𝘁𝗿𝗲𝗰𝗲, 𝖾𝗅𝗅𝖺 𝖽𝗂𝗃𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝗌𝗂
CAPITULO TREC
ELLA DIJO QUE SI
✿
Lo miré unos instantes antes de negar con la cabeza.—Me niego a creerlo—,dije.
Él suspiró.—Lo sé... Lo sé, pero piénsalo... ¿quién más podría ser?—.Encontró mi mano y entrelazó nuestros dedos antes de que su cara se acercara a la mía. Sus labios rozaron mi mejilla y llegaron hasta mi oreja.—Tengo miedo—,susurró.
Se me cortó la respiración y apreté su mano. No sabía qué decirle en ese momento. No sabía qué pensar. Si su padre estaba realmente vivo, ¿por qué iba a querer que Mattheo se uniera? Para mí no tenía sentido.
—No pensemos en eso ahora, ¿de acuerdo?—Solté finalmente. Pensé que eso era lo que necesitaba, al menos unas horas sin preocuparse por ninguno de sus problemas.
Asintió con la cabeza antes de exhalar un suspiro.—¿Estás enojada conmigo?—,preguntó.
¿Lo estaba? Para ser sincera, no estaba segura. No debería estarlo, ¿verdad? Quiero decir, él no había hecho nada malo. Pero cada vez que lo miraba, lo veía diciéndome que había matado a mi madre, que era una persona horrible.
—No... no, no estoy enojada contigo,—dije finalmente.—No hiciste nada malo, esto no es culpa tuya—,insistí, tratando de convencerlo a él... o a mí misma.
Sacudió la cabeza y se burló.—¿Por qué me mientes?—.
Le miré confusa mientras fruncía las cejas.—No estoy mintiendo.—
—Te oí llorar. Yo te hice llorar así. ¿Y no estás enfadada?—.
Respiré hondo y aparté la mirada de él. Cerré los ojos y me rodeé con los brazos. Al cabo de unos instantes, volví a mirarlo con los ojos abiertos.—No eras tú mismo—.
—Eso no importa. Era mi cara, mi cuerpo, mi voz. Te dije que habías matado a alguien, a tu propia madre—.Su voz se hizo un poco más fuerte, su tono se llenó de emoción y sus ojos se volvieron brillantes.
—Mattheo, está bien. Lo juro. No te castigues—.Rodeé su torso con mis brazos.—No te castigues—,susurré.
Sus brazos me rodearon el cuello y su cara se acurrucó en mi nuca. Estuvimos así una eternidad hasta que me separé.—¿Qué tal si damos un paseo por los alrededores?—.le sugerí.
Quizá si hablábamos, se olvidaría de todo. No podía ni imaginarme lo que estaba sintiendo, cómo se sentía. Quería ayudarlo en todo lo que pudiera, y, para empezar: tratar de distraerlo de todo.
Se encogió de hombros, pero accedió.—Deja que me ponga los zapatos y podemos salir—,le dije, caminando hacia el armario mío y de Lilly.
Sonrió suavemente y asintió. Rápidamente me puse los tenis y salí del armario.—Bien, estoy lista. —
Asintió y me tendió la mano para que la tomara, lo que hice con gusto. Salimos de mi dormitorio y nos dirigimos a la sala común.—Sabes que eres la única persona que me ha visto llorar—,susurró.
Giré la cabeza para mirarlo.—Eso tiene que ser mentira—.
Sacudió la cabeza.—No... no lo es—.Tomó aire antes de apretarme la mano.—Sé que acabamos de conocernos, pero siento como si te conociera desde hace mucho tiempo—.
Sonreí para mis adentros, y ambos no dijimos nada hasta que salimos de la sala común.—¿Adónde quieres ir?—pregunté.
—A donde tú quieras, amor—.
Me sonrojé antes de suspirar.—Esto es para ti, así que tú eliges—.
Se encogió de hombros.—De verdad, no me importa. Estoy contigo, y eso es lo único que me importa—.
Mis mejillas se calentaron una vez más, y miré hacia abajo.—¿La torre de astronomía?—le sugerí.
Él sonrió.—Claro—.
Asentí, y ambos nos dirigimos a la torre de astronomía. Una vez superado el gigantesco tramo de escaleras, llegamos a la cima.—Por fin—,dije mientras caía al suelo y me tumbaba.—Mis piernas—,me quejé juguetonamente.—Mis pobres piernas—.
Mattheo puso los ojos en blanco antes de recostarse a mi lado. Giró la cabeza para mirarme y sonrió.—Eres tan guapa...—susurró.
Mis mejillas se encendieron y me giré para mirarlo.—Tú tampoco estás nada mal—.
Sonrió suavemente.—Mhm...—
Aparté la mirada de él para mirar al cielo.—Nunca había estado aquí de día—,dije.
—¿En serio?—preguntó.
Asentí con la cabeza.—Sí, siempre subo por la noche cuando no puedo dormir—.
No contestó, pero miró al cielo conmigo, pero no duró mucho ya que se giró para mirarme de nuevo.—Mierda—,dijo mientras se sentaba.
—¿Qué?—pregunté, sentándome con él.
—Tú sólo... tú sólo te parecías espeluznantemente a Madison por un segundo—,dijo, sacudiendo la cabeza.
—Oh...—Me reí torpemente.—Uhm, no sé qué decir a eso...—
Sacudió la cabeza.—Lo siento, tal vez me estoy volviendo loco—.
—No, no, no lo estás. Tienes la cabeza en blanco—,lo tranquilicé.
Asintió con la cabeza.—Sí, sí... tienes razón—.
Asentí y sonreí antes de volver a recostarme.—Ahora, vamos a recostarnos aquí—,di una palmada a mi lado y él se acostó.
Volvió a mirarme, pero esta vez no aparté la vista. Nunca realmente estudié sus características mucho, y ahora es una buena oportunidad a-así que lo hice. Y este hombre de aquí es tan hermoso.
—Ángel...— Él comenzó.
—¿Si?—
—¿Tendrías una cita conmigo?—
Mi corazón se detuvo. ¿Qué?
—¿Qué?—
Se sentó de nuevo, y yo también.—Por favor, Ángel. Te prometo que no te arrepentirás—.
Me sonrojé.—Dijiste lo mismo sobre llegar a conocerte—.
—Y mira dónde estamos ahora—,sonrió.
Me miré el regazo unos instantes, intentando debatir si debía seguir adelante con esto o no. Hasta ahora, Mattheo es un chico muy dulce, es un caballero, es muy guapo, es simpático y le gusto. El único en contra es que es un Riddle-tiene la sangre de Voldemort.
Levanté la vista de mi regazo y me encontré con Mattheo. Me miraba con una sonrisa, y sus ojos estaban llenos de adoración, y no pude evitar sonrojarme.—Sí—,le dije.
—¿Sí?—,repitió. Repitió.—¿Tendrás una cita conmigo?—.
—Sí, tendré una citacontigo—.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top