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生き残ります
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-Clase, ella es Kim Soojin -toda el aula había quedado en silencio esperando a que la niña nueva hablara -Aún está aprendiendo Japonés tengan paciencia.

-Mucho gusto, soy Kim Soojin por favor cuiden de mi -La forma en que lo había dicho había causado ternura en aquel grupo de adolecentes. Tal vez había sido como lo había pronunciado o su reverencia tan apresurada.

-Sientate en el medio, junto a Niragi.

La chica había camisa hasta aquel chico de cabellos oscuros que había levantado la mano para que lo viera. Con una tímida sonrisa puso junto a este en el pupitre compartido.

-Soy Niragi

-Kim Soojin, mi japonés aún es malo... ¿Me podrías ayudar?

Era la primera persona que le hablaba de buena manera al chico así que solo asintió mientras volvía su mirada al frente anotando todo lo que la profesora decía y diciéndole a la chica también que tenía que hacer.

Las horas pasaban a aquellos adolescentes se hacían más cercanos, para el final de la jornada escolar Niragi ya sabía ciertas cosas que la chica le había dicho.

Había nacido en México, pero ella junto con sus padres se mudaron luego a Atlanta dónde paso la mayor parte de su vida. Ahora por un nuevo trabajo sus padres habían decidido mudarse de nuevo a su lugar de origen Japón. Y aunque la familia de la chica fue originaria de aquel país, ella no dominaba por completo el idioma, así que si no sabía que decir lo decía en inglés y el chico trataba de entender con lo poco que sabía.

-¿Está bien si nos vemos en algún parque?-los dos ya estaban en la entrada del instituto -Te puedo pasar todo lo que hemos visto hasta ahora y te puedo ayudar con el idioma

-¡Sería asombroso! Hay un parque cerca de la casa en la que vivo, dame tu número y te mando la ubicación

Con manos temblorosas por los nervios le pasó su teléfono a la joven y después de que ella tomara su camino este también se disponía a hacerlo cuando vio a ese grupo de segundo grado. Con un movimiento de cabeza Niragi ya estaba siguiéndolos hasta un puente que había cerca, no se quería resistir pues sabía que le iría peor.

-¿Hablaste con la chica nueva? Amigos, Niragi se está volviendo un hombre por fin

Las risas de todos los demás se podían oír demasiado fuerte en el desolado lugar.

-De rodilla sino quieres comer Arroz con orina.

Sin decir nada hizo lo que le indicaron sus mayores. Pudo ver cómo una de ellos, el líder, tomaba un bate que le habían pasado ya una pelota.

-Si no te mueves te irás a casa temprano.

Uno, dos, tres... El chico ya había perdido la cuenta. Cuando se dió cuenta ya estaba de nuevo llendo a casa mientras se limpiaba la sangre que escurría por su nariz. Su teléfono había sonado cuando estaba de camino a su habitación.

-"A las 5 en el parque Cherry Blossom"

Aún tenía dos horas. Comió un poco de lo que suponía su madre había hecho antes de irse al trabajo y se cambió.

-¡Aquí Niragi! -La castaña estaba sentada un una de las mesas de picnic del lugar con una mochila sobre está -¿Con que empezamos?

-¿Matemáticas? Es donde más hemos tenido trabajo

Ambos estaban felices pero la chica no pudo pasar desapercibido aquellos golpes que adornaban la cara de su nuevo amigo aunque esté dijera que se había caído.

Ella se caí seguido, no la podría engañar con eso.

-Te llevo a tu casa, ya es tarde -Las 7 de la noche y apenas habían terminado una parte. Guardaron todo lo que habían sacado y fueron por las calles de aquel barrio.

-Gracias Niragi -había dicho a mitad de camina la chica -El adaptarme aquí a Sido un poco difícil y más por qué apenas y me puedo comunicar.

-Yo te ayudaré en lo que sea que necesites Soojin

Por primera vez en mucho tiempo el chico sonreía. Sonreía de verdad.

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¡Niragi, espera!

La chica llevaba más de una hora tratando de alcanzar al chico pero este solo apresuraba más sus pasos en cuanto la chica se ponía casi a la par.

Ella lo había encontrado en los baños de la escuela lleno de sangre luego de que los chicos que siempre lo molestaban lo hubieran ido tras el por qué estaban aburridos. Era humillante para el que la chica lo viera en ese estado.

-¡Please!

Por fin Soojin lo había atrapado. Lo había abrazado por la espalda para que él parará.

-Dejame Soojin -su voz se había quebrado y su cuerpo solo temblaba -Por favor déjame en paz.

-Jamás te dejare Niragi eres mi amigo

Tomo la mano del chico y caminando en dirección opuesta se dirigió a su hogar. No había nadie puesto que no había señal de otro par de zapatos en la entrada aparte de los de ambos. Pasaron directo a la escalera y siguieron hasta la habitación de ella donde dejó al chico y tomo el botiquín que había en su mesita de luz.

-Siempre lo tengo a la mano ¿Sabes? -dijo mientras tomaba el alcohol y un pequeño algodón -Todo el tiempo me estoy cayendo así que seguido me limpió mis heridas.

-Eres algo torpe Soojin, casi todos los días veo esas curitas en tus rodillas

Y era cierto, en ese momento la chica llevaba unas color rosa puesto que el día anterior de camino a su casa había tropezado y se había raspado ambas rodillas qué apenas iban sanando de su caída anterior.

La tarde había pasado amena. Para cuándo llegó la noche se escucharon gritos en la sala y la chica se paro rápido de su cama cerrando con seguro la puerta y tomando la mochila de su amigo.

-Por suerte no dejamos tus zapatos en la entrada, tienes que irte ahora Niragi -Más gritos se escuchaban abajo -Mañana hablaremos

Sin decir nada el solo asintió aún dudoso tomando sus cosas. Con ayuda de ella bajo por el árbol que había junto a su ventana y luego de que estuvo en el piso a salvó se despidió de ella.

Kim Soojin, algún día te sacaré de aquí.

Y con ese pensamiento el chico se encamino hasta su hogar dónde ya lo esperaba su madre en el sofá.

Ahora el tenía que vivir su infierno en casa.