𝘀𝗶𝗲𝘁𝗲, 𝖼𝗎𝗂𝖽𝖺𝖽𝗈
CAPITULO SIETE
CUIDADO
✿
La chica se quedó parada unos segundos antes de entrar.—Hola, Theo.—Dijo:—Levántate para que pueda abrazarte—.
La expresión de sorpresa de Mattheo se transformó en una sonrisa descarada en un instante. Se levantó y caminó hacia ella, rodeándola con los brazos. Ella era más baja que él, por mucho, tenían el mismo pelo castaño rizado, tenía los mismos ojos marrones chocolate, pero era más... no sé diferente.
Pensamientos inundaron mi mente sobre esta chica mientras abrazaba a Mattheo. Sabía que podía estar exagerando y pensando demasiado las cosas. Además, quiero decir que Mattheo y yo acabábamos de conocernos, ni siquiera teníamos una cosa, o como quieras llamarlo.
Rompieron el abrazo, y la chica me miró con una enorme sonrisa en su hermoso rostro.—¿Y quién es éste?—Me señaló.
Empecé a tartamudear y miré a Mattheo. Se rió entre dientes y se acercó a mí; me rodeó los hombros con el brazo.—Este es Ángel—.
Me sonrojé.—Ángel, esta es Violeta, mi hermana mayor—.
Sentí una oleada de alivio cuando terminó la frase. Su hermana.—Encantada de conocerte, me llamo Aurora—.
Violet sonrió.—Pensé que era Ángel—.
Contestó Mattheo.—Ángel le queda mejor—.Me miró con una expresión que me hizo palpitar el corazón.
Violet puso los ojos en blanco y tiró de mí para abrazarme antes de susurrarme al oído.—Cariño... mi hermano nunca ha mirado a nadie como te acaba de mirar a ti—.
Me soltó y empezó a hablar con Mattheo.—Vengo a traerte unas cosas que se te olvidaron en casa—.
Sonrió.—Gracias. ¿Quieres quedarte?—
Ella negó con la cabeza.—¡No, tengo trabajo pero asegúrate de enviarme cartas!—.
Él puso los ojos en blanco juguetonamente pero asintió.—Lo haré—.
Se volvió hacia mí.—Fue un placer conocerte, Aurora, espero volver a verte—.Con eso, salió de la habitación.
Mattheo se volvió hacia mí.—Estabas tan celosa—.
Me burlé.—Oh por favor. No, no lo estaba.—
Sí. Sí, lo estaba.
☆彡
Pasaron un par de horas, y por decir algo, Mattheo y yo habíamos estado hablando sin parar.
Me di cuenta de que definitivamente no se parecía en nada a su padre. Sabía tantos detalles sobre él que empezaba a asustarme un poco. Y por primera vez, le conté mis sentimientos, mis pensamientos y mi pasado. Algo de lo que sólo había hablado con Lily.
Estábamos tumbados en el suelo, mirando el techo en completo silencio, pero no era incómodo ni raro, era cómodo.
—Sabes, no eres como yo pensaba—,dije, rompiendo el silencio.
Se giró para mirarme y sonrió.—¿Qué, pensabas que era un monstruo grande, malo y aterrador?—.
Me reí, pero asentí.—Sí... lo creía—.
Volvió a mirar al techo y suspiró.—No soy mi padre. Nunca lo seré—.
Sonreí para mis adentros y me quedé callada unos segundos.—Ahora lo sé—.
—¿De verdad? ¿Qué te hace decir eso, Ángel?—.
—Porque en realidad... no eres más que un chico normal de 17 años—.
No contestó. Pero se levantó y se dirigió a su mini-bara. Sacó una tableta de chocolate y sonreí de inmediato.
—¿Chocolate?—pregunté, con una sonrisa en los labios.
—Sí, pero es mío—.
Me burlé.—Vas a compartirlo conmigo, te guste o no—.Me levanté del suelo y corrí hacia él, intentando tomar el chocolate, pero se movió justo cuando estaba a punto de alcanzarlo y caí al suelo.
Empecé a estremecerme mientras me sujetaba la pierna. Él corrió hacia mí y se agachó.—¿Estás bien?—preguntó preocupado.
Lo miré y ladeé la cabeza, con una sonrisa en los labios.—Ha sido... demasiado fácil—.
Levanté el chocolate y se quedó boquiabierto.—Me engañaste—.
Me levanté del suelo y actué como si me estuviera quitando el polvo de encima.—Sí, señor Riddle, claro que sí—.
Me sonrió.—Estoy impresionado, no pensé que lo harías—.
Me encogí de hombros.—Supongo que estoy llena de sorpresas y... haría cualquier cosa por chocolate—.
Se rió y se tumbó en la cama, boca arriba, mirando al techo.—Sabes que me recuerdas a alguien..—
Levanté una ceja.—¿A quién?—
Se encogió de hombros.—A mi antigua mejor amiga. Murió hace un año—.
Fruncí el ceño.—Mattheo, lo siento tanto—.
Se encogió de hombros.—Ya lo he superado. Es normal, la gente muere. Es como si... se estuvieran tomando unas largas vacaciones porque pronto moriré y volveré a verlos—.
Sentí que mi corazón se rompía. Oh dios mío.—Mattheo..—
Me sonrió.—Ya basta de eso—.
Suspiré y me tumbé a su lado.—Si mi hermano se entera de que soy amiga tuya, perderá la cabeza—.
Asintió a mis palabras.—Amigos—.
Quiero decir, éramos amigos... ¿no? ¿O éramos menos, más? Eso es ridículo; acabamos de conocernos.
—Sí, amigos... ¿no era eso lo que querías?—.
Se rió y giró la cara para mirarme.—Claro, puedes decir eso—.
Me incorporé.—¿Y eso qué significa?—.
Puso los ojos en blanco.—Pronto lo sabrás, pero quiero hacerte una pregunta—.
Me burlé.—¡No puedes cambiar de tema!—.
—Acabo de hacerlo; me preguntaba si tu hermano va a meter su nombre en el Torneo de los Tres Magos—.
—Oh...—murmuré.—Sí, lo hará—.Miré por la ventana y respiré hondo.
Él se incorporó, y pude sentir sus ojos observándome.—¿Qué pasa?—Preguntó, acercándose a mí.
—No quiero que se una—.
—¿Por qué?—
Me burlé.—Porque podría, no sé... morir—.
Se encogió de hombros.—Dudo que eso ocurra, Ángel, además estaba pensando en añadir mi nombre. Quiero decir, tengo diecisiete años—.
Me giré para mirarle.—¿Tú qué?—
Asintió pero me miró con expresión triste.—Será divertido—.
Entrecerré los ojos hacia él antes de girarme para mirar hacia otro lado. No debería importarme si lo hace o no; Cedric es mi hermano, pero Mattheo, es solo un chico.
—Haz lo que quieras; ¿por qué iba a importarme siquiera?—.
Me miró fijamente unos instantes antes de hablar.—No lo sé, ¿por qué iba a importarte?—.
—No lo sé—.
Se rió.—Okay, Ángel—.
No me importa lo que haga. No puedo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top