CAPITULO 8
CAPITULO OCHO
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—THEIA, ¿QUÉ pasó?—preguntó Ikaris, con un tono de preocupación mientras miraba a su hermana a los ojos.
Kingo y Sersi entraron entonces y sus ojos volaron hacia Theia, que estaba histérica.
Kingo se quedó paralizado en la puerta mientras Sersi corría hacia ella e Ikaris, colocando su mano en la espalda de Theia, suavemente. Ella miró a Ikaris, preguntándole qué le había pasado en los ojos, él negó con la cabeza.
—Ven, vamos a sentarla en el sofá—.Sersi suspiró, comenzando a caminar hacia el sofá mientras Ikaris la seguía y sentaba a Theia.—Theia... ¿qué pasa? ¿Qué pasó?—Theia permaneció en silencio.—¿Pasó algo con Druig?—.
Theia sollozó con más fuerza, dando una respuesta a Sersi. Sersi se levantó y tomó una caja de pañuelos, entregándosela a Theia.
Theia tomó la caja y reclinó la cabeza hacia atrás antes de volver a plantar la cabeza entre las manos.
—Theia, respira hondo—,dijo Sersi en voz baja,
Theia asintió con la cabeza y respiró hondo. Luego otra. Se llevó el pañuelo a la nariz y se sonó. Suspiró:—Lo siento—.
Ikaris y Theia intercambiaron una mirada confusa.
—Hace quinientos años—,balbuceó,—salía con un chico, y durante un par de meses la cosa fue muy bien, pero entonces empezó a llegar a casa borracho y...—.Dejó escapar un suspiro tembloroso:—Me agredía—.
Sersi se cubrió la boca, tapando el grito ahogado que amenazaba con escapar de su boca mientras Ikaris apretaba la mandíbula, y parecía que iba a matar a alguien.
Matar a alguien.
Matar a alguien.
Las palabras resonaron en la mente de Theia, con recuerdos y un horror absoluto parpadeando en su cabeza.
—¿Theia?—Ikaris se arrodilló:—¿Qué más pasó?—.
Ella se mordió el interior de la mejilla, apretando los dientes, y de repente, la tristeza abandonó su cuerpo y no sintió más que pura satisfacción y orgullo. Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro:—Lo maté—.
Los ojos de Sersi se abrieron de par en par y se apartó:—Tú...—.
Ikaris se quedó de pie, sorprendida. Procesando las tres palabras.
—Yo lo maté—,repitió,—Y ni siquiera me siento mal por ello—.
—Yo... ¿Por eso llorabas?—preguntó Sersi,
Theia negó con la cabeza, poniendo las manos en su regazo, frunciendo el ceño,—Druig leyó mi mente—,su voz era tranquila.
—Hablando del diablo—,Kingo habló desde detrás de ellos, y todos se giraron para ver a Druig entrando en la habitación,
—Theia...—Empezó, pero se detuvo cuando Ikaris se puso delante de él, impidiéndole ver a Theia.—Ikaris. Por favor, déjame verla—.
—Ella no quiere verte—,Ikaris habló por ella,
Druig se adelantó:—Si ella me dice que me vaya, me iré—.
Theia se acercó por detrás de Ikaris,—No quiero verte—.
Druig frunció el ceño y respiró hondo:—Si eso es lo que quieres—.
—Lo es—.Ella asintió, intentando evitar el contacto visual.
Y Druig se alejó, ¿por qué su amor tenía que ser tan complicado? ¿Por qué no podían ser felices?
MÁS TARDE AQUELLA noche, mientras Theia estaba sentada en su cama, pensando en todo, oyó que llamaban a su puerta.
Se levantó y, suspirando, la abrió. Druig estaba despeinado y parecía haber estado llorando.
—Hasta que el para siempre se deshaga, Theia—.Dijo sin comprender,
Ella lo miró con las cejas fruncidas.
Él se pasó una mano por el pelo,—Para siempre se deshace. Es el fin del mundo, Theia. Hay muchas posibilidades de que todo el mundo muera, incluida tú, y no quiero que mueras enojada conmigo. Por favor, lo sé, sigo arruinando las cosas y soy horrible, pero, por favor. Sólo déjame abrazarte esta noche, sólo una última vez. En caso de que vayamos a la guerra mañana—.
Ella procesó sus palabras por un momento, pensando qué hacer a continuación.—Nada de hablar—.
Él asintió:—Sin hablar—.
Ella le agarró de la camisa y tiró de él para acercarlo a ella, aplastando sus labios contra los de él. Lo acompañó hasta la cama y lo empujó sobre ella, poniéndose encima de él, con las piernas abiertas para quedar a horcajadas sobre su regazo.
Retiró los labios de los suyos, bajándolos por la mandíbula hasta el cuello y luego por el pecho. Le quitó la camiseta por encima de la cabeza y sonrió mientras se quitaba la suya.
Bajó la mirada por su cuerpo, la atrajo de nuevo contra él y movió la mano por su vientre hasta su pecho, pasó el dedo por la tela, siendo lo único que separaba su piel de su pezón.
La habitación era cálida y Theia sólo podía pensar en lo mucho que deseaba quedarse atrapada en ella con él para el resto de su vida.
Gimió suavemente contra su boca, haciendo que él sonriera bajo su beso. Empezó a moverse debajo de ella, lo que la hizo poner los ojos en blanco.
Recuperándose rápidamente, le desabrochó los pantalones:—Levanta la cadera—.
Él lo hizo, y a las tres palabras, estaba ardiendo.
—¿Tienes idea de lo que me haces, Theia?—.Druig gimió, con voz entrecortada y áspera.
Ella le puso un dedo sobre los labios:—No hables—.
Ella volvió a unir sus labios a los de él mientras él la rodeaba con sus brazos, y lo único que ella deseaba era detener el tiempo y permanecer en ese momento el resto de su vida.
Druig dio la vuelta a Theia, dejándola de espaldas a la cama, y ahora él estaba encima de ella.
Sus dedos se movieron hasta la cintura de sus bragas y empezaron a deslizar sus dedos dentro de ellas. Ella aspiró cuando sus dedos fríos se encontraron con sus pliegues.
Se detuvo un momento, se separó de Theia y le sonrió suavemente; en ese instante, ella se sintió hermosa.
Pero se suponía que estaba enojada con él.
Druig empezó a frotar el dedo con movimientos pequeños y constantes dentro de ella.—Mierda.—
Olvidando todas las demás palabras del mundo, se esforzó por hablar:—Druig—.
—¿Sí, cariño?—
—P-Por favor, no me dejes otra vez.—
©FAISTSLUVRR
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