── 𝟎𝟒. 𝐖𝐡𝐚𝐭 𝐚𝐫𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐝𝐨𝐢𝐧𝐠, 𝐜𝐥𝐨𝐰𝐧
𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐂𝐔𝐀𝐓𝐑𝐎 ── 𝐐𝐔𝐄 𝐄𝐒𝐓𝐀𝐒 𝐇𝐀𝐂𝐈𝐄𝐍𝐃𝐎 𝐏𝐀𝐘𝐀𝐒𝐎
| Año antes de la muerte de Roger, Villa Foosha |
El cielo sobre la isla estaba salpicado de estrellas brillantes, iluminando tenuemente la pequeña casa en la que Mar vivía junto a su hermano mayor. El suave sonido de las olas golpeando la orilla era el único ruido que rompía el silencio de la noche. Mar, con apenas seis años, ya había desarrollado una insaciable curiosidad por los mares y las historias de piratas, algo que su hermano, había cultivado desde que tenía memoria.
Esa noche, como muchas otras, Mar ya estaba acurrucada en su cama, con una manta suave cubriéndola hasta el cuello. Sus ojos brillaban de anticipación, sabiendo que su hermano, que estaba sentado al borde de la cama, estaba a punto de contarle otra de sus fascinantes historias.
—¿Qué historia quieres escuchar hoy, pequeñaja? —preguntó, con un tono juguetón, mientras se inclinaba un poco más cerca.
Mar, con una sonrisa traviesa y los ojos brillantes de emoción, respondió rápidamente:
—¡Quiero escuchar una de esas historias de piratas! Las más increíbles, hermano. ¡Piratas valientes, con barcos enormes y aventuras imposibles!
El soltó una risa suave, divertido por la emoción de su hermana. Había una parte de él que siempre se sentía culpable por lo mucho que le gustaba contarle esas historias a Mar. Sabía que los mares eran peligrosos, y que la vida de un pirata no era algo que quisiera para ella... pero también sabía que esos cuentos alimentaban su imaginación y le daban algo en qué soñar.
—Está bien, está bien —dijo apoyando una mano en la cabeza de Mar y revolviéndole el cabello de manera cariñosa—. ¿Conoces la historia de los grandes piratas que han gobernado los mares? Porque esta es una de las más emocionantes.
Mar asintió, su sonrisa ensanchándose mientras se acomodaba más en la cama, lista para ser transportada a otro mundo.
—Había una vez un hombre, uno de los piratas más increíbles de todos los tiempos. Era fuerte, valiente, y su nombre infundía respeto y temor en igual medida. —bajó un poco la voz, creando un aura de misterio mientras hablaba—. Se llamaba Gol D. Roger.
Mar frunció el ceño, el nombre le sonaba vagamente familiar, pero no podía ubicarlo del todo. Sin embargo, sus ojos estaban completamente centrados en el, quien la miraba con un brillo en sus ojos mientras narraba.
—¿Gol D. Roger? —preguntó Mar, intrigada—. ¿Qué hizo? ¿Era muy poderoso?
Asintió lentamente, como si estuviera recordando algo lejano y profundo.
—Oh, lo era. Roger era el rey de los piratas, el hombre que navegó más lejos que nadie. Con su tripulación, recorrió todos los mares del mundo, enfrentando a enemigos temibles, atravesando tormentas imposibles y encontrando tesoros que ni te imaginas. Roger nunca se rindió, nunca se echó atrás.
Mar se quedó en silencio por un momento, sus ojos se agrandaron mientras trataba de imaginarse a un pirata tan impresionante.
—¿Pero... cómo alguien se convierte en el Rey de los Piratas? —preguntó, con genuina curiosidad—. Tiene que ser... muy valiente, ¿verdad?
Sonrió, sabiendo que la mente de su hermana ya estaba empezando a crear imágenes fantásticas de Roger y sus aventuras.
—Sí, Mar. Se necesita mucha valentía. Pero también se necesita algo más... Se necesita tener un sueño. —hizo una pausa, mirando a su hermana a los ojos—. Roger tenía un sueño, un sueño más grande que cualquier otro pirata que haya existido. Soñaba con encontrar el mayor tesoro de todos: el One Piece. ¿Has escuchado esa historia?
Mar negó con la cabeza, su expresión de absoluta fascinación.
—No, nunca la has contado... ¿Qué es el One Piece? —preguntó, acurrucándose un poco más debajo de la manta.
Sonrió ampliamente, sabiendo que había captado completamente la atención de su hermana.
—El One Piece es un tesoro que, según la leyenda, está escondido en el lugar más remoto del mundo. Nadie sabe exactamente qué es o dónde está, pero todos los piratas sueñan con encontrarlo. Se dice que aquel que lo encuentre será el nuevo Rey de los Piratas. Pero Roger, él era diferente. No buscaba el One Piece solo por la fama o el poder... Lo hacía porque, en el fondo, lo que más amaba era la libertad que venía con esa búsqueda. Y por eso... por eso se convirtió en el Rey de los Piratas.
Mar escuchaba atentamente, maravillada. La imagen de este hombre, Gol D. Roger, navegando por los mares con una tripulación leal y valiente, buscando un tesoro legendario, era casi demasiado increíble para imaginar.
—¿Y cómo fue su tripulación? ¿Había personas fuertes con él? —preguntó con curiosidad infantil, deseosa de saber más sobre las personas que acompañaban a este gran pirata, asintió, y por un momento, su sonrisa se tornó más melancólica, recordando esos días.
—Sí, Roger no navegó solo. Tenía a su lado a algunos de los piratas más increíbles que puedas imaginar. Gente de todas partes, cada uno con su propia habilidad especial. Y lo que los unía no era solo el tesoro, sino la confianza y el respeto que sentían por Roger. Sabían que, con él, siempre estarían libres. Eran como una familia.
Mar frunció el ceño por un momento, sus pequeños dedos jugueteaban con la manta mientras pensaba.
—¿Tú crees que algún día también podré ser como Roger? —preguntó de repente, su voz teñida de esperanza.
Rió suavemente, pero su mirada se suavizó con ternura al ver la ambición y el sueño naciente en su hermana menor.
—Mar, creo que puedes ser lo que tú quieras, pero no tienes que ser como Roger ni como ningún otro pirata. Tienes algo especial, algo que es solo tuyo. Si sigues lo que te dice tu corazón, vas a ser alguien grande... a tu manera. —Hizo una pausa, mirando a los ojos de su hermana—. ¿Sabes cuál es la diferencia entre los grandes piratas y el resto, Mar?
Mar negó con la cabeza, deseosa de aprender más.
—Los grandes piratas no son aquellos que buscan solo riquezas o poder. Son los que nunca traicionan sus sueños ni a las personas que aman. Son los que entienden que la verdadera libertad está en hacer lo correcto, en proteger a aquellos que importan. Y sé que tú... tienes el corazón de una gran pirata.
Mar sonrió ante esas palabras, sintiendo el orgullo en la voz de su hermano. Se acurrucó más bajo las mantas, dejándose llevar por la calidez de la historia y las palabras de su hermano. Pero había una última pregunta que no podía dejar de hacer.
—¿Y qué pasó con Roger? —preguntó suavemente—. ¿Sigue buscando el One Piece?
Se quedó en silencio por un momento, mirando a Mar con una expresión que mezclaba nostalgia y dolor. Sabía que Roger estaba cerca del final de su viaje, y aunque no podía revelarle la verdad a su hermana, tampoco quería mentirle.
—Roger... realmente encontro el One Piece —respondió con cuidado—. Pero dejara un legado que estara vivo en los corazones de muchos piratas. Su espíritu sigue navegando por los mares, a través de todos aquellos que siguen persiguiendo sus propios sueños, sin importar cuán imposibles parezcan.
Mar asintió lentamente, aceptando esa respuesta con la simplicidad de una niña que aún no entendía del todo el mundo complicado de los adultos. Para ella, la historia de Roger era un cuento épico, una inspiración, y saber que los sueños y la libertad eran lo más importante la llenaba de esperanza, su hermano se inclinó y le dio un beso en la frente, sonriendo mientras le acomodaba la manta.
—Es hora de dormir, pequeña. Mañana habrá más aventuras, y quién sabe, quizás pronto te contaré otra historia sobre algún pirata increíble.
—¿Como tú? —preguntó Mar con una risita somnolienta, cerrando los ojos.
Rió bajo, aunque algo de tristeza se filtraba en su risa.
—Tal vez, algún día —murmuró, levantándose lentamente y apagando la lámpara junto a la cama de Mar—. Buenas noches, hermana.
—Buenas noches —susurró Mar, mientras el sueño comenzaba a arrastrarla suavemente.
Y mientras la pequeña Mar caía en un sueño profundo, con las historias de piratas danzando en su mente, su hermano salió de la habitación en silencio, con una sombra de preocupación en sus ojos. Sabía que el mundo estaba cambiando, y que su hermana, algún día, se enfrentaría a sus propias tormentas, pero por ahora, aún podía protegerla del caos que se avecinaba y eso era suficiente, al menos por un poco más de tiempo.
| En la actualidad, Villa Foosha |
La luna estaba alta en el cielo, iluminando el campamento donde la tripulación de Mar había encendido una fogata cerca de su barco, La Balada de los Vientos. Las llamas crepitaban suavemente, lanzando sombras danzantes en los rostros de los tripulantes mientras el suave murmullo del mar acompañaba la quietud de la noche. Kaito, Ren y Hikari se sentaron alrededor del fuego, sus miradas ocasionalmente dirigidas hacia su capitana, quien parecía perdida en sus pensamientos.
Mar permanecía en silencio, sus ojos fijos en las llamas, absorta en lo que acababa de descubrir en el bar. La revelación de que su hermano mayor, a quien apenas recordaba, había trabajado con el legendario Rey de los Piratas, Roger D. Gold, era algo que nunca habría imaginado. Y aunque ella ya sabía que él la había dejado atrás para buscar el One Piece, no podía asimilar del todo la magnitud de lo que significaba estar en esa tripulación. Su mente estaba llena de preguntas sin respuesta, y un peso invisible parecía caer sobre sus hombros.
—No puedo creer que mi hermano trabajó para Roger —murmuró finalmente, rompiendo el largo silencio que había dominado el grupo desde que dejaron el bar.
Hikari la miró con preocupación, sus ojos buscando alguna señal de cómo se sentía realmente su capitana. Ren, más serio y analítico, cruzó los brazos, dejando que las palabras de Mar flotaran en el aire antes de responder.
—Es un gran descubrimiento —dijo Ren en voz baja—. Roger no era cualquier pirata, y estar en su tripulación no era algo que cualquier persona pudiera hacer. Pero eso también significa que tu hermano era mucho más de lo que pensábamos.
Mar asintió lentamente, pero el gesto apenas registraba en su rostro. Las palabras de Ren eran lógicas, pero no lograban despejar la nube de confusión y emociones que se había asentado en su pecho. Siempre había sentido una mezcla de admiración y resentimiento hacia su hermano, pero esto lo complicaba todo.
Kaito, que normalmente intentaba aligerar el ambiente, esta vez se mantuvo callado. Sabía que no era el momento para bromas ni comentarios despreocupados. Observó a Mar detenidamente, notando la tensión en su postura, como si estuviera debatiéndose internamente entre el orgullo y el dolor.
—¿Crees que él te lo ocultó a propósito? —preguntó finalmente Kaito, rompiendo el silencio, aunque con cautela—. Quiero decir, trabajar con Roger no es algo que uno simplemente... olvide mencionar.
La pregunta resonó en la mente de Mar. ¿Su hermano le había ocultado ese detalle por una razón? ¿Había cosas que no quería que ella supiera? El dolor de su abandono aún era una herida abierta, y ahora, este nuevo conocimiento hacía que todo lo que creía sobre él se tambaleara.
—No lo sé —respondió Mar en voz baja—. Mi hermano nunca fue reservado, nunca pensé que estuviera tan involucrado en algo tan grande. Siempre nos contábamos del todo, pero tras lo ocurrido con Roger nos volvimos muy distantes hasta que me abandono.
Ren miró a Mar con una expresión pensativa. A pesar de que él solía mantener una distancia emocional en las conversaciones, estaba claro que se preocupaba por lo que esto significaba para su capitana.
—Tal vez pensaba que eras demasiado joven para entenderlo —dijo Ren—. Tenías siete años cuando te dejó, ¿no? Quizás pensaba que no debías cargar con ese tipo de información a esa edad.
Mar cerró los ojos un momento, recordando los fragmentos de memoria que aún tenía de su hermano. Recordaba cómo la protegía cuando eran pequeños, cómo solían tocar música juntos, cómo siempre le prometía que estaría a su lado... hasta que un día, no lo estuvo más. Se fue en busca del One Piece y la dejó atrás, sola, en un mundo que no comprendía del todo.
—Puede ser —admitió Mar, aunque su voz estaba teñida de duda—. Pero eso no cambia lo que hizo. Me dejó sola. Y ahora, después de todos estos años, descubro que mi hermano trabajaba con Roger, el hombre más buscado del mundo. Es como si hubiera vivido una vida completamente distinta, una vida de la que yo no sabía nada.
Kaito asintió, aunque sus cejas se fruncieron con preocupación.
—Debe haber tenido sus razones —dijo, tratando de consolar a Mar—. Pero eso no cambia lo que hizo ni cómo te hizo sentir. Solo... bueno, tal vez aún no tenemos todas las respuestas.
—No tenemos ninguna respuesta, Kaito —replicó Mar, su frustración finalmente rompiendo la superficie. No era un grito, pero había un peso en su tono que hizo que todos en la fogata se quedaran en silencio.
Hikari decidió intervenir.
—Mar, lo que sabemos es limitado, pero tú misma has dicho que una parte de esta travesía es encontrar a tu hermano y obtener respuestas. Si él estaba con Roger, quizás eso nos dé una pista de por dónde empezar.
Mar inhaló profundamente, tratando de calmar la tormenta interna que se desataba en su pecho. Hikari tenía razón. Parte de su viaje consistía en encontrar a su hermano y entender por qué la había abandonado. Pero cuanto más descubría, más difícil se hacía asimilarlo.
—Es cierto, Hikari —respondió con un suspiro—. Pero... no puedo evitar pensar que él me escondía cosas. No solo se fue para buscar el One Piece, también dejó un montón de secretos atrás. Y eso... duele. ¿Y si... y si esa fue la única razón por la que me dejó? No porque me quisiera proteger, sino porque estaba obsesionado con ese maldito tesoro.
El grupo se sumió en un silencio tenso, comprendiendo el peso de sus palabras. La posibilidad de que su hermano la hubiera dejado atrás por ambición y no por amor o preocupación era algo que todos ellos sabían que destrozaría a Mar si fuera cierto.
—No podemos saberlo con certeza hasta que lo encuentres —dijo Ren—. No hay manera de saber por qué hizo lo que hizo hasta que lo encuentres. Pero lo que sí sabemos es que él tomó una decisión, y tú tienes el derecho de obtener tus propias respuestas. Si eso es lo que buscas, entonces no importa lo que otros piensen. Esta es tu búsqueda. Pero lo que sí sabemos es que ahora tenemos que decidir hacia dónde ir y sea lo que sea que esté detrás de todo esto, necesitamos prepararnos para lo que venga.
Mar asintió lentamente, aunque sus pensamientos aún estaban atrapados en el enigma de su hermano.
—Tienes razón, Ren. Necesitamos un plan —dijo, forzando un poco de determinación en su voz—. No estamos buscando el One Piece, pero eso no significa que no vayamos a encontrar problemas en el camino. Y si mi hermano trabajó para Roger, entonces es probable que haya personas que no quieran que encuentre las respuestas que estoy buscando.
Kaito se levantó de un salto, su energía habitual comenzaba a regresar.
—¡No me importa qué tipo de problemas vengan! ¡Estamos listos para lo que sea, capitana! —dijo con una sonrisa.
Hikari asintió con seriedad.
—Dondequiera que nos lleves, estamos contigo.
Mar se permitió una pequeña sonrisa, agradecida por la lealtad de su tripulación. Sabía que no podía hacer este viaje sola, y tener a personas como Hikari, Ren y Kaito a su lado hacía que el peso de su misión fuera más llevadero.
—Bien. Entonces... —Mar tomó aire, tratando de despejar su mente de los pensamientos oscuros—. Creo que deberíamos dirigirnos a una isla con más información, alguien por ahí tiene que saber algo más sobre mi hermano o los otros miembros de la tripulación que han trabajo con Roger, sobre lo que pasó después de que Roger fuera ejecutado. Si él estaba con Roger, entonces debe haber dejado algún rastro.
Ren se inclinó hacia adelante, su mente ya comenzaba a trabajar en los detalles.
—El único lugar donde podríamos investigar sería Loguetown. Es un lugar peligroso, pero también lleno de información... tal vez podamos encontrar a alguien que sepa más.
Hikari miró a Mar con cautela.
—¡¿Loguetown?! —respondió con cierto asombro—. Loguetown es el lugar donde ejecutaron a Roger, hay muchos carteles de "Se Busca" con los rostros de muchos piratas y sus cabezas con una recompensa muy elevada ¿Estás segura de que es lo mejor ir allí?
Mar dudó por un momento, pero luego asintió con firmeza.
—Si hay un lugar donde puedo empezar a entender lo que pasó con mi hermano, ese es Loguetown. Allí es donde terminó la historia de Roger... y quizás allí empiece la nuestra.
La tripulación asintió, comprendiendo la importancia de la decisión. Mar sabía que este viaje iba a ser peligroso, pero también sabía que no podía detenerse ahora, estaba más cerca que nunca de descubrir la verdad sobre su hermano, y nada ni nadie la detendría.
—Entonces, partimos al amanecer —ordenó Mar, sus ojos brillaban con determinación.
La tripulación se dispersó lentamente, pero Mar se quedó junto al fuego un poco más, mirando las llamas danzar, su mente seguía dando vueltas, y aunque trataba de concentrarse en el plan, no podía evitar pensar en su hermano, en todos los secretos que le había escondido y en lo que significaría encontrarse con él algún día.
—¿Me dejó solo por el One Piece... o había algo más? ¿Dónde estás hermano? —se preguntó mirando las llamas—. ¿Por qué nunca me lo dijo?
Había tantas cosas que no sabía, tantas piezas del rompecabezas de su vida que aún faltaban. Pero una cosa era segura: ya no era esa niña que escuchaba historias bajo las estrellas.
Mar se había quedado dormida sobre la cubierta de La Balada de los Vientos, exhausta por las emociones de la noche anterior y el cúmulo de pensamientos sobre su hermano. El murmullo del mar la había arrullado hasta el sueño, pero un fuerte alboroto proveniente de su tripulación la sacó de su descanso de manera brusca.
—¡Capitana, capitana, nos atraparon! —gritó Kaito con su voz nerviosa mientras agitaba los brazos en dirección a Mar, su rostro lleno de preocupación. Sin perder un segundo, Mar se levantó de un salto, todavía aturdida por el repentino despertar. Su corazón latía con fuerza en su pecho mientras agarraba rápidamente su violín, transformándolo en un arco con un movimiento fluido y ágil. Se apresuró hacia la cubierta, con la mente enfocada en lo que fuera que estuviera ocurriendo.
—¡Suéltalos ahora mismo! —gritó Mar con una feroz determinación en su voz, levantando su arco y apuntando directamente hacia las figuras encapuchadas.
Pero los gritos y el caos continuaban a su alrededor. Hikari y Ren estaban en la cubierta, con las manos levantadas en señal de rendición, rodeados por un grupo de piratas armados y extrañamente familiares. Kaito saltaba de un lado a otro, intentando parecer sumiso, pero claramente aterrado.
—Nos atraparon, capitana —repitió Kaito, con más urgencia.
Mar finalmente abrió los ojos del todo y miró a su alrededor, notando a los intrusos que habían invadido su barco. Al principio, la adrenalina comenzó a hacer efecto, y su cuerpo se tensó, preparándose para lo peor. Fue solo cuando uno de los piratas, con una estrafalaria vestimenta colorida y un gran sombrero, se adelantó que Mar se dio cuenta de quiénes eran.
—¡Por todos los mares! —exclamó, sin poder soltar una risa sarcástica—. ¿Buggy?
El pirata, con su gran nariz roja característica y su típico aire dramático, se detuvo en seco al escuchar su nombre. La expresión altiva que había mantenido hasta ese momento se esfumó en un instante, y sus ojos se agrandaron cuando reconoció a la persona que acababa de mencionar su nombre.
—¡¿Mar?! —dijo Buggy, casi en un grito, mientras su tripulación también se volteaba a mirarla con sorpresa.
Cabaji y Mohji, quienes habían acompañado a Buggy en esta incursión, compartieron miradas incómodas entre ellos. Richie, la gran bestia mascota de Mohji, estaba sentado cerca, observando todo con aparente desinterés. La situación, que había comenzado como una emboscada por parte de la tripulación de Buggy, ahora tomaba un giro completamente inesperado.
—¿Qué rayos estás haciendo aquí? —dijo Mar, bajando su arco. No podía creer que su propia tripulación hubiera sido atrapada por... Buggy.
—Mis hombres cometieron un pequeño error, ¡eso es todo! Pensaron que tu tripulación era... ¿cómo decirlo? Intrusos. Pero no sabían que tú eras... especial —Buggy alzó una ceja y le dedicó una sonrisa engreída.
Mar frunció el ceño, todavía tensa. Avergonzada por la confusión y el malentendido, poco a poco bajó el arco, sintiendo la incomodidad crecer dentro de ella.
—Así que... ¿tu tripulación fue la que atrapó a los míos? —preguntó con incredulidad, mientras veía a Buggy. Suspiró con resignación, sintiendo el rubor en sus mejillas—. Esto es ridículo.
—¡Ah! ¡Esto es un error! ¡Un terrible malentendido! —comenzó Buggy a balbucear, visiblemente avergonzado mientras retrocedía unos pasos—. No teníamos idea de que... que este era tu barco, Mar.
—¿No tenían idea? —Mar levantó una ceja con incredulidad—. ¿Entonces solo están atrapando barcos al azar?
—¡Bueno, eso es lo que los piratas hacemos! —intervino Mohji, aunque al notar la mirada asesina de Buggy, se calló de inmediato.
Hikari, Ren y Kaito, aún con las manos en alto, intercambiaron miradas. La tensión comenzaba a disiparse a medida que se daban cuenta de que estos piratas, por peligrosos que pudieran ser en otras circunstancias, no representaban una verdadera amenaza para ellos en ese momento.
—¡Suelten a su tripulación de inmediato! —ordenó Buggy, con un tono que intentaba parecer autoritario pero que estaba teñido de vergüenza. Sus hombres, confundidos, rápidamente obedecieron. Ren bajó las manos lentamente, mientras Hikari suspiraba aliviado y Kaito seguía visiblemente nervioso.
Mar cruzó los brazos, mirando con diversión a Buggy.
—¿Así es como tratas a una amiga que acabas de conocer? —preguntó, con una sonrisa burlona—. Parece que hacer alianza contigo parece una mala opción.
—¡No, claro que no! ¡Esto fue un accidente! —se apresuró a decir Buggy, agitando los brazos con desesperación—. Solo estábamos... haciendo una inspección. ¡Sí, eso es! Queríamos asegurarnos de que todo estuviera en orden, ya sabes, por seguridad.
—¿Por seguridad? —Mar soltó una pequeña risa, su ceja levantada mientras disfrutaba de la situación. Su tripulación, aunque aún un poco tensos, también comenzaban a relajarse al ver que las cosas no iban a peor.
—Oye, oye, no te pongas así. ¡Errores pasan! —respondió Buggy, encogiéndose de hombros—. ¿Qué dices si olvidamos todo esto y hablamos de cosas más importantes? —Hizo una pausa dramática—. Como esa idea loca tuya de viajar a Loguetown.
Mar lo miró sorprendida. Se cruzó de brazos mientras Buggy sonreía de lado, esperando una respuesta.
—¿Cómo sabes de mis planes? —inquirió, intentando mantener la compostura después del incidente.
Buggy se inclinó hacia ella con un brillo astuto en los ojos.
—Ah, querida, tengo mis métodos —dijo, riendo con su característico tono teatral—. ¡Soy Buggy el payaso, después de todo! No se me escapan las cosas importantes.
La tripulación de Mar los observaba desde un costado, aun recuperándose de la situación, mientras Mohji y Cabaji intentaban evitar las miradas de los compañeros de Mar.
—Vamos, cuéntame —dijo Buggy—. ¿Por qué Loguetown? Sé que no estás buscando el One Piece, entonces, ¿qué tienes en mente al dirigirte ahí?
Mar suspiró y, al ver que la situación se había calmado, decidió que no había razón para ocultarlo.
—Vamos a Loguetown para seguir una pista de mi hermano. Encontramos una pista en esta Villa que creemos que al llegar a Loguetown podemos conseguir más respuestas —explicó Mar.
Buggy la observó con un interés genuino por primera vez, no era solo curiosidad. Había algo en los ojos de Mar que le resultaba intrigante, algo que lo hacía querer saber más.
—¿Y qué crees que vas a encontrar? —preguntó Buggy con una mezcla de burla y sinceridad.
—No lo sé —respondió Mar con franqueza—. Quizás más preguntas, quizás algunas respuestas. Solo sé que es mi siguiente paso, y no voy a detenerme hasta encontrar lo que busco.
Buggy la miró fijamente por un momento, antes de sonreír con más suavidad de la que usualmente mostraba.
—Eres más interesante de lo que pensé, violinista —comentó, girando sobre sus talones—. Muy bien, supongo que nos veremos en Loguetown. O quién sabe... ¡quizás unamos fuerzas antes de eso! —exclamó, lanzándole un guiño antes de volver a su barco.
Mar lo observó alejarse, sin estar del todo segura de si debía confiar en él o no, pero había algo en Buggy que la hacía pensar que, aunque fuera un pirata excéntrico, podía ser útil en su viaje.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top