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19 de Marzo 2021
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Cambridge, Inglaterra.
La lluvia caía sobre las calles de Cambridge mientras una apresurada Valentina caminaba cuesta abajo de su hogar con la misión de recoger a su ángel del colegio, afortundamente el instituto de Gabriel se encontraba a un par de cuadras de su hogar, en días como estos Tina se arrepentía de no haber aceptado el carro que su padre la había ofrecido comprar para Gabriel y ella cuando llegaron a Inglaterra, pero estaba segura que trabajando duro ella podría hacerse de uno en un par de meses, gracias a eso borraba ese pensamiento de su mente y solo trataba de pensar positivo.
El ultimo mes había estado lleno de cambios para ella y su hijo, gracias a que era pequeño Gabriel logro adaptarse de buena forma a su nueva realidad, según sus palabras la escuela era maravillosa, las clases de idiomas que cursaba ahí fueron lo suficientemente eficientes para que el pudiera terminar de desarrollar el habla bilingüe que desde que comenzo a estudiar su madre comenzo a inculcarle, sabiendo que el ingles abría muchas puertas, al igual estaba encantado con el pequeño circulo de lectura de la misma institución del cuál ya formaba parte y sin falta cada tarde le relataba a su tío via telefonica lo excelente que la pasaba en las sesiones.
Valentina no podía negar que en un principio estaba temerosa por Gabi, no quería que sufriera alguna situación de bullying como en México cuando sus compañeros se enteraron que no tenia padre, los pequeños se dedicaron a hacerle la vida imposible a su hijo, Gabriel al ser un niño completamente pacífico nunca respondía ante los ataques, llevandolo en algún momento a estar en peligro gracias a que sus compañeros a pesar de ser unos niños tomaron al menor como tiro al blanco en clase de deportes lanzandole balones mientras le repetían una y otra vez entre risas que su padre lo había abandonado por que era un tonto, burro, cabeza hueca y otros insultos que provocaron esa tarde su niño regresara a casa entre lagrimas pidiéndole a su madre de rodillas que no lo obligara a volver a la escuela, ante esta problematica la familia tuvo que tomar medidas, despues de interponer cierta demanda hacía la escuela la cual fue idea de su abuelo, optaron por educación privada en casa para evitarle tales enfrentamientos y acompañamiento psicológico para lograr sacar de su cabeza la idea de que todo lo dicho antes era cierto.
Conforme pasaban los meses, todo resulto excelente, pero ante la situación del abandono de Julio todos los demonios de Gabi regresaron ocasionando que el avance con sus terapias retrocediera, para Tina era dificil ver como para su hijo sufría con el tema, llevandola a sentirse culpable por no haber sido lo suficientemente responsable y esperar hasta la edad adecuada para tener un hijo con un hombre que de verdad tuviera la capacidad de recorrer ese camino junto a ella y dejarse llevar por lo que pensaba era amor, pero fue todo lo contrario.
Lo único bueno que había salido de esa relación era su niño, no mentía cuando aseguraba que desde la llegada de su ángel su vida había cambiado por completo para bien, teniendo un motivo mas para salir adelante y no rendirse.
Al llegar a la entrada de la escuela, la morena pudo identificar a un costado de la entrada principal a su hijo gracias a la pequeña sombrilla de dinosaurios que el había insistido le comprara el fin de semana pasado en el supermercado, pues no sabía cuando la necesitaría, y vaya que tenía razón.
Gabi al notar la presencia de su mamá al instante sonrió, con prisa se despidio del niño que se encontraba a su costado, y corrió a encontrarse con la mayor, una vez cerca Valentina se agacho para recibirlo entre sus brazos, ambos se abrazaron con cariño.
– ¿Cómo estuvo tu día ángel?. – cuestiono la morena mientras se separaba un poco, notando el sonrojo en la nariz y mejillas del niño gracias al aire frio.
– Estuvo super mami, no me lo vas a creer, leí un libro muy interesante en el circulo de lectura, y me dejaron una super tarea que me emociona hacer, pero necesitare un libro para hacerla.– el niño la miro sonriendo de manera sospechosa, sabía que gracias a su tío Nicolas, el niño tenía una obsesión con los libros y siempre encontraba la manera de obtener nuevos titulos con cualquier excusa, ella asintió.
– ¿Que te parece si vamos a casa y mientras comemos me cuentas cuál necesitas para salir a comprarlo mas tarde?. – el menor asintio emocionado.
Gabi dejo en las manos de su madre su inseparable mochila del Rayo Mcqueen y ambos comenzaron a caminar de regreso hacia su hogar, donde solo tardaron un par de minutos en llegar.
Una vez en casa Valentina sirvió a su hijo los macarrones con queso que le había pedido por la mañana, ella optó por prepararse una ligera ensalada de manzana acompañada de una porción de pure de papá.
Mientras comián, Gabriel le confeso a su madre que gracias a el libro tratado hoy en su amado circulo de lectura, había quedado enamorado de una serie de los mismos, de la cual quería hacerse dueño, pero sabía que para poder recibir un libro tenía como condición recibir buenas calificaciones, por ello decidio recurir a la pequeña mentira relacionada con su tarea.
Tina noto en los ojos de su hijo la sinceridad y culpa en sus palabras, decidió pedirle que nunca mas volviera a mentir cuando a libros se tratara, e hicieron un pacto, ella compraria la serie completa y conforme el año escolar avanzara segun sus calificaciones recibiria un ejemplar nuevo en cada entrega, ambos cerraron el trato con un apretón de manos.
Despues de comer y teminar de recoger la cocina, la mayor comenzo la busqueda en la web con el fin de encontrar un lugar donde pudiera adquirir tales titulos, gracias a esto ubico una librería en Londres donde se aseguraba encontraría los libros de los que tanto hablaba su hijo, afortunadamente mañana sería sabado y ambos estaban libres, asi fue como decidio visitar la capital al día siguiente.
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27 de Marzo 2021
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Londres, Inglaterra.
Superando un viaje en tren de una hora por fin habían llegado a Londres, al bajar del mismo, Valetina sintió la nostalgía de la ultima vez que lo había visitado en el ultimo viaje familiar donde aun los acompaño su madre, una punzada de dolor llego a su pecho cuando recordó que su abuelo William se encontró con ellos al llegar aquí, aun se lamentaba por la perdida de ambos seres importantes, a pesar de que ya había pasado el tiempo le seguía doliendo como el primer día.
Gabriel miraba asombrado la ciudad, los edificios le parecían impresionantes y en todo momento comenzaba a hacerle preguntas a su madre sobre a que pertenecían cada uno, ella podía notar como el sonreía ilusionado y trataba de responder la mayoría pero nunca sería suficiente como para saciar la curiosidad de su niño, luego de un par de minutos de caminar por las calles y hacer la parada en un pequeño local para comprar una de las manzanas acarameladas que vio Gabi atraves del escaparate lograron por fin llegar a su destino.
Ambos ingresaron a la pequeña librería que parecía sacada de una escena de pelicular, al instante los ojos de Gabriel brillaron al ver los estantes llenos de libros y material, de un momento a otro corrio fuera de agarre de su madre y se adentro a uno de los pasillos, Valentina no se preocupo, sabía que su hijo no causaría algún desastre.
La morena se dirigió hacía el mostrador, no se encontraba nadie presente, tuvo que tocar dos veces sobre la madera del mismo para que desde abajo una chica saltara sorprendiendo a Tina y a la misma vez causando una risa por parte de las mismas.
– Lo siento, no era mi intención asustarte, ¿Puedo ayudarte en algo?. – Valentina asintió.
– No te preocupes, según san Google, aquí podría encontrar los libros de...– la mexicana olvido por completo el nombre de la tan mencionada serie. – Gabi ven aquí. – la chica del mostrador se sorprendió ante la versatilidad de cambio de idioma que tuvo la chica, pues decidió llamar a su hijo en español.
El niño de inmediato acudió al llamado de su madre, se escondió tras la pierna de la mayor al notar la presencia de la otra chica, causando que una sonrisa se pintara en el rostro de la desconocida por la ternura que el gesto le había causado
– Ángel, ¿Cómo es que se llaman los libros que estas buscando?. – cuestiono Tina mientras se ponía de cuclillas al nivel de su hijo.
– Las aventuras de Tin Tin. – menciono en voz baja hacía su mama, la dueña del local carraspeo.
– Si es así déjame decirte que llegaste al lugar correcto. – sonrió la chica tratando de transmitirle confianza al niño, y al parecer funciono, Gabi le regreso la sonrisa la instante. – Si me permites, te mostraré el pasillo con la serie completa, ¿Vienes?. – Valentina miró a la chica, le transmitía confianza, si, pero tampoco dejaría a su hijo a solas con ella. – Tranquila, obviamente los dos pueden venir. – la morena asintió.
La encargada se dirigió hacía el pasillo trasero del lugar, Gabriel y su madre iban tras ella, Tina podía sentir como su hijo tironeaba su mano emocionado, una vez llegaron, los ojos del menor se abrieron con sorpresa al ver los libros que estaba buscando distribuidos en un estante de forma que cada titulo se podía leer.
– ¿Puedo acercarme?.– pregunto cortésmente Gabi hacía la encargada, quién llevo sus manos hacía su pecho, el niño estaba derritiendo su corazón de ternura.
– Claro que si, adelante, puedes tomarlos sin miedo. – Gabi dio dos pequeños saltitos emocionado y llego hacia el estante, ambas mujeres se miraron sonriendo.
– Lo siento, es un amante nato de la literatura. – se excuso Valentina con la chica que hizo un gesto despreocupado con su mano.
– No te preocupes, creo que es muy lindo que a su edad ya disfrute de la lectura. – ambas regresaron la vista al niño, quien recorría el estante y ya llevaba dos libros en su pequeño brazo. – ¿Te gustaría tomar algo mientras esperas?. Puedo preparar café.
– Te lo gradecería mucho...– Tina pauso su hablar al darse cuenta que no conocía el nombre de la mujer.
– Que distraída no me he presentado, Rosemary Da Costa.– estiró su mano para estrecharla con la de la mexicana.
– Valentina Navarro. – recibió el gesto gustosa, al soltar su manos ambas se miraron.
– Por tu acento, puedo apostar que vienes de fuera, así que bienvenida a Londres. – Rose le mostro una sonrisa sincera. – Si llegas a necesitar cualquier cosa no dudes en contar conmigo, llegar a una ciudad nueva y acompañada de un pequeño no debe de ser fácil. – Tina asintió.
– Muchas gracias por tus palabras, debo de admitir que ha sido todo un proceso acostumbrarnos a esto pero creo que vamos bien. – Rosemary asintió.
– Estoy cerca de tomar mi hora de comida, ¿Te parece si los invito a un pequeño restaurant aquí cerca y de paso les enseño un poco la ciudad?. – Valentina la miro con nervios, no dudaba en que ella es una buena chica pero nunca estaba de mas el desconfiar. – Te prometo que soy totalmente confiable y solo quiero llevarlos a conocer el asombroso pescado con patatas fritas. – Rose pareció leer su mente causando que una risa saliera de Tina.
– Esta bien, creo que un paseo con compañía no nos vendría nada mal. – ambas asintieron.
– Perfecto.– menciono la chica de ojos claros con emoción.
– ¿Gabi estas listo?. – cuestiono en voz alta la mexicana llamando su hijo, pero no recibió respuesta. – Creo que no saldremos de aquí en un buen rato. – ambas rieron.
– Tendremos que esperar a tu ángel. – Tina sonrió al notar que la chica había prestado atención al apodo que ella le daba a su hijo. – Pero no hay prisa, disfrutaremos de un rico café y veremos que nos depara la tarde.
Ambas se encaminaron a la parte trasera de la tienda donde Rosemary contaba con una pequeña central de café y comenzaron la preparación mientras se conocían un poco mas, dejando que su conversación fluyera y una bonita amistad comenzara a forjarse.
Sakhir, Bahrein
No muy lejos de Londres, el caos comenzaba a desatarse, una habitación de hotel se encontraba destrozada después de que su ocupante tuviera un repentino ataque de ansiedad, el joven australiano se encontraba ahora tendido sobre el colchón que reposaba en el piso a un costado de donde pertenecía, Daniel solo miraba hacía le techo, sintiendo como la taquicardia en su corazón comenzaba a desaparecer, debía estar tranquilo, no podía presentarse el día de mañana a la carrera con la mente nublada.
Podía escuchar el eco de los toques en la puerta, pero no le importaba, no deseaba ver a nadie por el momento, y si era algo importante estaba seguro de que lograrían ingresar a la habitación, al parecer leyeron sus pensamientos, maldijo a sus adentros cuando escucho como la puerta se abría, el sonido de las ruedas de una maleta arrastrando por el suelo lo puso alerta, de un salto se levanto sintiendo como un mareo lo invadía, cerro con fuerza los ojos tratando de que se pasará, una vez que se sintió mejor los abrió pero deseo no haberlo hecho.
Frente a el se posaba la silueta de la que mujer que presumía amarlo, o al menos eso había sido hace días, Daniel se puso de pie a la defensiva frente a ella, la mujer solo salto hacía el y lo abrazo.
– Te extrañe mucho cariño. – el australiano tomo los brazos de la chica y los retiro de su cuerpo.
– ¿Quién te dejo pasar?. – cuestiono el moreno de mala forma.
– Michael estaba en la recepción e intercedió para que pudiera entrar, ¿Puedes creer que alguien les dio la estúpida orden no dejarme pasar?. – la chica tomo asiento en la pequeña sala de la habitación.
– Fui yo. – los ojos de ella se posaron sobre el. – Te quiero fuera de aquí. – dijo el moreno sin siquiera mirarla.
– Por el estado de la habitación deduzco que tuviste algún ataque, pero debes calmarte conmigo no te vas a desquitar de tu loquera. – las palabras de ella fueron como cuchillos para Daniel, quién se acerco a ella y la tomo de los brazos logrando colocarle de pie. – Me estas lastimando Joseph.
– No me importa. – camino con ella entre forcejeos hasta posicionarla junto a la puerta de entrada. – Lo repetiré una ultima vez, quiero que te largues y no vuelvas. – Daniel soltó a la mujer que ante sus palabras solo atinó a reír.
– Te tomas esa medicina, y mañana nos vemos. – el australiano llego a su limite y tomo el brazo de Heidi.
– Mañana lo que harás es tomar tu vuelo de regreso a donde te plazca la gana, con tu amante si así lo prefieres. – la chica palideció al instante.
– No se de que me estas hablando. – ella trato de soltarse, pero al escuchar la risa ronca que salió del pecho del hombre comenzó a ponerse nerviosa.
Daniel la soltó, fue hasta el colchón y tomo su celular, con cuidado busco las imágenes que recibió hace un rato, estas no se veían bien gracias a lo estrellada que se encontraba su pantalla, sin pena lanzo el teléfono hacia los pies de Heidi, dio un salto sorprendida pero al instante se agacho a recogerlo, mientras observaba las imágenes se podía notar como se hacía mas pequeña en su lugar al verse descubierta.
– No se de donde sacaste esto, pero es una mentira. – trato de acercarse a Daniel.
– Te la pase una vez Heidi, no mas, no tengo la necesidad de estar detrás de alguien que no valora la persona que tiene a su lado.
– ¡Pero tu me amas!. – Daniel con pena negó.
– Te amaba, pero te encargaste de destruir todo sentimiento al faltarme al respeto. – Daniel suspiró sintiendo como su garganta amenazaba con cerrarse, la ansiedad quería regresar. – Lárgate de mi vida para siempre, y espero que con el obtengas lo que demostrado esta yo no te pude dar.
El rostro de la rubia se desfiguro, sus ojos llegaron a cristalizarse, sobo sus brazos tratando de encontrar las palabras para enmendar su error pero al sentir una leve punzada donde su ex-pareja la había tomado antes sonrió.
– Si tu me dejas. – comento mientras acortaba la distancia entre el australiano y ella. – Soy capaz de ir con las autoridades y acusarte de violencia domestica, piénsalo bien. – sus ultimas palabras salieron con un tono de victoria.
– Hazlo, y yo me encargare de hundirte al exponer frente a la prensa la cantidad de dinero que me debes gracias a que tu carrera de actriz no es lo suficiente prospera como para solventar la vida de lujos que manejas, tu decides. – Daniel no era un hombre que se andaba con juegos, sabía que al querer cortar todo lazo con la mujer, ella trataría de impedirlo, pero al tener esas pruebas en sus manos la podía cruzar de brazos.
Heidi suspiró rendida, tomo su maleta y comenzó a caminar hacia la salida.
– Te prometo, que en un futuro te vas a arrepentir de esto. – la mujer lo señalo con su índice. – No vas a encontrar nunca a alguien que te soporte como yo, un monstruo trastornado como tu es un peligro, y no mereces ser feliz. – Heidi quitó de su cuello el gafete que le daba el acceso a todas las fechas de la temporada y lo lanzo a los pies de Daniel, sin esperar respuesta salió de la habitación causando un fuerte estruendo al cerrar la puerta.
El se quedo estático en su lugar mirando un punto fijo mientras las palabras de ella resonaban en su cabeza.
"Un monstruo trastornado como tu es un peligro, y no mereces ser feliz."
Esta frase se repetía una y otra vez en su cabeza, como un eco interminable, Daniel comenzó a golpear sus sienes con sus puños, tratando de acallar sus pensamientos y así terminar con la tortura, los puñetazos que se proporcionaba probablemente mañana le traerían jaqueca, pero el lo único que quería era sentirse tranquilo, en medio de su acto comenzó a retroceder y perdió el equilibrio cuando sus pies chocaron con el colchón en el suelo terminando por caer sobre un costado del mismo provocando que su espalda se estampara con los pedazos de silla rota que se encontraban ahí.
Estaba seguro de que un par de astillas se habían enterrado en la misma pero no le importo, simplemente se abrazo a si mismo por las rodillas mientras comenzaba a llorar, los sollozos comenzaron a salir de manera incontrolada de su pecho, tratando de limpiar su alma mientras procesaba como fue que su pareja lo engañara y utilizara de esa manera.
Luego de unos momentos de llanto Daniel limpio su rostro de forma brusca, desapareciendo cualquier rastro de lagrimas, se puso de pie y se acero a la mochila que siempre cargaba con el, metió una de sus manos al bolsillo delantero y saco la pequeña caja que había adquirido un par de semanas atrás cuando estaba dispuesto a comprometerse con la que creía era la mujer de su vida.
Al abrirla una punzada se hizo presente en su pecho, dio un gran suspiro y bloqueo todos los malos pensamientos de su mente, camino hacia la terraza de su habitación y al salir sintió como el aire frio pegaba en su rostro indicando la llegada de la noche, observo por unos minutos la bella puesta de sol que se presentaba frente a el, mientras estrujaba la pequeña caja en sus manos se juraba que no iba a volver a ser débil con nadie, no dejaría que alguien accediera a su corazón sin importar la situación, solo serían el, su familia, los autos y sus amadas motos de ahora en adelante, no estaba dispuesto a volver a comprometer su salud mental por un externo.
Le dio un ultimo vistazo al anillo que brillaba, cerro la caja, dejo un beso sobre esta y con toda la fuerza que pudo la lanzo hacía la calle, no le importaba lo que sucediera con la pieza, para el era el recuerdo de un amor fallido, de promesas falsas y un corazón roto, al soltar eso, un nuevo hombre estaba naciendo, un nuevo Daniel que solo se preocuparía por el mismo y no mas, o al menos esos eran sus planes por el momento.
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