CAPITULO 3
En el extenso campo de U.A., donde la aspiración y el heroísmo se entrelazan, Tn avanzaba con una mueca de satisfacción que jamás iluminaba su mirada. Ese lugar, repleto de jóvenes soñadores deseosos de convertirse en héroes, no era más que un escenario para su propio espectáculo, y él, el protagonista absoluto, saboreaba cada instante. La tierra que pisaba parecía resonar con la energía de aquellos que anhelaban salvar el mundo, pero para Tn, era un eco lejano de una realidad que nunca podría captar.
Con sus habilidades reprimidas en un 96%, se había visto forzado a depender de su agudeza mental y astucia, lo cual le resultaba sumamente entretenido. Su mente era un laberinto de tácticas y engaños, una herramienta afilada que ahora debía perfeccionar. "¿Acaso los débiles tienen la capacidad de comprender la magnitud de su propia insignificancia?", reflexionaba mientras contemplaba a sus compañeros, tan ansiosos y deslumbrados ante la posibilidad de convertirse en héroes.
No era malvado, ni tampoco bueno. Era simplemente un ser que existía para su propio beneficio, disfrutando de cada juego que se presentaba. A medida que caminaba por el campo, su mente trazaba escenarios. Podía visualizar cómo cada uno de esos aspirantes podría ser útil, o quizás un peón en su partida de ajedrez personal. "¿Quién necesita poderes cuando se cuenta con una mente brillante?", se decía, dejando escapar una risa cínica.
Era un extraño en un mundo que no lograba comprenderlo. Sabía que no pertenecía a este planeta, pero el origen de su existencia era un enigma incluso para él. "Quizás provengo de un lugar donde los héroes son solo sombras en la oscuridad, como yo", meditaba, deleitándose con la ironía de su propia esencia. Mientras otros luchaban por demostrar su valía, Tn solo anhelaba jugar, manipular y reírse de la fragilidad de aquellos que lo rodeaban.
Se detuvo un instante, contemplando el horizonte. "Todo esto es tan trivial", pensó. "Pero, ¿qué sería de un dios sin sus adoradores?" En su mente, el examen práctico era solo otra oportunidad para demostrar que, aunque estuviera limitado, su brillantez siempre encontraría la forma de brillar, incluso en la penumbra. La kryptonita de sus poderes solo había revelado al verdadero Tn: un maestro del engaño, el titiritero en una obra donde todos eran marionetas, y él, el único que sabía moverse entre las sombras.
Desde la perspectiva de los héroes que supervisaban el examen práctico, el ambiente estaba impregnado de tensión y emoción. Cada aspirante parecía atrapado en su propia burbuja de nerviosismo, con los ojos fijos en los obstáculos y pruebas que les aguardaban. Sin embargo, había uno que destacaba entre todos: Tn. Mientras los demás corrían de un lado a otro, obsesionados con acumular puntos y demostrar su valía, él se movía con una calma desconcertante, como si estuviera paseando por un parque en un día soleado.
Las heroínas, con sus miradas agudas y curiosas, no podían evitar sentirse intrigadas por su actitud.
Heroína 1: ¿Por qué no está preocupado?
Se preguntaban entre susurros. La forma en que Tn avanzaba, con esa sonrisa sardónica y ese aire de superioridad, despertaba tanto admiración como desconfianza. Algunas heroínas sintieron una extraña atracción hacia su confianza, mientras que otras se preguntaban si había algo más en él, algo que lo hacía diferente de los demás.
All Might, observando desde un rincón, mantenía el silencio. Su mirada se posó en Tn, y una leve sonrisa se dibujó en su rostro. Sabía quién era, conocía su historia, y entendía las razones detrás de su actitud despreocupada. A pesar de sus poderes reprimidos, Tn tenía algo que los demás no: una mente brillante que podía convertir la adversidad en una oportunidad. Aquella serenidad era, en realidad, un símbolo de su astucia y capacidad para jugar sus cartas en el momento adecuado.
Los demás héroes, sin embargo, estaban intrigados.
Héroe 1: ¿Quién es ese chico?
Murmuraban entre ellos. Algunos lo consideraban arrogante, mientras que otros apostaban a que tenía un plan maestro en mente. La atmósfera se llenaba de especulaciones mientras Tn continuaba su paseo, su figura esbelta contrastando con el frenético movimiento de sus compañeros.
Las heroínas intercambiaron miradas, sintiendo que había más en Tn de lo que parecía a simple vista.
Heroína 2: Tal vez no se está esforzando porque ya ha decidido que ganará de todos modos.
Reflexionó una de ellas, admirando su seguridad. Mientras tanto, Tn, ajeno a las miradas curiosas y los murmullos a sus espaldas, disfrutaba de la atención, incluso si no le interesaban los puntos ni el reconocimiento. Para él, cada paso era una danza, y cada mirada, un aplauso en su teatro personal.
El caos reinaba en el campo de prueba, y la ansiedad de Izumi aumentaba a medida que los robots se desplegaban, cada uno más imponente que el anterior. Miraba a su alrededor, sintiendo cómo la presión se acumulaba en su pecho. A pesar de sus mejores esfuerzos, no había logrado ganar ningún punto hasta ese momento, y el tiempo se le escapaba. Su mirada se centró en el horizonte, donde un robot de 0 puntos estaba a punto de ser liberado, y su corazón se aceleró.
Mientras tanto, Ochaco se encontraba atrapada bajo los escombros, luchando por liberarse. La desesperación se apoderó de ella cuando dos grandes bloques cayeron sobre ella, dejándola sin salida. Su voz, normalmente llena de determinación, se convirtió en un grito de angustia. Izumi, al escuchar el llamado de su amiga, sintió que algo dentro de ella se encendía. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia el lugar donde Ochaco estaba atrapada.
Izumi: ¡No puedo dejar que le pase nada!
Gritó mientras se abalanzaba sobre el robot, canalizando su energía en un golpe decisivo. Con un estallido, el metal se retorció y se hizo añicos bajo su impacto, y el robot cayó hecho trizas, dejando a Ochaco libre.
Sin embargo, la victoria fue breve. Mientras Ochaco se levantaba, Izumi intentó actuar rápidamente para ayudarla, pero en un instante, se encontró desbalanceada, cayendo hacia el vacío. El mundo a su alrededor se desvanecía, y el miedo la invadió. Pero antes de que el suelo pudiera recibirla, una figura apareció de la nada. Tn, con una agilidad sorprendente, se lanzó hacia ella en un momento de pura adrenalina.
Tn: ¿Te has dado cuenta de que no estás en una obra de teatro? Aquí no hay ensayos.
Le dijo Tn, con un tono sarcástico que, para Izumi, sonó encantador. La adrenalina inundaba su cuerpo mientras él la sostenía firmemente, evitando que cayera en picada. En ese momento, la cercanía de Tn hizo que su corazón latiera con fuerza, sintiendo una mezcla de gratitud y una extraña atracción hacia él.
Aun así, no había tiempo para perder. Izumi recuperó su compostura y, al mirar hacia donde Ochaco estaba atrapada, se dio cuenta de que el peligro aún no había pasado. Los escombros del enorme robot comenzaban a caer, amenazando con aplastarla. Sin pensarlo, Tn activó su visión calorífica, enfocándose en los puntos críticos de los escombros que se cernían sobre su amiga.
Con una precisión asombrosa, comenzó a desintegrar los bloques de escombros que caían, reduciéndolos a cenizas en un instante. Cada destello de calor iluminaba su rostro, y la confianza con la que actuaba era palpable. Izumi miró, asombrada, como Tn utilizaba su habilidad para salvar a Ochaco, y no pudo evitar sentirse impresionada por su destreza.
Finalmente, los últimos escombros fueron destruidos, y Ochaco quedó libre de la amenaza inminente. Tn, con una sonrisa irónica, se giró hacia Izumi.
Tn: A veces, ser un héroe significa saber cuándo actuar y cuándo dejar que otros se encarguen de la situación.
Dijo, su tono aún cargado de ese sarcasmo que a ella le parecía tan fascinante.
Izumi se sintió llena de admiración.
Izumi: Eres increíble.
Pensó mientras observaba a Tn, sintiendo una chispa de interés que crecía en su interior. Aunque no sabía nada de su verdadera personalidad, en ese momento, él era el héroe que la había salvado, y su corazón latía con fuerza por él, sin poder ignorar la conexión que se comenzaba a forjar entre ellos.
CONTINUARÁ.
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