── 𝟑𝟑. 𝐋𝐞𝐯𝐞𝐥 𝐓𝐡𝐫𝐞𝐞 𝐚𝐧𝐝 𝐐𝐮𝐞𝐞𝐫

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐈𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐓𝐑𝐄𝐒 ── 𝐍𝐈𝐕𝐄𝐋 𝐓𝐑𝐄𝐒 𝐘 𝐄𝐋 𝐓𝐑𝐀𝐕𝐄𝐒𝐓𝐈

El grupo había estado avanzando con cautela por el Nivel 2 de Impel Down cuando un sonido inquietante los alertó, tratándose de las pisadas de criaturas que comenzaron a resonar tras y notaron que un grupo de bestias salvajes que los perseguía. Sin perder tiempo, habían comenzaron a correrr, pero las criaturas resultaron ser más rápidas de lo que esperaban y los rodeaban que se vieron obligados a utilizar sus habilidades para defenderse, pero el esfuerzo combinado solo les dio un respiro momentáneo, ya que los monstruos continuaron persiguiéndolos.

Buggy ideó un plan improvisado y utilizó sus habilidades para distraer a las criaturas, haciendo que sus pasos resonaran en otra dirección. El truco funcionó momentáneamente, y las bestias se desviaron hacia el pasillo equivocado, permitiendo que el grupo tomara un respiro. Sin embargo, el alivio fue breve, ya que un error del propio Buggy volvió a delatar su posición, atrayendo nuevamente a las criaturas hacia ellos.

Se enfrentaron al terror de las manticoras, criaturas que imitaban las voces humanas y pronunciaban frases inquietantes que parecían salidas de las celdas de Impel Down.

Cuando llegaron al pie de las escaleras, se encontraron cara a cara con la Esfinge, una criatura colosal que bloqueaba su camino. Con su inmenso tamaño y fuerza descomunal, la Esfinge desató un ataque brutal, obligando al grupo a luchar por sus vidas. Mar intentó buscar un momento para atacar con su arco, mientras Buggy utilizaba su habilidad para mantenerla a salvo. Luffy enfrentó a la bestia directamente, esquivando sus golpes y contraatacando con todas sus fuerzas.

El Señor 3 intentó confundir a la criatura con múltiples clones de cera y las destruyó cada uno de ellos con facilidad. Los golpes de la bestia eran tan fuertes que el suelo comenzó a agrietarse, y la estructura del nivel se volvió inestable. Mar, preocupada por la magnitud del peligro, se encontró atrapada entre el caos y el colapso inminente. En un movimiento desesperado, Buggy la sujetó y la mantuvo a salvo mientras el suelo se desmoronaba bajo ellos. Luffy continuó luchando contra la Esfinge hasta que un estruendo ensordecedor marcó el colapso completo de la zona. El suelo cedió, arrastrándolos a todos hacia un nivel inferior en medio de una nube de polvo y escombros. La Esfinge rugió una última vez antes de desaparecer en el derrumbe, mientras el grupo caía hacia lo desconocido.

—¡¿Dónde está Mar?! —gritó Buggy, mirando frenéticamente alrededor mientras su respiración se agitaba. El calor era insoportable, un aire abrasador que parecía provenir de las mismas entrañas del desierto. Acababa de despertar tras la caída y, a su lado, estaban Luffy y el Señor 3, junto con el enorme cuerpo inconsciente de la Esfinge—. ¡Si Mar no aparece...!

—¡Estoy aquí, arriba! —respondió una voz clara y fuerte desde lo alto. Mar levantó la mano, su figura recortada contra el cielo desolado del nivel 3, lo que más llamó la atención fue su vestimenta, alzó la prenda con un gesto decidido, dejando caer la chaqueta y el sombrero a un lado—. Hace demasiado calor en este lugar. Esto supera incluso al desierto de Alabasta.

—¡El nivel 3! Jamás pensé terminar aquí... —murmuró Buggy con la lengua pegada al paladar por el calor. Se pasaba las manos por la frente, intentando secar el sudor que caía como gotas pesadas. —¡Sombrero de Paja! Si vuelvo a caer en otro lugar contigo, ¡juro que me volveré loco! —gritó Buggy, mirando a Luffy. Su atención se desvió hacia Mar y su rostro se tensionó de inmediato al verla quitarse la blusa de hombros descubiertos y el corsé negro. Lo que quedaba de ella era solo una prenda interior blanca, pegada a su figura y casi resplandeciendo con el calor extremo—. ¡¿Qué demonios crees que estás haciendo, Mar?!

—¡Hace un calor infernal! ¡Dense la vuelta, idiotas!

—¡Pero no estamos mirando nada! —protestó Luffy confundido como siempre.

—¡Cobraré tu recompensa si no te das la vuelta ahora mismo, Luffy! —gritó Mar, y su tono había tomado una seriedad palpable tomando su arco apuntando a Luffy. Con rapidez, giró hacia Buggy, que continuaba observándola con la boca abierta y una ceja levantada, cruzando los brazos—. ¡Tú también, Buggy! ¡Date la vuelta!

—¡¿Yo por qué?! ¡Soy tu pareja! —exclamó Buggy, con el orgullo herido, alzando las manos como si no pudiera comprender lo que sucedía.

—¡Cállate y date la vuelta ahora mismo! —rugió Mar furiosa, tensando los músculos—. ¡No me hagas disparar!

Buggy no tuvo más opción que girarse a regañadientes, refunfuñando por lo bajo. Luffy también giró sin cuestionar demasiado, mientras el Señor 3 se acomodaba de manera tranquila, sin mostrar ni un atisbo de incomodidad por la situación. Buggy, con los brazos cruzados y el ceño fruncido, parecía un niño pequeño castigado.

—Ni siquiera estaba mirando tanto... —farfulló Buggy.

—¡Lo estabas haciendo! —lo acusó Mar, ahora ajustándose con rapidez la ropa más ligera.

El Señor 3 lanzó un suspiro exasperado, empapado en sudor y con los hombros caídos por el agotamiento del clima. Sus ojos se deslizaban entre Buggy y Mar, como si intentara comprender la dinámica de aquella extraña relación.

—Tu chica es bastante autoritaria, Buggy. Me sorprende que alguien como tú tenga una relación así.

—¡Cállate, cera andante! —espetó Buggy, sin perder el ritmo, aunque un rubor leve apareció en su rostro por la insinuación del Señor 3—. ¡No es de tu incumbencia!

Luffy ignoró completamente la tensión que se había desatado entre sus compañeros. Se frotó el estómago, con la mirada perdida.

—Oigan, ¿hay comida en este nivel o qué? Estoy hambriento.

—¡¿Por qué siempre piensas en comida?! —gritaron Buggy y el Señor 3 al unísono, sus voces resonando en el aire seco y caliente. El eco pareció perderse rápidamente en el sofocante ambiente del nivel 3, donde incluso el más mínimo sonido era devorado por el calor aplastante.

De pronto, Mar descendió y se enderezó de inmediato, con la chaqueta de Buggy sobre los hombros y el sombrero de ala ancha en honor a Mihawk protegiendo su rostro del abrasador sol.

—¡Estoy lista! —anunció Mar, su voz llena de seguridad y energía. Dio un paso adelante, haciendo un pequeño giro para mostrar su nuevo atuendo. Su top blanco estructurado sin tirantes destacaba su figura atlética y dejaba al descubierto un abdomen tonificado que parecía brillar ligeramente bajo la luz intensa del nivel. Los pantalones cortos que reemplazaron a los ajustados le daban mayor libertad para moverse, mientras que las correas de cuero marrón aún aseguraban sus herramientas y accesorios. Las botas negras altas seguían intactas, cubiertas de una fina capa de polvo que no restaba a su imponente apariencia.

Buggy se quedó mirándola, sus ojos azules recorriendo cada detalle con una mezcla de asombro y desconcierto. Su boca se abrió levemente, pero rápidamente se recompuso, cruzándose de brazos en un intento de ocultar la creciente calidez que sentía en su rostro.

—¡¿Qué clase de atuendo es ese?! —gritó de repente, girando la cabeza hacia un lado para no mirar directamente a Mar. Sin embargo, no podía evitar robarle pequeñas miradas de reojo, traicionado por su propia curiosidad—. ¡Ni siquiera deberías usar algo tan revelador en un lugar como este!

—¿Acaso estás celoso, Buggy? —preguntó con un tono juguetón, inclinándose ligeramente hacia él para acortar la distancia entre ambos.

El payaso dio un pequeño respingo, como si el calor hubiera aumentado repentinamente solo para él. Se puso aún más rojo, agitando las manos en el aire con un gesto exagerado.

—¡Claro que no! —exclamó, su voz subiendo de tono. Retrocedió un paso, tambaleándose ligeramente por el terreno irregular mientras intentaba mantener la compostura.

El Señor 3 observaba la escena con una expresión de cansancio y resignación, mientras ajustaba sus lentes con un dedo manchado de sudor.

—Realmente está loco por ella —murmuró por lo bajo, más para sí mismo que para el resto.

Luffy, ajeno a la tensión, sus ojos vagaban sin rumbo por el lugar.

—Estoy que me muero de hambre.

—¡Eso ya lo sabemos! —vociferó Buggy, su frustración acumulándose con cada segundo—. ¡¿No puedes pensar en otra cosa, Sombrero de Paja?!

Mar suspiró profundamente, soltando el aire de sus pulmones con fuerza mientras rodaba los ojos. Se ajustó el arco a la espalda y levantó una mano para llamar la atención de todos.

—Tenemos que encontrar una forma de salir de aquí antes de que el calor nos deje fuera de combate. —Mar se giró hacia Buggy, su sonrisa tranquila pero llena de desafío—. ¿Puedes mantenerte en pie o tengo que cargarte?

Buggy soltó un bufido, dando un paso adelante con un ademán dramático.

—¡¿Qué dijiste?! ¡Claro que puedo! ¡No soy un inútil!

Mar avanzaba con paso firme, liderando el grupo a través del sofocante calor del Nivel 3 de Impel Down. Detrás de ella, Luffy, Buggy y el Señor 3 seguían con esfuerzo, cada uno sintiendo cómo el calor abrasador drenaba su energía y empapaba sus cuerpos de sudor. Mientras los tres hombres se quejaban del clima infernal, Mar continuaba sin emitir una sola queja, su compostura inquebrantable contrastando con el agotamiento visible en los demás.

A lo lejos, Buggy vislumbró algo que llamó su atención: las celdas de los prisioneros. Señalándolas con entusiasmo, despertó la curiosidad de Luffy y alentó al grupo a dirigirse hacia allí. El refugio prometía no solo un alivio momentáneo del calor, sino también la posibilidad de obtener información crucial sobre las escaleras que conectaban los niveles inferiores. Al acercarse, la esperanza inicial se desvaneció, los prisioneros permanecían en completo silencio, inmóviles, sus cuerpos reducidos a estados de descomposición por la falta de alimento y agua.

Mientras observaban en silencio, el Señor 3 relató cómo las condiciones del Nivel 4, el Infierno Ardiente, dictaban las prioridades del Nivel 3.

—Este es el Nivel 3: el Infierno de la Hambruna —anunció el Señor 3, su voz resonando con una indiferencia casi teatral. El calor abrasador parecía hacer que sus palabras se desvanecieran en el aire, el suelo estaba cubierto de arena seca y polvo—. Sí, ahora pueden entender por qué este nivel parece estar lleno de arena.

Mar, en contraste, caminaba con paso firme, su mirada fija y decidida, como si nada pudiera afectarla. Al acercarse a una de las celdas, sus ojos se posaron en los cuerpos inertes de los prisioneros. Estaban amontonados, unos sobre otros, con sus ropas rasgadas y cuerpos consumidos por la deshidratación y el hambre. La escena era grotesca, pero Mar no apartó la vista. Se agachó ligeramente para inspeccionar más de cerca el estado de los cadáveres. El ambiente era denso, el aire parecía cargado con el peso de la desesperación que emanaba de las paredes de la prisión.

Su semblante permaneció imperturbable, pero aquellos que conocían bien su mirada podían ver la furia contenida en sus ojos. Era una furia silenciosa, pero feroz, como si las almas de los prisioneros perdidos la impulsaran a no ceder ante la injusticia de este lugar. Se quedó allí, observando un momento más, antes de hablar.

—¿Significa que estos han muerto por deshidratación? —su voz, aunque fría, llevaba consigo una intensidad palpable. Cada palabra parecía cargada de un deseo por entender lo que había sucedido, como si de alguna manera el comprender el sufrimiento de esos prisioneros pudiera darle fuerzas para continuar.

Buggy, a pocos pasos de distancia, no podía evitar mirar la escena con disgusto. Su rostro, normalmente expresivo y cargado de sarcasmo, ahora mostraba una mueca de asco. Cubrió su nariz con la mano, como si eso pudiera disminuir el mal olor que parecía llenar el aire, el cual se volvía más denso y nauseabundo con cada segundo que pasaba.

—¡Ugh! Esto es horrible... ¿Es necesario mirar tan de cerca? —dijo, retrocediendo un paso. Su expresión era de evidente incomodidad, como si la propia atmósfera de ese lugar lo estuviera consumiendo.

—Hambre, sed, calor extremo... Los prisioneros aquí no tienen ninguna prioridad. El gobierno los abandona a su suerte, dejándolos morir lentamente —dijo el señor 3, con una mirada que reflejaba la desolación del lugar, señalando hacia los cuerpos inertes—. Los que no mueren aquí son llevados al Nivel 4. Pero créanme, el Infierno Ardiente es incluso peor que esto.

—Entonces, vamos al nivel 4 de una vez —dijo Luffy con la boca llena de carne, su tono despreocupado dejando en evidencia lo poco que le afectaban las advertencias del Señor 3. Buggy y el Señor 3 intercambiaron una mirada cargada de frustración e irritación.

A pesar de las advertencias y las frustraciones, el grupo continuó buscando un atajo hacia el siguiente nivel. Mientras avanzaban, Mar seguía observando cada rincón con atención, su cuerpo tensado por una sensación de inquietud que no podía quitarse de encima, como si algún peligro inminente estuviera acechando desde las sombras del infierno que los rodeaba.

Tras varios minutos en busca de un atajo al siguiente nivel, terminó de regreso al mismo lugar donde habían dejado al Esfinge. Buggy y el Señor 3 mostraban su evidente irritación mientras Luffy parecía indiferente al fracaso. Mar sentia una inquietud creciente en su pecho la mantenía alerta. Una enorme red los había atrapado desde sus pies, hasta también al Esfinge. Mar intentó moverse, pero la mantenía completamente atrapada, los esfuerzos de Luffy, Buggy y el Señor 3 también resultaron inútiles; sus habilidades no respondían, comprendieron que la red estaba hecha de Roca de Mar.

—Capturamos al intruso, Luffy, Sombrero de Paja —respondió un carcelero acompañado por un grupo de Blugoris y varios guardias—. Logramos identificar al otro intruso, se trata de Mar la Pirata Violinista, y a los otros dos.

El comentario hizo enfurecer a Buggy, cuyo rostro se tornó rojo de rabia mientras forcejeaba inútilmente contra la red de Roca de Mar que lo inmovilizaba.

El grupo de guardias y Blugoris se abrió en filas perfectamente sincronizadas, dejando espacio para la entrada de una figura que emanaba autoridad, de baja estatura, con un casco ornamentado que le otorgaba un aspecto demoníaco. Los grandes cuernos del casco brillaban bajo la luz tenue que lograba filtrarse hasta el nivel, y las alas decorativas en su espalda añadían un aire grotesco e intimidante. Su vara de mando golpeó el suelo con un sonido seco, amplificando su presencia.

—Tienen suerte de que yo haya sido el que los capturó —dijo Saldeath, su voz grave y autoritaria—. Cuando me enteré de que uno de los infiltrados era Sombrero de Paja, mi instinto me dijo que el otro debía ser esa discípula de aquel Guerrero de Mar. No estaba equivocado.

Mar levantó el rostro, sus ojos reflejando un desafío inquebrantable. A pesar de estar atrapada, su postura irradiaba una seguridad que contrastaba con la situación. Con una leve inclinación de cabeza, lanzó una sonrisa sarcástica que parecía cortar el aire.

—¿Y qué? —respondió, su voz cargada de una burla afilada mientras su mirada se clavaba en los ojos de Saldeath—. ¿Crees que con eso nos vas a intimidar?

El silencio que siguió a sus palabras solo fue interrumpido por el eco de un gruñido de los Blugoris, quienes tensaron sus posturas como si estuvieran listos para atacar en cualquier momento, Saldeath permaneció inmutable, su expresión helada como un muro impenetrable.

—No se trata de intimidar —dijo con calma, su tono casi clínico mientras caminaba frente a los prisioneros—. Se trata de que nadie escapa. Y mucho menos los que se atreven a desafiar la autoridad. —Se detuvo frente a Luffy, inclinándose ligeramente como si analizara cada detalle de su actitud—. Aunque, no me sorprendería que Sombrero de Paja quisiera hacer otra de sus locuras y tu conexión con el Guerrero de Mar hace que tu situación sea aún más interesante. Además, hay otras cuatro bestias carceleras merodeando en los niveles de abajo y son unos demonios.

Las palabras de Saldeath parecieron perforar a Buggy, quien comenzó a temblar visiblemente. Su rostro se contrajo en una mezcla de terror y resignación mientras miraba a los Blugoris con ojos desorbitados. El Señor 3, apenas capaz de mantener la compostura soltó un suspiro de frustración

—Nos hubiéramos ido por la derecha, si estábamos tan cerca.

—Hubiese dado igual —comentó Saldeath con un aire de superioridad, su tono cortante como un cuchillo—. Los dos caminos los llevan al mismo lugar. Los estuvimos vigilando todo el tiempo. Si no hubieran caído en esta trampa, habrían terminado en otra. Y ahora, ¿qué harás, Pirata Violinista? ¿Acaso piensas luchar sin tus armas?

Mar, aún atrapada bajo la red, alzó la cabeza con un gesto decidido. Su mirada no flaqueó ni un momento.

—No importa lo que pienses —respondió con voz baja, pero firme—. Este lugar es solo una estación en mi camino.

Sin aviso alguno, la Esfinge despertó de golpe, comenzó a forcejear con una ferocidad inusitada, moviendo sus poderosas patas y balanceando su cuerpo de un lado a otro, extendió sus cuatro patas con una fuerza brutal, logrando que la red se rasgara en un desgarrador crujido. En cuestión de segundos, la Esfinge se liberó por completo, pero su movimiento descontrolado provocó que cayera hacia el suelo, llevándose consigo a Mar, Luffy, Buggy y el Señor 3, quienes aún no se habían recuperado de la conmoción.

Los guardias retrocedieron rápidamente para evitar ser aplastados, mientras la criatura impactaba contra el suelo con un estruendo que sacudió el nivel entero. En medio del caos, Luffy y Mar lograron aterrizar con éxito, utilizando su agilidad para esquivar los fragmentos de roca y los escombros que salieron despedidos por el impacto. Apenas tocaron el suelo y los Blugoris y los guardias bajo las órdenes de Saldeath se movilizaron, cerrando el cerco con rapidez. Luffy no esperó a que se acercaran. Con una determinación feroz, tensó sus músculos y lanzó su ataque.

—¡Ametralladora, Goma Goma! —gritó, y una lluvia de puños salió disparada derribando a varios guardias y Blugoris al instante—. ¡Huye, Mar!

—¡¿De qué hablas?! —preguntó, su voz cargada de preocupación—. No puedes luchar solo contra un gran número de enemigos.

—¡Yo me encargo de eso, Mar! ¡Ya lo he hecho antes! —repitió, su voz firme incluso mientras jadeaba por el esfuerzo, giró hacia ella, estiró sus brazos y la tomó por la cintura con rapidez—. ¡Solo huye y después nos volvemos a reunir!

Antes de que Mar pudiera protestar, Luffy estiró sus brazos hacia una estructura elevada, lanzándola hacia un lugar seguro. La fuerza del impulso la hizo aterrizar sobre una plataforma más alta, lejos del caos.

—¡De acuerdo! —gritó Mar desde lejos, mientras veía cómo los Blugoris y los guardias rodeaban a su amigo, apretó los puños con fuerza, sintiendo un nudo en el estómago—. Recuerda que debemos darnos prisa para sacar a Ace.

Sin más opción, comenzó a correr, mientras su mente no dejaba de reprocharle el haber dejado a Luffy atrás. Cada movimiento de sus piernas estaba impulsado por una mezcla de frustración y culpa. Sabía que Luffy era fuerte, pero no podía evitar sentirse impotente ante la idea de no ser lo suficientemente fuerte para enfrentarse a esa multitud junto a él.

Finalmente, tras varios minutos de correr entre los estrechos pasillos y estructuras de piedra, encontró a Buggy y al Señor 3. Ambos estaban sentados en un enorme pilar de madera, jadeando y claramente agotados. Buggy tenía una expresión mezcla de alivio y agotamiento, mientras el Señor 3 miraba a su alrededor con una evidente preocupación.

—¡Buggy! —gritó Mar, corriendo hacia él con todo lo que le quedaba de energía. Antes de que Buggy pudiera reaccionar, Mar lo abrazó con fuerza, haciendo que ambos perdieran el equilibrio.

—¡Mar, creí que estabas con Sombrero de Paja! —exclamó Buggy, sorprendido ante la repentina presencia de su pareja. Sus ojos, aunque siempre nerviosos, mostraban una pizca de preocupación sincera.

—Luffy insistió en que huyera. Dijo que podía manejarlo solo —respondió Mar, su tono cargado de preocupación mientras apartaba un mechón de cabello rebelde de su rostro.

—¡Eso es típico de ese loco! —protestó Buggy, sacudiéndose el polvo del uniforme con un gesto exagerado—. ¡Siempre cree que puede hacerlo todo! ¿Y ahora qué vamos a hacer?

Mar se levantó lentamente, colocando una mano en su cintura mientras analizaba el entorno.

—Mientras estemos a salvo, debemos pensar en algo en cuanto Luffy los está distrayendo —dijo finalmente, su voz firme mientras tomaba asiento junto a Buggy.

—Bloquearon las escaleras para subir, y se está poniendo demasiado caliente para continuar aquí —comentó el Señor 3 cayendo contra el pilar de madera con un tono de resignación, su rostro brillando por el sudor acumulado.

¡Un, deux, grand! ¡Un, deux, bras!

—¿Quién está gritando? —preguntó Buggy, cargado de curiosidad mezclada con inquietud.

—No reconozco esa voz... —respondió Mar, antes de ser interrumpida bruscamente por un grito inesperado—. ¡¿Ahora qué te pasa?! —exclamó, girándose rápidamente hacia el Señor 3, quien estaba paralizado de terror.

Dicen que se trata de las formas de ser, hombre o mujer, pero yo soy especial, tengo los dos y no hay nada igual. Por eso libre soy, es lo mejor ¡Travesti soy!

—¿Señor 3? ¿Conoce a la persona que está cantando?

El Señor 3 no respondió, completamente inmóvil. Sus manos temblaban ligeramente, y parecía incapaz de articular palabra alguna. Mar arqueó una ceja al ver el estado en que se encontraba.

—Por la manera que este tipo canta, no parece ser alguien igual que usted. —Mar dirigió su mirada hacia el pasillo oscuro—. Tal vez pueda ayudarnos.

—¡Travesti soy! Sí, sí, ¡Travesti soy! ¡Giro, giro! Travesti soy.

—Estoy de acuerdo —respondió Buggy de repente, su tono había cambiado a uno más animado. Una chispa de entusiasmo cruzó su rostro mientras se levantaba con decisión, se acercó a ella con rapidez, inclinándose para tomarla en brazos al estilo nupcial—. Sujétate fuerte

—¡Esperen, no! —gritó el Señor 3 al reincorporarse apresuradamente—. ¡Hay que discutirlo antes!

Sin embargo, su súplica fue ignorada. Buggy, con Mar en brazos, se lanzó al vacío con una risotada mientras ella lo rodeaba con los brazos, asegurándose de no soltarse. El Señor 3, no tuvo más remedio que seguirlos apresuradamente,

Tras avanzar con cautela por un pasillo estrecho, finalmente llegaron a la fuente de la voz. Frente a ellos estaba un hombre alto, girando en elegantes piruetas de ballet, llevaba un maquillaje dramático, Mar entrecerró los ojos, intentando comprender lo que estaba viendo, mientras Buggy observaba con una mezcla de fascinación y desconcierto. El Señor 3 parecía estar al borde del colapso, respirando agitadamente al encontrarse cara a cara con la fuente de su aparente pavor.

—... Si creen que está caliente aquí, ¡no querrán verme enojado! —gritó el hombre, dejando escapar una gran risa que resonó en el silencio del nivel 3. Su rostro finalmente se posó hacia Mar, Buggy y el Señor 3, quienes, al igual que Mar, se quedaron boquiabiertos al verlo—. ¡Señor 3, cuánto tiempo! —saludó el hombre, manteniendo una postura exageradamente dramática, sus brazos extendidos y la mirada fija en el Señor 3, quien, sin embargo, solo bajó la mirada, apenado—. ¿Qué estás haciendo en Impel Down? ¡Estás tras las rejas, así que significa que te atraparon! No... yo soy el que está tras las rejas. Pero bueno, ¿qué te pareció mi coreografía? Es una función especial de K-pop y travesti, se llama "Despiértenme que estoy soñando".

Buggy y el Señor 3 estaban aterrados ante la presencia de aquel prisionero, Mar, por su parte, no pudo evitar reír en silencio ante los rostros sorprendidos de su pareja y el Señor 3.

—¡Espera, no puede ser! —respondió el hombre al fijarse en Mar—. ¡Inigualable belleza veo ante mis ojos!

—¡¿Qué estás diciendo?! —gritó Buggy, claramente celoso.

El hombre, ignorando por completo a Buggy, observó a Mar con más detenimiento, sus ojos se abrieron de par en par y brillaron con emoción. Dio un salto grácil hacia ella, aterrizando con una pose dramática que rozaba lo absurdo.

—¡No puede ser! ¡Espera, espera, espera! —exclamó, señalándola con entusiasmo, mientras giraba sobre sí mismo—. ¡Esa forma de pararte, esos ojos, esa confianza! ¡Eres tú, la famosa Pirata Violinista!

Mar parpadeó, sorprendida.

—¿Me conoces?

Bon Clay puso una mano sobre su corazón, fingiendo indignación de manera exagerada.

—¡Por supuesto que sí, querida! —dijo, girando elegantemente antes de posar de nuevo con una expresión afectada—. ¡Soy Señor 2, pero llámame Bon Clay, tu más grande admirador! ¡He oído hablar de cómo desarmas a tus enemigos con elegancia y arte!

Buggy frunció el ceño y dio un paso al frente, claramente irritado.

—¡Ella es mi pareja, ¿entendido?!

Bon Clay, sin siquiera mirar a Buggy, tomó las manos de Mar entre las suyas, su rostro lleno de admiración y emoción.

—¡Es un honor conocerte en persona, querida! —añadió, señalando los guantes que Mar llevaba—. ¡Por favor, dime que esos guantes son parte de una historia romántica!

Mar no pudo evitar sonreír ligeramente ante el entusiasmo desbordante de Bon Clay, su expresión ahora algo más relajada ante la situación.

—Bueno... estos guantes son un recordatorio de alguien importante para mí. —Echó una rápida mirada a Buggy, quien infló el pecho con orgullo al escucharla mencionar algo tan especial.

—¡Ah, qué romántico! —dijo Bon Clay, girando con dramatismo y llevándose una mano a la frente, como si la escena fuera parte de una obra de teatro—. ¡El amor en tiempos de caos, qué inspirador!

—¡Ya basta con tus teatros! —exclamó Buggy, cruzando los brazos con frustración—. ¡Tenemos cosas más importantes que hacer aquí, como salir de este maldito infierno!

Bon Clay detuvo su actuación, mirando a Buggy con una seriedad fingida que solo hizo que aumentara el dramatismo de la escena.

—No hay prisa cuando uno está en compañía de amiguis. ¡Tengo mucha energía como para quedarme encerrado!

Mar miró a Bon Clay, considerando sus palabras y su entusiasmo desbordante, a pesar de su extravagante actitud y su pasado al servicio de Crocodile, parecía genuinamente interesado en ayudar y había mostrado un respeto hacia ella que Mar no podía ignorar.

—Sabes —comenzó Mar, con una sonrisa amable pero seria—. Me agradas. Tienes algo... especial.

Bon Clay se quedó en silencio por un momento, procesando las palabras de Mar. Luego, su rostro se iluminó con una sonrisa de gratitud, como si estuviera recibiendo el mayor cumplido de su vida.

—¡¿De verdad?! —exclamó, con la voz quebrada por la emoción—. ¡No puedo creerlo! ¡La gran Pirata Violinista, reconociendo mi talento y mi potencial! ¡Qué honor! ¡Te lo agradezco mucho, querida Mar!

Mar asintió con una expresión decidida. Sabía que la situación era complicada, pero si había algo que su experiencia le había enseñado, era que en la vida, las alianzas podían formarse de las formas más inesperadas.

—Vamos a liberarte —dijo, dando un paso adelante—. Sé que tienes tus errores, como todos, pero en este momento, necesitamos aliados, no enemigos. Señor 3, ¿crees que tu cera puede crear unas llaves?

—De acuerdo —respondió el Señor 3, acercándose con una expresión concentrada. Con un gesto preciso de su dedo, creó una llave de cera y la insertó en la cerradura de la celda de Bon Clay, abriéndola con facilidad.

—¿Cómo es posible que te hayas infiltrado en Impel Down? —preguntó Bon Clay a Mar mientras el Señor 3 comenzaba a crear otras llaves para liberar a Mar de sus esposas de piedra—. Debiste ser muy astuta para entrar.

—Tuve ayuda de alguien importante de la Marina —comentó Mar, manteniendo la calma—. Mejor dicho, tuvimos... junto con Luffy. Ahora está peleando y creo que ya está bajando al siguiente nivel.

—¿Luffy? ¿Sombrerito? —preguntó Bon Clay, sorprendió al escuchar el nombre de Luffy, mientras Mar asentía—. ¿Se fue hacia abajo, lo vieron irse? No es una broma, ¿cierto?

—¡No! —respondió Buggy, con una expresión seria, mientras el Señor 3 también asentía.

—¡Claro que no! —respondió el Señor 3 con una sonrisa ligera.

—Muy bien. Muchas gracias por sacarme de esa celda, Señor 3 —respondió Bon Clay, agradecido, mientras daba una vuelta sobre sí mismo en una exagerada pirueta—. Te pagaré luego. ¡Le diré a Sombrerito que te encontré! ¡Nos vemos! Estoy en mi camino, mi amigo. ¡La vida del travesti! ¡Al infierno y de regreso!

—Parece que ganamos los cuatro —respondió el Señor 3.

Buggy asintió con la cabeza, aliviado, pero Mar se quedó pensativa. Algo en su interior le decía que no todo iba a ser tan sencillo mientras se preguntaba si Hancock habría advertido a Ace sobre la presencia de Mar y Luffy en Impel Down.

| Mientras tanto, Nivel 6 |

Una situación se volvía tensa en las profundidades de Impel Down con cada paso que daban Boa Hancock, escoltada por la señorita Domino, el vicealmirante Momonga, el vicealcaide Hannyabal y el alcaide Magellan habían llegado finalmente al Nivel 6, era el hogar de los prisioneros más peligrosos y donde se encontraba Ace.

Ace estaba allí, encadenado de ambas muñecas elevadas, y sus pies también estaban restringidos, limitando cualquier intento de escape. A su lado, un hombre Gyojin, con cadenas cruzadas por todo su cuerpo, también permanecía atrapado. Se trataba de Jinbe, conocido por su enorme fuerza y su presencia intimidante. Su figura era imponente, con su piel azul profundo y una mandíbula prominente que resaltaba entre su rostro ancho. Aunque sus ojos eran pequeños, expresaban una sabiduría y determinación inquebrantables. Jinbe era un hombre digno de respeto, y su apariencia robusta y musculosa solo era equiparada por su espíritu indomable.

La presencia de Hancock en el Nivel 6, aunque sorprendente para Ace y Jinbe, causó una conmoción en los demás prisioneros, no podían evitar sentirse atraídos por su belleza inigualable. Sin embargo, los comentarios de los prisioneros hicieron que Magellan, perdiera la compostura. Con un rugido bajo y furioso, comenzó a liberar su poder, empapando su cuerpo con la peligrosa sustancia de su Fruta Veneno Veneno. La oscuridad morada comenzó a tomar forma, manifestando cabezas de dragón que surgían de su cuerpo y aterrorizaban a todos a su alrededor.

Hancock aprovechó el caos acercándose lentamente a la celda de Ace, sus ojos, siempre cautelosos, no dejaban de vigilar cada movimiento de los demás. Aunque Magellan y el resto de su comitiva se centraban en mantener el orden, no perdió tiempo.

—Ace, no tengo mucho tiempo, pero esto no puede esperar —comentó Hancock, su tono serio pero lleno de la gravedad de la situación. Se acercó más a la celda, asegurándose de que nadie los interrumpiera—. He venido hasta aquí para advertirte de algo que debes saber. Tu hermano, Luffy, sabe que estás en Impel Down... y no dudó en entrar y no está solo. Vino con mi ayuda y con Mar, la pirata violinista. Están luchando ahora mismo, todo para llegar hasta ti, no se detendrán hasta verte libre.

El rostro de Ace pasó por una serie de emociones: sorpresa, incredulidad y finalmente, una mezcla de esperanza. Mientras tanto, Magellan, después de haber lanzado su ataque de veneno contra los prisioneros, se calmó y regresó a su forma original.

—Listo, Hancock —dijo Magellan, su voz llena de desdén por los prisioneros que seguían mirando aterrados—. Ahora puedes hablar con el.

—He terminado, no hay más que decir —respondió Hancock, manteniendo su postura firme. Con una mirada fría pero decidida, le dio la espalda a la celda de Ace, comenzando a alejarse.

—¡Espera! ¡Dime que no me estás mintiendo! —exigió Ace, con los ojos abiertos de par en par, llenos de desesperación, dudando de las palabras de Hancock mientras ella aún daba la espalda, alejándose lentamente.

—Tonto ¿Para qué querría mentirte? —respondió Hancock sin volverse, al final se giró por un segundo y le lanzó una mirada juguetona—. También le preocupaba que te enojaras, pero dijo que tenía que hacerlo. Y espera que escuches los ecos de su música.

Las palabras de Hancock cayeron sobre Ace como una revelación, dejándolo sin aliento, observaba cómo Hancock y su comitiva se iban sin poder procesar completamente lo que acababa de oír. Jinbe, por su parte, también observaba con ojos incrédulos, sin poder entender completamente lo que estaba pasando.

—Ace, ¿qué fue lo que te dijo esa mujer? —preguntó Jinbe, observando a Ace con un leve entrecejo fruncido.

—Mi hermano... entró en la prisión —respondió Ace, con voz entrecortada, aún procesando la información. Su rostro reflejaba un asombro que no podía disimular, y sus pensamientos iban a mil por hora.

—¿El bobo de Sombrero de Paja del que siempre hablas? ¿Está loco? —preguntó Jinbe atónito e incrédulo.

—Y entró con Mar —continuó Ace, dejando a Jinbe aún más sorprendido.

—¡¿Mar, la Pirata Violinista?! —exclamó Jinbe, asombrado. No era algo que esperara oír. —¡¿La discípula de Ojos de Halcón qué hace dentro de la prisión?! Si la Marina se entera de que ella también está aquí, no imaginas la humillación. Mihawk es uno de los Guerreros de los Mares, su influencia es grande, y todos saben que ella es su discípula.

Ace asintió lentamente, sintiendo el peso de las palabras de Jinbe. La situación había tomado un giro inesperado, y las alianzas que Mar había hecho en el pasado ahora se entrelazaban con su propio destino. Mar y Luffy estaban aquí, arriesgándolo todo por él.

—Mar... —murmuró Ace, aunque la conocía, su vínculo con Mihawk, nunca imaginó que ella arriesgaría su vida para rescatarlo.

—No lo entiendo. Pero he escuchado un rumor... —dijo Jinbe, su voz baja y cautelosa, mientras parecía pensar en todo lo que había dicho hasta ahora—. Se habla de que Buggy, el payaso, tiene alguna clase de alianza con Mar. ¿Es cierto?

Ace se sorprendió aún más por la mención de Buggy. Aunque ya había notado la relación entre él y Mar, escuchar a Jinbe mencionarlo en voz alta solo confirmaba que las piezas del rompecabezas estaban empezando a encajar.

—Sí, es cierto —confirmó Ace, su expresión seria y su tono grave. Miró a Jinbe con una mirada intensa, como si estuviera tratando de transmitir todo lo que había aprendido en los últimos días. —Conozco a Mar, y puedo decirte que ella tiene una relación cercana con Buggy. No sé todos los detalles, pero hay una alianza entre ellos. Mar tiene una manera de manejar las situaciones, y aunque Buggy pueda parecer solo un payaso, en el fondo, tiene sus propios intereses y objetivos que han hecho que confíen el uno en el otro.

Jinbe quedó pensativo, el entramado de relaciones entre Mar, Mihawk, Buggy, Luffy y él mismo era más complicado de lo que había imaginado. Todo parecía más enrevesado y peligroso, pero la determinación de los que lo rodeaban era inquebrantable.

—Eso es algo que no esperaba, no se detendrán hasta verte libre. Ellos lo harán, aunque tengan que enfrentarse a toda la Marina y los peligros de esta prisión.

Ace, con una mezcla de esperanza y preocupación, suspiró, sabía que las apuestas habían subido considerablemente. No solo su vida estaba en juego, sino la de todos aquellos que se habían arriesgado a entrar en esta prisión infernal para rescatarlo.

—Eso espero, Jinbe —dijo Ace, su voz llena de una pequeña chispa de esperanza mientras miraba hacia el futuro incierto.

𝐀𝐮𝐭𝐡𝐨𝐫'𝐬 𝐍𝐨𝐭𝐞𝐬
amo a Alan Cumming para Bon Clay en el Live Action :)

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