06

ESTO ES DEFINITIVO

¿CONOCEN ESTA SENSACIÓN? La cual te muestra partes de tú sistema nervioso que te hace sentir ganas de vomitar, unas increíbles náuseas causadas por el mareo ante los nervios. Cómo si tuvieras ganas de retorcer tú cuerpo por el extraño dolor de los nervios en tú estómago. Los nervios duelen y entre más los sientas, más ganas de gritar te dan. Eso es lo que sentí al despertar.

Pero a pesar de ser un molesto y doloroso sentimiento, es una sensación hermosa. Algo masoquista. Porque entre más lo sientes, una felicidad inmensa recorre toda la garganta hasta provocarte soltar un chillido de alegría que intentaste retener.

¿Por qué me pasó?

Una visión.

Levantarte de un salto, viendo directamente tú reflejo en el espejo de delante de la cama, notando como su rojo natural se había incrementado hasta ser como dos faroles de luces rojizas neones, como aquel cartel de "salida" sobre las puertas. Me levanté siendo mis ojos brillando lo primero que ví.

Mi visión solo mostraba emoción.

Era más compleja que las que había tenido antes, en aquellas era como si yo pudiese participar, pero está no, está había sido idéntica a un extraño sueño. Solo veía borrones, como todo avanzaba, se removía, se mezclaba y solo podía ver las cosas mezcladas, pudiendo solo algunas ver detalladamente.

Pero no sabía su significado.

- ¿Mamá? - Mire a la puerta, notando a Emmett en ella, estaba viéndome con preocupación - Tus ojos brillan

- Si, lo siento - Baje la mirada, al mismo tiempo que el resplandor también bajaba - ¿Qué sucede, hombre mono? - Le sonreí con ternura tratando de ignorar mi respiración errática y el sudor en mi nuca

- Te escuché desde abajo - Se acercó hasta sentarse sobre el borde de la cama - Es como si te hubieras ahogado, de repente respiraste una gran bocanada de aire y tú corazón se aceleró - Explicó examinandome con cuidado

- Solo fue un sueño, no es nada - tome sus manos para relajarlo, lo que hizo por el tacto además de una pequeña ola de calma que le envié - ¿Dónde están los demás?

- Pietro duerme con Edward, él está acosandolo - Bromeó un poco sabiendo que el cobrizo observaba a mi hermano dormir

«- ¡No es cierto! - escuché el pensamiento del cobrizo »

Reí por la queja de Edward junto a un detonante gruñido que también venía de él, provocando la risa de Emmett y la mía. Suspire divertida arreglando mis cabellos un poco. El extraño sentimiento ya había bajado de mi sistema.

- Rosalie está jugando a las cartas con Jasper en la sala, Alice está volviendo a reacomodar su armario y papá está en la oficina estudiando - Terminó de contar - Yo estaba jugando videojuegos pero vine aquí, era yo o Jasper pero fui más rápido - Presumió con una sonrisa victoriosa

« - Eso no es verdad, lo deje ir porque Rosalie iba a espiar mis cartas - corrigió el rubio desde abajo en sus pensamientos »

Volví a reír sin poder evitarlo, era obvio que la rubia, si Jasper venía, iba a espiar las cartas del soldado para saber que tarjetas tenía y hacer trampa. Mire con una pequeña sonrisa a Emmett cuando sentí algo removerse debajo de las sábanas. Mire allí notando a Tobi que se había enredado e intentaba salir.

- Ya te dije que no duermas allí - Dije en un suspiro rendida ayudando al perro - Tienes tú cama para ti solito ¿Cuándo subiste?

- Si sabes que un perro no te va a contestar ¿Cierto? - Se burló el azabache pero lo ignore para acomodar a Tobi a mi costado, el cachorro solo se apegó a mi volviendo a dormir

- Ya vé a jugar, Emmett. Estoy bien - Me recosté nuevamente, el pelinegro asintió soltando una risa, besó mi mejilla y se fue

Tobi volvió a levantarse mientras soltaba pequeños sonidos pidiendo caricias. Levanté la mano algo cansada mientras me removía para mirar el techo, el cachorro se subió sobre mi pecho y empecé a hacerle pasar mi mano suavemente sobre su pelaje esperando a que se vuelva a dormir.

No podía evitar volver a pensar en la visión.

Un prado lleno de nieve, justamente en su punto más fuerte. Parecía como si estuviese en el cielo de lo blanco que era aquello.

Bastantes personas, estaba segura que eran unas diez. Solo podía distinguir sus pasos acelerados junto a las infantiles sonrisas y melodiosas risas que provocaban una sensación de agradable calor en mi pecho.

Una voz suave avisando que las galletas estaban listas, el sonido de el horno listo, la voz de Pietro burlándose de alguien pero amigable. La voz de los Cullen hablando con la suave melodía de un piano detrás como si fuese esa suave canción de cuna que suena en los aparatos musicales de bailarinas.

Moví a Tobi nuevamente al saber que no podría dormir sintiendo ese escalofrío constante recorriendo mi espalda. Me senté en la cama en silencio viendo un punto sin sentido en la esquina, ¿Por qué me alegraba pero incomodaba esa emoción? ¿Por qué quería quedarme pero mi cuerpo quería irse como si estuviese negado a querer pasar por ello?

Era como si fuera una visión hermosa, pero había algo triste y melancólico detrás.

Aún que la visión demostraba que me quedaría con los Cullen, eso me confundió.

Todo se había solucionado.

Lo que significaba qué debía de volver a casa. Después de todo yo no vivía en Forks.

Aquí tenía a Charlie, la manada, los Cullen, a Pietro... A Carlisle. Quería estar con ellos, pero si me quedaba, sabía que no querría irme, si me mantenía atada a ellos terminaría como Pietro. Siendo inmortal.

Si me iba con René, con Phill, con Isabella, podría volver en unos años cuando los Cullen hayan partido y poder disfrutar de Charlie, Sam, Paul, Embry, Quil, Seth, Leah e inlusive envejecer y estudiar algo. Estaba por cumplir veintidós en menos de una semana, era joven aún.

¿Qué debía hacer?

Pensaba en algo, pero ese algo desataba más ramas y mis pensamientos se desviaban, desde la visión hasta pensar en volver a casa y dejar Forks atrás.

Me tire exhausta en la cama, que estrés.

Necesitaba tomar una desición e intenté hablarlo con Pietro, pero como siempre, las cosas no salieron como lo había pensado, por lo que Alice había visto una visión que delataba nuestra charla y rápidamente vino a defender la idea de que me quedase y no me fuera.

- Debo de volver a mi casa algún día - exclamé cansada viendo a los Cullen, mayormente a los menores que me veían con el ceño fruncido

- ¿No te gusta vivir con nosotros? - Preguntó Emmett cruzándose de brazos con una mueca de niño triste

- Claro que me gusta, pero era solo hasta lo sucedido con Victoria, luego por Pietro y ahora ya me puedo ir, siquiera debería estar en Forks. Yo me debería de haber vuelto con René hace meses - No quería dejarlos, en verdad no quería, pero no podía vivir allí como si fuera mi casa

- Es que lo es, es tú casa - Habló Pietro, frunci el ceño viendolo mal - No puedo evitarlo - Se disculpó al leer mis pensamientos

Aún que yo también leía los suyos.

- Por favor, nunca habíamos estado mejor, mamá - Rogó Alice - Despertar y verte desayunando o peleando con Pietro, ver a papá llegar del trabajo y saludarte como una familia. Nos sentimos más... normales cuando estás tú - Murmuró bajito

- Ni siquiera le decíamos papá a Carlisle - Siguió Rosalie - Tú nos hiciste una familia, por favor. Quédate - Pidió apoyando a sus hermanos

Mire al rubio doctor que estaba en silencio de brazos cruzados, él no había dicho nada o siquiera se había movido, solo estaba en silencio escuchando las súplicas de sus hijos. Mire a Pietro que estaba a un lado de Edward, viéndome también con súplica. Él no quería irse, pero si yo me iba quería venir conmigo.

- Los amo, en serio los amo - Empecé viendo sus rostros iluminarse - Ustedes y la manada han sido lo mejor para mí, pero yo no pertenezco a su lado. Ustedes seguirán hasta morir por quién sabe qué y yo voy a morir en unos cuarenta años - Trague un nudo que se había formado en mi garganta

Ellos quedaron en silencio viéndome casi con enojo por lo que dije, pero no sabía cómo decirles que no había chance para que seamos esa familia que ellos deseaban. Yo tenía una hermana, a Charlie, Phill e inclusive a Isabella. Pietro era mi otra mitad, pero él pertenecía a un lado de Edward y no podía privar al cobrizo de la felicidad, no después de todo lo sucedido.

- Tú perteneces a esta familia - Habló Pietro - Eres la madre que a ellos les faltó por un siglo, eres la compañera de vida de Carlisle, eres mi hermana. Perteneces a nosotros, no me dejes solo, no después de estar solo por todo este tiempo. Te quiero en mi vida, Meli y ellos igual

Lo mire sintiendo un revoltijo en el estómago, no quería perder a mi hermano.

- ¿No quieres tener todo el tiempo del mundo para estar conmigo? - Se acercó hasta tomar mis manos - Seamos Melanie y Pietro, juntos, hagamos desastre hoy y siempre

No aguante y lo rodeé con mis brazos, lo envolví en un abrazo fuerte, no queriendo separarme, él me estrujó apretándome contra su pecho, no podía evitar largar una pequeña lágrima.

- Pasa el resto de la eternidad conmigo, con los chicos y con Carlisle. Sé que soy egoísta pero quiero tenerte conmigo, quiero que estés ahí para mí - Pidió mojando levemente mi hombro, él también había comenzado a llorar

Nos separamos un poco, mire a cada uno de los chicos que me miraba con súplica, excepto Carlisle, él era como si cualquiera que fuera mi desicion la aceptaría, pero era obvia cual quería que tomase.

- ¿No vas a opinar? - le pregunté en un pequeño susurro, pero necesitaba la verdad por parte de él

Quedó en silencio.

Los chicos salieron para darnos espacio.

Hasta que dijo las palabras con seguridad y sin pensarlo.

- Quiero que te quedes con nosotros, conmigo

Me acerque hasta acariciar con suavidad su mejilla, sus emociones eran olas que me chocaban como una marea contra las montañas. Se acercó hasta unir sus labios con los míos en un suave pero significativo beso.

- Por favor, te quiero y no deseo perderte por nada del mundo

Sentí mis ojos cristalizarse aún más por sus palabras, él lo había dicho, había expresado que me quería y con eso solo hacía que mi temor se hiciera realidad. Provocaba que me quede solo por él y no quisiese abandonarlo nunca.

- Yo también te quiero - volví a besarlo sintiendo una explosión en mi estómago, pero necesitaba expresarle que sentía lo mismo, que después de estos cortos meses me había sentido unida a él, por el lazo que nos ataba y por el amor que me había mostrado

Porque él sabiendo que lo amaría casi obligada por nuestra unión como compañeros, aún así se esmeró en ganarse mi amor.

- Quédate conmigo, por favor

- No lo pidas más, no tienes que hacerlo. Haces que las desiciones difíciles se vuelvan fáciles - Me burle riendo un poco, escuchando su risa unirse a la mía

Pero a pesar de ser una desición que solo se elegía con palabras, eran demasiadas acciones que tenía por detrás, debía dejar mi cabaña, la gira con Phill; olvidar a mi familia y romper lazos con la manada, ya no sería guardiana de los Uley o los Black, solo viviría para estar con los Cullen y Pietro.

- Esto es definitivo. No hay vuelta atrás ¿Lo sabes? - Susurré juntando nuestras frentes

- Estoy más que seguro de querer tenerte toda la eternidad a mi lado, Melanie

Sonreí dándole un casto beso antes de separarme, Pietro leyendo mis pensamientos volvió a entrar y se colocó a mi lado para tomar mi mano con algo de preocupación. Nos giramos a los chicos que nos veían con un destello de felicidad.

- ¿Te quedarás? - Preguntó sin aguantar Jasper

- Me quedó - Murmuré con una corta sonrisa - Pero todo tiene su precio - termine con algo de dolor

- Estoy aquí para ti - Pietro se acercó a besar mi frente

Iba a hacer un extenso proceso, superar todo, pero debía ser fuerte. Los finales felices no existen, siempre debe seguir la historia detrás de camara. Iba a estar con mi hermano, mi compañero, los chicos... Sonaba a un final feliz de cuento de hadas. Pero detrás de ese hermoso final, hay una etapa de dolor que superar.

- Solo déjenme disfrutar unos meses, estar con la manada, Charlie y ver a mi hermana con Phill - Puse como condición, luego deberíamos de mudarnos lejos y nunca volverlos a ver

- Lo que necesites, cariño - Aceptó Carlisle

Los mire, dándoles mi mejor sonrisa, a pesar de lo malo. Podría estar con ellos hasta el final de mis días.

Mire a Alice sonriendo comprensiva junto a Jasper que me miraba con sus emociones destellando en orgullo y admiración al igual que Rosalie, la rubia estaba con su mano entrelazada a la de Emmett que me sonreía marcando su tierno hoyuelo, Edward estaba en el marco de la puerta con una radiante sonrisa.

Viendolo mejor. Amaría pasar la inmortalidad solo si ellos estarían ahí para mí.

Carlisle me sonrió con cariño, le devolví el gesto volteando a Pietro. Él asintió seguro.

- Hagámoslo.

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