˗ˏˋ 𝐏𝐑𝐎́𝐋𝐎𝐆𝐎 ˎˊ˗
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9 de Enero 2021
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El pitido en su oído era algo que resonaba desde hace minutos, podía sentir como su hermano la sostenía por los brazos pero aún así no lograba reaccionar.
La menor de los Navarro Marshall se encontraba en un trance tratando de procesar los acontecimientos de las últimas horas, pero a pesar de que repasaba la situación en su cabeza una y otra vez, seguía sin encontrar respuesta.
– Déjenme sola. – habló después de varios minutos.
– Estas loca si piensas que te abandonaremos en estos momentos. – las palabras salieron de Regina con un tono duro.
– No lo pregunté, solo váyanse. – los ojos de Valentina se encontraron con los de su hermano Nicolás quien la miraba con lastima, causándole a la castaña una molestia momentánea. – Por favor ve por Gabriel y tráelo conmigo. – el pelinegro asintió sin oponer resistencia.
– Te amo Tina, y créeme que haré todo lo posible por dale un escarmiento a ese cabron.– la mujer tapó la boca del mayor con su mano.
– No vale la pena, a partir de hoy no se hablará del tema, ¿Estamos?. – su mejor amiga y su hermano se miraron entre sí. – Pregunté algo. – los cuestionados sólo asintieron.
Nicolas y Regina abandonaron la habitación cerrando la puerta tras de ellos, Valentina se puso de pie mientras estrujaba en una de sus manos el papel que había recibido momentos atrás de parte de una de las mucamas del hotel donde se arreglaba para el que se suponía sería uno de los mejores momentos en su vida, terminó lanzando la hoja hacia el piso, desechándolo.
Se posicionó frente al gran espejo que formaba parte de la decoración de la habitación y comenzó a analizarse, por supuesto que no era fea, su piel canela hacía que llamase la atención en cualquier lugar al que asistía, sus grandes ojos marrones eran bellos por naturaleza y sus finas facciones destacaban otorgándole una belleza natural.
La castaña llevó una mano hacia su cabeza con el propósito de desprender el largo velo de gasa que colgaba de su cabello, tomó el broche que lo aseguraba y lo jalo para terminar lanzándolo sobre el piso, al momento sus rodillas flaquearon y terminó sentada sobre la alfombra mientras los sollozos comenzaban a abandonar su pecho.
Dolía si, necesitaba desahogarse también, pero no se iba a dar por vencida, no iba a dejarse derrumbar, mucho menos cuando tenía un ángel que seguía sus pasos y no podía enseñarle a darse por vencido ante la más mínima complicación que se pudiera presentar en su vida.
– ¿Mami?. – escuchó a sus espaldas esa voz que podía calmarla con tan solo unas palabras, Valentina con disimulo limpio las lágrimas que habían empapado sus mejillas.
Tomó el faldón del vestido para girarse y mirar a su pequeño, se puso de rodillas sobre el piso y extendió los brazos hacia su pequeño notando como el tenía los ojos rojos debido a que también había estado llorando.
– Gabi, ven aquí. – el niño al instante corrió para encontrarse con su madre, ambos se abrazaron y el escondió la cabeza en el cuello de la mayor al momento que comenzaba a sollozar, Valentina apretó sus párpados con el fin de evitar las lágrimas al ver así a su niño, como madre era difícil para ella verlo sufrir.
– Fue mi culpa mami. – cuestiono Gabriel, tratando de evitar el nudo en su garganta.
– ¿Que?. – Tina cuestionó con cierto resentimiento.
– Por mi culpa Julio se fue, por mi culpa nos dejó. – Gabi no pudo evitar volver a sollozar y aferrarse con más fuerza al abrazo de su madre.
Valentina mordió su labio evitando que un sollozo abandonara su garganta, gracias a las palabras de su hijo no pudo evitar que las palabras que acaba de leer en esa carta regresaran a su mente.
"Valentina, no se ni como estoy logrando escribir esto, espero que al terminar de leer esto puedas comprenderme.
Puedo apostar a que luces preciosa hoy, este debía de ser nuestro día, nuestro momento, pero bien dicen que las cosas no son siempre como las queremos y yo no podía seguir engañándome, engañándonos de esta forma.
Te pido perdón desde lo más profundo de mi corazón, fui un completo cobarde, un completo iluso e irresponsable al creer que podía seguir con esto.
Te juro que te amo y aprecio con todo lo que soy pero no estoy listo para cargar una responsabilidad tan grande como lo es ser papá, y no me mal entiendas, Gabriel a pesar de que es pequeño es un niño excelente, educado, dedicado con sus estudios, amoroso, en pocas palabras ejemplar, pero no me siento lo suficientemente apegado a el como para plantarme en su vida como una figura paterna.
Por eso decido hacerme a un lado, salir de su vida, dejar el espacio para que puedan ser felices y que llegue alguien que pueda darles todo sin las limitaciones que pudiera tener yo.
Tal vez nunca nos volvamos a ver pero ten en claro que siempre los llevaré presentes en mi mente y corazón, solo me queda desearles lo mejor, por que es lo único que merecen.
– Julio."
Tina deshizo el abrazo con su hijo, tomó las mejillas del niño y con sus pulgares limpio las lágrimas que salían de sus pequeños orbes claros.
- Escúchame bien. - Gabi plantó sus ojos en los de su madre. - Nunca vuelvas a repetir eso, Julio se fue por que simplemente no era la persona que necesitábamos en nuestra vida.
- El me había prometido que siempre estaría conmigo, y terminó yéndose, igual que papá, eso significa que el problema soy yo. - la morena suspiró.
- Gabi, que te quede claro que tú no eres ningún problema para nadie, ¿Entendido?. - el menor agacho la mirada pero su madre tomó su barbilla para obligarlo a mirarla. - Tu eres el ángel que la vida me mando para poder seguir adelante después de tantas cosas que pase, llenas mis días de alegría mi amor y sin ti yo estaría perdida. - su voz se entrecortó un momento pero suspiró para continuar. - Tu no eres el problema, el problema son las personas que a veces no tienen la suficiente responsabilidad para respetar los sentimientos de los demás.
– Prométeme que tú nunca me vas a dejar. – Gabi tomó con fuerza las manos de su mamá demostrando el miedo que sentía de que en algún momento ella también se fuera.
– Nunca, nunca me iré de tu lado, y te prometo que no voy a permitir que alguien más te lastime, te voy a dar todo mi amor y jamás soltaré tu mano. - Gabriel en automático esbozó una sonrisa ante las palabras de su mamá, limpió su pequeña nariz y exclamó.
- Te amo mami, por siempre. - formo un la mitad de un corazón con sus manos.
- Y para siempre mi ángel. - Valentina completo con sus dedos la mitad faltante del corazón.
Ambos sintieron como su corazón y su alma comenzaba a relajarse, estaban seguros que mientras ellos se tuvieran mutuamente, no necesitaban a nadie más.
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20 de Enero 2021
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El sonido de los ladridos de Caramelo hacía eco, a pesar de que Gabriel y su pequeño can se encontraban jugando en el jardín de la casa, la emoción de ambos lograba inundaba el hogar, Valentina miro con recelo a su hermano, quien solo la miraba con una sonrisa burlona.
– No me causa nada de gracia tu chiste. – Nicolás carcajeó ante las palabras de su hermana.
– Tina relájate, es solo un pequeño e indefenso cachorro. – la castaña siguió cocinando.
– Y seguramente se quedará de ese tamaño por siempre. – Nico llegó donde la morena recargándose a un costado de la estufa. – Ya te veré limpiando sus heces y orines, así como los pelos que quedarán sobre los muebles.
– Eso si safo. – dijo el mayor entre risas, Tina solo atinó a rodar los ojos. – Hermana diría que me arrepiento, pero recuerdo la sonrisa en el rostro de Gabi así como el brillo en sus ojos cuando lo recibió y no lo hago en lo absoluto. – Nico regresó hacia el refrigerador.
– Gracias por mantener su mente ocupada. – ella suspiró. – Ayer por la noche pensé que ya estaba dormido, pase por su habitación y pude escucharlo sollozar. – las últimas palabras de su hermana captaron la atención de Nico.
– Gabriel es un niño muy inteligente, se que se repondrá pronto de lo qué pasó, solo tenemos que darle tiempo. – ambos asintieron.
Valentina estaba por intervenir pero su celular sonó indicando una notificación, ella tomó la cuchara con la que revolvía la sopa y la dejo sobre las manos de su hermano.
– Cuídala o te quedas sin comer. – lo amenazo, Nicolás alzó sus manos y comenzó a cumplir su tarea.
Ella se acercó hacia la barra donde estaba el aparato, al levantarlo y encender la pantalla se percató que un correo había llegado a su bandeja, sin prestar atención presionó, al cargarse por completo el contenido comenzó a leer, una pizca de emoción comenzó a surgir en su pecho y mientras más leía sus ojos se abrían por la sorpresa.
Sin pensarlo dio un grito de emoción, Nicolás saltó en su lugar logrando reaccionar y saltar para atrás al momento que la cacerola con sopa caliente caía al suelo, al mismo momento por la puerta de jardín apareció Gabriel asustado mientras cargaba a Caramelo en sus brazos quien parecía entendía la gravedad del asunto.
–¿Acaso estás loca?. - exclamó el peligro con una mano en el pecho. -– Nos quedamos sin comer por tu culpa babosa. - recrimino.
-– ¡Estoy dentro!. – soltó Valentina emocionada, Nicolás y Gabriel se miraron entre ellos sin entender. – ¡Acabo de recibir el correo, me aceptaron en el programa de tutorías para idiomas en Cambridge!.
Al entender todo los tres saltaron emocionados, Gabriel y Nicolás se acercaron al instante con la morena para abrazarla mientras festejaban con ella, sabían el esfuerzo, noches de desvelo y dedicación que le había costado cumplir ese sueño, estaba demás decir que estaban completamente felices y emocionados por ella, así fue como decidieron salir a comer fuera para pasar juntos la tarde y celebrar la gran oportunidad que se les avecinaba.
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11 de Febrero 2021
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La terminal A del aeropuerto de Monterrey se encontraba llena de personas que buscaban llegar a su destino, un pequeño Gabriel corría apurado desde el sanitario de varones hacia donde se encontraba su madre acompañada de su tío Nico, su abuelo y su tía Regina, quienes los habían acompañado a tomar su vuelo para despedirlos.
Valentina realizo de forma eficiente el papeleo que necesitaba para tener su alta como tutora de idioma Ingles dentro de las aulas en la Universidad de Cambridge, logrando así comenzar su aventura en menos de dos semanas, tenía que estar en la ciudad de Cambridge este fin de semana para poder comenzar con sus actividades el Lunes mismo.
Gracias a su hermano Nicolás y sus contactos logró encontrar un loft cerca de la universidad, también el pelinegro se encargó de encontrar una escuela que cumpliera con las expectativas de su hermana en cuanto la educación de su sobrino.
Gabriel reconoció el abrigo rosa de su mamá, aceleró sus pasos y llegó a su lado tomando su mano sorprendiendo a la morena.
– Lo logre mami. – el niño trataba de recuperar el aire.
– Bien hecho ángel, ¿Necesitas algo más?. – el solo negó. – Entonces es momento de despedirnos. – Gabi soltó a su mamá y fue directo a abrazar a su abuelo que lo recibió con los brazos abiertos.
– Recuerda que tú serás ahora el hombre de la casa, y será tu responsabilidad proteger a mamá, ¿Prometes cumplirlo?. - Gabi asintió.
– Lo prometo papá. - el hombre sonrió complacido.
Para el su pecho se inflaba de orgullo cada que su nieto lo llamaba papá, el hombre que le había dado la vida no tuvo el valor de sacarlo adelante, pero desde el momento en que Leandro supo la situación de su hija estuvo dispuesto a ayudarla y sacrificarse con tal de sacar a ella y ese bebé adelante.
– Bien campeón. – ambos chocaron palmas, el mayor se dirigió con su pequeña. – Prométeme que se van a cuidar, andarán con precaución y cualquier cosa que necesiten sin importar la hora o el momento...– Valentina interrumpió a su papá.
– Te llamaremos y pediremos ayuda. – el hambre asintió complacido. – Lo prometo papá, te voy a extrañar mucho. – Tina se refugio por un momento en los brazos de su padre, que la recibió gustoso mientras sobaba su espalda con cariño.
Por otro lado Gabriel se despedía de su tío Nicolás y su Nina como el llamaba de cariño a la mejor amiga de su mamá gracias a que Regina era su madrina de bautizo.
– ¿Llevarás a Caramelo pronto?. – Nicolás asintió. – Bien, recuerda darle las croquetas exclusivamente de cachorro, pasearlo por la mañana y por la tarde pero justo cuando el sol comience a bajar por qué si su paseo es cuando está el sol fuerte según el libro que leí puede darle insolación o quemarse sus patitas, su agua debe estar a una temperatura normal, ni muy fría porque puede enfermarse ni muy caliente por qué puede lastimar su lengua, y si se porta bien no olvides los premios, ¿Entendido?. – el pelinegro rodó los ojos y maldijo en su interior el momento en que se le había ocurrido darle un cachorro a su sobrino.
– Lo mejor será que ya te despidas de Regina. – Gabriel se abrazó a la morena.
– Te voy a extrañar mucho mi pequeño, recuerda hacerle caso a tu mamá en todo y que solo estamos a una llamada de distancia. – el niño asintió, se colocó de cuclillas dándole una señal a Regina que en automático se inclinó para recibir un beso en la mejilla de su parte.
– Te quiero Nina. - sonrió.
– Y yo a ti mi pequeño. – despeinó el cabello de el menor quien bufó, no le gustaba que nadie a excepción de su madre tocara su preciado cabello.
Nina se acercó a su amiga, amabas se abrazaron por un momento, antes de separarse la menor hablo.
– Cuídate mucho, disfruta esta nueva etapa y por favor, no te cierres ante cualquier tipo de oportunidad nueva que se te presente. - susurro sobre el oído de Tina, esta última la miro sin entender, su amiga solo le brindó un guiño.
A pesar del desconcierto Valentina tomó su equipaje de mano que consistía en un bolso, vio cómo Nicolás ayudaba a su hijo a colocar su mochila en forma de Rayo McQueen sobre su espalda y ambos se despidieron con su típico saludo de manos.
La morena intercambió unas últimas palabras con su hermano quien le aseguró que unas semanas la visitaría y su padre le pidió no se preocupara pues seguiría mandando hacia su cuenta la cantidad mensual que le brindaba para las necesidades de su nieto, a pesar de nuestra de acuerdo asintió pues no tenía tiempo de pelear.
Gabriel tomó la mano de su mamá y ambos comenzaron a caminar hacia la línea de abordaje.
– ¿Estas listo para esta nueva aventura?. – cuestiono la mayor a su hijo.
– Nací listo mami. – respondió Gabi con una sonrisa que al instante Valentina imitó.
La pequeña familia de dos comenzó su andar con una sonrisa que no desaparecía de sus rostros y con mil ilusiones en la maleta pero para Valentina lo más importante era que por fin iba a poder salir de su país y comenzar una nueva vida en compañía de su pequeño angel, pero ninguno de los dos imaginaba ni estaba preparado para las sorpresas que les esperaban.
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