CAPÍTULO 2
El amanecer llegaba lentamente en la residencia de los Greyrat, esparciendo una luz dorada que iluminaba los campos y los muros de la casa. La rutina diaria comenzaba a desplegarse y, como siempre, Tn se levantaba temprano para practicar su magia. La quietud de la madrugada proporcionaba el ambiente perfecto para concentrarse en mejorar sus habilidades.
En el patio trasero, Tn se encontraba solo, repasando varios conjuros elementales. Sus manos trazaban patrones intrincados en el aire, cada movimiento lleno de precisión y propósito. Era evidente que su dominio sobre la magia había crecido a pasos agigantados en muy poco tiempo. Incandescentes esferas de fuego, poderosos chorros de agua y ráfagas de viento obedecían su comando con una facilidad que pocos podían igualar.
Prueba de Magia.
Este progreso no pasaba desapercibido para las mujeres de la casa. Zenith, quien solía observarlo desde la ventana de la cocina, sentía un gran orgullo por su hijo. Lilia, la criada con un conocimiento limitado pero profundo de la magia, también lo veía con admiración.
Una mañana, mientras Lilia se ocupaba de las tareas del hogar, escuchó un estallido. Alarmada, corrió hacia el patio para encontrar a Tn practicando un nuevo hechizo avanzado.
Lilia: Tn, eso fue increíble, -exclamó, con los ojos brillando de admiración.
Tn: Gracias, Lilia, -dijo Tn modestamente, bajando las manos y esbozando una sonrisa.- He estado trabajando en este hechizo durante semanas.
Lilia: Pero necesitas tener cuidado, -respondió Lilia, acercándose con una toalla.- Ese tipo de magia puede ser agotadora y peligrosa.
Tn asintió, aceptando la toalla y limpiando el sudor de su frente.
Tn: Lo sé, pero quiero mejorar. Necesito ser fuerte para protegerlos, -Contestó, mirando fugazmente hacia la ventana de la cocina donde Zenith lo observaba con una sonrisa melancólica.
La Tensión Aumienta.
Paul, quien entrenaba en el campo cercano, también notó los impresionantes avances de Tn en la magia. Sin embargo, a diferencia de Zenith y Lilia, sus sentimientos eran una mezcla de orgullo y celos. Durante una cena de familia, la conversación tomó un giro inesperado cuando Tn mencionó sus progresos.
Tn: Hoy logré conjurar una esfera de fuego de nivel avanzado, -explicó Tn con entusiasmo mientras servía otro plato de comida.- Creo que podría pasar al nivel santo en unos meses.
Paul: Eso es impresionante, hijo, -dijo Paul, con tono seco.- Pero la magia no lo es todo. Necesitas equilibrar tus habilidades. La espada también es importante.
Zenith, sentada a la mesa, sintió la habitual tensión entre su esposo y su hijo.
Zenith: Paul, deberías estar orgulloso. Tn está progresando de una manera increíble en la magia.
Paul: Lo estoy, -replicó Paul, apenas conteniendo sus celos.- Pero no quiero que se olvide de lo importante que es el combate cuerpo a cuerpo.
Tn frunció el ceño.
Tn: No me olvido, padre. De hecho, entreno espada todos los días. Pero la magia también es crucial en un mundo tan impredecible.
La fricción era palpable. Lilia miraba inquieta, mientras Zenith trataba de calmar el ambiente.
Zenith: Por favor, no discutamos. Hoy deberíamos estar felices por los logros de Tn.
Paul, queriendo tener la última palabra, agregó.
Paul: Solo quiero que sea equilibrado en ambas disciplinas. No podemos depender solo de la magia.
Proteger a Lilia
Una tarde, mientras Rudeus hacía travesuras pervertidas, lanzando encantamientos invisibles y tratando de espiar a las mujeres de la casa, Tn lo sorprendió desprevenido.
Tn: Rudeus, eso no está bien, -dijo con firmeza mientras anulaba el hechizo con un movimiento rápido.
Lilia, quien había sido el blanco de las travesuras, sintió un alivio inmediato.
Lilia: Gracias, Tn, -dijo con gratitud.- No sé qué haríamos sin ti.
Rudeus, molesto por ser interrumpido y superado por su hermano, apretó los puños.
Rudeus: Siempre metiéndote en mis asuntos, Tn.
Tn: Estas no son travesuras inocentes, Rudeus, -replicó Tn con frialdad.- Tienes que aprender a respetar a las personas, especialmente a las mujeres de esta casa.
La mirada en el rostro de Lilia revelaba algo más que gratitud; era una mezcla de admiración y afecto creciente. Estaba claro que para ella, Tn no era solo un protector sino también una figura digna de respeto y afecto.
Sentimientos Crecientes.
Con cada pequeño acto de protección y cada momento de excelencia mágica, Tn se convertía en el centro de atención no solo en términos de habilidades, sino también en el corazón de Zenith y Lilia. La confianza de Zenith en Tn crecía cada día, y el afecto de Lilia se profundizaba, mientras que los celos de Rudeus y la incomodidad de Paul aumentaban.
Después de una de las frecuentes discusiones con Paul, Zenith se encontraba de nuevo sola en la sala de estar, luchando con sus sentimientos encontrados. Tn, reconociendo la habitual atmósfera tensa, se acercó una vez más, su presencia una vez más, un bálsamo para el alma tormentosa de su madre.
Tn: Mamá, quiero que sepas que siempre estoy aquí para ti, -dijo Tn con una voz suave pero firme. Zenith lo miró, sus ojos llenos de gratitud y una creciente admiración que se entremezclaba con emociones más profundas y complejas.
Zenith: Tn, eres mi luz en estos momentos oscuros, -respondió Zenith, sintiendo una mezcla de seguridad y una atracción prohibida que la perturbaba y la reconfortaba al mismo tiempo.
Y así, con cada día que pasaba, los lazos entre Tn y las mujeres de su casa se fortalecían, mientras las tensiones con Paul y Rudeus escalaban, poniendo al descubierto las complejidades de una vida que se desarrollaba bajo el mismo techo.
Un Encuentro Bajo la Lluvia.
Tn había pasado otra tarde exhaustiva practicando magia. Su progreso era evidente; cada hechizo que lanzaba se volvía más preciso y poderoso. Sin embargo, su relación con Paul seguía siendo tensa. Las discusiones constantes sobre el comportamiento de Paul con su madre dejaban un ambiente cargado en la casa.
Un día, mientras practicaba un hechizo de agua en el bosque cercano, Tn notó algo inusual. El cielo se había oscurecido repentinamente, y una fuerte lluvia comenzó a caer. Decidió buscar refugio bajo un árbol, pero entonces oyó un llanto débil que parecía mezclarse con el sonido de la lluvia. La curiosidad y la preocupación lo llevaron a investigar.
Entre los arbustos, Tn encontró a una pequeña elfa de cabello verde esmeralda, empapada y temblando de frío. La empatía superó cualquier otro pensamiento, y se acercó a ella con cautela.
Tn: ¿Estás bien? -preguntó él Greyrat suavemente, arrodillándose para estar a su altura.
La elfa levantó la mirada con desconfianza, pero el tono gentil de Tn logró calmarla un poco.
Tn: Me llamo Tn. ¿Cómo te llamas? -preguntó él, extendiéndole una mano.
Voz femenina: Silphie -respondió ella con voz temblorosa, tomando la mano de Tn con timidez.
Dándose cuenta de que Silphie estaba en hipotermia, Tn conjuró un hechizo de calor para secar sus ropas y calentar su cuerpo. Silphie miró con asombro la destreza mágica de Tn, y aunque seguía temblando, empezó a relajarse.
Tn: Vamos, debes estar hambrienta. Te llevaré a mi casa, allí estarás a salvo -sugirió Tn, guiándola suavemente hacia su hogar.
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La llegada a casa con Silphie causó un revuelo. Lilia recibió a la pequeña elfa con una calidez maternal, mientras Paul observaba con una mezcla de curiosidad y preocupación. Rudeus, en cambio, miraba desde una esquina, sintiendo una punzada de celos al ver a su hermano atraer otra vez la atención de todos.
Paul: ¿Quién es esta niña? -preguntó Paul, cruzándose de brazos.
Tn: La encontré en el bosque, estaba en muy mal estado. No podia dejarla sola -respondió Tn con determinación.
Paul asintió lentamente.
Paul: Está bien. Puede quedarse con nosotros el tiempo que necesite.
Rudeus se sintió aún más relegado. A pesar de sus esfuerzos, parecía que Tn siempre lograba destacar, algo que incrementaba su resentimiento.
Durante los días siguientes, Tn y Silphie desarrollaron una cercanía natural. Pasaban mucho tiempo juntos, practicando magia, explorando los alrededores y compartiendo historias. Silphie, aunque aún tímida, encontraba en Tn un amigo confiable. En cambio, la relación entre Rudeus y Tn parecía tensarse más. Rudeus observaba con desdén creciente cómo su hermano se volvía el héroe una vez más.
Una tarde, mientras Tn y Silphie practicaban hechizos bajo la atenta mirada de Lilia, Rudeus se acercó, sin poder contener sus celos.
Rudeus: ¿Por qué siempre tienes que ser el centro de atención, Tn? -espetó Rudeus con amargura.
Tn, sorprendido por el tono de su hermano, respondió con calma:
Tn: No se trata de ser el centro de atención, Rudeus. Simplemente quiero ayudar a Silphie.
Silphie, que había estado observando la interacción con incomodidad, se aferró un poco más a Tn, sintiendo la tensión en el ambiente.
Aunque las discusiones entre los hermanos continuaban, la amistad entre Tn y Silphie solo se hacía más fuerte. Silphie ya no temía tanto a su entorno, y por primera vez en mucho tiempo, comenzaba a sonreír más a menudo. A pesar de la tensión familiar, la presencia de Silphie traía un rayo de esperanza a su vida.
CONTINUARÁ.
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