn siempre ha sido un joven maravilloso y es natural que lo apreciemos por quien es.

Rudeus cruzó los brazos y miró a su padre, buscando algún tipo de apoyo moral.

Rudeus: Papá, no puedes negar que Tn siempre parece ser el favorito. A veces se siente como si nosotros fuéramos invisibles.

Paul optó por un comentario burlón.

Paul: Bueno, tal vez deberíamos tomar lecciones con Tn. Parece que él sabe cómo ganarse el cariño sin mucho esfuerzo.

Tn, notando la tensión, decidió responder con una sonrisa irónica.

Tn: Bueno, papá, si te concentraras más en la familia en lugar de pensar con el pene, tal vez también recibirías algo de ese cariño.

Zenith no pudo contenerse más.

Zenith: Paul, esos comentarios y tu actitud son inaceptables. Si tienes algún problema, deberías decirlo directamente y no con sarcasmos. Y para tu información, Tn ha sido una bendición para esta familia.

Paul volvió su mirada hacia Zenith con dureza.

Paul: Zenith, siempre tienes que defender a todos menos a tu propio esposo. Quizás si fueras un poco más útil o comprensiva, las cosas serían diferentes. Pero no, siempre metida en todo menos en lo que importa.

Las palabras de Paul cayeron como un jarro de agua fría. La atmósfera se volvió densa, casi opresiva. Tn sintió un calor de ira ascender desde su pecho.

Tn: ¿Útil y comprensiva? Vaya, papá, -Tn comenzó, su voz cargada de ironía y desprecio.- Porque claro, siempre es más fácil menospreciar a la madre de tus hijos que ser un buen esposo y padre tú mismo. ¿Cuántas veces más vas a culpar a los demás por tus propias fallas?

Paul se puso de pie, molesto, pero Tn no se dejó intimidar.

Tn: Quizás si dedicaras menos tiempo a buscar consuelo fuera de casa y más a cuidar lo que tienes aquí, no necesitarías justificarte con insultos baratos. -Agregó Tn.

Zenith, con los ojos llenos de lágrimas, no pudo contener el dolor de las palabras afiladas de Paul. Llevó una mano a su rostro y, sollozante, salió rápidamente del comedor. Tn la observó marcharse, sintiendo una profunda mezcla de tristeza y furia.

Con un tono más bajo y controlado, pero firme, Tn se dirigió a Paul una última vez.

Tn: Papá, esta tiene que ser la última vez que hieres a mamá de esta manera. Si no puedes ser el hombre de la casa, alguien más lo hará.

Paul, sin palabras y avergonzado, volvió a sentarse, su orgullo aplastado por la realidad. Rudeus, visiblemente incómodo, solo pudo observar cómo su hermano tomaba las riendas de la situación.

Lilia y Silphie quedaron en completo silencio, las miradas de ambas se encontraban dirigidas hacia Tn. Silphie, abrazada a Lilia, buscaba consuelo en su cercanía.

Lilia, con una mezcla de admiración y alivio, entendía que Tn había asumido el rol que Paul había fallado en cumplir. En los ojos de ambas mujeres, Tn no solo se había convertido en el defensor de la paz en la casa, sino también en el hombre fuerte y protector que todos necesitaban.

Era irónico que un niño actuará más como un hombre que el propio Paul a ojos de Lilia.

Y así, esa noche, la cena terminó en un completo y pesado silencio, la atmósfera cargada de emociones no expresadas, pero claramente entendidas. Lilia y Silphie, juntas, reconocían el nuevo equilibrio en el hogar mientras Tn, firme y sereno, mantenía el orden que Paul había trastocado. Este momento se convertiría en un punto de inflexión silencioso pero poderoso en la dinámica de su familia.

CONTINUARÁ.

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