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23 de Mayo 2021
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Montecarlo, Mónaco.
El gran premio de Mónaco había traído grandes sorpresas tanto buenas como malas para todos los pilotos. La primera victoria en Mónaco del niño prodigio Max Verstappen era lo que se llevaba los reflectores, pero la mayoría de los tifosi seguían sin comprender cómo era que 'El predestinado' había llegado a la instancia de abandonar su carrera de casa.
Para el finlandés Valteri Bottas, no fue diferente, un fallo en la táctica de su equipo de pits le costó su permanencia en la carrera al no lograr desatascar un neumático que no estaba planeado al momento de la parada.
Por otro lado, gracias a la complejidad del circuito, más de la mitad de la parrilla se vio atrasada ante sus oponentes provocando desesperación y frustración en los pilotos, entre los afectados se encontraba Daniel, este último acaba de llegar a la zona del pit lane donde debía dejar su monoplaza al terminar la carrera.
Ricciardo se quedó dentro del auto unos momentos, se sentía frustrado, el cambio de escudería no estaba resultando como él lo pensaba, algo fallaba en el auto que le habían brindado, su rendimiento no estaba mejorando, una prueba de ello era que su compañero Norris había logrado sacar una vuelta sobre él, ya se imaginaba las pláticas que tendría con todo su equipo post carrera y para ser sincero estaba cansado.
El australiano suspiro con rudeza desmonto el volante de la estructura del auto y lo dejó sobre el capó, se deshizo del agarre del cinturón y con un impulso se puso de pie, esta acción provocó un leve mareo en él, pero decidió ignorarlo, cuando estuvo fuera del vehículo pudo sentir como el piso comenzaba a moverse bajo sus pies, el aire amenazaba con dejar de circular hacia sus pulmones, con prisa desabrocho el velcro que cernía el traje sobre su cuello, en automático su mano se movió sobre la correa que sostenía el casco alrededor de su barbilla y la destrabo sacando el casco con violencia de su cabeza.
Sus ojos se centraron en el área de pesaje, con las manos temblorosas se dirigió ahí, noto que un par de sus compañeros ya hacían fila esperando su turno, pero no le importo, se metió entre todos y subió a la báscula, el encargado hizo la lectura y una vez listo entrego el papel de los datos al moreno, que solo lo tomó y salió de ahí con prisa. Se adentró hacia los pasillos que comunicaban a las escuderías, para su mala suerte los muros comenzaron a colapsar sobre él, llevándolo a sentir temor y extrañarse, estaba cien porciento seguro de que había consumido sus medicamentos correspondientes previo a la carrera, con su mano libre tomó la balaclava y la sacó de su cabeza lanzándola al suelo en conjunto con su casco.
El hueco de su pecho comenzaba a agrandarse y consumir su respiración, Daniel posiciono sus manos sobre uno de los muros tratando de calmarse, los malos pensamientos llenaban su mente de a poco, dejándole ver la realidad alterada que temía, los resultados no tenían nada que ver con el auto, o con la escudería, todo era producto de su mal rendimiento y poca capacidad como piloto, no podía culpar a alguien más que a su persona, esos ecos comenzaban a aparecer en su cabeza.
—Ahora no, por favor, ahora no — su frente impactó sobre la pared, logrando acallar las voces por unos momentos, pero en cuestión de segundos estas regresaron.
El australiano hiperventiló, sabía lo que se venía, quería evitarlo, no estaba dispuesto a pasar por ello de nuevo, levanto su cabeza y de nueva cuenta impacto su frente sobre el muro, sintiendo cierto alivio, lo que lo llevo a continuar con la acción, logrando que su frente comenzara a enrojecerse y una pequeña herida aunara con abrirse.
Del lado contrario del pasillo se acercaba cierto monegasco que tampoco pasaba por su mejor momento, sobrepasaba en su cabeza una y otra vez el porqué su equipo había decidido ignorar el percance de un día anterior en la clasificación a pesar de sopesar el remplazar la caja de cambios, ese detalle les habría asegurado la participación en este día, pero, por otro lado, la penalización tampoco los ayudaría en absoluto.
Tenía que aceptar que así era el mundo del automovilismo, ahora lo único que le importaba era lograr disminuir su frustración y enojo, eso lo lograría al poder tomar un baño para después reunirse con su preciosa novia Camille, quién estaba seguro lo ayudaría a tranquilizarse.
Charles logro salir de sus pensamientos al percatarse de la escena frente a sus ojos, sus labios titubearon al no saber qué hacer, al mismo tiempo a su mente vino el momento en que la peculiar risa del hombre se escuchó en la última llamada que tuvo con Gabi, aún no entendía que hacía el australiano en la casa de los mexicanos.
El castaño conocía los problemas con los que Daniel tenía que lidiar de boca de Max, este último en una de sus reuniones gracias al estrés que cargaba por la situación del moreno termino desahogándose con el monegasco contándole toda la historia detrás del padecimiento de Ricciardo, poniendo así al monegasco en contexto y logrando que sintiera algo de simpatía hacia el australiano.
Pero esta vez esa información le jugaba en contra, al verlo así, comenzó a sentir miedo, miedo a que terminara lastimando a Gabriel y Valentina acercándose a ellos, visto estaba que el moreno aún no podía controlar sus crisis de buena forma, Charles no estaba dispuesto a permitirlo, con prisa se acercó a Daniel, tomo su brazo y con fuerza lo empujo hacia atrás, sus miradas se encontraron, noto como los ojos del moreno estaban extrañamente oscurecidos y un leve hilo de sangre bajaba por su frente.
— ¿Qué diablos te pasa? — cuestiono el monegasco, para después caer en cuenta de que fue una estupidez, era obvio que Daniel tenía un episodio.
— No es de tu incumbencia — Daniel paso por el lado del más bajo con la intención de recoger su casco y salir de ahí, así podía ahogarse en su tormenta en la soledad de su room, pero no contaba con que Charles no se lo dejaría tan fácil, el monegasco necesitaba respuestas.
— ¿Qué hacías la otra noche en la casa de Valentina? — cuestiono Charles sin pena, cuando se dio cuenta de que hablo de más ya era demasiado tarde.
Daniel se giró para mirarlo con molestia, un interruptor se encendió en su mente, nunca le había gustado que las personas se metieran en sus asuntos, mucho menos alguien como Charles, con quién solo había tenido una convivencia por su profesión, no por qué fueran amigos.
— Ese tema también es algo que no te incumbe, métete en tus propios asuntos Leclerc - el australiano lo señalo con advertencia, logrando que Charles comenzara a molestarse dejando que su enojo, frustración y preocupación hablaran por él.
— El que interactuaran contigo un par de veces no quiere decir que puedas tener la confianza de aparecerte así en su casa, que Gabi sea simpático no lo debes de tomar como arma para acercarte a él o a Valentina, que es seguramente en quién estas interesado. — el castaño acorto la distancia entre ambos. — Pero tienes que ser realista, no eres capaz de controlarte a ti mismo, en esas condiciones no deberías de relacionarte — Charles no se daba cuenta de que esas palabras eran como puñaladas para Daniel. — Yo no quiero que en un arranque llegues a lastimarlos, aléjate de los Navarro o — Daniel llevo sus manos hacia los hombros del más bajo para terminar empujándolo con rabia.
Las palabras de Charles comenzaban a ser ecos en su cabeza, ¿Cómo se le ocurría pensar que podría tener algún tipo de oportunidad con Valentina?, ella no se tomaría el tiempo de salir con un mediocre y bueno para nada como él, que decir de Gabi, no merecía tener como ejemplo a un mayor que era una basura.
— ¿O qué? ¿Mmm? Vamos anda, ¿qué me harás? — Ricciardo volvió a empujar a Charles logrando que la espalda del monegasco se estampara con uno de los muros. — ¿Iras bajo las faldas de Binotto a pedirle que me dé una paliza por qué es algo que tú no puedes hacer?, no te vuelvas a meter en mi vida Leclerc — Daniel llevo una de sus manos hacia el cuello del monegasco para comenzar a estrujarlo. — Por qué me importara una mierda que seas mejor amigo de Max.
Charles por impulso cerro su mano, llevando su puño hacía la mejilla del australiano logrando tomarlo desprevenido, gracias al golpe Daniel retrocedió, el menor pudo recuperar el aire que había perdido, entre jadeos volvió a acercarse hacía el mayor impactando de nuevo su puño en el rostro de Daniel, este último perdió el control en sí mismo, con fuerza de nuevo tomo los hombros del monegasco lo empujo hacia atrás, una de sus manos se empuñó y tomo vuelo para impactarla sobre la barbilla del castaño.
Quien termino desorientado, claramente Daniel era más grande físicamente, y podría tener el control de la situación, pero Charles no se lo permitiría, así que simplemente acepto el reto y decidió intercambiar golpes con el australiano.
Para esta instancia la ceremonia de premiación había terminado, el vencedor, Max Verstappen regresaba del podio en compañía de Steve, el ingeniero designado por Red Bull para recoger el trofeo de constructores, ambos hombres platicaban detalles sobre la carrera, tanto los buenos como los que podían mejorar, el intercambio de palabras se vio interrumpido de forma abrupta al admirar la escena frente a ellos, gracias a sus uniformes, Max logro darse cuenta de que se trataba de sus mejores amigos, con prisa dejo su trofeo en manos de Steve y salió corriendo para separarlos.
El rubio corrió directo hacia Daniel, con fuerza tomo su hombro y logro atrincherarlo contra la pared posicionando su antebrazo en el cuello de su amigo, el neerlandés observo sus ojos, estaba en medio de una crisis, lo conocía bien.
— Max, el aun no se sabe controlar deberían de tomarlo en cuenta, es un peligro para todos a su alrededor, incluso para el mismo — el coraje contenido lograba que Charles hablara sin pensar, los ojos de Ricciardo se clavaron en los de Verstappen.
En ese momento las lágrimas comenzaron a salir de los ojos de Daniel, sus rodillas flaquearon y de no ser por el agarre de Max habría tenido un gran impacto en el suelo, pero el rubio lo ayudo a tomar asiento, el australiano llevó sus rodillas hacia su pecho y las abrazo, terminando por esconder su rostro en estas para llorar sin que nadie lo observara.
— Ya te lo dije Daniel, no te quiero cerca de Gabriel o Valentina, porque te juro que - Max se puso de pie y tapo la boca del monegasco con su mano.
— ¿Te quieres callar? — pidió Max con molestia. — No sé qué diablos paso Charles, pero lo mejor será que te largues de aquí antes de que empeores más la situación - el neerlandés quitó su mano de forma tosca del rostro del castaño.
Este último pareció despertar de la ensoñación, al observar a Max sentado al lado de Daniel sobando su espalda mientras este sollozaba abrió la boca con sorpresa, gracias a todas las emociones por las que pasaba termino descargándose con la persona que menos lo merecía, comenzó a procesar toda la situación así como todas las palabras que intercambió con el moreno mientras llevaba sus manos hacía su cabello, acababa de dañar a Daniel de la peor forma en que alguien podría hacerlo.
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La noche se cernía sobre Montecarlo, Daniel se encontraba sentado sobre su cama desde donde observaba como los rayos de la luna se filtraban por el ventanal de su habitación, hace un rato que habían logrado tranquilizarlo. Max se encargó de llevarlo hasta su habitación para ayudarlo a tomar un baño, mientras Michael se encargaba de contactar a su terapeuta explicándole la situación, el especialista le dio un par de indicaciones que incluían un par de pastillas que lograrían tranquilizar al australiano y ayudarían a que conciliara el sueño por esta noche.
Ricciardo analizaba la situación, suspiraba fuertemente mientras se daba cuenta de que estos altibajos eran parte de su tratamiento, Oliver le había hablado de este tipo de situaciones, pero le aseguraba que con el tiempo y la terapia estos se disminuirían o en su caso, acabarían. Daniel estaba muy esperanzado a que esto terminara, no le gustaba perder el control de esa manera, mucho menos en su lugar de trabajo, se sentía realmente apenado con Charles, a pesar de la situación, entendía que ambos pasaban por momentos difíciles en ese instante.
Aun así, un par de palabras hacían eco, el australiano estaba seguro de que le interesaba conocer más a la familia Navarro, sobre todo a cierta castaña que llamaba su atención, la belleza de Valentina le había impactado por completo, agregándole esa personalidad única de la chica, eso en conjunto resulto atrapar a Daniel, que, por un lado, tenía miedo de abrirse de nuevo al querer a alguien y por otro temía lastimar a esas personas especiales tal como lo dijo Charles.
El sonido de la puerta de su habitación abriéndose logro hacerlo salir de sus pensamientos, miró hacia la entrada dándose cuenta de que su mejor amigo ingresaba con dos bolsas de lo que parecía comida en sus manos.
— ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en la cena de tu equipo? — Max negó.
— Pedí permiso a Horner para faltar, le expliqué la situación y solo me pidió que te dijera que esperaba te encontraras mejor — Daniel sonrió a medias. — Pregunte a Michael sobre tu dieta, me dejo consentirte con algo de pasta al pesto y pollo, así que, manos a la obra — ambos rieron.
Max tomó asiento sobre la cama, saco de las bolsas los contenedores de comida, dejando uno sobre las manos de Daniel y tomando otro para él, ambos comenzaron a comer en silencio, disfrutando solamente de su compañía.
Los amigos habían hablado acerca de lo que paso mientras Daniel se duchaba, el neerlandés anoto en su lista mental de pendientes el hablar con Charles creyendo que había sido muy duro e imprudente con el australiano, ese era un asunto que arreglaría más tarde, Max sintió como algo vibro en el bolsillo de su pantalón, saco el objeto dándose cuenta de que era el celular de Daniel, su amigo le había pedido lo llevará consigo, no quería tener contacto con nadie en este momento, el rubio observo el nombre que aclamaba un FaceTime, sonrió, sabía que esto alegraría a Daniel, sin consultarlo respondió para con prisa posicionar el teléfono frente al rostro de su amigo.
— ¡Amigo Dani! — Gabriel exclamo emocionado, Daniel no puedo evitar que su característica sonrisa se dibujara en sus labios, Gabi era la medicina que más necesitaba en este momento.
Antes de salir de la casa de los Navarro, Gabriel se había encargado de mostrarle al piloto la cuenta que su tío Charles había creado para poder hablar con él con el fin de que Daniel también pudiera mandarle mensajes, ambos se siguieron mutuamente y así era como habían logrado mantener la comunicación, desde ese momento no dejaban de hablar para contarse como iban sus días y si llegaba a sucederles algo relevante, incluso para jugar juntos Among Us por petición de Gabi.
— ¡Hey Ángel! — Daniel había optado por llamarlo de la misma forma que la mamá del niño. — ¿Cómo te encuentras campeón?.
— Estoy muy bien — el australiano noto como el niño ya se encontraba enredado entre las sabanas de su cama. — Casi a punto de dormir, pero quería decirte que vi la carrera — la piel de Daniel se erizó, seguramente el menor iba a hablar de su mal desempeño.
La mirada del moreno viajo hacia Max, quien con una seña le indico que se tranquilizara, dejando el teléfono en manos de su amigo al momento que se ponía de pie y palmeaba su hombro comentándole que esperaría fuera de la habitación mientras él tenía la videollamada.
— Me alegra escuchar eso, ¿Qué tal te pareció? - pregunto Ricciardo entre titubeos.
— ¡Hiciste un trabajo excelente Dani! - exclamo el niño con una sonrisa que logro contagiar a Daniel. — Era muy divertido cuando te enfocaban en la pantalla, yo gritaba mucho alentándote hasta que enfocaban otro carro y guardaba silencio — Gabi rio mientras tapaba su boca con su pequeña mano, gesto que Daniel imitó. — Mi mami me llamo la atención varias veces, pero termino por ver la carrera conmigo, y también te apoyaba — estas últimas palabras se las dijo en un susurro que causo ternura en el australiano.
— ¿A sí? — cuestiono el mayor con emoción, el niño solo asintió.
— Pero me pidió que no dijera nada, creo que rompí la promesa, pero sé que tú no dirás nada porque eres mi amigo.
— En eso tienes toda la razón, tu secreto está a salvo conmigo — el hombre le mostró su pulgar al menor, quien estaba por cuestionarle sobre los golpes en su rostro para saciar su curiosidad, pero se vio interrumpido por su madre que llego a la habitación.
— ¿Qué paso Ángel? — cuestiono la mexicana con reproche. — Creo que habíamos quedado en que ya era hora de dormir.
— Perdón mami, es que, no aguante las ganas de llamar a mi amigo Dani, mira — Gabriel le mostró la pantalla a su madre.
Dándole a Daniel una vista perfecta del rostro de la mujer, que aun sin nada de maquillaje y con solo el cabello trenzado, lucia preciosa, Valentina por su parte se sorprendió al observar los hematomas en el rostro de Daniel, así como la herida en su frente.
— Mi amor, ¿por qué no vas a cepillarte los dientes mientras saludo a Daniel? — el niño asintió.
— Ahora regreso Dani — Gabi salió de su habitación con rumbo a cumplir la demanda de su madre.
— Hola Valentina — menciono Daniel, mostrándole una sonrisa.
— ¿Te encuentras bien? ¿Qué sucedió? ¿Tuviste algún contratiempo con el monoplaza luego de la carrera? — cuestiono Tina con preocupación que su ceño fruncido dejaba ver.
— No fue nada — el australiano pauso, mordió su labio mientras dudaba si era lo correcto comentarle la situación, pero si quería que algo se desarrollara entre ellos, decidió ser sincero, pero reservando los detalles acerca de su crisis, aún no estaba listo para hablar sobre esa situación con la mexicana. — Tuve un pequeño altercado con Charles — Valentina abrió la boca sorprendida. — Al finalizar la carrera nos encontramos en los pasillos, él me cuestiono el porqué me encontraba en tu hogar en días pasados, me moleste un poco, no me pareció prudente la forma, ambos estábamos tensos y terminamos por repartirnos un par de golpes.
El moreno observó el rostro de la mexicana, notaba como sus labios titubeaban sin saber qué decir, y la entendía, Charles era el mejor amigo de ella, y Daniel solo era un pobre diablo que comenzaba a pensarla todos los días.
— Debo ser sincera me sorprende un poco la situación — ella pausó. — Aunque no entiendo su actitud, desde el momento que nos visitaste y él se dio cuenta, se alejó un poco de mi — explicó ella. — Aún mantiene la comunicación diaria con Gabi, pero cuando trato de acercarme a saludar simplemente inventa alguna excusa para no hablar conmigo. — dijo la morena con pena.
— Charles es un buen chico, deberías de buscarlo y aclarar las cosas, siento mucho que mi persona les esté causando problemas, será mejor que tome distancia — en automático se vio interrumpido.
— No — dijo ella con firmeza — No es necesario que te alejes de mí — él sonrió. — De nosotros — Tina rectificó refiriéndose también a su hijo mientras sus mejillas se sonrojaban.
— No me gustaría para nada hacerlo — una sonrisa coqueta escapó entre los labios de ella al escucharlo. — Pero no quiero que se vea afectada tu amistad con Charles por mí — ella negó.
— Lo poco que he logrado conocerlo, Charlie es un poco imprudente y actúa sin pensarlo, pero no es un mal chico, sé que si hablo con él las cosas se solucionarán — cuando él estaba por responderle, el pequeño rubio apareció a espaldas de su madre y se abrazó al cuello de ella.
— ¿De qué hablan? ¿Puedo saber? — pregunto con curiosidad el menor.
— Hablábamos de que se está pasando tu hora de dormir — Gabi frunció el ceño al escuchar las palabras de Daniel, lo estaba traicionando.
— Eso es cierto jovencito, mañana tienes escuela — agregó su mamá. — Además Daniel tuvo un día pesado, él también tiene que descansar.
— Dani, quiero hablar más contigo — el niño hizo un puchero que logró ablandar el corazón del moreno.
— Ángel, te prometo que mañana me comunicaré contigo, es más, en cuanto termines tu tarea podemos conectarnos y jugar Among Us hasta la hora de la cena — los ojos del niño se iluminaron. — Siempre y cuando tu mamá esté de acuerdo.
— ¿Puedo mami? Por favor, por favor — Gabi se posicionó frente a su mamá y junto sus manitas en forma de súplica.
— Claro que si mi amor, pero por ahora a dormir — el menor aplaudió triunfante.
— Buenas noches amigo Dani, descansa y sueña con los angelitos, nos vemos mañana — Gabi se despidió agitando su mano hacia la pantalla.
— Descansa Ángel, nos vemos mañana — el rostro de la mexicana apareció de nuevo frente a la pantalla. — Creo que es hora de despedirnos.
— Así es — complemento ella. — Descansa Dani, y por favor, toma algo para que esos golpes desaparezcan pronto.
— Lo haré, no te preocupes por ello, pasa una linda noche — ambos se brindaron una sonrisa pura y así fue como la llamada llego a su fin.
Daniel lanzó el celular al instante sobre su cama, la sonrisa parecía no querer desaparecer de su rostro, comenzaba a sentir que no todo era malo como pensaba.
Max, quien se ocultaba en el pasillo que daba hacia la puerta de la habitación fue testigo de toda la interacción entre Valentina, Gabriel y Daniel, para él fue imposible el no darse cuenta de cómo esos tres tenían una química impresionante a pesar de solamente verse a través de una pantalla, con cautela se asomó y logró ver cómo su amigo sonreía hacia la nada, incluso su semblante había cambiado.
Sin duda alguna los Navarro Marshall le hacían un bien a Ricciardo, y Max haría todo lo posible por qué el moreno se diera cuenta de ello, pues podrían incluso arreglar algo que no rompieron llenando de felicidad los días del australiano.
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26 de Mayo 2021
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Cambridge, Inglaterra.
Valentina observo con orgullo la cocina perfectamente limpia, luego de la comida se dedico a hacer una limpieza profunda en el área y por fin había terminado.
Seco por última cuenta sus manos con la toalla que estaba sobre la encimera y salió de ahí luego de apagar la luz, la mexicana fue directo hacía la habitación de su hijo, se asomo con cautela notando que el niño se encontraba sentado frente a su escritorio haciendo su tarea mientas su fiel compañero Caramelo lo acompañaba recostado a sus pies, algo que la hizo sonreír, para su buena fortuna Gabriel era un niño muy responsable y dedicado a sus labores, llevándola a no batallar tanto en lo que a su maternidad respectaba.
Decidió dejarlo tranquilo, caminando así hacia su habitación, al ingresar a está emparejó la puerta tras de ella, no quería que la actividad que deseara hacer distrajera a Gabriel de sus deberes.
Valentina tomo asiento sobre su cama, retiro el calzado de sus pies y se recostó con comodidad mientras exclamaba un suspiro, no le vendría mal una siesta mientras se llegaba la hora de la cena, por inercia cerro los ojos comenzando a relajarse por completo, cuando estaba por quedarse dormida un sonido logro sacarla de su ensoñación, era el iPad de Gabriel, seguramente se trataba de una llamada de Charles, la mexicana tenía la intención de hablar con su amigo así abrió los ojos y tomo el aparato para responder sin demora.
Su rostro palideció al notar que en realidad se trataba de Daniel, para su buena suerte este se encontraba observando algo en su celular dándole tiempo de arreglar levemente su cabello y tallar sus ojos para eliminar cualquier rastro de sueño, mientras hacia eso se percató que unos audífonos Beats reposaban sobre la cabeza de Ricciardo, este último vestía una playera de lo que parecía el equipo de Texas de la NBA, la mexicana no podía asegurarse de que pertenecía a ese deporte por qué nunca lo había seguido, pero lo que si podía asegurar es que el australiano tenía unos brazos bastante tonificados, la prenda al ser sin mangas los dejaba perfectamente a su vista, lo que más llamo la atención de la morena eran el par de tatuajes que decoraban la piel de él, logrando que la ganas que tenía por conocer a Daniel a fondo, aumentaran.
Cuando Daniel levanto la mirada de su teléfono, los ojos de ambos se encontraron a través de la pantalla, fue inevitable que aparecieran las sonrisas.
— Hola Valentina — soltó a duras penas Daniel.
Siempre que veía a la mexicana lograba paralizarse, ella tenía cierto efecto que, por un lado, llegaba a asustarle, pero por el otro le gustaba esa sensación.
— Hola Daniel — la mujer pauso, a ella también le causaba cierto nerviosismo hablar con el australiano — ¿Cómo va todo?.
— Creo que por el momento todo perfecto, algo agotadores los entrenamientos, pero no me puedo quejar al hacer lo que me gusta — Tina sonrió al escucharlo tan positivo, la mexicana noto que los hematomas en su cara ya estaban de un color amarillezco, dándole la señal de que en unos días más desaparecerían por completo — ¿Ustedes qué tal? El lunes Gabi me comento que una tarea muy difícil por entregar el día de hoy, ¿Todo salió bien con eso? — Valentina rodó los ojos ante la exageración de su hijo.
— Respondiendo a lo primero todo está bien por aquí gracias por preguntar, sobre lo segundo, en la clase de historia de Gabriel le están explicando acerca de "La Gran Niebla de Londres"*, tenía como tarea hacer una pequeña presentación a mano con dibujos sobre el tema, pero es tan perfeccionista que quería que todo le quedaba acorde y se estaba ahogando en un vaso de agua al no poder decidirse cuál era la información que quería plasmar — ambos mayores rieron.
— Vaya y yo pensando que era una pelea con las matemáticas — Tina sonrió orgullosa.
— Afortunadamente, las matemáticas son uno de sus fuertes, pero no le hables de historia por qué mientras no sea la de México o algún dato que sea de su interés es lo que más aborrece — Daniel frunció el ceño.
— Quién lo diría, pensé que sería todo lo contrario, con eso de que le encanta leer — Tina asintió ante las palabras del moreno — Pero bueno, el motivo de mi llamada es porque quedamos en jugar Among Us hoy de nueva cuenta — las mejillas del moreno se sonrojaron levemente causando ternura en la mujer.
— Me lo comento desde ese día, créeme, cuenta las horas para hablar contigo, solo que aún se encuentra terminando su tarea — Daniel exclamo una gran «o» con sus labios.
— Lo siento, creo que no calcule bien el tiempo, ¿Lo interrumpí? — pregunto con pena.
— No, él está en su habitación, su iPad está aquí conmigo, pero le puedo avisar que llamaste — Daniel titubeo levemente antes de responder, era la oportunidad perfecta para platicar a solas con Valentina, la mayoría de las veces que habían hablado estaba Gabi de por medio, no era algo que le molestaba, pero si deseaba conocer a la chica por algo tenía que empezar.
— Si no tienes inconveniente podríamos conversar un poco entre nosotros mientras él termina sus deberes — soltó Daniel con miedo a ser rechazado, un pequeño hueco se formó en su pecho y sentía un eco en su cabeza que lo regañaba por humillarse así.
— Me parece perfecto, que te parece si me cuentas como han ido tus días post carrera — todas las sensaciones anteriores desaparecieron ante esas palabras, la sonrisa de Daniel se ensanchó en automático al ver a través de la pantalla como Tina se acomodaba sobre las almohadas para escucharlo con atención.
Y eso fue lo único que él necesito para expresarse con confianza ante la chica, llevándolos a envolverse en una plática que sin darse cuenta se alargaría por un par de horas.
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— ¡Eso no es cierto! — exclamo Daniel con diversión mientras su peculiar risa se daba a escuchar contagiando a Valentina.
— Te juro que así fue — ambos carcajearon — Yo era la única niña en esa reunión y al mis padres olvidar mis muñecas tuve que recurrir a Nicolás para poder jugar con algo — Daniel volvió a reír.
— Y, ¿Te perdono después de que le cortaras el cabello con las tijeras del jardín de tu abuela? — Tina asintió divertida.
— Le costó un par de meses, pero logro superarlo — Tina volvió a carcajear — Recuerdo que todos los días antes de que él fuera a la escuela, mamá se encargaba de rociar aerosol negro para el cabello en la zona donde lo trasquile — el australiano volvió a reír con fuerza.
— Es que no me imagino a Nicolás así, él se ve tan pulcro y preocupado por su aspecto que es imposible.
— Así es desde que era un niño, pero logro aceptarlo por unos meses mientras le crecía el cabello — ambos sonrieron.
Las palabras se escaparon por un momento mientras sus ojos se encontraban de nuevo, Daniel admiro cada una de las facciones de la mujer, a sus ojos era perfecta y lo poco que había logrado conocerla logro que ciertos sentimientos se removieran en su corazón, que decir de Tina ella estaba encantada con el australiano, no solo por lo atractivo, sino que su personalidad era única y le encantaba la manera en que su hijo y él habían congeniado.
— Iré a Londres la próxima semana por unas reuniones de McLaren con un par de academias — soltó Daniel con prisa, no quería reprimirse más — Estaba pensando en que tal vez, bueno, no sé si te gustaría que saliéramos a cenar algún día — el corazón de Valentina latió con prisa gracias a la emoción.
— Claro que sí, me encantaría — Daniel batió su puño bajo la mesa orgulloso de esta victoria — Aprovecharé que mi amiga Nina se encontrará en la ciudad y le pediré que me dé una mano con Gabriel — él negó.
— El puede acompañarnos, por mí no hay problema, me encanta pasar tiempo con él y sus ocurrencias — Daniel sonrió, Tina se enterneció con sus palabras, aunque ella adoraba a su hijo, por esta vez le gustaría pasar un buen momento con el australiano.
— Te lo agradezco, pero si Gabriel no duerme a sus horas se convierte en Jack-Jack* créeme — ella sonrió.
— En ese caso lo mejor será que seamos solo tú y yo — ambos asintieron con emoción.
— ¡¿Mami donde estás?! — él gritó de Gabi logro romper su burbuja de complicidad.
— En mi habitación Ángel — la morena respondió sin prisa — Creo que es hora de despedirnos, tienes una cita pendiente — soltó ella refiriéndose a la cita de juegos de su hijo y el mayor, pero no se esperaba lo que escucharía.
— Así es, y te aseguro que será solo la primera de las tantas que tendremos tú y yo — Daniel se atrevió a brindarle un guiño a la morena.
Esta mordió su labio tratando de esconder la sonrisa de emoción que se plasmó en sus labios, cuando estaba por responder su hijo se adentró a la habitación con varios cuadernos en mano, miro a su mamá extrañándose por verla tan feliz, pero no era algo que la molestara, al contrario, para Gabi ver a su mamá sonriendo era una de las mejores cosas que le podían pasar.
— ¿Qué haces? — cuestiono con curiosidad al ver a la mayor sosteniendo su iPad.
Al quedarse sin palabras la mexicana solo atinó a girar la pantalla, en el momento que Gabriel se percató de quién era la persona que se mostraba en la misma, sus ojitos brillaron por la emoción, una sonrisa apareció en sus labios.
— ¡Amigo Dani! — exclamo con felicidad mientras dejaba sus cuadernos en la cama al lado de su madre y tomando el aparato que Tina dejo al instante en sus manos.
— ¡Hola Ángel! ¿Listo para jugar? — el niño asintió.
— A la orden jefe — Gabi llevo su mano a su frente para hacer su tradicional saludo militar, gesto que a Daniel le encantaba ver por parte del niño.
— Mi amor, ¿Por qué no vas a tu habitación para que comiencen a jugar mientras yo reviso tus cuadernos? — el niño asintió y con prisa salió disparado de la habitación de Valentina.
Esta última no podía disimular la felicidad que emanaba de su pecho, sin duda alguna no esperaba que su tarde terminara así, la sonrisa no se borraba y podía sentir como "las mariposas volaban en su estómago"*, mentiría si dijera que no había querido tener una cita con el moreno, pero por sus diferentes estilos de vida lo veía muy difícil, y ahora era toda una realidad, ni siquiera habían podido ultimar detalles, pero ella ya se imaginaba que sería una de las mejores citas que tendría en su vida, lo que significaba una cosa, Valentina había logrado que las barreras de su corazón cayeran, comenzaba a entusiasmarse con Daniel.
° La Gran Niebla de Londres: Mientras los londinenses encendían sus chimeneas para combatir el frío invierno de diciembre de 1952, surgió un patrón meteorológico que convertiría el humo del carbón en una niebla mortal.
La tarde del 5 de diciembre, un manto de aire cálido y húmedo se detuvo sobre Londres, empujando el aire hacia el suelo, allí, las bajas temperaturas condensaron el vapor de agua en el aire y lo convirtieron en niebla, este fenómeno meteorológico, conocido como inversión térmica, atrapó las emisiones de los incendios sobre la ciudad.
° Jack-Jack: Jack-Jack Parr es un personaje de las películas The Incredibles & The Incredibles 2.
° Mariposas en el estomago: Al tener alguna emoción surgen reacciones en el estómago, cuando el sistema simpático que maneja el miedo siente esta emoción envía la orden para huir, de ahí surge la adrenalina y en ese momento manda más sangre a los músculos, brazos y piernas para correr quitándole sangre a otros órganos como el intestino y el estómago, así baja el nivel de flujo sanguíneo, el estómago lo detecta y le envía señales al cerebro, en el enamoramiento sucede el mismo proceso con la adrenalina y "es lo que entendemos como mariposas en el estomago".
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