𝗱𝗶𝗲𝗰𝗶𝘀𝗲𝗶𝘀, 𝗇𝖺𝖽𝗂𝖾 𝗍𝗂𝖾𝗇𝖾 𝗉𝗈𝗋 𝗊𝗎𝖾́ 𝗌𝖺𝖻𝖾𝗋𝗅𝗈
CAPITULO DIECISÉIS
NADIE TIENE POR QUÉ SABERLO
✿
Llegamos a lo alto de la Torre de Astronomía y me entraron ganas de llorar. Oh Dios mío. Era precioso.
Como era de noche, había velas por todas partes excepto en el centro, que estaba cubierto de suaves mantas con platos de comida y aperitivos, y un proyector instalado.
Me sentí especial sabiendo que él había hecho esto por mí. Quería hacerlo. Me encontré con los ojos de Mattheo, que tenía una sonrisa pícara en los labios mientras estaba acostado sobre las mantas.—¿Tú hiciste esto?—pregunté, conmocionada.
Asintió y se encogió de hombros. Sentí que se me encendían las mejillas y miré a Draco y Theodore, que asentían con la cabeza a Mattheo antes de marcharse escaleras abajo.
—Ven siéntate, no seas tímida—,rió suavemente, y yo sonreí. Me dirigí hacia el hermoso montaje y me senté a su lado.
—No puedo creer que hayas hecho todo esto...—.
—No es nada, en realidad—,dijo, encogiéndose de hombros de nuevo.—Quería que fuera perfecto, pero la verdad es que no se me ocurría nada, así que es bastante sencillo y algo de última hora—.
Mis ojos se abrieron de par en par.—¿Esto es sencillo?—Volví a mirar a mi alrededor, asimilándolo todo.
Él se rió.—¿Supongo que te gusta?—.
Le sonreí.—Me encanta.
Se acercó más a mí y su mirada se suavizó ligeramente.—Me alegro—.
Mis mejillas se sonrojaron y me reí.—Entonces... ¿qué vamos a ver?—.
—Una película muggle que encontré. Pensé que te gustaría—,contestó.
Pensé que podría morir. Este hombre era perfecto.
—¿En serio?—
Asintió con la cabeza antes de sacar una cesta de fresas y dármelas.—Tus favoritas—,susurró, besándome la mejilla.
Agarré la cesta con alegría y la abrí, sacando una fresa y mordiéndola.—Está buena, ¿eh?—.
Asentí y me recosté, poniéndome cómoda mientras tomaba una manta que estaba tirada cerca y la colocaba sobre mi regazo. Mattheo se acercó y encendió el proyector antes de caminar de nuevo hacia mí y tumbarse a mi lado. Me miró mientras empezaba la película y yo no pude apartar la mirada.
—¿Por qué me miras así?—pregunté, con la voz un poco alta por el nerviosismo.
Se rió entre dientes.—¿Por qué estás nerviosa?—.
Sacudí la cabeza.—No estoy nerviosa—.Finalmente aparté la mirada y me quedé mirando la pantalla. Aunque no estaba frente a él, podía sentir sus ojos clavados en mí, como cuchillos. Le oí tararear en respuesta, pero no dijo nada más.
—¿Sabes?—,empezó, pero se detuvo, sin terminar de pensar.
Ahora sentía curiosidad.—¿Qué?—pregunté, sin apartar los ojos de la pantalla.
Guardó silencio unos instantes.—Nunca pensé que aceptarías esto...—.
—Yo tampoco, pero has demostrado tu valor—.
Sacudió la cabeza antes de susurrar, lo bastante alto para que yo lo oyera:—No, no lo hice—.
No sabía si quería responder a eso. No sabía cómo hacerlo. Pero al final respiré hondo y le miré.—Sí, lo hiciste—.
Desvió la mirada por primera vez, y quise saber qué estaba pensando, qué pasaba por su cabeza.—Di lo que estás pensando—,susurré.
Respiró hondo.—Te dije que mataste a tu madre, existe la posibilidad de que mi padre siga vivo y haya enviado a alguien a matar a tu madre, te hice llorar, yo sólo...—,hizo una pausa y exhaló un suspiro.—No me merezco esto—.
—Nada de eso fue culpa tuya, nada de eso. Deja de castigarte por nada—.
No dijo nada, y empecé a sentirme triste.—Mattheo, te prometo que no estoy enfadada contigo por nada—,le tranquilicé.
Dejó escapar un suspiro y volvió su atención hacia mí.—No puedo creerlo—.Parecía apagado, casi distante. ¿No se suponía que esta cita iba a ser especial? Pero ahí estaba, dubitativo.
—¿Por qué?—Pregunté, levantando una ceja.—¿Por qué no me crees?—.
Suspiró suavemente y miró hacia el techo. No contestó durante unos instantes, pero mientras lo observaba, podía sentir sus emociones irradiando de él. Eso no era normal en él.—No lo entiendes, ¿verdad?—,dijo finalmente, pero no respondió a mi pregunta.
—Eso no es lo que he preguntado—,dije, sentándome y parando el proyector.
Él también se incorporó y me miró fijamente. Sus ojos parecían tristes, pero no tenían lágrimas. Incluso parecía confuso. No podía descifrar exactamente lo que sentía o lo que quería decir.
—Bueno—,le dije,—¿por qué no me crees?—.
Se aclaró la garganta, pero sus ojos se apartaron de los míos. Ya no me miraba a los ojos. Era como si me tuviera miedo, como si hubiera cambiado de opinión.—En mi mundo no se puede creer a nadie—,dijo casi en un susurro.
Me burlé, no era mi intención, pero eso era una estupidez.—Oh, por favor, ¿por qué me invitaste a esta cita entonces, Riddle? ¿Es porque estabas aburrido? ¿Hiciste una apuesta con tus amigos? ¿Intentabas averiguar cuánto tardaría en elegir a un chico antes que a mi familia?—
Sus ojos volvieron a encontrarse con los míos, pero esta vez se volvieron un poco brillantes. En lugar de tristeza, estaban llenos de ira.—¿Es eso lo que piensas? ¿Es eso lo que crees que quería? Te quiero a ti. A todos ustedes. Pero yo...—,se interrumpió mientras volvía a apartar la mirada de mí.
No le contesté. No sabía cómo hacerlo. Me quedé mirándolo, intentando decidir si realmente quería esto o no. ¿Quería traicionar a mi hermano? ¿Quería devolverle a mi padre todo el dolor de la muerte de mi madre? ¿Quería hacerles daño?
—Lo siento—,dijo,—Tengo miedo, ¿bien? Tú me conoces, me conoces mejor que nadie. Y eso da miedo—.
Tragué saliva, con la respiración entrecortada.—¿Qué?—
—Nunca... bueno, nunca...—,dejó de intentar hablar y sacudió la cabeza.—Te he contado cosas que nadie más sabe de mí, cosas que ni siquiera mi hermana sabe. Y es porque mi instinto me dice que está bien. Mi corazón te quiere. No sé por qué—,continuó.
Volvió a mirarme a los ojos.—Así que lo siento—.
—Entonces, ¿qué significa esto?—pregunté, con la voz más chillona de lo normal. Sentía la boca tan seca, como si hubiera tragado arena.
—Significa que no te pedí esta cita porque estuviera aburrido o por una apuesta. Te lo pedí porque no quiero que seamos sólo amigos—.
Aparté la mirada de él mientras sentía que un rubor se apoderaba de mis mejillas.—Acabamos de conocernos... y mi p-papá, él...—.
Me cortó.—Nadie tiene por qué saberlo. Y prácticamente lo sabemos todo el uno del otro. ¿A quién le importa si acabamos de conocernos?—
—Pero...—
Me puso un dedo en los labios y me sonrió.—Será nuestro secreto—.Retiró lentamente el dedo de mis labios y lo colocó sobre mi barbilla, levantándola ligeramente.
—Nadie tiene por qué saberlo—,repitió.—Nadie—.
Mi respiración se volvió agitada y mi rubor se hizo más visible; podía sentirlo.—Nadie puede saberlo, ni Theodore, ni Draco. Nadie.—
Sonrió.—Entonces, ¿eso es un sí?—
—¿A qué exactamente?—
Puso los ojos en blanco juguetonamente.—¿En serio me vas a hacer preguntar?—
Una suave sonrisa apareció en mis labios.—Bueno, tengo que saber a qué decir que sí, ¿no?—.
Suspiró pero sonrió.—Ángel, ¿puedo tener el honor de ser tu novio?—.
Me sonrojé pero asentí.—Sí.—
el aplauso señores 🗣️🗣️
UN PLAUSO PARA ESTA PAREJA Q ESTÁ ENAMORADA!!!!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top