05
❝ MOTOCICLETAS ❞
YA NO SABIA QUE HACER, HABIA IGNORADO A ISABELLA LOS ULTIMOS TRES DIAS. Ella se había disculpado de todas las maneras posibles pero mi cabeza sólo divagaba en el recuerdo de esa noche, en lo desesperada que sonaba por la idea de tener de nuevo al vampiro en su vida.
No le había dicho que había sido yo la razón de poder haber visto a su ex pareja una vez más, tampoco supe como lo había echo perfectamente. Fue un instinto que se activó se manera automática.
Les había contado a la manada lo que había sucedido en un intento de desahogarme, eran mis mejores amigos, pero ellos no tenían respuestas sólo me daban insultos nuevos respecto a lo descuidada que había sido Isabella.
Mis ojos rojos parecían más apagados que nunca, nunca había peleado con Isabella, mucho menos ignorarla de esta manera, una cosa era en broma de amigas pero otra muy distinta era un enojo sincero.
- Si vienes a intentar disculparte otra vez puedes irte. - Murmuré con la vista en mi ventana, pero podía sentir sus pensamientos acompañados de sus sentimientos detrás de mi.
- Lo siento, ¿De acuerdo? Es que yo lo vi, Melanie, el aparece para protegerme, necesito verlo, lo extraño. - Tomó asiento a un lado de mi cama.
- Isabella, puedes amarlo e incluso extrañarlo, pero no puedes hacer cosas como esas, fue una idiotez completa, es de una persona totalmente... desesperada hacer eso. - Trate de buscar la palabra más adecuada para evitar una discusión.
- Lo se, por eso quiero tratar otros métodos.
- ¿Otros métodos? - Por primera vez le dirigí la mirada pero era una horrorizada.
- Exacto, tal vez, no lo se, la adrenalina me gusta y eso consigue que el me busque. - Se encogió de hombros mientras jugaba con las mangas de su camiseta.
Ya estaba segura de que mi sobrina necesitaba ir a un manicomio, podría jurar de que era capaz de tatuarse el nombre de Eduardo en la frente si así lo quisiera.
Trataba de máquinar un plan para evitar que tenga ganas de encadenarla en el ático de la casa y hacer que supere al vampiro.
- ¿Quieres adrenalina? ¿Porque no aprendes a manejar una motocicleta o subir a una montaña rusa? - Propuse con rostro neutro, tirando a una expresión cansada.
- Podría ser, la idea de conducir la motocicleta, ¿Me prestas la tuya? - Ahora si fue cuando la mire como si le hubieran salido dos cabezas.
- Ni en tus sueños. - Escupi horrorizada. - Jared me dijo un lugar donde había motocicletas abandonadas, después le pregunto bien donde para que vayas a buscarlas.
- Sería buena idea, Jake sabe arreglar cosas. - Murmuró poniéndose un cabello rebelde detrás de la oreja.
Jake...Jacob...¡Jacob Black! ¿Por qué no se me ocurrió antes? Ese chico babeaba literalmente por mi sobrina, diría que hasta esta igual de enamorado de lo que ella está de Eduardo. Además el tiene el gen lobo, es descendiente de alfas, si está cerca de ella podría controlar su gen para saber cuando se activará así poder darle una ayuda a Sam.
- Claro. - Contesté con falsa inocencia. - Jacob podría ayudarte a repararlas, tal vez así olves a Eduardo. Es decir, Jacob es un buen chico. - Sonreí cómplice.
- Es Edward.
- ¿Eh?
- No se llama Eduardo, es Edward. - Corrigió apretando los labios en una línea fina.
- ¿Era Edwin? Crei que que era Eduardo. - Contesté confusa.
- Tampoco es Edwin.
¿Acaso el vampiro cambia de nombre cada dos minutos?
Cuando le sugerí la idea de conducir a mi sobrina no creí que lo vaya a hacer en serio. Pero ahora me encuentro manejando su camioneta con dos pedazos de chatarra en la parte de atrás a la casa de Jacob Black.
Al llegar el chico salió limpiandose las manos con un trapo. Para ser seis años menor que yo estaba bastante lindo, me convierto en su suggar mommy si quiere.
- Bella, ¿Dónde andabas loca? - Saludó animadamente.
- Jake. - ¿En serio? Isabella tienes a un chico verdaderamente guapo delante de ti que te saluda con una gran emoción y ¿Tú a duras penas lo saludas?
- Hola, Jacob. - Le sonreí de manera ladina.
El se giró a mi con sorpresa sin disimulo. No lo había visto desde que llegue, sólo a su padre con la manada, supongo que ver a la chica que te cuidaba de niño es algo bueno.
- ¿Lani?
Había olvidado el apodo que me había puesto. De pequeño no le salía mi nombre así que lo abrevió a las últimas sílabas. Después de todo mi nombre se pronuncia "Melani", la "e" del final es muda.
- Estas enorme. - El se rió con un leve sonrojo en las mejillas - Te traje a mi pequeña sobrina, me tengo que ir a lo de Sam pero fue un gusto verte.
Al momento de nombrarlo pareció hacer una mueca que rápidamente disimulo. Sabía que mi querido alfa lo estaba acechando pero no parecía tener inicios de su transformación de momento.
- Traje algo para ti. - Murmuró Isabella cuando ya me estaba alejando.
- Motocicletas, no debiste...
Era un buen chico. Desde lejos se podía ver el brillo en su mirar cuando Isabella se cruzaba en su camino. Ojalá sea su impronta, sería una solución con el problema amoroso que tiene ella.
Con Isabella me estuve mostrando más cortante últimamente, desde esa noche en la que se le pasó por la mente la loca idea de subirse a el vehículo de un extraño, no podía creer que haya llegado a un nivel tan alto de desespero.
Con sólo pensar en lo ridículo que había sido mis orejas parecían largar humo. Que sea un imán de problemas era una cosa, pero buscarlos por desición propia era otra totalmente diferente.
- ¡Mel!
- ¡Kim! - Contesté de igual manera.
Estaba en la puerta de la casa del alfa con una radiante sonrisa esperándome. En definitiva se había ganado el título de amiga.
- Hay posibilidades de un nuevo integrante. - Entramos a la casa donde se podía apreciar el olor a estofado.
- ¿Quien?
- Embry Call. - Tomó asiento en el sofá conmigo a su lado.
- ¿El hijo de Tiffany Call? - Pregunté atónita.
Tiffany no era de la reserva, ella venía de otra tribu. No había posibilidades de que su hijo sea un metamorfo siendo que no era descendiente de la tribu por parte de su madre pero nadie sabía quien era el padre.
- Exacto, se rumorea que su padre puede ser Quill Aterea, Billy Black o el padre de Sam.
Esos eran tres candidatos complicados.
- Billy, no. - Descarte. - El estaba imprimado a la madre de Jacob, no hay manera de que le sea fiel a su impronta sin que el resto del mundo lo sepa, en todo caso de que le haya sido infiel el consejo lo sabría porque se estarían matando. - Deduje.
Y era cierto. Cuando un lobo se imprima de una persona, la infidelidad o el estar alejados podrían llegar a matarlos. El dolor era tan inmenso que es muy difícil de soportar.
- El padre de Sam tuvo mala fama en su época. - Agregó ella. - Y Quill tiene otro hijo, también llamado Quill. Creo que son amigos al igual que con Jacob.
- Si eso lo sabía. ¿Te imaginas a Sam con su medio hermano como beta?
No sería nada lindo saber que tenías un hermano, menos que era un cambia-formas al cual se uniría a tú manada. Antes de que pueda contestar, Emily entró a la casa.
- ¡Oh por Dios! ¡Les deje a cargo el estofado!
Frunci mi ceño confundida para girarme a la cocina. Grave error. El estofado estaba rebalsando de la olla con el humo llenando la sala.
Me paré de mi lugar en un rápido movimiento para usar energia. Levanté el estofado volcado al igual que la olla y los saque afuera. Segundo grave error.
- ¡AH!
No mire a donde tire el estofado así que terminó encima de Paul y Jared quienes estaban en la entrada de la casa. Ahogue un grito asustada viendo como ellos se transformaron del enojo y dolor que sintieron al mojarse con la salsa ardiendo.
- ¡Lo siento! - Chillé en un hilo de voz.
Ellos gruñeros mientras corrían en forma lobuna a la playa para meterse al agua tratando de calmar el ardor de su pelaje.
Me giré asustada viendo como las chicas estaban igual que yo o peor. Sam estaba mirándome con total reprobación e inevitablemente largue una carcajada.
- Además de que se quema la comida termina encima de los betas. - Solté entre carcajadas.
Las improntas sin poder evitarlo empezaban a largar risas que poco a poco iban aumentando por el contagio de mi estruendosas carcajadas.
- ¡No es gracioso! - Chillaron los lobos volviendo en su forma humana.
Podía decir que la idea de que Isabella se junte con Jacob fue la mejor que se le pudiese ocurrir a ella. El chico había logrado que sus pesadillas acaben al tener un hermoso atrapa sueños que el mismo había echo. Cursi pero tierno.
La llevaba a la reserva cuando iba a lo de la manada para también pasar a saludarlo y revisar si tenía cambios de humor o algún que otro indicio que muestre si su transformación ya llega. Se suponía que al rededor de una semana antes estaban más susceptibles respecto a todo. Pareciera que les enojase lo más mínimo pero el demostraba todo lo contrario. Siempre tenía una sonrisa de enamorado en su rostro.
En cambio Embry Call poco a poco empezaba a demostrarse más tedioso. Trataba de portarse de manera correcta pero era más que notorio que todo le molestaba. Nos sorprendía la manera en la que tenía tanto autocontrol con respecto a la ira. Sabía como calmarse complicando el trabajo de la metamorfosis.
- No se enoja, nunca. - Se quejó Paul acostandose en el sofá con su cabeza reposando en mi regazo dejándome acariciarlo.
El era el que más problemas tenía con el autocontrol. Era todo un problema tener que estarlo vigilando para que no se enoje, en este caso tenía que darle leves caricias en el cabello para que se calme y no transformarse en medio de la casa por la frustración que sentía al no poder lograr que el nuevo metamorfo se transforme.
- ¿Probaron con insultos?
- Si, lo insulte a el e incluso a su madre pero sólo agacha la cabeza o hace estúpidas bromas. - Bufó
- ¿Lo golpeaste?
- También, lo empujó a la entrada o salida de la escuela pero nada, sólo se deja molestar.
- ¿Te metiste con su comida?
- ¡También! ¡Nadie se mete con la comida pero a el parece no molestarle! - Podía sentir como su piel comenzaba a calentarse más de lo que ya estaba por naturaleza. De verdad le molestaba.
- Tranquilo, Pablo. - Se burló Jared. En la escuela había una chica nueva a la cual Paul le había intentado coquetear, pero la chica lo ignoró además de llamarlo Pablo.
- ¡No me digas Pablo! - Se quejó como un niño pequeño. - ¡Melanie! ¡Dile algo!
Esto era lo único que hacíamos en las tardes. Estar tratando de calmar a Paul como si fuera un niño pequeño. La manada decía que yo era como una especie de madre divertida mientras ellos los pequeños niños. Sam era el padre estricto mientras Emily la madre que solo apareca para cocinar.
- Jared, no lo molestes. No es su culpa que ahora se llame Pablo. - Regañe con burla. El resto nos reímos mientras el lobo en mis piernas gruñia.
- Ya está la comida.
Corrimos a la mesa para atacar con el almuerzo que había preparado la impronta del alfa. Era algo sorprendente la diferencia en la manera que comíamos. Los lobos tenían cuatro platos de comida para cada uno mientras las mujeres sólo uno o dos como mucho.
Claro que la costumbre te hace olvidar eso, después lo ves como si fuera algo común, lo que era para nosotros; pero ante los ojos del resto no era normal y lo descubrimos la única vez que salimos a comer todos juntos. Fue un show ver las miradas atónitas de las personas del restaurante.
- ¡Sam!
Harry Clearwater estaba en la puerta de la casa con una mirada que demostraba todo.
- Embry se transformó.
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