CAPITULO 7
¡ contenido sexual & mención de abuso !
CAPITULO SIETE
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DRUIG CERRÓ LA PUERTA tras Theia, empujándola contra ella, sin poder acercarse a la cama, no cuando podía tenerla ahí mismo.
Le llevó la mano a la mandíbula, levantándola ligeramente.
Theia necesitó todo lo que tenía para apartarse:—¿Qué haces?—.
—Te deseo.—Volvió a besarla:—¿Te parece bien?—.
Ella ladeó la cabeza, arqueando una ceja:—¿Me deseas?—,bromeó, sonriendo:—¿Y cómo es eso?—.
Puso los ojos en blanco:—Theia—.
—Druig—.Dijo ella, con expresión divertida,—¿Cómo es que me deseas?—.
Él resopló, pasándose la mano por la cara y luego por la mandíbula.—Por favor—.
Ella sonrió, se acercó y le susurró al oído:—Ruega—.
A él se le iluminaron los ojos, apretó la mandíbula mientras se relamía, rodeó su cintura con los brazos y tiró de ella hacia él:—Te lo suplico, por favor. Quiero hacerte mía hasta que olvides el nombre de todos y de cada uno—.
—Aprendo visualmente—.
Él rió entre dientes, aplastando sus labios contra los de ella mientras chocaba su cuerpo contra el de ella, ella lo sintió endurecerse debajo de sí y gimió en su boca, ella arrastró su mano por su torso y por debajo de su camisa, sintiendo su respiración entrecortada contra sus labios.
Tanteó, tiró de su cinturón y, desabrochándoselo, lo tiró al suelo bajo ellos, siguiendo sus pantalones.
Y con un movimiento rápido, Theia lo acompañó hasta la cama y le quitó la camisa, sentándose a horcajadas sobre su regazo.—Creo que me subestimas y las cosas de las que soy capaz—.
—Aprendo visualmente—.Dijo, repitiendo lo de hace unos momentos,
Ella deslizó su dedo a lo largo de su cinturón, quitándoselo, sus movimientos firmes y lentos. Luego le quitó los pantalones, burlándose de él con sus posiciones pausadas.
—A la mierda—.Dijo, sus labios presionando contra los de ella y tiró del dobladillo de su camisa,—¿Puedo quitarte esto?—.
Ella asintió y él le quitó la camisa.
—Te quiero boca abajo—.Ella sonrió y se dio la vuelta.
Besó la parte superior de su cabeza y arrastró besos suaves y húmedos por su cuello y por su espalda y luego...
—Theia—.Su voz era seria, nada que ver con la de hacía unos segundos.
La espalda de Theia estaba cubierta de cicatrices, muy débiles cicatrices. Tenía variaciones de lo que parecía haber quemado cigarrillos y lo que parecían ser líneas de un cinturón de algún tipo.
Druig se bajó de ella, de pie junto a la cama, ahora. Se pasó una mano por el pelo y Theia volvió a darse la vuelta, apoyándose en los codos, con las cejas fruncidas.—¿Qué? ¿Qué pasa?—
—Tu espalda. ¿Quién demonios te hizo esto?—.Sus ojos eran oscuros, llenos de ira.
Al darse cuenta de lo que estaba hablando, miró hacia la cama, abrazando sus rodillas contra su pecho y envolviéndolas con sus brazos.
Quería escapar y salir de ahí. Pero no había adónde ir.
—Theia—,dijo, esta vez sonó más como una súplica, su voz suave.—¿Qué pasó?—
Ella frunció el ceño, guardando silencio. No sabía qué decir, se quedó allí sentada, incapaz de hablar, incapaz de moverse.
Hubo silencio por un momento, y Druig luchaba consigo mismo. Él y ella tenían un acuerdo que se remontaba siglos atrás, él prometió que nunca leería su mente para averiguar lo que pensaba, pasara lo que pasara. Pero necesitaba saber quién le había hecho esto.
Cediendo, entró en su mente y se conectó a lo que ella estaba pensando.
Era el ex novio de Theia. Con quien salió hace más de quinientos años, mientras él había desaparecido.
Un torrente de recuerdos de él golpeándola y gritándole pasó por su mente, así como por la de él, y entonces Theia se dio cuenta de que él estaba en su mente, leyéndola. Levantó la vista hacia él, sus ojos dorados antes de volver a sus ojos azules, fríos y normales.
Un sentimiento de dolor y traición la golpeó.
—Theia...—
Sacudió la cabeza una vez, cogió su camisa del suelo y se la puso. Se pasó una mano por el pelo y lo ignoró mientras salía de la habitación.
Apenas llegó al salón, se derrumbó.
Apoyó los brazos en la parte superior del sofá y apoyó la cabeza en las manos, ahogando un sollozo.
Casi al instante, sintió que un par de brazos la envolvían.
Lo único que Theia deseaba en aquel momento era el calor de otra persona, sólo quería que la abrazaran.
Se dio la vuelta y enterró la cabeza en el hombro de la persona, que la sentía ancha pero extrañamente reconfortante.
La persona presionó sus labios contra la parte superior de su cabeza y fue entonces cuando lo supo, era Ikaris.
Estaba siendo abrazada por su hermano, algo que echaba de menos.
Todo lo que siempre quiso fue ser como su hermano mayor.
—Está bien, Theia. Todo estará bien—.Su voz era tranquilizadora.
Aunque, obviamente, no recordaba nada de cuando eran niños, recordaba que Ikaris siempre era quien la ayudaba a limpiar después de una pelea. Antes que Druig.
Ikaris siempre la consolaba cuando estaba molesta. Antes que Druig.
Ikaris siempre se reía de sus chistes. Antes que Druig.
Pero hasta ahora, ella había hecho todas esas cosas. Porque no tenía a nadie que lo hiciera por ella. Tenía que limpiarse, que consolarse, tenía que reírse de sus propios chistes. No Ikaris. No Druig. Ella. Theia.
©FAISTSLUVRR
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