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9 de Junio 2021
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Cambridge, Inglaterra.
Un pequeño Gabi corría con prisa de regreso a su salón, unos segundos atrás el timbre que anunciaba el fin de su recreo había sonado, tomándolo desprevenido camino hacia el sanitario, había tomado tanta leche con chocolate en su desayuno que su organismo exclamaba expulsarla, no puedo aguantar y tuvo que desviarse, mentalizándose en que tal vez su maestra le daría una pequeña llamada de atención por llegar tarde.
El niño se paró frente a la puerta del salón al verla abierta entró con prisa, dándose cuenta de que su maestra aún no se encontraba dentro, Gabi se relajó soltando todo el aire de sus pulmones, ingresó con rapidez directo hacia la pequeña mesa que compartía con Olivia, la que ahora él consideraba su mejor amiga.
La niña lo había acogido desde el primer momento en que Gabriel había ingresado a la escuela, formando así el «superescuadrón de amigos» del que también era parte el pequeño Jason, pero este se encontraba en otro salón, eso no les impedía pasar juntos los recesos, y compartir tardes de juego en la casa de cualquiera de los tres.
— Pensé que no lo lograrías — exclamo Olivia relajándose al ver a su mejor amigo tomar asiento a su lado.
— Yo creía lo mismo — ambos rieron — Pero alabado sea lo que entretuvo a Miss Charlotte.
Cuando el niño terminó de hablar la mujer antes mencionada ingresó al aula, Gabi sonrío al verla, era la mejor maestra que podía haberle tocado, a diferencia de las mujeres que le habían enseñado en México, Miss Charlotte era muy amable, siempre que él tenía una duda se la resolvía sin problema y la misma era la jefa del círculo de lectura que tanto amaba el menor de los Navarro Marshall, por lo tanto, la admiraba aún más.
— Mis niños, como les había comunicado la semana pasada, el día de hoy tendremos una visita sorpresa muy especial en el aula, pero antes de que nuestras visitas pasen, recuerden que mañana por la tarde comenzarán los ensayos finales para el festival del día del padre — la sonrisa de Gabriel se borró por completo al escuchar esto último.
Al principio el niño estaba bastante emocionado por tal festival, pero, cuando le comunicó la noticia y la fechas de este mismo a su papá Leandro, el mayor con pena le comentó que tenía un viaje de negocios que no podía posponer, pero haría todo lo posible por estar ahí.
Gabriel perdió toda esperanza en cuanto escuchó las palabras de su abuelo, sabía que él tenía que trabajar y aunque le prometió hacer un esfuerzo por llegar, era imposible que estuviera ahí ese día.
— Por favor, recuérdenle a sus mamis, que a partir de mañana saldremos una hora después de lo normal, ¿Entendido?
— Si Miss Charlotte — respondieron los demás niños.
Gabriel se limitó a tomar uno de sus libros, quitar su separador y continuar leyendo, pero su plan se vio interrumpido por Jack, uno de sus compañeros.
— Será muy emocionante que ensayemos y luego todos nuestros papás vean el resultado — el pelinegro alzó sus brazos con emoción — Aunque, será muy triste para Gabriel, pues él no tiene papá y nadie vendrá a verlo — varios de los menores rieron luego de las palabras de Jack.
Gabi rodó sus ojos, aunque pudo sentir como estos se rozaban por las lágrimas que amenazaban con salir, el menor nunca entendió por qué desde que llegó Jack se dedicaba a molestarlo, él nunca le había hecho algo como para ganarse su desprecio.
— Cállate Jack, Gabi si tiene papá, pero es un mayor muy ocupado y por eso no podrá venir — Oli defendió a su amigo.
— Eso es una mentira Olivia, Gabriel no tiene papá, todos sabemos que lo abandonó — Jack y su grupo de amigos carcajearon de nuevo.
Gabi tragó el nudo en su garganta y se aferró a su libro, las lágrimas del pequeño poco a poco descendían por sus mejillas, pero no levantaría su rostro, no le daría a Jack el gusto de verlo en ese estado, "Por la tarde hablaré con mami para que le ponga un alto a ese tonto" pensó.
Con disimulo, el pequeño rubio limpió sus lágrimas, solo tendría que soportar un par de clases más y podría ir a casa a desahogarse con su mami pidiéndole que vieran películas toda la tarde mientras olvidaba este trago amargo envuelto por los brazos de la mayor.
El grupo de amigos siguió diciendo palabras hirientes para el mexicano, Olivia se limitó a abrazar a su amigo por los hombros mientras le brindaba palabras de aliento, pidiéndole que los ignorara y exclamando enojada que le pediría a la maestra castigara a esos niños, pero, con prisa, Jack se puso de pie y se colocó a un lado de Gabi, tomó la barbilla del niño y lo obligó a mirarlo.
— ¿Ya vieron? Está llorando porque no tiene papá — todos en el salón, a excepción de Olivia comenzaron a burlarse del mexicano.
Los menores no se percataron de que Miss Charlotte regresaba en compañía de la famosa visita que recorrería el instituto, los adultos lograron ser testigos de toda la situación y la burla que los compañeros de Gabriel estaban teniendo hacia él, uno de los adultos en particular se molestó bastante, no tenían por qué tratar así a su ángel.
— No me parece correcto lo que todos ustedes están diciéndole a su compañero — los menores guardaron en silencio y observaron al responsable.
Gabriel por su parte levantó su vista desorientada, sus ojos se abrieron por sorpresa, con prisa secó las lágrimas de sus mejillas y una sonrisa reapareció en sus pequeños labios.
— Creo que todos le deben una disculpa — finalizó el moreno.
El menor se puso de pie sin importarle nada, corrió hacia el frente donde el responsable de defenderlo ya lo esperaba en cuclillas con los brazos extendidos, Gabi se aferró al cuello del australiano, quien lo envolvió en un abrazo y lo cargó levantándose de nuevo.
— Gracias por defenderme amigo Dani — Ricciardo lo estrujo aún más en el abrazo.
— No les hagas caso, sabes que son niños pequeños y a veces no tienen idea de que más hacer para llamar la atención — exclamó el mayor tratando de hacerle entender a Gabi, que no todos los niños eran igual de maduros e inteligentes como el rubio.
— Hola pequeño duendecillo — Lando trató de respaldar a su amigo y al pequeño, tomando a Gabriel de los brazos de Ricciardo abrazándolo de la misma forma, el pequeño de los Navarro Marshall correspondió el gesto gustoso.
— Niños su comportamiento fue muy grosero hacia su compañero, hablaré con sus padres y con ustedes al salir de clases — Miss Charlotte se dirigió a Jack y su grupo de compañeros.
La pequeña Olivia se burló por lo bajo, cuando Jack la observó con molestia ella le sacó la lengua, eso se merecía por burlarse de su mejor amigo.
— Una disculpa caballeros, no suelen comportarse así, no entiendo qué sucedió — habló apenada de tutora del salón.
— Debería de poner más atención en los comportamientos de sus alumnos, son pequeños sí, pero por eso mismo debe de inculcárseles el respeto y también — Lando posicionó su mano libre sobre la boca de su compañero para interrumpirlo.
— Lo que quiere decir mi amigo es que este tipo de situaciones se pueden evitar aunque entendemos que debe ser difícil controlar a tantos niños, ¿Verdad? — Daniel solo atinó a rodar los ojos y tomar a Gabriel de los brazos de Lando.
— ¿Por qué estás aquí? ¿Viniste por mí? — preguntó Gabi con emoción al estar de nuevo entre los brazos del australiano.
— Fue una casualidad de la vida Ángel, pero me alegra que nos encontráramos aquí — Daniel tomó la mejilla del niño y por inercia dejó un beso sobre la frente del pequeño.
Gabriel se tensó, con el contacto sintió una extraña sensación eléctrica que recorrió su pequeño cuerpo, pero al instante una descarga de felicidad lo invadió y su sonrisa se ensanchó más de lo normal.
Miss Charlotte presentó los pilotos con los niños, los pequeños se encontraban muy emocionados por conocer a los hombres que para algunos eran sus ídolos, pues eran fieles seguidores del deporte motor aun siendo tan jóvenes, Lando y Daniel se encargaron de saludar a los menores y convivir con ellos antes de la actividad, en todo este transcurso, Gabriel no se separó en ningún momento de Ricciardo, los dos parecían siameses, cuando no estaban abrazados se encontraban con sus manos entrelazadas, pero no se separaban.
La mujer le pidió a los niños que se levantaran de sus asientos, y formaran una fila para poder trasladarse hacia el auditorio de la escuela, con prisa los niños obedecieron todos se tomaron entre las manos y guiados por la maestra comenzaron a caminar hacia el auditorio, Gabriel por su parte, seguía entre los brazos del australiano, este par caminaba por detrás de todos, el rubio se encargaba de explicarle a Daniel que era cada lugar que pasaban mientras se dirigían al punto destino, el moreno lo escuchaba con atención sonriendo ante el entusiasmo del niño.
El grupo ingreso al auditorio encontrándose con una miniferia de ciencias, uno de los patrocinadores de McLaren había sido el encargado de tal actividad, los niños gritaron de emoción y comenzaron a esparcirse por el lugar, el motivo de la actividad era que ambos pilotos del equipo pasaran un momento interactuando con sus pequeños fanáticos gracias a una pequeña gira por diferentes institutos en el Reino Unido.
Pero, en el caso de Daniel, toda la mañana la dedico a ir de aquí para allá con Gabriel, que claro, cuando algún otro pequeño aclamaba su atención, por supuesto que los atendía, pero algo lo impulsaba a no separarse del pequeño rubio, este último se sentía entre las nubes con la compañía de Daniel, comenzaba a acostumbrarse a pasar tiempo con él gracias a las veces que lo veía en el paddock, o las constantes videollamadas para jugar que realizaban entre ellos sin importar lo lejos que se pudieran encontrar el uno del otro.
— Y mira, ella es mi amiga Olivia — Gabi había arrastrado a Daniel hacia el stand donde la pequeña se encontraba.
— Mucho gusto señor, mi nombre es Olivia Miller, mi amigo Gabi me ha hablado mucho de usted — confesó sin pena la pequeña castaña.
— El gusto es mío Olí, ¿Puedo llamarte así? — la pequeña sonrió — Matthew — Ricciardo llamo a uno de los chicos del equipo.
El mencionado llegó al lado del moreno, le dijo un par de palabras y Matthew le extendió dos pequeñas bolsas que contenían los logos de la escudería.
— Este pequeño obsequio es para ustedes — los niños tomaron con emocion su respectiva bolsa — Pero debemos guardar silencio porque se suponía sería un sorteo, que terminaron ganando ustedes — los tres rieron.
— No se preocupe señor Dani nosotros no diremos ni pío — añadió Olivia.
— Lo prometemos por la garrita — ambos niños extendieron el dedo meñique de su mano derecha.
Daniel atinó a envolver ambos con su dedo meñique izquierdo, así comenzó un rato entre pláticas y ocurrencias de los niños, con los cuales el australiano pasaría una mañana muy entretenida.
Pasadas un par de horas la actividad se dio por concluida, la maestra les indico a los pequeños que podían ir por sus mochilas, pues ya se acercaba la hora de la salida, y además sería más fácil que en alguno de sus cuadernos los pilotos plasmaran firmas con dedicatoria a los niños.
La pequeña firma de autógrafos comenzó, Gabriel decidió alejarse por un momento para ordenar con calma sus útiles, no le agradaría que alguno de sus cuadernos o de sus libros se maltratara por la emoción de regresar al auditorio, total, él podía convivir sin problema con su amigo Dani y con Lando en cualquier carrera con tan solo pedirle a su mami, su tío Nico o su tío Charles que lo llevaran.
Mientras Gabi acomodaba su mochila, su mente revivió el momento en el que Jack se burló de él en el salón, una pequeña mueca apareció en sus labios, con la emoción de la visita de Daniel, olvido que aún tenía un problema con el festival del día del padre.
Colgó la mochila a sus hombros y comenzó a caminar de regreso al auditorio, en su mente se creaban diferentes ideas "Podría invitar a mi tío Nico en lugar de a mi papá Leandro" pensó, pero luego recordó que cuando su abuelo tenía que salir de viaje su tío se quedaba como el encargado de la empresa en México, entonces era un no.
"¿Qué tal si le preguntas a tu tío Charles?", cuestionó, la idea se esfumó al recordar que el festival era una fecha muy cercana a la próxima carrera, entonces cancelo el plan, suspiro fuertemente, al parecer no encontraría una solución, al ingresar al auditorio, Olivia al instante se posicionó a su lado, la niña podía notar el semblante preocupado de su amigo.
— ¿En qué piensas? — cuestiono Oli sin pena.
— No entiendo qué haré para que alguien me acompañe al festival del día del padre — dijo el niño.
— Puede venir tu mamá, ella siempre está contigo — agrego ella.
— Si, lo sé — pauso Gabriel — Quiero mucho a mi mami y sé que ella me puede acompañar sin problema — el menor medito sus pensamientos — Pero — suspiró — Quisiera por una vez en la vida sentir la emoción que tienen todos los niños al ver a su papá entre el público, y con mami no es lo mismo — confesó apenado el niño mientras sus mejillas se teñían.
— Ya encontraremos que hacer, podemos pedirle ayuda a Jason, tres mentes pueden pensar mejor que una — Gabi asintió, su amiga tenía razón.
Olivia tomó la mano de su mejor amigo, tratando de darle apoyo, la mente de la niña comenzó a trabajar, tenían que encontrar una forma de que su amigo no se sintiera triste el día del festival, diversas ideas pasaron por su cabeza, pero la mayoría eran muy difíciles de ejecutar al ser tan pequeños, no creía que sus papás le prestaran su tarjeta de crédito para contratar a algún actor que pudiera fingir ser el papa de su amigo.
Ambos niños se quedaron en silencio, Olivia trataba de pensar lo más rápido posible, sus ojos viajaban de un lado a otro tratando de maquinar algo para ayudar a Gabriel, fue así, que su mirada se detuvo de un momento a otro sobre algo, más bien sobre alguien, la castaña había observado la interacción que su amigo había tenido con el hombre de la sonrisa bonita, ella al pasar la mañana con ambos, noto como se querían mucho y ante sus ojos tenían ciertas actitudes idénticas, su cerebro hizo clic.
— ¡Gabi ya tengo la solución! — ambos niños sonrieron.
— ¿En serio? — cuestiono Gabriel sintiendo como la emoción crecía dentro de él, su amiga asintió.
— ¡Vamos a buscar a Jason así les cuento a ambos mi plan! — los niños se tomaron de las manos y con cautela se escabulleron fuera del auditorio con dirección al salón de su amigo para esperar pacientemente su salida.
Si lograban ponerse de acuerdo y seguir el plan de Olivia al pie de la letra, este saldría a la perfección y Gabriel podría pasar un festival del día del padre que nunca olvidaría.
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Valentina caminaba con prisa hacia la escuela de su hijo, gracias a que había salido un poco más tarde de la universidad había regresado más tarde de lo normal a casa, a donde tuvo que pasar primero para dejar su instrumentaría y ahora venía con el tiempo encima, agitada ingreso al instituto, respiro un poco antes de adentrarse al pasillo principal para dirigirse al salón de su niño, sorteo a un par de padres en el camino, cuando llego ahí, fue recibida por Miss Charlotte.
— Señorita Valentina me alegra verla — ambas mujeres se saludaron con un apretón de manos.
— Lo mismo digo — la mexicana le brindo una sonrisa amistosa para después observar el aula, extrañándose al no encontrar a su hijo entre los niños restantes — ¿Dónde se encuentra Gabriel? ¿Sucedió algo? ¿Se metió en algún problema? — hablo con desesperación.
— Nada de eso, tranquila, Gabriel tuvo un pequeño inconveniente con Jack uno de sus compañeros — Valentina miro a la mujer alarmada — La directora Malia me pidió que por favor se acercara a su oficina, su niño se encuentra con ella — Tina asintió.
Agradeció a la mujer y con prisa salió hacia la dirección, la preocupación comenzó a inundar su cuerpo, Gabriel no era un niño que buscara problemas y le sorprendía encontrarse con esta noticia, tendría que hablar con él una vez que estuvieran en casa.
Unos minutos más tarde Valentina llego al lugar, estaba dispuesta a entrar al despacho de la directora, pero se detuvo al ver como en el costado de la puerta se encontraba ¿Lando?, es ceño de la morena se frunció, no entendía que hacía ahí el británico.
— ¡Hola Tina! — saludó el de lunares con emoción al verla.
Ambos se fundieron en un abrazo amistoso del que se separaron luego de unos minutos.
— ¿Cómo te encuentras Lan? — cuestionó ella — Me sorprende demasiado verte aquí.
— Estoy de maravilla — sonrió animado — Lo sé, creo que el mundo es muy pequeño, estamos teniendo una pequeña gira entre escuelas gracias a uno de los patrocinadores del equipo y hoy nos tocó visitar este instituto — ella asintió.
— Vaya, qué casualidad, seguramente Gabriel se puso muy contento al verte — la mexicana sabía que su niño tenía una muy buena relación con el británico gracias a las visitas que había llegado a hacer al box papaya.
— Será mejor que pases, Daniel y Gabriel se encuentran dentro con la directora y los padres de ese niño Jack — los nervios de Valentina volvieron a alterarse.
Sin demorar, ingresó al despacho aprovechando que la puerta se encontraba abierta, como Lando había anunciado, Daniel se encontraba ya se encontraba ahí, y por la expresión de su rostro, podía notar que está bastante molesto, su niño se encontraba tomado de la mano del mayor, observándolo con cierto brillo en su mirada y una gran sonrisa.
— Ese no es el punto aquí, sus hijos tienen que entender lo que es el respeto a los demás — exclamo Daniel hacia un hombre y una mujer que ella no había visto antes — Son unos niños y ya comienzan a hacer bullying a sus compañeros sin importarles lo que sus palabras puedan ocasionar, espero que sepan manejar esta situación y enseñarles que todos los actos tienen consecuencias así como respeto hacia todas las personas.
— Discúlpeme, no teníamos conocimiento de que Jack actuaba de esa forma — dijo con sinceridad la mujer.
— Por supuesto que no excusamos su comportamiento y no está para nada bien lo que hizo, en casa hablaremos de esto jovencito — el hombre miró con molestia al otro pequeño que se encontraba en la sala — Al igual que mi esposa le pido una disculpa por todo lo que Jack pudo decirle a su hijo señor Ricciardo.
Daniel y Valentina sintieron como su piel se enchinó al escuchar las palabras del hombre, para el australiano fue como un regreso a la realidad, acababa de hacer un reclamo por una situación en la que tal vez no tenía por qué estarse metiendo, pero que bien se había sentido, por otro lado, Valentina había tenido sentimientos encontrados, el hombre del que comenzaba a enamorarse estaba defendiendo con uñas y dientes su pequeño ganándose aún más su corazón, ella decidió intervenir.
— Buenas tardes — la morena se integró a la conversación por completo.
— ¡Mami! — Gabi la saludo desde su lugar aún aferrado a la mano de Daniel.
— Señorita Navarro, disculpe que la mandará a llamar, sucedió un pequeño inconveniente entre Gabriel y Jack esta mañana.
— ¿Gabi hizo algo mal? ¿Le falto el respeto a Jack? — cuestionó la mexicana sin entender nada y aun en shock por lo escuchado anteriormente.
— No, para nada — intervino la directora — Jack se comportó de una forma no muy pertinente con él al burlarse de la situación de Gabriel por la ausencia de su padre — Valentina al instante sintió como la sangre le hervía, esto no iba a suceder de nuevo, ella suspiró antes de responder.
— Alguien me dijo una vez que el comportamiento de los niños no es su culpa, sino de los padres porque ellos simplemente absorben todo lo que ven en sus hogares — Daniel sonrió levemente al recordar la cena que tuvo con la morena y el momento en el que hablaron de la situación — No sé cómo actuara usted para que no se repita esta situación, pero si vuelve a suceder me veré en la necesidad de cambiar a mi hijo de instituto — argumento la mexicana dirigiéndose a la directora, Gabriel observo alarmado a su mamá, él no quería irse de ahí, no podían alejarlo de Olivia y Jason, al instante observo con coraje a Jack, todo era su culpa.
— No será necesario, solucionaremos esto de raíz con nuestro hijo y él no volverá a molestar a Gabriel — Daniel decidió intervenir.
— Sus simples palabras no me aseguraran el bienestar de la salud mental de Gabi — este último se abrazó a la pierna de Daniel, provocando que el australiano llevara su mano hacia el cabello del menor con la intención de tranquilizarlo — Si Valentina me lo permite, sugiero que Jack sea cambiado de salón para que tenga contacto cero con Gabriel durante clases.
La mexicana se sorprendió al escuchar las palabras del australiano, era justo lo que ella estaba pensando, pero no sabía como pedirlo.
— Estoy completamente de acuerdo — añadió ella — Estaríamos más tranquilos si aprueban ese cambio — Ricciardo se asombró por la naturalidad con la que ella lo incluyo.
— No papá, por favor, mis amigos se encuentran ahí, en un nuevo salón seré un bicho raro — Jack salto delante de sus padres, pero estos no atendieron su súplica.
— Me parece una excelente idea, y cuenta por completo con nuestro apoyo, dejamos en manos de la directora esa opción — apoyaron los padres de Jack
— Estoy de acuerdo, Jack será asignado a la segunda sección a partir de la próxima semana — los cuatro adultos asintieron de acuerdo — Señorita Valentina y joven Ricciardo, me disculpo de nuevo por esta situación, estaré más pendiente de todo esto para que no se vuelva a repetir, por el momento es todo, me quedaré con los padres de Jack para tramitar el cambio solicitado por ustedes.
Daniel y Valentina asintieron, luego de tratar un par de asuntos con la directora y los padres de Jack, Tina, Daniel y Gabriel salieron del despacho de la directora, el niño saltaba de la felicidad por fin se libraría de alguien como Jack, pero lo que más hacía que su cuerpo rebosará de alegría era el ver como su mami y Daniel lo habían defendido de la situación, por fin había sentido lo que era tener una familia, o al menos eso creía, los actos de los mayores le dieron el valor suficiente para arriesgarse y poner en marcha el plan de Olivia esa misma tarde.
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Daniel y Lando se pusieron de acuerdo para que el menor pasara por su amigo unas horas más tardes a casa de Valentina, el británico se despidió de la mexicana y el niño, prometiéndole a Gabi que el día de mañana pasaría por él para ir a tomar un helado juntos.
El camino de regreso a la casa de Gabriel y Valentina transcurrió en completo silencio por parte de los adultos, Gabi era el único que iba parloteando sobre cualquier cosa con ambos mayores, quienes solo respondían cuando el niño les hablaba al ir sumidos en sus pensamientos.
Al llegar al hogar Caramelo recibió al niño saltando directo hacia él, quien lo recibió gustoso.
— Mira Caramelo, nuestro amigo Dani vino a comer con nosotros, salúdalo — el cachorro pareció entender lo dicho por su amo, fue directo hacia el australiano quién lo tomo con cuidado para acariciarlo.
— Ángel, por favor ve a tu habitación, cambia tu ropa, deja el uniforme en el cuarto de lavado y regresas — el niño asintió, sin chistar ingreso hacia el pasillo de las habitaciones perdiéndose al interior de la suya.
Las miradas de Daniel y Valentina se encontraron, ella observó al moreno de arriba abajo con disimulo, lucia tan apuesto como siempre, a pesar de portar la indumentaria de la escudería.
— Me sorprende que sin ser día de prácticas o carrera utilices la playera de la escudería — sonrió.
— Es como mi uniforme — ambos rieron — Además tenía que llevarla para el evento en la escuela de Gabi — Tina lo miró sin entender — Cierto, ¿recuerdas que te comente que tenía un par de eventos en escuelas? — ella asintió — Resulto ser que la feria de ciencias del día de hoy fue llevada a cabo en la escuela de Gabriel, por eso fue que nos encontramos ahí y logre ser testigo de la situación que se presentó con ese niño, la mexicana recordó el trago amargo que su hijo tuvo que pasar otra vez.
— Tienes razón, Lando me comentó algo de eso, con todo este ajetreo lo olvide por completo — habló apenada — No entiendo hasta cuando la gente normalizara que un niño no tenga a su padre — suspiró frustrada — Me preocupa demasiado que esto pueda afectar los avances de Gabriel con la terapia - Daniel se acercó a ella, tomo una de sus manos brindándole leves caricias.
— Tranquila, estoy seguro de que eso no va a suceder, lo vi demasiado calmado luego de todo esto, creo que está aprendiendo a no dejarse afectar por ello.
— Espero que tú tengas razón y esto no vaya más lejos, me quedo más tranquila al saber que ese niño no tendrá más contacto con mi hijo — ella sonrió levemente — Te agradezco el cómo lo defendiste ante toda esta situación a pesar de no ser tu responsabilidad, gracias por cubrirnos las espaldas — sin darse cuenta ambos se habían acercado a tal punto que solo unos cuantos centímetros los separaban.
— No tienes nada que agradecerme — Daniel llevo su mano libre a la mejilla de la morena tomándola — Tenía que defender a mi amigo Gabi — rieron levemente — Pero, no está de más que sepas que mientras ustedes me lo permitan, yo estaré aquí para apoyarlos, cuidarlos y cubrirles las espaldas siempre que lo necesiten — el corazón de Valentina estallo de amor.
Nunca antes se había sentido tan emocionada y feliz por las palabras de alguien, y que mejor que fueran las palabras de Daniel, el hombre que le estaba demostrando que si era posible que el amor fuera puro, genuino y honesto.
Si pensarlo ella lo abrazó, viéndose envuelta por los brazos de Daniel quien al instante dejó un beso sobre el cabello de la castaña y sentía como las famosas mariposas revoloteaban en su estómago, ahí era donde ambos querían estar.
— ¿Puedo unirme a su abrazo? — Gabriel regresó lanzando ese cuestionamiento con emoción.
— Ven aquí Ángel — Daniel se separó de la mexicana y tomó a Gabriel entre sus brazos, ambos hombres extendieron sus brazos hacia Valentina quien rio con diversión y se acercó.
Gabi abrazó a su mamá por el cuello mientras Daniel rodeo su cintura con su brazo libre.
— Este si es un abrazo de oso — exclamó el niño con felicidad logrando que ambos adultos sonrieran, pero de un momento a otro, Gabi recordó que su estómago aclamaba comida — ¡Mami! Ahora que Dani está aquí podemos hacer las hamburguesas que me prometiste el fin de semana, por favor, por favor, por favor, di que si — el niño le mostró un puchero a su madre.
— Está bien, pero deberás ayudarme a cocinarlas, ¿De acuerdo? — Gabi alzo sus pequeños brazos con emoción.
— ¡Por supuesto que sí! — Daniel dejó niño en el piso, este salió disparado hacia la cocina bajo la atenta mirada y risas de los adultos.
A los que no les quedo más remedio que seguirlo, sintiendo aún como sus corazones latían de forma acelerada al percatarse de que cada vez se encontraban aún más enamorados, pero sin imaginarse que era cuestión de tiempo, para que se entregaran por completo.
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La noche caía sobre la ciudad, Gabriel acababa de tomar un baño, se encontraba con su pijama puesta y sobre su cama listo para dormir, en su mente seguían reproduciéndose todos los momentos que había compartido con Daniel en el transcurso del día, pero, el que más acaparaba sus pensamientos era el momento en que había visto a Daniel y su mami compartiendo un abrazo en la sala de su casa, lo que él interpretaba como una clara muestra de amor del australiano hacia ellos.
Tomo con prisa su iPad, sabía que solo contaba con un par de minutos antes de que su madre saliera de bañarse y al alistarse vendría a darle las buenas noches, para terminar llevándose el aparato, así se puso en marcha.
Se dirigió hacia el Instagram que su tío Charles le había creado, en el buscador escribió el nombre del usuario al que enviaría el mensaje, Gabi podía sentir como sus manitas temblaban, mordía su labio con nerviosismo, tenía miedo de ser rechazado, pero recordó las palabras de Jason «No tienes por qué tener miedo, estamos seguros de que esto resultara, pero de no ser así podemos decirle a nuestros papás que también te aplaudan muy fuerte al momento de la presentación, no tenemos problema en compartirlos contigo», así fue como el pequeño rubio se animó.
Al ingresar al chat que buscaba suspiró, con prisa comenzó a escribir:
"Querido amigo Dani, sé que es muy tarde para mandarte mensaje, pero no podía esperar más para decirte que pase un súper día contigo, me gustaría que esto se repitiera más seguido. Quiero darte las gracias por defenderme ante el tonto de Jack en la escuela, me sentía muy feliz al ver que en ti tengo un superhéroe en el cual confiar cuando tengo momentos difíciles, por eso se me ocurrió que tal vez tú podrías ayudarme, puede ser que esto que te pediré no es algo que te emocione como a mí, pero tengo que decirlo antes de que mi mamá me quite mi iPad, así que aquí voy."
Gabi envió este primer mensaje, mordió la uña de su dedito anular y comenzó a escribir con rapidez de nuevo:
"¿Podrías fingir ser mi papá por un día y acompañarme en el festival del día del padre? Sé que sueno como un loquito, pero de verdad quisiera que me acompañaras y presumirles a mis amigos que además de ser mi amigo, también eres mi papá, aunque sea una mentira, mi mami me enseño que las mentiras son malas, pero sería una pequeñita, solo por esta vez, lo prometo, si no quieres no hay problema, tal vez pido mucho y entenderé que tú tienes cosas de adultos importantes que hacer, te quiero mucho amigo Dani."
El niño finalizó su cometido, cerro todas las aplicaciones y bloqueo el aparato para dejarlo sobre su mesa de noche con el fin de que su mamá no se diera cuenta de lo que acababa de hacer, el día de mañana podría contarles a sus amigos que había enviado el mensaje, por la tarde podría revisar la respuesta y sabría qué sucedería.
Dentro de él la esperanza crecía, estaba seguro de que su amigo Dani aceptaría, aunque si no lo hacía, él no se molestaría, sabe que es una persona muy ocupada y podría ser que ese día tuviera cosas que hacer, pero nada perdía con intentar, así fue como se acostó y se quedó dormido con su mente trabajando al mil por hora, deseando con todo su corazón que Daniel pudiera hacer un pequeño hueco en su agenda y lo acompañara en ese día tan importante para él.
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