Único

Había regresado a Seúl a mediados de Septiembre, esperando que la diversidad climática le favoreciera los días entregándole calor en el Instituto, no obstante al llegar comprendió que no sería así, ya que se encontraban en pleno otoño-invierno, con días grises y vientos intensos que desnudaban los árboles.

Caminó por los alrededores del Instituto, esperando no encontrarse con nadie. El paisaje permanecía adormecido, como si se tratara de un vago recuerdo que se detenía en cámara lenta. Suspiró, el frío comenzaba a impregnarse en su piel, por lo que debía apresurarse en entrar al edificio.

Al caminar por el corredor y antes de llegar a su respectivo salón de clases, escucho claramente su nombre y el dueño de voz lo rodeo por los hombros fuertemente. No tuvo necesidad de voltear a ver el rostro para saber de quién se trataba, conocía a la perfección ese tono muy familiar.

-Taehyung, me estás asfixiando.-se quejo deshaciéndose del gesto.

-Lo siento, Chimchim, me emocioné al verte.-sonrió burlón mientras se rascaba la nuca incomodo.-creí que volverías antes de que empezara el primer semestre, sobre todo ahora, que estamos en ultimo año.

-No tenia interés en hacerlo por ahora.-le resto importancia dejando caer sus hombros desganado.

-Eres tan lento.-bufo rodando sus oscuros ojos.-, por esa misma razón, vas a perder muchas oportunidades.

-¿A qué te refieres?

-Hablo de Rosita, por supuesto.- susurró notando su expresión indiferente.

-¿Qué hay con ella? .-dijo al desviar su mirada.

-Deberías haberle dicho lo que sentías.

-Ja, qué cosa.-se jacto alzando una tupida ceja confundiendo al castaño.-, yo no siento nada por ella.

Jimin le dio la espalda y volvió a caminar a su destino, mientras que el castaño lo observaba determinante al mismo tiempo que negaba.

Dios, ¿cuándo iba a admitir sus verdaderos sentimientos? Lo conocía desde el jardín de infantes, por eso eran los mejores amigos y hasta podía llegar a presumir que para él, Park Jimin, era un libro abierto y muy fácil de leer.

Todos sus amigos y cercanos sabían que amaba con locura a Roseanne, él personalmente pensó que solo seria un simple capricho de un chico con las hormonas alborotadas; y al conocer la personalidad coqueta de su amigo seria de esa forma, pero se equivocó al percatarse como miraba de manera tierna a la joven de dorados rizos cada vez que ésta se encontraba distraída.

Cuando un día Jimin se marcho a Busan durante el otoño pasado, creyó ingenuamente que nunca más regresaría, pero una llamada inesperada durante la clase de ingles, supo que él volvería a la ciudad, llamando la atención de todos los estudiantes, especialmente de cierta joven que sonrió ante tal noticia.

Sin quitarle la mirada al pelinegro, sonrió maquiavélicamente al pensar en su siguiente gran espectáculo, el cual tenia como papel principal al dúo Park.

Para cuando Jimin cruzó el umbral del salón, sus compañeros se acercaron a él a saludarlo y algunas féminas -las cuales suspiraban por él- también lo hicieron, él ignoró por completo sus gritos y alabanzas caminando directamente hacia su puesto, causaban tanto alboroto por su regreso y él solo quería terminar el semestre para dar el examen de ingreso a la universidad.

Por alguna razón, su vista se dirigió al pupitre vacío de la chica nombrada anteriormente. Frunció el seño al no saber el por qué pensó en ella, simplemente dejo caer su cabeza contra la mesa y durmió mientras tanto esperaba a que iniciara la clase.

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Las clases comenzaron unos minutos más tarde, esperaba encontrarse con más gente ruidosa a su alrededor por su llegada, pero para su sorpresa no hubo ese tipo de espectáculos, porque cuando Lalisa llegó se sentó sin decir una palabra, parecía ocupada en su móvil. Y de la pequeña rubia no había rastro alguno.

No sabía si era producto del paisaje adormecido que había o por el frío que entraba por la ventana, pero las clases eran más aburridas que de costumbre.

Apoyó su cabeza en su mano para mirar por el vidrio que permanecía empañado, lo que impedía que viera al exterior, así que lo limpió con la manga sigilosamente. Se encontraban en clases de matemáticas, por ello no tenía la necesidad de prestar atención al profesor, ya que de por sí, se le daban bien y siempre estaba por encima del promedio.

-Tengo sueño.-murmuro aburrido.

Era la primera vez que presenciaba que el puesto del frente permaneciera vacío, no es que estuviera preocupado por ella, pero le parecía extraña su ausencia. ¿Alguna vez lo había hecho antes? Además Manoban no lucía preocupada, quizás sabía algo y por eso miraba su móvil de vez en cuando.

De manera inconsciente dirigió su mirada hacia la entrada del establecimiento, esperanzado de que apareciera, sin embargo debido a la neblina del paisaje no se podía ver con facilidad.

-¿Qué estoy haciendo? No debería importarme su ausencia.

Pensó y volvió a concentrarse en la clase que parecía haberse detenido en el tiempo, porque no había avanzado mucho. De súbito, la puerta se abrió y vio a la rubia entrar sigilosamente cuando el profesor estaba de espaldas, Lisa le sonrió y le pasó sus apuntes, actuaban como si tuvieran todo planeado.

Ahora que Rosé se encontraba ahí frente a él, se sentía misteriosamente aliviado, pero aún seguía cuestionando la tardanza qué había tenido. ¿Se habría quedado dormida o algo así? Pero no se mostraba asustada, más bien segura de lo que estaba haciendo. Quizás estaba analizando mucho las cosas.

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Durante la hora del almuerzo la vio caminar por el pasillo, llevaba el cabello demasiado largo otra vez, pero aún así se veía bien. Cuando sus miradas se encontraron en lugar de saludarlo como en otros momentos, simplemente desvió su mirada y caminó por el pasillo con su amiga y fueron en busca de las otras dos chicas restantes que se encontraban a tres puertas más allá.

Le extrañó que actuara así porque no solía tener ese tipo de reacción, pero al mismo tiempo hizo caso omiso a sus palabras para dirigirse a la terraza.

Taehyung y Jungkook lo esperaban para almorzar como siempre, esperaba el castaño que no tocara el tema otra vez, no quería hablar sobre ello.

-¿Cómo estuvo tu clase hyung? .-cuestionó Jeon, quien compartía clase con Taehyung, Jennie y Jisoo en el salón vecino.

-Lo mismo de siempre.

-Ya veo.-musitó haciendo una mueca.-tienes tanta suerte.

-¿Por qué? .-pregunto confundido.

-Enserio preguntas "Por qué", obviamente porque estás con las chicas más lindas de nuestro año.-dejo caer el menor con una sonrisa un tanto rara.-digo, no estoy dejando de lado a nuestro grupo pero, tienes a Lalisa Manoban, ¿no?

-Solo lo estás diciendo porque salen juntos, ¿verdad? .-soltó Kim riéndose burlón, a lo que Jungkook lo abrazo por el cuello asfixiándolo.

-¡Cierra la boca! .-gruño rojo de la vergüenza confundiendo al mayor de todos, ya que no se esperaba que su amigo estuviera en una relación seria.

-Y qué hay de ti, ¿todavía no te confiesas a esa chica? .-comento Jimin santurrón.-no me digas que te tiemblan los pantalones.

-Yo voy a mi tiempo, no necesito lanzarme como un loco desesperado para llamar la atención de Jennie.-mascullo ganador.

-Pues así como vas, te quedaras atrás y con las ganas de ser algo más que un simple compañero de banco.-volvió a decir Park dándole en el clavo.

-¿Como tú? .-le devolvió la piedra con más fuerza, provocando que cambiara súbitamente su expresión relajada a una completamente seria.

-¿Qué quieres decir con eso?

-Vamos hyung, nosotros sabemos de tus sentimientos hacia Rosé.-dijo Jungkook con obviedad.-¿hasta cuándo lo mantendrás en secreto? No me digas que en ningún segundo pensante en ella, dinos, ¿la extrañaste?

-Claro que no.

-¿Ni una sola vez? .-insisto Taehyung siguiéndole la corriente al azabache.

-¿Y qué hay con eso? Como todos en el mundo ... piensa en otras personas.

-Tienes razón, todo el mundo lo hace quizás, pero tú no eres como los demás, querido Jimin.-termino de decir el castaño sonriendo maliciosamente.-¿O me equívoco?

-Piensa lo que quieras, sí tanto estás interesado en ella, quédate con Park.-gruñó dándole la espalda para mirar por el balcón hacia la parte trasera del instituto.

-Yo no estoy interesado en ella, lo digo por ti.-dijo rápido.-Además, aunque fuera el caso, ya se nos ha adelantado alguien.

-¿De qué hablas?

Ambos chicos se miraron uno al otro dejando una incógnita hacia el mayor, quien alzo una ceja frunciendo el ceño ante el silencio incomodo entre los tres.

-Chaeyoung, está viendo a alguien fuera del Instituto.-soltó Jungkook sorprendiéndolo.

Jimin sintió como un vaso de agua fría se vertía en su cabeza y comenzaba a apoderarse de su cuerpo cada vez más, ¿Roseanne realmente estaba saliendo con alguien? ¿era eso posible? No podía imaginarlo, además, ¿de quién se trataba?

-Todo el mundo se cansa de esperar, Jimin-ah. Quizás ella también lo hizo.-comento encogiéndose de hombros.

-Que bien por ella.-susurró dichas palabras sin saber de donde provenían.

-Sí, quien pensaría que sería el capitán del equipo de futbol.-añadió Jungkook haciendo un ademan con su mano.

-¿Te refieres a Jung Jaehyun? .-cuestionó confuso.

-Así es.-sonrió maliciosamente al notar su expresión, pues su plan estaba marchando como quería.-de hecho, Rosé ha ido a su departamento últimamente.

Al escuchar lo ultimo no pudo evitar cerrar con fuerzas sus puños. No, sencillamente no podía creer que ellos estuvieran juntos, ¿realmente era posible que Rosé hubiera cambiado tanto en un año? Además, ¿desde cuándo eran tan cercanos como para que ella fuese hasta su departamento? ¿acaso, ellos iban en serio y ... ? Tan solo pensar en diferentes escenarios, apretó su mandíbula chirriando sus dientes de paso, no podía soportarlo.

-¿Estás seguro de eso? .-señalo, a lo que Taehyung se encogió de hombros sin decir mucho más.

-No lo sé, son rumores.-suspiro mirando al cielo.-sólo he escuchado que se encuentran después de clases y se llevan bastante bien.

-Ya veo.

-Sí tienes tantas dudas, ¿porqué no le preguntas? .-incito Jungkook ante sus claras sospechas.

-No lo haré, no es mi problema.-negó molesto.

-Tienes razón, sí no estás interesado en Rosie como dices, no debería importarte si ella decide estar con alguien más, ¿verdad? .-volvió a decir Kim casi con sarcasmo, ganándose una mirada de odio por parte de su amigo.

-Me voy.

-Yah, hyung, eres realmente malo.-se burlo Jeon empujándolo sutil.-ahora querrá asesinar al pobre Jaehyun, quien no tiene nada que ver en esto.

-Tengo que hacer que este tarado abra los ojos por una vez, y si mi plan sigue al pie de la letra, todo saldrá como pensé.

-Algunas veces tus planes no funcionan, ¿lo sabias?

-¡Cállate, pájaro de malagüero! .-chillo dándole un fuerte coscorrón en cabeza.-funcionará, lo sé.-aseguró, mientras el menor se sobaba en la zona lastimada.

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A medida que bajaba las escaleras, no podía dejar de pensar en lo que sus amigos le habían dicho antes. Quizás eran ideas absurdas que ese par de tontos inventaban solo para molestarlo y lo estaba malinterpretando otra vez, como cuando Taehyung le mintió descaradamente, diciéndole que se encontraba envuelto en una pelea callejera y en cuanto llegó al lugar, solo lo había llamado para pedirle dinero para un bollo de carne.

-Kim Taehyung, si me estas haciendo una broma, te moleré a golpes.-mascullo frustrado.

En cuanto llegó a su corredor, identifico la voz dulce de aquella rubia al otro lado del pasillo. Sigilosamente la observo escondido tras un pilar, dándose cuenta que no iba sola, sino con Manoban quien la tenia abrazada por el brazo mineral hablaban de un tema en especifico.

No supo el porque, pero para cuando se dio cuenta, ya las estaba siguiendo como si de un acosador se tratara, hasta algunos estudiantes lo miraban raro, pues nunca lo habían visto actuar de esa manera.

Ella iban rumbo al salón, pues no perdió el tiempo y termino por caminar despreocupado dándole unos pasos como delantera. Quería escuchar a toda costa lo que iban intercambiando.

-¿Quieres ir al centro comercial después de clases? .-pregunto Lisa sonriente.

-No puedo.-musitó junto a una mueca.

-Es por él otra vez, ¿verdad? .-soltó con una mirada coqueta.-, por el capitán Jaehyun.

-¡Lili, baja la voz! .-chillo sonrojada.-no es como piensas, nosotros solo ...

-Lo sé, no tienes que explicarlo. Pero las últimas semanas se han visto más seguido que de costumbre, ya veo que comienzan a salir.-comento picándole las costillas divertida.

-No digas eso, Lali.-murmuro la chica deshaciéndose de las cosquillas.

-Ay Chae, ¿me vas a negar que no lo encuentras guapo?

-No puedo opinar sobre eso.-bufo desviando la mirada, no se sentía cómoda hablando de ese tema a viva voz.

-¿Lo encuentras o no? .-insisto la chica del flequillo molestándola.

-Yo ... ya sabes.-musito junto a un sonrojó aún más fuerte.-sí, lo encuentro guapo ... .-susurró viendo como Lisa gritaba de emoción.-pero eso no significa nada.

-¿Cómo que no significa nada? Es guapo, amable y tiene chance de una beca para entrar a la universidad S.

-El dinero y la popularidad no es todo, Lis.

-Lo sé, pero se llevan bien, ¿no? .-inquirió con interés.

-Sí, pero ...

Jimin hizo una mueca de disgusto deseando no seguir escuchando más esa conversación, por lo que decidido avanzo sin preámbulos, pues era verdad después de todo.

Pero según lo que había escuchado, ellos aún no eran nada, la voz de Taehyung sonó de eco en sus oídos sobre no rendirse. No obstante, no pensaba hacer nada al respecto, no era como los chicos de las películas que hacían locuras por amor ni mucho menos actuaría como los chicos de Manhwas melosos; que solían leer todas las chicas de Preparatoria en que luchaba por su amor, no, él no era así.

Se detuvo un momento a contemplar como la pequeña rubia miraba su celular sin prestar atención a él, parecía avergonzada por las palabras de Lisa. ¿Era verdad que sentía algo por él? No podía creerlo, ahora Rosé se sonrojaba por alguien más, pensaba en otra persona que no era él, dedicaba su vida a otra persona y hasta llegaba a asistir a clases también por otro. Su puño se cerró involuntariamente con fuerza, para que seguir mintiendo, la única persona que era importante para él, ahora suspiraba por otro.

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La primera vez que cruzó miradas con Rosé, fue cuando ella había llegado como alumna de intercambio durante su primer año en preparatoria, y en cuanto eso sucedió, sintió un flechazo como ninguno. Poco a poco se fue acercando a ella, especialmente porque en ese tiempo era el encargado de enseñarles matemáticas a quienes tenían bajo promedio en esa materia, y entre ese grupo de personas; estaba ella.

Cuando se percató que Chaeyoung se sonrojaba, tartamudeaba y sus nervios se hacían presentes ante su presencia, supuso que tenia sentimientos por él, ya que todos esos sonrojos, pensamientos, sonrisas y gestos que le dedicaba a diario eran para él, pero se equivoco. Pues, nunca llegó a imaginar que Roseanne Park se fijara en otro sentimentalmente, y golpeando la pared con fuerza, juró que la enamoraría de una u otra manera, puesto que Rosé era únicamente de él y no iba a permitir que alguien más se la arrebatara así como así. Claro que no.

Tras darse ducha en los camarines después de un agotador partido de baloncesto, Jimin secó su cabello con una toalla y se preparó para salir. Todos sus compañeros e inclusive sus amigos se habían marchado antes de lo que hubiera imaginado, creía que Jungkook se uniría a ellos para comer cómo Taehyung lo había propuesto antes del entrenamiento, pero al parecer habían cambiado de planes, lo que le daba tiempo para pensar sobre qué debía hacer con ella, y de cómo debía interferir en caso de que se la entrara camino a casa del idiota de Jaehyun.

El sonido de la puerta lo sorprendió, quizás se trataba de Taehyung qué quizás había regresado o del entrenador presionándolo para que saliera pronto. No obstante, cuando la puerta se abrió se sorprendió al encontrarse con cierta muchacha de dorados cabellos que llevaba unas botellas de shampoo en sus manos.

-Jimin-ssi, creí que te habías ido.-dijo tras sonrojarse fuertemente al verlo con el cabello húmedo.-me he encontrado con vuestro entrenador y me pidió que trajera algunas cosas, porque Taehyung le había dicho que no quedaba.-como tras dejar los objetos sobre un banquillo cercano.

-Ya veo.-murmuro fingiendo sorpresa por su presencia.

-Bueno, me iré ahora.-asintió dándole la espalda para encaminarse a la salida, pero antes de salir se giro regalandole una tierna sonrisa.-nos vemos, Jimin-ah.

Le llevó cerca de medio minuto reaccionar, no podía permitir que ella se marchara, esta era su oportunidad, por ello, decidió salir tras ella llamándola fuertemente. Al estar fuera, el cielo comenzaba a volverse de un color gris y las nubes se mantenían amenazantes sobre ellos, al parecer se aproximaba una tormenta, ya que de un segundo a otro, comenzaron a caer gotas sigilosas sobre ellos.

-Jimin-ah, ¿qué sucede? .-inquirió dudosa.

-¿Podemos hablar?

-¿Cómo? .-comento extrañada por su rara actitud, lo conocía y hoy no era el mismo de siempre.-¿podría ser mañana? ahora debo ir a otro lugar.

-¿Es que tienes una cita con Jung Jaehyun? .-declaro con cierta molestia.

-P-pues, ... ¿cómo te has enterado de eso? .-cuestiono sumamente confusa.

-Eso no importa ahora.-negó cabizbajo.-¿realmente hay algo entre ustedes dos?

-¿Por qué te interesa saber eso?

-Yo pregunte primero.-musito arrugando su pequeña nariz.

-Pues, nosotros hablamos con frecuencia y ... .-susurro lo ultimo desviando la mirada, no quería que pensara lo contrario o creyera los absurdos comentarios que iban boca en boca por los estudiantes.

De pronto, las gotas que antes caían minuciosamente, se trasformaron en una lluvia torrencial obligándolos a cubrirse de ella con sus manos.

-Debo irme, no traje paraguas.-dijo ella en un susurro.

-Aún no hemos terminado.-gritoneo por encima de los relámpagos que habían estallado en el oscuro cielo.

Rosé no entendía lo que le pasaba al pelinegro, él se había ido hace un año atrás sin decirle a nadie y ahora regresaba como si nada hubiera sucedido. Por su parte, debía admitir que estaba enfadada con él en algunos aspectos, teniendo en cuenta que precisamente cuando ellos habían comenzado a acercarse un poco más, él descaradamente había huido como si ella tuviera alguna enfermedad contagiosa y viral

-No entiendo por qué quieres hablar ahora, sí podemos hacerlo sencillamente mañana más tranquilos.-habló tras su insistencia.-además, con esta lluvia, pescaremos un horrible resfriado.

-Sí la lluvia es el problema, sé a dónde podemos ir.

-No es sólo la lluvia, también es la situación en la que estamos.-declaro cabizbaja.-creí que no te importaba lo que yo hiciera, pensé que el baloncesto era tu única prioridad.

-Yo también pensaba eso, pero eso dejó de ser en cuanto te conocí, Roseanne.

-J-jimin-ssi, yo ... .-pronuncio con un suave sonrojo sintiéndose con alguna esperanza de ganar.

-Volvamos adentro.-sentenció tomando la pequeña mano femenina mientras la conducía de regreso a los camarines. Ahí estarían a salvo hasta que la lluvia cesara.

Cuando Rosé percibió que la puerta se cerró tras ella, se sintió exaltada viendo como él respiraba profundamente, sintiendo como su corazón latía a mil, era precisamente la sensación que había sentido antes al estar solos. Además las palabras que le había dicho, sonaban como eco en su cabeza. Hablaba como si él... sintiera lo mismo por ella, y eso, era totalmente absurdo.

-Aquí estaremos seguros hasta que la lluvia cese.-dijo dejándole caer una toalla en su cabeza.

-Gracias.-con cuidado comenzó a secar su cabello, pero este inexorablemente se despeino de forma graciosa, por lo que decidió sortearse por completo la trenza francesa que llevaba atada.

Jimin la imito secándose el cabello, pero se quedó a medias al admirar los largos y dorados cabellos de su compañera, sin que ella se diera cuenta de su penetrante mirar. Ahora debía aprovechar de terminar de hablar y esperaba que la lluvia lo favoreciera, pues no quería que ella intentara huir con cualquier otra tonta escusa.

Debía enviarle un mensaje a Jaehyun lo antes posible, y decirle que por producto de la lluvia, no podría ir a su departamento.

-Aquí está mucho mejor.-dijo tras carraspear levemente. No era sencillo estar a solas con el mayor, mucho menos cuando sentía su mirada pertinaz sobre su nuca.

-Iré al grano sobre lo que hablamos antes.-Rosé asintió invitándolo a seguir.-¿estás enamorada de él?

-¿De Jaehyun? .-cuestiono y al verlo aceptar su duda, prosiguió sonriente.-no, claro que no. Eso es lo que he tratado de decirte hace un rato, Jimin-ah.

-Entonces, ¿qué relación tienen?

-Pues, ... le doy clases a su hermano pequeño.-dijo sin más, dejándolo pasmado por su respuesta tan sincera.

-¿Clases?, no sabia que él tuviera un hermano menor ... .-le resto importancia ante su ocurrencia.

-Le doy lecciones de inglés.

-Ya veo, entonces entre tú y el capitán del equipo de futbol, no ...

-Nos reunimos para hablar de él.-afirmo moviendo su cabeza lentamente.-se preocupa mucho por sus progresos.

El pelinegro suspiro jadeante tras dejarse caer en el banquillo totalmente aliviado. Así que de eso se trataba, quizás Taehyung había malinterpretado la situación o la había distorsionado otra vez, ya que tenia un don para hacer eso, sobre todo, cuando se unía a Jungkook.

-De hecho, ahora iba ir a hasta su residencia, pero supongo que no podre hacerlo por la tormenta.-comento soltando una risilla nerviosa.

-He malinterpretado todo.-musito pensando en voz alta, por lo que Rosé se sorprendió mirándolo sonrojada.

-¿Qué creías? .-inquirió curiosa.-¿pensabas que ... ?

-No, en nada.-negó con rapidez y totalmente tajante.

En medio del silencio, se escuchó un estornudo proveniente de la rubia que alertó al de mirada almendrada, y al verla temblar, no había tenido en consideración el clima que había, por lo que decidió sacar su suéter del instituto que llevaba en su bolso sin dudar, se lo entrego en mano.

Rosé le agradeció sorprendida. Para ella, Jimin había estado actuando extremadamente raro ese día, nunca lo había visto preocuparse tanto por el bienestar de otras personas. Ante la notoria incomodidad él fue el primero en acercarse a la puerta para verificar si seguía lloviendo, pero al querer abrir la puerta, se quedo helado descubriendo que para su mala suerte la manilla no giraba. De seguro el guardia del establecimiento había creído que no se encontraba nadie en el lugar y había cerrado por seguridad, dejándolos encerrados sin más que hacer.

La de mejillas gorditas dándose cuenta de la situación, desesperada sacó su móvil de entre sus pertenencias para encontrarse con la sorpresa de que estaba completamente apago por falta de batería. Alzo la mirada conectándola con su contraparte, esperanzada, pero Jimin le enseño que no había cobertura por la tormenta, tras su respuesta, intuitivamente se llevo una mano al pecho dándose cuenta que su corazón latía como un loco temiendo que tuviera que pasar la noche con él.

-¿Qué haremos? .-pregunto sumamente preocupada.-mis padres piensan que estoy en casa de Jaehyun, ¿qué hay de los tuyos?

-No suelen preocuparse por mi ausencia, ya que siempre estoy fuera de casa practicando o en casa de los chicos.-dijo totalmente despreocupado, muy al contrario de ella que se moría del miedo.-no nos queda de otra que esperar a que alguien venga.-volvió a decir mientras peinaba sus cabellos deslizándolos hacia atrás.

-Pero, hace un frio infernal, ¡no quiero morir congelada! .-chillo casi comiéndose las uñas de la angustia.

-¿Llevas algo de ropa extra contigo?

-¿Eh?, si. Creo que tengo el buzo de deportes.-dijo mientras revisaba su bolso que estaba a un lado de ella.-¿por qué preguntas?

-¿No es obvio? podrías cambiarte por ahora o te refriaras, yo haré lo mismo.

-¿Quieres que me desvista frente a ti? .-cuestiono intrigada.

Jimin la miró en silencio y sin darse cuenta una sonrisa traviesa se dibujo en su cara, provocando que la chica intuitivamente cubriera su busto con los brazos, trayéndolo devuelta a la realidad.

-No miraré.

-¿Lo prometes? .-señalo con acusaciones severas.

-Lo prometo.-aseguro dándole la espalda tras sopesarlo un poco.

-Aún así, no puedo.-negó con vergüenza.

-Confía en mí.-volvió a decir al girar encontrándose con las mejillas rojas de su compañera.-Rosé, si no lo haces enfermaras, ¿quieres eso? .-cuestiono mirándola con serenidad.

-Está bien ... .-musitó, y tras encontrar su uniforme deportivo se volvió rápidamente mirándolo mal.-sí volteas, no tendré consideración contigo, Park Jimin.-amenazó severamente a lo que el chico solo pudo suspirar pesado y darle la espalda en completo silencio.

Ante la advertencia, no le quedó de otra que obedecer, pues a simple vista la chica se veía tierna y dulce pero extrañamente, cuando algo no le agradaba, cambiaba por completo. Por lo que Jimin, tuvo que aceptar las condiciones pese a que su lado pervertido deseaba mirarla siquiera por solo un mísero segundo pero, él se negó manteniendo sus movimientos en auto.

Por el lado de Rosé, terminó de colocarse la ropa en un santiamén, aunque a todo momento estuviese alerta y más aun, cuando era consiente de que su acompañante estaba a solo unos cuantos pasos, haciéndola sentir mucho más nerviosa.

-Ya estoy lista.-anuncio mientras desenredaba sus cabellos con ayuda de sus dedos, regalandole al pelinegro, una imagen hermosa y que nunca olvidaría.

-Entonces, es mi turno.-dijo atropelladamente, sin dejar que la menor alcanzara a prepararse mentalmente.

Simplemente se quito la camisa dejando a la vista su bien trabajado torso desnudo, provocando que la pequeña Park cubriera su rostro con vergüenza y entre ello, reprimir un gritillo de sorpresa. Imitándolo, se volteo para qué él siguiera desvistiéndose y cambiarse como ella.

Al estar listos, ambos permanecieron en total silencio. Rosé intentaba calentar sus manos con sus propio aliento, sentía sus manos frías, pero no tanto como para morir congelada, solo era una estúpida excusa para no hablar con él. No quería ser consciente que estaban a tan sólo unos metros de distancia a solas, encerrados en los camarines masculinos y quizás, hasta que hora.

-Chaeyoung.-la nombro llamándole la atención.-perdón por involucrarte en esto. Mi intención no era que esto sucediera, fue un accidente.

-Lo sé, no te preocupes, no sabias que esto iba a pasar.-dijo junto a una sonrisa nerviosa.-además, es bueno aclarar los malos entendidos.

-Sí, tienes razón.-murmuro audiblemente.

-Por cierto.-volvió a decir acomodándose en su puesto.-quisiera saber, ¿por qué te preocupas tanto por mí?

-Por nada en especial.-declaro desviando la mirada un poco culpable.

-Digo, ... por lo general no harías eso pero ahora, ... .-suspiro encogiéndose de hombros sin lograr entender lo obvio.-Jimin-ssi, ¿estás bien?

-Sí, lo estoy.

El silencio volvió a apoderarse del lugar, provocando que la rubia se sintiera avergonzada por las tonterías que había dicho, quizás él nuevamente pensaba que estaba hablando demasiado o le estorbaba. En un deseo por liberarse de esa sensación, anunció que iría a ver si se encontraba algún modo para que los escucharan para salir de ahí. De súbito, sus pies tropezaron con sus propios zapatos y cayó sobre Jimin que estaba en el suelo. Por breves minutos nadie dijo una palabra, Rosé sólo podía oír su pulso cardiaco y su respiración cerca de ella. Para su extrañeza, él no la soltó, más bien, se quedó mirándola a los ojos sin decir ninguna una palabra.

Cuando intentó reincorporarse, él no se lo permitió, Rosé estaba perdiendo la paciencia y ya sentía que sufriría un infarto ante su cercanía.

-Jimin-ssi, ¿podrías soltarme? .-pidió sintiendo como sus mejillas poco a poco iban calentándose.

.¿Por qué? ¿acaso, te intimido o algo por el estilo?

-N-no, no es eso.-negó queriendo sonar lo más razonable posible, pero aquella sonrisa ladina por parte del estudiante lo ayudaba.-quiero decir, ... esta posición no es la más adecuada, si alguien viniera y nos viera así ... pensaría que nosotros ...

-Nosotros, ¿qué?

-No me obligues a decirlo, por favor.-suplico ocultando su rostro contra el pecho del pelinegro. Este rio sutil y pese a la postura, llevó su diestra hasta lo cabellos de la fémina y comenzó a peinarlos relajándola.

-Sabes, ahora que te veo mejor, creí escuchar que te habías cortado el cabello. ¿Por qué lo hiciste?

-... Por ti.-confeso sin siquiera mirarlo.-quería que me notaras. Dios, que estoy diciendo.-musito ocultando su mirar.-para cuando lo hice, ... al otro día tú ya te habías mudado a Busan.

-Te mirabas hermosa.-dijo sin más.

-¿C-cómo ... ? .-soltó totalmente sorprendida.

-Jungkook subió una foto grupal a Instagram, y tú estabas ahí con Manoban y las demás chicas.

-Ah~, ... .-sonrío leve pero aun así cayó en cuenta donde estaba.-quizás digas eso pero, siempre me molestabas en clases de deporte diciéndome que era débil y frágil. ¿Acaso tienes algún problema conmigo? .-gruño apartándose de él.

- ...

-Vale, lo he entendido. No te gusta nada de mí, eso estás tratando de decirme, ¿no? .-soltó junto a una sonrisa forzosa y débil.-ya lo sabia.-asintió sin mucha energía mientras se dirigía hasta la puerta para intentar abrirla y escapar de esa situación tan humillante.-si esta es otra forma de rechazarme, no es necesario que digas más, no lo necesito.

-Estás completamente equivocada, si deseara rechazarte no te habría retenido desde el principio.-aclaro colocándose frente a ella con postura firme.-ni tampoco me importaría lo que haces con otras personas, pero si le importa, y más de lo que pensaba.

-Jimin-ssi, no tienes que obligarte a decir cosas que me gustaría oír.-musitó tranquila aunque por dentro solo quería llorar.-no caeré en ese tipo de cosas, ... Ya no soy una niña ingenua.

-Rosé, no es ningún tipo de broma.-aseguro acorralando entre su cuerpo y la puerta, asustándola de paso.-si quisiera rechazarte, ya lo habría hecho y no estaría pensando en besarte en este momento.

La rubia abrio sus marrones ojos sin lograr creer lo que había dicho el joven frente a ella, simplemente era de no creer.

-¿Crees que perdí la cabeza? .-ella afirmo aun estando en trance.-¿qué hay de malo con eso? .-inquirió acercando todavía más su rostro al contrario.-¿no quieres?

-No es que no quiera precisamente, pero me enseñaron a no besar a alguien que no quieres.-declaro con suma firmeza provocando que el pelinegro frunciera el ceño.

-¿Esa es tu razón para que me detenga? .-ella se mantuvo en silencio y solo pudo bajar la mirada sintiéndose boba.-entonces, ¿me estás diciendo que debería solo besar a quien ame, no es así?

-Sí, creo que es lo correcto.-musito asintiendo levemente.

-Sí tú lo dices, supongo que no tengo otra alternativa.

Rosé notó como se alejaba de ella y sintió deseos de llorar, si Jimin estaba haciendo eso, significaba que estaba en lo cierto, él no la quería. De pronto, sus labios rectos cambiaron de forma para sonreír. Entonces como un verdadero apogeo, su boca se encontró con la suya impetuosamente, saboreando sus propias lágrimas saladas que resbalaban por sus mejillas de la impresión. No pudo evitar dejarse llevar por la cálida sensación que comenzaba a extenderse por todo su cuerpo. Se tuvo que aferrar a sus brazos en el momento que él la tomó de la cintura y la hizo caminar en el aire para dejarla aterrizar en las colchonetas que estaban en el suelo.

-J-jimin-ah ... espera.-musitó, tratando de controlar lo que sucedía en su interior.-no podemos ir tan rápido, alguien puede llegar.

-Son cerca de las ocho, dudo mucho que alguien venga a vernos.

-Pero... no sé si sea el lugar correcto, ni tampoco sé si estoy lista para esto.-declaro totalmente sonrojada.

¡¿Rosé todavía era virgen a sus dieciocho años?!

-Eso se puede solucionar, por que como dijiste antes, solo besaré a la persona que amo, y esa persona eres tú, Rosie. Te amo, Roseanne, sinceramente.

-Yo también, Jimin-ah.-dijo sincera.-te he amado desde la primera vez que te vi, pero como dije antes, no creo estar preparada para dar el siguiente paso.

-Está bien, lo entiendo.-acepto acostándose a su lado para abrazarla.-no te forzaré a nada.

-Gracias.-susurro apoyándose contra el hombro del mayor mientras se acurrucaba. Hacia frio, ella lo tenia y Jimin estaba tan cálido que era perfecto para ese momento.

Se quedaron acostados mirando como el cielo se tornaba oscuro, había oscurecido y nadie notaba su ausencia, precisamente en momentos como esos en que el frío se impregnaba en la ventana y conseguía entrar al interior de la habitación. Lo peor es todo, es que todo lo que tenían eran algunas galletas, no sabía cómo sobrevivirían si no había señal y sólo se escuchaba en el exterior como si el cielo se estuviera cayendo, la lluvia no se detenía por nada.

En consecuencia de la tormenta eléctrica, el cielo gruñía producto de los truenos, lo que asustaba a la pequeña rubia, nadie sabía de su temor por ellos, salvo su madre. Ahora Jimin también era testigo de sus sobresaltos, pero en lugar de burlarse de ella o tirar un comentario negativo, la envolvía en sus brazos para que no sintiera miedo. Gracias a ello, conseguía dormir profundamente durante unas cuentas horas.

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Eran alrededor de las once, cuando la lluvia anunció su retirada y el viento ocupó su lugar, meciendo los árboles que se veían desde una ventana. No era de extrañar que Rosé no tuviera ninguna llamada perdida, porque su queridísima madre solía llegar tarde de su trabajo y su padre iba y venia de viaje en distintas ciudades, por lo que siempre asociaban su ausencias con quedarse en casa de alguna de sus amigas. En cambio Jimin, su celular permanecía apagado por batería al igual que el suyo, así que no tendría sentido tener alguna llamada registrada, porque no la verían.

-¿Crees que pasaremos la noche aquí? .-preguntó la chica llamándole la atención.-, parece que nadie va a venir por nosotros.

-Sí ese fuese el caso, deberían dejarnos ir por la mañana, considerando que fue responsabilidad del establecimiento cerrar los camarines sin cerciorarse de que hubiera algún estudiante u otra persona.-comento sin expresion alguna.

-Es posible, pero... pasar la noche aquí, implica que no tendremos qué comer.

-Lo sé, sólo nos queda conformarnos con las galletas que has traído por ahora. Sin embargo, confío en que alguien vendrá pronto.-volvió a decir intentando que dejase su preocupación a un lado.

-Tienes razón.-dijo, para después bostezar ante la falta de sueño.

-Pensándolo bien, sí no hubiera ocurrido este incidente, no habría sucedido nada entre nosotros.-declaro sonriente, a lo que él la imito acariciándole las largas y doradas hebras con sumo cariño.

-Es cierto, en ese sentido me alegro que haya pasado este pequeño accidente.

Se miraron un momento con una sonrisa y entonces sus labios se encontraron en la oscuridad. Ya no era la misma intensidad que antes habían tenido, era más bien un beso dulce y expresivo, una mezcla entre devoción y errático que regocijaba su interior.

Los besos y labios gorditos de Jimin eran adictivos como una maldita droga que necesitaba desesperadamente. Su boca experta lograba seducirla con sus encantos y también despertaban en ella sensaciones que nunca había sentido en su corta vida. No se refería al cosquilleo en el estómago por mariposas que revolotearan en ella, era algo más. Una sensación placentera, pero a la vez extraña, era semejante a un escalofrió que recorría su vientre hasta finalmente descansar en su clítoris.

De pronto, sintió la lengua masculina encontrarse con la suya y como si ambas se conocieran, aceptaron jugar juntas a las escondidas. Jimin se tumbó sobre ella para seguir besándola, su boca recorrió su mentón y descendió por su fino y blanquecino cuello como si se tratara de un sendero amplio en el cual sujetarse, presionando sus labios contra él y lamiéndolo, prontamente, su cuello se había transformado en un suculento aperitivo para saciarse del hambre que lo atormentaba. La joven rubia se estremeció ante ese contacto, gimiendo como si alguien la hubiera tocado con las manos frías. Sus manos temblorosas querían detenerlo, pero su cuerpo comenzaba a experimentar un ardor tan grato que podía resistirse. Sus caricias era como el alcohol, le recordaba a aquella vez que había bebido un vaso por accidente durante el cumpleaños de Lisa, solo esa vez había sentido un ardor apoderarse de su garganta y cuando había llegado a su estómago la había quemado, pero al mismo tiempo tenía un sabor agradable. Quizás la situación no era la misma, porque esta vez no sólo sentía arder su garganta y su estómago, sino que todo su cuerpo se estaba incendiando, por lo que se sentía ahogada y él también sudaba sobre ella, podía sentirlo. Cuando sus manos se acercaron a su rostro, comprendió que su rostro ardía al igual que ella.

Sus tenis comenzaron a molestarle, por lo que el pelinegro decidió quitárselos por ella, encontrándose con sus pies de princesa, tan pequeños que era inevitable admirarlos. Quitó sus calcetines con delicadeza y exploró sus dedos tan delgados que cuestionaba si los suyos eran normales. Luego se aproximó a sus pantalones del deportivo, los cuales tiró de ellos hasta encontrarse con sus llamativas bragas con encaje, ¿quién pensaría que Park Chaeyoung usaba ese tipo de lencería tan sexi?.

Rosé tembló, pero no producto del frío, sino porque aunque habían decidido esperar ahí estaban a punto de contradecirse. Aún así, comprendía que era su turno de ayudarlo, por lo que tiró de sus pantalones y los deslizó por sus piernas, dejando sus bóxers a la vista, Jimin fue más rápido y se los quitó con la punta de los pies.

Sus labios volvieron a encontrarse en medio de la adrenalina, el mayor acarició su menuda cintura y levantó su camiseta deportiva, Rosé gimió al sentir sus manos subiendo por su abdomen y deteniéndose en su pecho, hasta que finalmente a su merced se la quitó, conociendo su brasear con encaje a la par con la ropa interior. La rubia se sonrojó aún más, su corazón latía a mil y trató cubrirse, pero él no la dejó, sosteniendo sus manos a la altura de su cabeza para seguirla besando hasta conseguir tranquilizarla. El de mirada avellana se quitó su camiseta para aproximarse a sus hombros, hizo un camino hasta llegar a los tirantes de su sostén y se atrevió a desatarlos. Examinó sus pechos para dibujar en ellos como si sus dedos fueran finos pinceles y su cuerpo se volviera una obra de arte. Ella también aprovechó de tocar su torso que permanecía furtivamente bajo su camiseta a diario, era hermosa, tanto la musculatura de sus brazos como su abdomen plano, dando paso a sus extremidades.

Los dedos de Jimin descendieron por su cintura con firmeza hasta llegar a su sexo, la tocaba con tanta delicadeza que por un momento se veía a sí misma como si fuera un objeto muy fino e importante, el cual era prohibido tocar pero que a él le había dado igual aquella advertencia, pese a ello, seguía tratándola con sumo respeto, pero al mismo tiempo la deseara más que nadie. Entonces deslizó sus bragas por sus piernas, quedando completamente desnuda ante él. Su mirada ardiente la hechizaba, no podía expresar con palabras lo que sentía en esos instantes, pero en pocas palabras estaba perdiendo su autocontrol racional, sometiéndose a su deseo. Jimin se inclinó hacia ella para seguir besándola, como si fuera droga para ella, ella renunció a sí misma para entregarse en cuerpo y alma a la persona que amaba, perdiendo su mirada en el alfeizar del llamativo marrón, donde la luna era la única testigo de cuánto deseaba a Jimin y viceversa.

En un acto por demostrarle todo lo que había callado, el chico finalmente entró en ella haciéndola gemir por última vez, teniendo en consideración lo frágil que era la fémina, tomando precauciones. Después de todo, ella era la única persona a la que amaba y como tal, había jurado esa noche que la protegería el resto de su vida.

Te amo

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A la mañana siguiente, cuando el sol iluminó su ventana, Rosé fue la primera en despertar gracias a los gritos de una muchedumbre. ¿Dónde estaba? No podía recordarlo. La respiración del moreno a su lado, la hizo reaccionar, recordando que aún se encontraban en el instituto. Gracias a dios, se habían vestido antes de perder la consciencia.

-Jimin-ah, despierta, alguien viene.-le dijo al oído mientras lo movía sutil.

El sonido del exterior fue en crescendo, hasta que se escucharon gritos provenientes de la misma puerta. El chico Park se levantó como una flecha, tal vez alguien finalmente se había acordado de ellos. Ordenaron sus cosas con una velocidad increíble, consiguieron estar decentes al momento de que alguien fuera por ellos.

Cuando el cerrojo sonó, Hoseok les decía a los demás que iba a abrir la puerta y probar que no había nadie allí, no obstante no esperaba encontrarse con ellos dos ahí, mirándolo con el ceño fruncido por lo que había hecho. A su espalda, se encontraba Park Bom, la madre de Rosé siendo acompañada de la familia de su acompañante, que también habían ido porque su hijo no había llegado. Ambos salieron de los camarines para ser interrogados, Bom regañaba a su hija ante su rara actitud tan revelde y su irresponsabilidad de no haber llamado y a lo que la rubia le explicaba que se le habia apagado el celular. Por el lado de Jimin, este era abrazado por su madre sin prestar atención a las palabras de su hijo para que no lo avergonzara frente a sus compañeros de equipo, en cambio Kyung, su padre, le tocaba el hombro felicitándolo por haber dormido con una chica tan linda como lo era Rosé.

-¿Porqué no te comunicaste por otro medio? Creí que estarías en el departamento con Jaehyun.-exasperó Bom sumamente preocupada.

-No fue culpa de Chaeyoung, he sido yo quien le ha pedido que se quedara.-hablo el pelinegro sorprendiendo a más de uno.-tenia algo que decirle.

-¿Y cuál era el motivo de esa conversación? Espero que no le hayas puesto un dedo encima a mi querida hija.-amenazo tras gruñir pensando lo peor.

No era de extrañar su descontento, pues conocía el historial de conquista del estudiante y aunque sonara absurdo, ella cuando joven había estudiando en el mismo instituto en compañía de varios padres de familia de la presente generación, incluyendo al padre de Jimin.

-¡Mamá! .-chillo Rosé tratando de dejar el tema atrás. Si bien ya había sucedido lo que su madre pensaba, ella estaba causando un gran alboroto avergonzándola más de lo que ya estaba.-sé que debí haber avisado antes, pero no culpes a Jimin-ah, él no hizo nada malo.

Mientras Bom discutía con Jimin, los amigos de este observaban la escena pasmados, y pensar que habían pasado juntos la noche más fría en ese lugar.

-Estos dos parecen una pareja.-se burló Jungkook a un lado de Taehyung, quien solo asintió cruzado de brazos dándole la razón.

-Así es, parece que mi broma salió mejor de lo que esperaba.-acepto ante su triunfo. Todo había sido fríamente calculado, alegrándose por su mejor amigo, quien era una persona difícil de expresar sus sentimientos.

Sora, la madre de Jimin, hizo un ademán para detener el conflicto, interviniendo entre ellos para aclarar que lo importante era que estaban sanos y salvos, como también que eran cosas que podían suceder, así que nadie tenía el derecho de culpar a otro. Rosé agradeció en silencio a esa mujer por haberlos detenido, era tan hermosa, llevaba el cabello largo y tenia los hermosos ojos de Jimin.

Bom finalmente se cruzó de brazos y decidió acabar con todo, la señora de Park tenía razón, quizás se le había pasado la mano.

-Tu madre tiene razón, Jimin-ssi. Te debo una disculpa.

-Yo también me disculpo.-dijo sonando sincero, pues no quería quedar mal ante aquella mujer con fuerte carácter.

-En cuanto a Rosé, sí esto vuelve a suceder deben avisarme como sea.-señalo, a lo que la rubia asintió moviendo su cabeza repetitivas veces.

-Sí, lo haremos a partir de ahora.-termino de decir el pelinegro sorprendiendo a todos por hablar en plural como si ellos fueran algo más.

-¿De qué me perdí? .-interrogo a la menor con acusaciones.-¿acaso ustedes están... saliendo?

-P-Pues ... .-musito sintiendo las mejillas calientes por la vergüenza. Se sintió nerviosa al encontrar a todos los chicos del club de baloncesto observándolos, incluyendo la familia de Jimin.-sí.-afirmo sonriente.

-¿Es cierto eso, Jimin-ah? .-cuestiono Kim con una sonrisa maliciosa.

-Sí, lo es.-afirmo él esta vez, y para corroborarlo, tomó la pequeña mano de su chica y entrelazo sus dedos con los de ella ante la mirada perpleja del publico.

-¡Ese es mi muchacho! .-celebró Kyung avergonzando tanto a su esposa como al primogénito de la familia.-Oye Bom, seremos parientes a partir de ahora, claro, sí no te importa.

-No tengo problema.-se dirigió a la nueva pareja de tortolos que se encontraba frente a ella.-pero pondré algunas reglas, y tendrás que pasar por un largo interrogatorio, mi esposo es mucho más severo que yo.

-Lo entiendo, y me gustaría dejarle en claro que mis sentimientos por su hija son verdaderos, no dude de ellos.

-Yo lo único que quiero, es que cuides de ella y si tu amor por ella es sincero como dices, no creo que tengas ningún problema por pasar la prueba.

-Le doy mi palabra, señora Park.

-Ay~ niño, dime suegra, ahora somos familia.-exclamo sonriente liberando la fuerte tensión que sentían los menores.

Ambos se observaron un minuto, como si se tratara de un juramento que habían anunciado, casi como si hubieran contraído matrimonio, pero aún así, la rubia sabía que Jimin cumpliría con su palabra, porque después de lo que había pasado entre ellos, sabía que confiaba en él. Y por supuesto, ella también velaría siempre por el bienestar de su amado ángel.

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Momo

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