II

ACCIDENTE




                        ASTARTE TOMÓ SU BOLSO, estaba totalmente feliz del buen resultado que había tenido su primer día como profesora.

— Bueno, ya es la hora — Se lo acomodó para ver a sus alumnos que comenzaron a quejarse — Oh, pro Dios, acabo de lograr que a los alumnos les guste la escuela. Denme un premio — Bromeó escuchandolos reír.

— Se convirtió en mi profesora favorita — Habló Mike viéndola con embobamiento, los demás le dieron la razón

Edward al escuchar sus pensamientos poco respetuosos sobre su compañera quiso tomarlo del cuello y tirarlo por la ventana, pero se contuvo para admirar como Astarte reía tan hermosa como era ella. La imagen mental de él lanzando a Newton logró una sonrisa en su rostro.

— Bueno, tendrán conmigo dos veces a la semana por dos horas hasta el final del año. Pobre de ustedes — Dijo a modo de chiste sonriendo con franqueza — Todos los lunes y miércoles tendrán conmigo, pero si el profesor de filosofía falta ya me dijeron que tendré que venir a sustituirlo

—¿Estudió filosofía? —Preguntó Angela interesada.

— Un pequeño curso si, además de que ya es dije, la historia es más interesante y extensa de lo que parece. Pero se lo suficiente como para que la escuela me tomé como sustituta — Admitió acercándose a la puerta — Disfruten de su día, los veo la siguiente clase

—Adiós, profesora —Se despidieron en un coro tomando sus cosas para ir guardando y salir al recreo.

Astarte no se contuvo y antes de salir miró a cada uno de ellos, pero con la intención de chocar con los ojos de color dorado canario. Edward le regaló una pequeña sonrisa de despedida que Astarte devolvió involuntariamente, salió del curso cerrando la puerta detrás de ella y se tapó la boca en cuanto reaccionó.

—Profesora Robert.

Volteó para ver al profesor Molina, de biología, junto al profesor de filosofía, Merlí. Sonrió calmando su cuerpo para acercarse a ambos a saludar con un beso en la mejilla.

—Díganme Astarte, somos compañeros —Pidió alejándose para acomodar su bolso.

— Claro, Astarte — Asintió Merlí — ¿Sabía que su nombre pertenece a una diosa?

— No, interesante — Sonrió con sinceridad pensando en luego buscar el nombre de dicha diosa

—Pensábamos en ir a la sala de profesores, tal vez luego ir a la cafetería con los demás para darle una bienvenida a nuestra escuela ¿Qué piensa? —Preguntó Molina amigable, la mujer inclinó un poco su cabeza pero dio una respuesta afirmativa.

Agradecía el buen trato que le estaban dando, los nervios de la mañana habían disminuido a gran escala y estaba adorando con locura su primer día.

—Me encantaría, Carver café ¿Cierto? — Cuestionó y ambos asintieron —Bien, iré a mí casa a alimentar a mí mascota y los veo allí.

—De acuerdo.

Se despidió con la cabeza para pasar a su lado, viendo justamente a los alumnos que comenzaron a salir de sus cursos por el timbre que había sonado. Sonreía a los alumnos que le lanzaban miradas curiosas, que en realidad eran absolutamente todos los adolescentes que pasaban a su lado.

Cuando salió, bajo las escaleras que había allí observando el estacionamiento.

Escuchó unas llantas derrapar.

Se giró asustada a la entrada del lugar, viendo a una enorme camioneta negra ir directo y sin control dónde una chica castaña que estaba con sus auriculares escuchando música, apoyada en una camioneta roja.

—¡Cuidado!

Gritó asustada, cerró los ojos cuando creyó que la camioneta había chocado con la joven, escuchó el claro sonido de ambos vehículos impactar logrando un estruendo. Sintió sus ojos cristalizarse del susto, nunca antes había prescenciado algo así y mucho menos en un día tan feliz como su primer día de trabajo. Joven chocada por una camioneta.

Que horrible.

Abrió los ojos a penas, esperando ver una gran mancha de sangre o algo, pero no. Miró a los demás chicos que se habían congelado y comenzó a acercarse, sorprendiéndose de ver al joven Cullen salir de un lado del auto. Frunció el ceño confusa y sin importarle que traía tacones comenzó a correr dónde la joven.

Estaba viva.

Suspiró de alivio al ver a la joven chica de piel pálida, cabello castaño algo despeinado, ropa desarreglada e informal. Tenía una mueca asustada, obviamente en shock de su casi muerte.

— ¡Alguien llame una ambulancia! — gritó a los alumnos que comenzaron a acercarse — Hola, lindura. ¿Estás bien? Dios, ¿Cuántos dedos ves? — Cuestionó poniendo dos dedos delante de ella, Bella Swan frunció el ceño al ver a una profesora tan hermosa

— ¿Tres? No, dos — Se corrigió parpadeando varias veces

— Oh, Bella, cuánto lo siento — Tyler salió de la ventanilla del coche, Astarte sintió gran tristeza al ver el joven que solamente había salido de clases e ido a buscar su camioneta y en querer estacionar... Todo se salió de control

— ¿Tyler? ¿Estás bien? — Astarte preguntó preocupada al ver un hilo de sangre bajar por su frente — ¡La ambulancia, niños! — Pidió nuevamente, los alumnos atrás de ella, dejándole espacio, estaban hablando y murmurando, incluso gritando

— Ya llamamos al hospital — Angela se acercó a agacharse a su lado — ¿Bella, estás bien?

Astarte se levantó para revisar, sin abrir la puerta, a Tyler que estaba temblando del susto. La pelirroja abrió su bolso sacando un pañuelo para sostenerlo dónde el joven se había herido.

— Haz presión ahí — Tyler asintió — ¡Hagan más espacio, necesitan aire!

Su día no había salido tan bien como esperaba.



































































                           ASTARTE LLEGÓ a su hogar exhausta, se había cansado con el susto que se llevó al ver la situación que casi pasaba frente a sus ojos. Abrió la puerta quitándose los tacones, los dejó a un lado, dejó el bolso colgado igual que su abrigo y pronto sintió unas pequeñas garras rasgar sus piernas. Agachó la mirada para ver a su cachorra.

— Hola, princesa — Tomó al pequeño chihuahua que comenzó a lamer su rostro, Astarte hizo una mueca pero dejo a su perrita mostrar su cariño — Tuve un día complicado

Astarte había rescatado a Princesa de la calle. Tenía quince cuando se encontró con la pequeña can en una caja de zapatillas en la calle, tenía a penas un mes y moriría de hipotermia si no fuera por ella. Fue de los mejores días de su vida. Las mascotas en serio llegan a la vida de alguien como un ángel. Dispuestos a curar el alma.

Comenzó a acariciar a su cachorra que se había apoyado sobre su hombro como si fuera una bebé. Fue hasta la sala donde sus pies fueron casi automáticamente a un estante, la abrió para sacar un vino junto a una copa y volvió sobre sus pasos para ir hasta el sofá.

— ¿Me extrañaste? — Le pregunto con una sonrisa a su cachorra que se acomodo sobre su regazo — Yo sé que si

Se sirvió la copa de alcohol y puso sus pies descalzos sobre la mesa pequeña enfrente, tomó el control y prendió la televisión, comenzó a buscar algún canal pero todos eran sobre la noticia del casi accidente. El teléfono de línea sonó en una mesita a un lado del sofá, se estiró con dificultad para tomarlo y atender la llamada.

—¿Aló? —Atendió colocándolo en su oreja y sosteniéndolo con su hombro.

—¡Acabo de ver las noticias de Forks! ¿Qué rayos sucedió? —Quien llamaba era su amiga, Cho.


Puso el canal de las noticias para verse a ella misma, estaba ayudando a Bella junto a Tyler a entrar a la ambulancia, tratando de evitar a los jóvenes con celulares intentando grabar el accidente. Aveces maldecia la creación de las cámaras en teléfonos. Hizo una mueca al ver su perfil, no se veía tan bien desde esos ángulos.

—Casi me da un ataque al corazón, Cho —Dijo antes de comenzar a contarle lo sucedido.

Tenía planeado ir a cenar con sus nuevos compañeros de trabajo, pero les otorgó una disculpa pidiéndoles un descanso para irse a su casa, lo sucedido con el accidente siendo la docente más cercana a la situación la había dejado algo atontada.

Dejó de escuchar a su amiga de la universidad para voltear a los lados, Princesa había comenzado a gruñir estando alerta y miró detrás de ella los ventanales de su casa. Estaba bastante alejada del pueblo, lo cual le dió un escalofrío al sentirse observada.

Se levantó cuando Princesa se bajó para ir a ladrar al gran ventanal de cristal que estaba en la sala. Camino alejando un poco el teléfono, colocó la copa de vino sobre la mesa y se asomó para observar a los costados, pero nada. Era solo una sensación, más ella no veía a nadie que esté observandola. Se alejó acariciando su nuca que se había puesto con la piel de gallina, sus bellos se habían erizado.

Decidió ignorarlo. Todos alguna vez se sintieron observados sin estarlo.

Pero sobre un árbol, en una gruesa rama, estaba sentado Edward Cullen observando a su compañera. Recién había llegado de discutir con Bella Swan. Él la salvo de chocar con la camioneta por varias razones:

Tenía curiosidad por el bloqueo mental que parecía tener, era su tua cantante y su sangre lo hubiera vuelto loco a él y a Jasper, algo que los haría matar a todo Forks para que no queden testigos del desastre que habrían hecho, y escuchar el pensamiento de horror de Astarte lo había hecho reaccionar, no quería que viese algo así.

—¿Estás ahí? —Interrogó Cho preocupada por su silencio repentino.

— Si, solo ¿sabés eso de cuándo estás sola pero de repente te sientes observada? — le pregunto soltando una risita nerviosa, la casa más cercana era una enorme y moderna, después de eso estaba muy alejada y si le pasaba algo nadie escucharía

Pero Edward no permitiría que nada le suceda. Admiraba a su compañera, de solo verla, su cuerpo había recibido una descarga de relajación y paz enorme. No podía creer que su verdadera compañera estaba allí y era su profesora de Historia.

— Edward, no seas acosador

Escuchó la voz de Alice a unos metros, soltó una baja risa antes de bajar del árbol para ir corriendo hasta donde los esperaba la castaña junto a Emmett, ambos sonriendo divertidos.

— ¿Qué sucede, bebé? ¿Tú compañera es muy mayor? — Se burló Emmett recibiendo un empujón del cobrizo que había borrado su sonrisa — no me golpees, eres un niño muy malo — Edward rodó los ojos pasando a su lado — Uy, se molestó el nene

— Déjalo en paz, no es su culpa ser tan pequeño — Alice despeinó el cabello de Edward, esté la quitó de un manotazo entrando a la casa Cullen

— ¿Por que viene enojado? — Preguntó Esme al ver como la paz de Edward se iba para transformarse en pequeños murmuros molestos

— Porque es muy chiquito — Se burló Jasper recostandose en el sofá

— ¡No soy chiquito! — se enojo frunciendo el rostro — Maldita gripe española — refunfuñó subiendo las escaleras

— ¿Qué tiene que ver la gripe? — preguntó la mujer pérdida

— Resumen, su compañera no es Isabella Swan, es la nueva profesora de Historia que acaba de ir a acosar, Astarte Robert — Rosalie se sentó a un lado de su gemelo, ambos sonriendo cómplices

— ¿En serio? — Esme cuestionó sorprendida

— ¡Si, ya! — se quejó el cobrizo cerrando la puerta con fuerza, se estaba estresando pues sabía que además de ser complicado que Astarte lo vea como algo más que un alumno, sus hermanos se iban a burlar

— Uy, se enojo el niño — Se burló Emmett riendo

— Como Edward es un bebé y Astarte tiene la misma edad que Carlisle pues, no le va a dar atención. Todo porque es muy joven y su alumno — Alice contó riendo con inocencia fingida

— ¡Es culpa de la gripe española y Carlisle!

Escucharon al cobrizo quejarse, soltaron unas risas divertidos mientras Esme negaba para ir a la cocina, iba a cocinar algo para ir a darle la bienvenida a la joven nueva profesora.

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