CAPITULO NUEVE
¿QUIEN TIENE LA CULPA?

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Al final acabé creyéndole a Mattheo. Tenía una expresión en la cara que me decía que estaba diciendo la verdad, no podía soportar verlo tan... tan asustado y triste. Nunca habría pensado que vería eso de él y, para ser sincera, me asustaba. Porque eso significaba que algo serio estaba pasando, y no se trataba sólo del Torneo de los Tres Magos.

Entonces, me dirigía a mi dormitorio para contárselo todo a Lily. Y me refería a todo. Sobre cómo Mattheo y yo nos conocimos y cómo éramos amigos, y le iba a contar sobre Mattheo y el torneo de los tres magos.

Entré y vi a Lily pintándose las uñas.—Hola, Lily—,le dije.

Ella levantó la vista y sonrió.—Hola, ¿dónde estabas?—.

—En la torre de astronomía... con Mattheo—,dije. Una sonrisa de satisfacción se formó en sus labios mientras cerraba su esmalte de uñas.

—¡Lo sabía! Te lo dije, pero nunca me hiciste caso, ¿verdad?—.

Suspiré.—Lo hice y en la fiesta acepté conocerlo, y ahora éramos algo así como amigos—.

Ella levantó una ceja.—¿Sólo amigos?—

—Acabamos de conocernos—.

—Uhm, amor a primera vista, duh—.

Puse los ojos en blanco.—Pero tenía que hablar contigo, sobre algo importante-era lo que estaba hablando con Mattheo hace un momento—.

Ella asintió y se sentó.—Te escucho—.

—Mattheo no puso su nombre en el Cáliz de Fuego—.

Ella se rió.—Eso es mentira, si no ¿cómo lo eligieron?—.

Me encogí de hombros.—Yo le creí—.

Sus ojos se abrieron de par en par.—¡¿Le creíste?!—

—Sí, quiero decir que, tenía esa... mirada en su cara y era... no lo sé. Sabía que estaba diciendo la verdad—.

—Bueno, ¿cómo sabíamos siquiera que era algo malo, y si solo fue alguien haciéndole una broma...?—.Lily tendía a ver lo positivo de las situaciones y trataba de hacer que cualquier cosa mala pareciera estar bien. No era sano.

—Fue malo. Lillian, Mattheo estaba asustado. Estaba asustado y eso también da miedo. No se asusta fácilmente, así que obviamente algo malo está pasando, sólo que no sabemos qué—.

Lily suspiró.—¿Entonces quién tiene la culpa?—

Me encogí de hombros y me quedé pensando unos minutos, tratando de pensar en alguien que tal vez pudiera haberlo hecho. Al final, me rendí.—No tengo ni puta idea—.

—Bueno...—Lily empezó.—Tiene que ser alguien mayor de diecisiete, ¿no? Y obviamente tiene que asistir a Hogwarts—.

Asentí.—Quiero decir que, sí, solo que no pensé que tendría que asistir. Quiero decir que sería bastante difícil entrar aquí sin que alguien lo supiera, pero ¿de verdad crees que un estudiante o un profesor lo haría?—.

—Tal vez, ¿no dijiste antes que Dumbledore nunca dejaría que un Riddle asistiera a Hogwarts? Y si esta era su forma de deshacerse del único Riddle que queda—.

Puse los ojos en blanco.—Lily, eso es ridículo, además él no es el último. Tiene una hermana mayor llamada Violet; la conocí—.

Los ojos de Lily se abrieron de par en par y sonrió.—Así que... ahora vas a conocer a su familia, ¿eh?—.

—¡No es así! Te lo juro. Ella entró en su dormitorio mientras yo estaba ahí, vino a dejar unas cosas que Mattheo dejó en casa.—

Lily asintió con la cabeza.—Bien, de acuerdo, te creo... hasta cierto punto. Estas totalmente enamorada de él—.

Negué con la cabeza, pero sentí que se me encendían las mejillas.—No. No lo estoy—.

—Bien... sigue diciéndote eso—.

Suspiré y cambié de tema.—Tal vez deberíamos ir a la cama, descansar ¿sabes?—

Ella asintió.—Sí, es una buena idea—.

☆彡

        Era la mañana siguiente, ya estaba preparada y me encontraba frente al dormitorio de Mattheo, a punto de llamar a la puerta. Todavía no se me había ocurrido quien pudo haber hecho eso, así que esperaba que Mattheo lo hubiera hecho.

Finalmente llamé, y después de un par de minutos, la puerta se abrió. Vi a Mattheo y me entraron ganas de gritar en la almohada. Se notaba que acababa de salir de la cama por su pelo desordenado, llevaba pantalones de chándal y no llevaba camiseta.—Buenos días, Angel—,dijo, con la voz áspera por haberse despertado.

—Buenos días. Lo siento, ¿te desperte?—

Me sonrió y se encogió de hombros.—No pasa nada, no importa—.

—¿Seguro?—

Asintió con la cabeza.—Sí, sí, entra.—

Le sonreí suavemente y entré; cerró la puerta tras de mí y se acercó para sentarse en su cama.—Bien, he estado intentando pensar en quién puede tener la culpa de esta situación y no se me ocurre nadie—.

Me observó mientras hablaba con unos ojos que no sabía cómo explicar y, una vez terminé, se cruzó de brazos.—Sabes... realmente no tienes que ayudarme, es mi problema—.

me burlé.—Uhm no. ¿Estás loco? Esto es aún más peligroso y loco que antes. Esto ya no es un torneo cualquiera. Alguien quiere que participes por una razón.—

Me sonrió.—¿Te importa?

—No me importa, sólo...—

Se rió.—Te importa.—

Puse los ojos en blanco.—Eres mi amigo, ¿no? Los amigos se preocupan el uno por el otro—.

Su sonrisa se desvaneció lentamente.—Claro.—

¿Dije algo malo?—¿Estás bien? ¿Dije algo...?—

—No, no, no, sólo estoy estresado—,insistió.

Asentí con la cabeza.—De acuerdo... ¿entonces no tienes ni idea de quién pudo haber sido?—

Se encogió de hombros.—Tengo algunos, pero son bastante irreales—.

—¿Quiénes?—

Respiró hondo.—Mi padre, Dumbledore, Harry Potter y... tu hermano—.

Arrugué las cejas.—¿Qué?—

Se levantó y se acercó a mí.—Escucha, realmente no quería pensar en eso. No quería creer que tu hermano pudiera ser sospechoso, pero... tiene sentido.—

Me burlé.—¿Cómo?—

—Porque me dijiste que tu madre fue... asesinada por un mortífago... uno de los seguidores de mi padre. Tiene todo el derecho—.

—Pero también es uno de los participante. Y sigue diciendo que no hay posibilidad de que pase algo malo—.

—De acuerdo, entonces. Todavía tenemos más sospechosos.—

—¿Qué, como tu padre muerto?—

—¿Quién dijo que esta muerto?—