1.16
CAPITULO DIECISÉIS
NOCHE DE PELÍCULAS
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AL CAER LA NOCHE, LAS chicas decidieron organizar una pequeña noche de películas en la sala de estar de la finca. Sin embargo, a los pocos minutos de haber terminado su segunda película, Peli y Pablots se colaron en su reunión.
La Parce y Alexa estaban sentadas en un sofá, mientras Cassandra ocupaba el otro. Pablots se acomodó al lado de Alexandra, lo que obligó a Valeria a moverse al sofá individual que estaba junto a ellos. Por su parte, Peli se sentó junto a Cassandra.
—¿Y Román?—preguntó Valeria, mirando entre sus amigos.
—Se quedó dormido.—le respondió Pablots, mientras observaba cómo Alexa pasaba de una película a otra, tratando de decidirse.
—¿Qué quieren ver?—preguntó Lexa, visiblemente frustrada por no encontrar algo que les llamara la atención.
Finalmente, se decidieron por una película llamada Susurros Mortales. Cassandra se removió incómoda en su lugar, ya que no era muy fanática de las películas de terror.
En realidad, no le gustaban para nada.
Y Peli lo sabía. Por eso, no tardó en soltar un comentario que era una mezcla de broma y algo más serio.
—Si quiere, yo te puedo abrazar, Cassey.—dijo mientras se inclinaba ligeramente, lo suficiente como para que su cara quedara cerca de las piernas de Cassandra, que las tenía pegadas al muslo del colombiano, ligeramente dobladas.
—Ja, ja. Muy gracioso.—respondió Cassandra, empujándolo suavemente por la cara mientras lo miraba con fingida molestia.
Aunque, en el fondo, no le parecía una oferta tan desagradable. Pero debía seguir actuando.
Espera, ¿actuando?
¿Acaso ya no estaba dejando de actuar como si lo odiara?
La verdad era que sentía algo por él. Y debía comenzar a hacer lo que Alexandra le había aconsejado: enfrentar sus sentimientos.
Pero, ¿cómo podía decirle lo que sentía?
Sus pensamientos fueron interrumpidos por un efecto de sonido de la película que hizo que varios se sobresaltaran, incluyendo a Cassandra.
De repente, sintió que alguien tomaba sus piernas y las estiraba para acomodarlas sobre otro par de piernas.
Sin girarse siquiera a mirar la reacción de la castaña, Pelicanger mantuvo la mirada fija en la pantalla. Bajo la manta, comenzó a darle pequeñas caricias a las piernas de Cassandra, como si no hubiera hecho absolutamente nada fuera de lo común.
Después, terminaron viendo 'La Princesa y el Sapo' para que Cassandra pudiera recuperarse de todos los sustos que se llevó con la película anterior.
A mitad de la película, Valeria decidió irse a dormir a su habitación, Pablots se quedó dormido cinco minutos después, y poco después también Alexa. Finalmente, Peli y Cassandra fueron los últimos en quedarse despiertos.
Estaban en la escena en la que el príncipe estaba a punto de confesarle sus sentimientos a Tiana, pero se acobardó en el último segundo.
Era exactamente lo que Pelicanger temía que le pasaría a él si lo intentaba. Que se acobardaría y perdería la oportunidad de decírselo.
Era como la película: los sentimientos eran mutuos, pero ninguno de los dos lo sabía todavía.
Mientras veía a Cassandra con los ojos iluminados y completamente concentrada en la película, Peli no pudo evitar pensar en lo adorable que se veía.
—Oh, mira eso...—murmuró Cassandra, conmovida mientras veía la pantalla.
Era la parte en la que Tiana se daba cuenta de que en realidad quería confesarle sus sentimientos al príncipe. Pero su corazón se rompía al verlo (al falso príncipe) besándose con Charlotte.
No era relevante para la vida de Cassandra, pero aun así le arrancó un par de lágrimas.
Estúpidas hormonas.
—¿En serio vas a llorar por eso?—se burló Peli, claramente en tono de broma.
Oh, y un pequeño detalle: ninguno de los dos se había dado cuenta del momento exacto en el que Cassandra terminó acostada sobre el pecho de Peli, mientras él la abrazaba.
—Oh, déjame en paz. Solo quiero lo que ellos tienen.
—Yo te lo daré...—murmuró Pelicanger.
—¿Qué?
—Nada.
El silencio se apoderó de ambos mientras veían el resto de la película. Cuando comenzaron los créditos, Cassandra soltó un largo suspiro de cansancio.
—Estoy demasiado cansada para levantarme.
—¿Quieres que te proteja de los fantasmas, Cassey?—bromeó Peli, sabiendo que era una excusa.
—Oh, cállate. No estuvo tan mal.
—Entonces, ve a tu habitación. A dormir sola.
—Ahg, bien... Me dio un poco de miedo.
—Claro que sí.—respondió Pelicanger con una pequeña risa antes de envolverla con sus brazos.—Yo te protegeré, Cassey. Buenas noches.
—Buenas noches, Peli.
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