Cap 3
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Atravesé medio castillo pensando en la situación, preocupada porque alguien más supiera de esos encuentros entre Rhaenyra y Criston Cole, no iba viendo bien el camino,me lo sabía de memoria y fue por eso que al dar vuelta en un pasillo choque con un hombre alto, casi caigo al piso de la fuerza del choque, pues de no ser porque me tomo de la cintura y me estabilizo atrayéndome a él habría caído sobre mi misma en el pulido piso del castillo
-mil disculpas princesa-escuché la voz ronca eh inconfundible del hombre que casi me tira al piso, mi corazón dio un vuelco de alegría
Levante la cabeza, era más alto que yo, tal como recordaba, fornido y la armadura lo hacía ver aún más grande, su rostro era muy masculino, con esa barba bien cuidada, algo extraño en muchos hombres, su cabello estaba más largo, hasta el nivel de sus hombros, y esos rizos perfectos no hacían más que tentarme para que los atrapara en mis manos y jugara con ellos, el tener de nuevo esos ojos azules que tanto me gustaban sobre mi era como una bocanada de aire fresco.
-Sir Harwin-pronuncié tímidamente-no creí verlo aquí, pensé que estaría alistando las cosas para nuestra partida
-él sorprendió soy yo princesa, no sabía que vendría- me soltó y se apartó de mí con cuidado, me vio rápidamente de arriba abajo buscando que me hubiese herido en el choque y no ignore la parada que su mirada hizo en mi escote antes de mirarme de nuevo a los ojos.
Sonreí satisfecha, esas pequeñas reacciones por parte de él alimentaban mis ilusiones de hacerlo caer
había conocido a Harwin en el torneo de nacimiento del difunto hijo de mi tío visery, dónde tristemente también falleció mi tía Aemma
Él había sido el escolta que me habían asignado, no hablamos mucho en un principio, era un hombre más bien serio y en algunas ocasiones yo usaba la excusa de que ya llevaba conmigo a mis damas para que no estuviera al pendiente de mis movimientos y salidas secretas fuera del castillo.
Pero para mi desgracia me atrapé a mi misma no solo observándolo con ternura, si no también pensando en demasía en él justo antes de mi partida y es que no era de sorprenderse, este hombre era lo que muchas mujeres pagarían por tan solo tenerlo de un día y no me refería a su aspecto físico, que era ya de por sí muy sexy, sino por su carácter de caballero en toda la extensión de la palabra, era noble, leal, atento, caballeroso, de valores inquebrantables y además de todo, su devoción a la familia era tangible.
De manera que sin darme cuenta, unos días antes de mi partida empecé a pasar tiempo buscando cruzarme con él, de repente prefería su compañía a la de mis damas y descubrí en él a un buen amigo que realmente escuchaba lo que tenía por decir.
-¿Va camino al comedor?-pregunto con una leve sonrisa de lado- aún falta dos horas para que el desayuno esté listo
Solté un suspiro, era verdad, había estado tan centrada en lo de Rhaenyra y lo demás que no recordé eso.
-tiene razón sir, creo que salí antes de tiempo de la habitación- le sonríe sin mostrar los dientes-creo que volveré
Harwin negó rápidamente y me ofreció su brazo
-o podría pedirle que me acompañe a la armería, estamos llevando unos arcos que sé que le van a encantar-sus ojos parecían sonreírme, aun que su cara seguía serena
-si tú eres mi escolta, iré con placer-tome su brazo y un escalofrío pareció recorrerlo-¿Está bien sir?
-perfectamente princesa-no volteo a mirarme y empezamos a andar
-y dígame, ¿Ah habido alguna novedad en mi ausencia?-lo miré de reojo, parecía ir pensando en algo
-Nada que sea de importancia su majestad-bajamos unos escalones y después caminamos en silencio.
No era un silencio incómodo, por el contrario, hacía que pudiera pensar en tranquilidad disfrutando de su presencia.
Pero el silencio no era el problema con harwin, sino su determinación por apartar mis intentos de llegar a acercarme más, no era como que fuese indiferente, sabía que le atraía, y lo que me carcome el espíritu era saber qué tanto, o si al menos ese afecto podría hacerme tener una posibilidad. Más de una ocasión lo atrapé viéndome de una manera poco conocida para mí, estaba acostumbra a que los hombres me vieran con deseo, lujuria, ambición y a veces hasta envidia, pero su mirada no me trasmitía nada de aquello, no sabría identificar que de todo era, pues no tengo conocimiento alguno del amor, quizá era eso amistad la que sentía y que mi ilusión estaba confundiendo.
-bienvenida alteza-uno de los guardias nos dio la bienvenida a la armería son suma sorpresa, aparentemente nadie aquí creía que aceptaría la invitación a la cacería
La armería era tan grande como siempre, no había nada nuevo, solo un monto de hombre sacando cajas y limpiando armas
-¿Es que acaso mi presencia estaba dada por perdida?-ladee la boca simulando un puchero molesto
Lo cierto era que no solo había venido en apoyo a Rhaenyra, aún mantengo la idea de que una fiesta así de grande para ese niño era demasiado, y me molestaba la obviedad de que Otto tenía otras intenciones, además aparentemente nadie le ponía un alto ni quería evidenciar su actuar, pero la invitación había sido una manera en la que mi madre no trataría de retenerme de alguna manera como siempre lo hacía, es por eso que volé fuera de Highgarden a toda prisa en cuanto se me dio la oportunidad.
-no negare que las apuestas a qué usted vendría eran bajas, pero no se preocupe, yo aposté a su favor-me sonrió mientras sostenía un precioso arco de madera pálida con detalles dorados
Siempre me habían gustado los arcos los consideraba un arma noble de usar aunque tristemente no sabía como usarlos.
-siempre acierta en sus apuestas, sin embargo- tomé el arco con mis manos- habíamos acordado que ya no hablaríamos de manera formal entre nosotros en privado y guardaríamos las formalidades para el público, es una pena que nuestro acuerdo se rompiera, como sabrá, soy una persona que cree en los acuerdos
-mis disculpas Helena, estos últimos años me he vuelto olvidadizo- me sonrió burlesco
2 años habían pasado desde la última vez en la que acordamos no hablarnos formalmente, la última vez había tenido que marcharme, ya que mi madre como siempre había fingido sentirse horriblemente mal por el clima de kingslanding y tuve que regresarme apenas terminó la boda del tío viserys.
-disculpas aceptadas, con una condición-tome una flecha e intente ponerla en el arco-tendrás que ser mi instructor en el arco, me gustaría cazar por mi propia cuenta sin tener que usar a Fantasma gris esta vez
-Creía que tu dragón solo comía peces
- y lo hace, no come otra cosa, solo cantidades enormes de pescado-dije con el amor propio de una madre a su hijo-pero me ayuda a cazar cuando lo necesito, es un dragón después de todo
- y otro dragón quiere cazar sin ayuda-asentí a su respuesta
-jamás se me enseño a tomar una espada o arco- intenté posicionar bien el arco y flecha, sin que mis manos tambalearan-quiero aprender, un dragón que no sabe cazar morirá de hambre o peor aún, será cazado por otro dragón
Harwin me miro detenidamente, vi chispear en sus ojos lo que parecía ser entendimiento mezclado con admiración y luego de unos segundos sonrió de lado y se puso espaldas de mí, me ayudo a posicionar correctamente los brazos y al hacerlo su aroma me invadió entera, era un perfume que yo misma había creado únicamente para él, era cítrico y refrescante, tuve que retener las ganas de suspirar de gusto cuando sus manos tomaron las mías y me guio para apuntar y sostener el arco.
-esta es la forma correcta-dijo con calma
No respondí, trate de concentrarme lo más que podía en la técnica del brazo y el arco, ignorando como podía la sensación de cosquillas que aparentemente tenía mi piel donde sea que él tocaba.
-sostenlo-me susurro con calma sin perder de vista el blanco al otro lado de la habitación al que me había hecho apuntar, sentí su aliento meciendo mi cabello cerca de la oreja
Casi cierro los ojos ante tantas sensaciones y haciendo honor a mi fuerza de voluntad, sin cuidado me alejé y de repente fui consciente de que había más gente entrando y saliendo de la armería, gente que aún nos veía de reojo.
Carraspee un poco la garganta
-creo que es suficiente por las clases de hoy- levanté el mentón y mire disimuladamente cómo otros caballeros veian de manera extraña a harwin-no quiero ocasionarle problemas retrasándolo más, me retiro
Harwin parecía no saber bien cómo seguir la situación así que solo atino a hacer una reverencia
-un gusto verte de nuevo-dije levantando mi vestido con cuidado, mientras salía de la armería
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