CAPITULO CUATRO
la tierra mata

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EN SU ESTADO DE INCONSCIENCIA, RUBY ENCONTRÓ UNA PAZ QUE NO VOLVERÍA A ENCONTRAR EN MUCHOS AÑOS.

Cuando por fin volvió en sí, lo primero que vio fue un recipiente. Entrecerró los ojos, confundida. Sus cejas se fruncieron. Soltó un gemido que hizo saltar a las dos personas que estaban a su lado.

—¡Ruby!—Alguien jadeó. Era River.—Oye, ¿estás bien? ¿Te duele mucho?—

La madre de River era doctora. Trabajaba junto a Abby Griffin y Eric Jackson. Por eso River sabe tanto de medicina.

Ruby se apoyó sobre sus codos. Miró entre River y Ryland.—¿Van a decirme qué diablos pasó?—

—Bueno, en primer lugar, Clarke dijo que necesitas descansar. Deja que tu cuerpo se cure—,le dijo Ryland. La empujó para que se acostara boca arriba.—Y segundo, te atacó una pantera. Wells te salvó la vida—.

—¿Una pantera?—Ruby lo miró.

Entonces recordó.

Ella y los otros habían ido a buscar a Jasper Jordan al bosque. La habían puesto con Murphy, el chico siempre molesto y misterioso. Encontraron a Jasper vivo, gracias a Dios. Pero su herida era horrible, y estaba atado a un árbol. Finn y Murphy lo habían bajado, pero mientras lo hacían, los otros que estaban en el suelo fueron atacados por una pantera. Ruby fue la única atacada físicamente por la bestia. Recordó a Bellamy entrando en pánico por ella.

—Jasper—.Los ojos de Ruby se abrieron de par en par. Empezó a entrar en pánico.—¿Está bien? ¿Está vivo?—

River y Ryland compartieron una mirada, ambos asustados por su amigo al que conocían desde que sólo tenían diez años.—Está vivo... pero, Clarke dice...—.

River terminó la frase de Ryland con un chasquido.—Clarke dice que podría no sobrevivir—.

El horror se instaló en la boca de su estómago. Jasper no podía morir. No podía. Era demasiado amable, demasiado divertido. Ella no iba a permitir eso.

—¿Dónde está?—preguntó Ruby.

—Arriba—,le respondió River.

Ruby empezó a incorporarse. Esta vez, cuando Ryland intentó empujarla hacia atrás, ella le apartó la mano.—No.—Murmuró.—Quiero ver a Jasper—.

River y Ryland no hicieron nada para detenerla mientras se ponía en pie. Dejó escapar una mueca de dolor cuando las punzadas recorrieron su cuerpo. Lanzó una mirada fulminante a la escalera.—Bien,—ella puso sus manos en la escalera.—Vamos a hacer esto—.

—Oye—,dijo una nueva voz repentina. Ruby supo de inmediato quién era. Bajó la cabeza, gimiendo de irritación.

Se giró para mirarle.—¿Qué quieres, Blake?—

Estaba en la entrada de la nave con una mano en la cadera y en la otra un trozo de carne en un palo. Sus cejas se alzaron al verlo. Parecía una madre regañando a su hijo.

—Toma—,avanzó, deteniéndose justo delante de ella. Los mejores amigos de Ruby observaron con cautela.—Deberías comer—.Incluso sonaba como una madre.—Los otros se quitaron los brazaletes, pero tú no tienes por qué hacerlo—.

Al oír sus palabras, los ojos marrones de Ruby se dirigieron a su muñeca, donde ya no tenía la pulsera. Sus ojos se clavaron en Bellamy, llenos de rabia.—¿Qué mierda?—Casi gritó.

Los ojos de Bellamy se abrieron de par en par. Se defendió rápidamente.—¡No fue idea mía!—

—¿Entonces de quién fue?—Se apartó de la escalera, mirando a Bellamy directamente a los ojos.

—¡De Murphy!—Le dijo.

Algo en ella vaciló. Murphy fue quien le quitó el brazalete. Tenía tantas preguntas para el chico mayor. Muchas, muchas. Pero ahora no era el momento de salir y clavarle una lámpara en la cara a John Murphy como hacían en las películas antiguas. No, ahora era el momento de golpear absolutamente a Bellamy Blake.

—Mi padre.—Ruby susurró, la ira y la tristeza mezcladas en sus palabras. Bellamy sintió una punzada de compasión cuando los ojos de la chica se llenaron de lágrimas.—Va a pensar que estoy muerta.—

Se llevó la mano a la cara y se secó los ojos con la muñeca. Bajó la mano y aspiró profundamente. Se acercó a Bellamy hasta que quedaron a escasos centímetros. Bellamy la miró mientras ladeaba la cabeza y el pelo le caía sobre los hombros.

Antes de que nadie pudiera reaccionar, la cabeza de Bellamy se movió hacia un lado. Ruby dio un paso atrás, aún enfadada pero satisfecha de sí misma.

Bellamy sonrió satisfecho. Esto hizo que los ojos de Ruby se entrecerraran. Apretó ligeramente con los dedos el lugar donde Ruby lo había golpeado. Le dolía, pero a Bellamy le hacía más gracia que daño. Entonces se rió. Bellamy se rió en la cara de Ruby. Sólo hicieron falta siete palabras más para que Ruby volviera a enfurecerse:—Escuché que tenías un puño infernal—.

Ella le lanzó otro puñetazo, pero Bellamy se apartó esta vez. Le rodeó el cuello con el brazo, sujetándola firmemente contra su pecho. Ella forcejeó contra él. Los ojos de Bellamy se clavaron en River y Ryland, que no hicieron nada por ayudar porque sabían por qué Bellamy la sujetaba con tanta fuerza.

—Deja de luchar—.Bellamy le gruñó al oído.—O te desangrarás—.

Bellamy la soltó de un empujón. Tropezó con los brazos de River y Ryland. Ellos la atraparon rápidamente. Miró su camisa y vio que se desangraba aún más.

Sus ojos volvieron a Bellamy. Él se encogió de hombros.—Deberías comer algo. Tu lucha fue un poco lenta—.

─────────

La injusticia forma parte de la vida.

Era injusto que algunas personas nacieran con una buena vida. Era injusto que algunas personas nacieran naturalmente bellas. Era injusto que la vida fuera una competición.

Pero para Marcus Kane, era injusto que su ahijada estuviera muerta.

Ruby estaba muerta, y era culpa suya.

Por supuesto, sabía que los delincuentes se quitaban los brazaletes en el suelo. Pero conocía a Ruby. Ella no haría eso. No mientras su padre aún viviera y respirara en el Arca. Ella nunca arriesgaría su vida por su propio egoísmo. Por no mencionar, que el único acto de egoísmo en el que actuó fue el intento de asesinato de Marcus.

Ella nunca fue egoísta antes o después de eso.

Bueno, Marcus no sabía lo de después de su casi asesinato porque ese fue el último día que vio a Ruby antes del día en que los enviaron al suelo.

Pero ahora, en tiempo real, los signos vitales de Ruby ya no se transmitían al Arca. Su pantalla estaba roja con las palabras 'TRANSMISIÓN TERMINADA' riéndose en la cara de Marcus.

Había estado tan bien hasta su muerte. Dos horas antes de su muerte, sus signos vitales habían empezado a aumentar, subiendo más y más hasta un punto en el que Abby empezó a entrar en pánico. Luego bajaron un poco. Entonces se perdió la transmisión.

La chica que él ayudó a salvar estaba muerta, y era su culpa.

Su culpa.

Las lágrimas nublaron sus ojos oscuros. Parecía que no podía detenerlas. No le importaba que todos los ojos de la sala estuvieran puestos en él mientras lloraba a su ahijada.

Cerró los ojos mientras visualizaba todo lo que podría haberle pasado a Ruby.

Su culpa.

¿Cómo iba a decirle a Rowan que su hija había muerto? ¿Cómo iba a enfrentarse al que había sido su mejor amigo? El hombre de la mujer que había matado. El hombre de la chica que había enviado a la muerte.

Su culpa.

Ese día, Marcus Kane se prometió a sí mismo que todo lo que hiciera sería para honrar a Ruby Rowan Carson.

─────────

De vuelta en tierra, Bellamy había arrastrado a Ruby a su grupo de caza. Ella se había quejado y murmurado que tenía que quedarse en la nave, pero Bellamy no la escuchó. Con sus amplios conocimientos de la Tierra y su capacidad para crear armas, era la persona que querían que cazara con ellos.

Y no sólo eso, era una de las personas más valiosas de los cien.

El grupo rodeó a un jabalí. El pobre animal no tenía ni idea de lo que estaba a punto de ocurrir. Bellamy susurró a los demás:—Es mío—.

El repentino chasquido de una rama hizo que Bellamy se diera la vuelta. Lanzó su hacha en esa dirección, dispuesto a matar a quienquiera que estuviera detrás de él. En lugar de un Terrestre junto al árbol, era una niña. Obviamente era del Arca. Llevaba el terror escrito en la cara mientras miraba fijamente al hombre.

Los otros chicos persiguieron al jabalí que se escabulló en medio del caos. Sólo quedaban Bellamy, Ruby y Atom.

Los tres se acercaron a ella mientras Bellamy preguntaba:—¿Quién eres tú?—.

—Charlotte—,respondió ella. Sus ojos miraron a los tres.

—¿Por qué no vuelves a la nave, niña?—.le preguntó Ruby, con las cejas fruncidas por la confusión y la preocupación.—Esto es peligroso—.

Siguió mirando entre los tres. Al pronunciar sus siguientes palabras, sus ojos miraron a Ruby.—Es que, con el chico que está muriendo, ya no... ya no quiero volver—.

—Hay Terrestres aquí. Es demasiado peligroso para una niña—,le dijo Atom. Ruby hizo una mueca ante sus palabras.

Peligroso para una niña.

No sólo era peligroso para ella. Era peligroso para todos ellos. Jasper lo había demostrado.

—No soy niña—.Charlotte se agitó.

Esto hizo que Bellamy sonriera satisfecho. Una idea cruzó su mente.—Está bien. No puedes cazar sin un arma—.Sacó el cuchillo que Ruby había creado. Observó horrorizada cómo Bellamy le entregaba el cuchillo a la niña.—¿Mataste algo alguna vez?—Charlotte negó con la cabeza.—¿Quién sabe? Tal vez seas buena—.

Empezaron a caminar. Charlotte iba delante. Ruby se quedó atrás para caminar junto a Bellamy.—¿Seguro que fue buena idea? Digo, ¿darle un arma a una niña de trece años o menos?—.

—Un arma que tú hiciste—,sus ojos se posaron en el rostro de ella.

Ruby lo fulminó con la mirada antes de burlarse de su comentario. Volvió a mirar hacia el bosque.—Yo hice la mayoría de estas armas, imbécil—.

—Lo sé. Quizá podrías enseñarme cómo... ¿Qué demonios es eso?—.Los ojos de Bellamy se entrecerraron en una dirección.

El corazón de Ruby latió un poco más rápido ante sus palabras y su repentino cambio de tono. Se acercó a él para ver qué miraba entre los árboles.—¿Qué demonios es qué?—

Pero obtuvo su respuesta. Una niebla amarilla se extendió rápidamente por el suelo del bosque. Sus cejas se fruncieron. No recordaba haber leído algo así en ningún libro sobre la Tierra.

Ruby se alejó de Bellamy.—¿Ruby? ¿Qué haces?—Entró en pánico, sus ojos se movían entre Ruby y la niebla.

Todos se habían reunido de nuevo con Bellamy. Todos miraban a Ruby con preocupación.

Estiró la mano hacia la niebla. Entonces, un cuerno empezó a sonar a lo lejos. Jadeó y giró la cabeza en esa dirección. En su estado de distracción, un dolor le subió por el brazo. Gritó. Se giró y vio la niebla amarilla justo delante de ella.

—¡Corran!—Gritó.

Los demás no dudaron en escucharla.

Bellamy agarró el brazo de Ruby, guiándola hacia la cueva.—¡Hay cuevas por acá!—Gritó. Cuando se dio cuenta de que Charlotte no los seguía, también la agarró del brazo.

Cuando por fin llegaron a la cueva, Charlotte fue la primera en entrar. Bellamy y Ruby la siguieron. Ruby se llevó la mano recién herida al pecho.

—¡Ruby!—Alguien gritó fuera.—¡Bellamy!—

La realidad golpeó a Ruby en el pecho. Atom. No estaba en la cueva. No estaba con ellos. Estaba atrapado afuera en la niebla que quemaba su piel.

—¡Es Atom!—Ruby entró en pánico. Corrió hacia la salida de la cueva, pero antes de que pudiera ir a algún lado, unos brazos la rodearon por la cintura.—¡No!—Gritó.—¡Bellamy, déjame ir! ¡Tenemos que ayudar a Atom! ¡Tengo que ayudarlo!—

—No puedo hacer eso, Ruby—,gruñó Bellamy mientras ella le arañaba los brazos y pateaba las piernas en un intento de liberarse.

Él la soltó, empujándola lejos de la salida de la cueva. Ella lo miró fijamente con lágrimas en sus ojos marrones.—¿Qué te pasa?—Gritó.—¿Eh?—

—¡Es niebla ácida!—Gritó él. Charlotte miró a los dos con ojos muy abiertos y asustados.—¡Está prácticamente muerto, Ruby, y lo sabes! Si sales ahí fuera, ¡tú también lo estarás!—.

—¡Podría haberlo ayudado!—Ella lo empujó por el pecho.—¡Podría haberlo salvado!—

—No—,negó con la cabeza.—No lo hubieras hecho—.

Se burló, parpadeando en un intento de librarse de las lágrimas. Pero en lugar de eso, las lágrimas rodaron por su rostro. El dolor se reflejaba en sus ojos.—Así que eso es todo, ¿eh? ¿Una vida no vale la pena?—

—No.—Le dijo, con el ceño fruncido.

—¿Por qué?—Preguntó ella desesperada.—¡Dime por qué!—

La culpa carcomía su corazón. Podría haber salvado a Atom. No merecía morir, no así. Pudo haberlo salvado. Si hubiera luchado contra Bellamy más duro, podría haber salvado a Atom. Y por eso, nunca se lo perdonaría.

Por fin, Bellamy le respondió con tres simples palabras.—Porque te necesitamos—.