Capítulo 2
"Sí, sí... De todos modos, necesito todos los papeles para ya, Hwang. No me importa lo que tengas que hacer, pero lo espero en mi oficina mañana por la mañana temprano. Tengo un viaje a Canadá en dos putos días y no quiero sorpresas, ¡adios!"
Nayeon escuchó a Dalei resoplar, mientras colgaba su teléfono y luego ella se le acercó con un té de valeriana que la sirvienta había preparado y los llevó a la habitación hace unos minutos.
La chica de cabello castaño lo revolvió un poco con la cuchara antes de dárselo y él sonrió.
"Toma un poco de este té, te hará bien, pareces estar bastante enojado, amor." Ella le dijo con una sonrisa.
"Estos inútiles, no sirven para nada. Espero que mañana tengan todo listo, el viaje a Canadá no lo puedo posponer, es muy importante."
Ella asintió y tomó un sorbo de su propio té.
"Cálmate, Lei... Debes calmarte, todo estará bien" La mujer de cabello castaño le dio una sonrisa a su esposo y él tomó su té.
Luego lo dejó en la mesita de noche y ambos se acostaron en su cama. Y a pesar de que habían estado casados por un mes, Nayeon todavía no le había permitido tocarla.
¿Por qué?
"¿No te gustaría acompañarme a Canadá? Aunque solo serán cuatro días, pero podríamos..."
"Sabes que no puedo, cariño... tengo muchas cosas que hacer en mi oficina, ahora que estoy de regreso necesito tener todo en orden."
Dalei asintió mientras le acariciaba el brazo lentamente y ella se acurrucó en su hombro cerrando los ojos.
"Está bien, pero intentaré retrasarme lo menos posible para que podamos pasar más tiempo juntos, ¿de acuerdo?" Nayeon asintió lentamente y la conversación sobre eso murió por unos segundos, hasta que ella decidió decir algo más.
"¿Crees que le agrado a tu hija? Quiero decir..."
"Eso no es importante, Nay..." El hombre tomó su barbilla y la levantó hacia él, para que Nayeon pudiera mirarlo a los ojos. "Lo que es realmente importante es que estamos juntos, tú y yo."
"Pero... me dijisteque su madre tenía solo dos años de que falleció y..."
"Relájate... Tzuyu es una chica madura y lo aceptará tarde o temprano ¿de acuerdo?" Dalei le dio a su esposa una sonrisa y luego ella asintió con una sonrisa. "Ahora, vamos a dormir... Tengo un poco de sueño y tenemos que ir a trabajar mañana. Aunque si quieres, puedes quedarte encasa unos días más."
Nayeon negó, volviendo a colocar su cabeza en el pecho de Dalei.
"Me tengo que ir, pero no te preocupes, volveré para la cena."
Su esposo asintió y le dio un beso en la frente para que se durmiera profundamente poco después. Mientras miraba al techo pensando una y otra vez en lo que había visto en la habitación de Tzuyu.
Dios... Esa chica tiene un...
Se detuvo, viendo a dónde la llevaban sus pensamientos, pero el cuerpo mojado de la castaña, y ese bulto entre sus piernas se repetía una y otra vez en su cabeza y lo peor de todo, estaba teniendo algunas sensaciones que no debería estar teniendo y eso sólo empezaría a empeorar todo.
Casi a medianoche, justo cuando se dio cuenta de que su esposo estaba roncando y profundamente dormido, Nayeon se levantó de la cama, se puso su bata de seda blanca y con cuidado, salió de la habitación, miró el largo pasillo en completa oscuridad y luego caminó hacia la oficina de Dalei.
Entró y cerró la puerta de inmediato, caminando por todo el lugar, mientras miraba los estantes llenos de libros de economía, finanzas y bienestar. También algo de literatura clásica y sus ojos recorrieron mientras sus dedos los repasaban todos.
Comenzó a sacar algunos de los estantes y echarle un vistazo rápido, ya que parecía buscar algo que le llamara la atención, pero después de hacer eso con varios de ellos, su miradase posó en el escritorio de Dalei, justo donde había algunos libros más a los costados, una pequeña lámpara, algunos papeles y una laptop gris cerrada.
Nayeon se acercó y se sentó en la silla detrás del escritorio, abrió la computadora portátil y la encendió.
"Veamos qué tenemos aquí..."
Información basura, le pareció a ella, archivos sobre los datos de la tienda de Chou, historiales de búsqueda sobre cosas sin importancia, hasta que llegó al área de archivos que pedía una contraseña para entrar.
"Bingo." susurró sonriendo, mientras hacía un leve sonido de sus uñas puntiagudas sobre la madera del escritorio. "Aquí debería estar todo lo que estoy buscando, ¿verdad?"
Pero primero debo encontrar la contraseña...
Tiempo después salió de la oficina, al ver que no había nadie alrededor del lugar y se dio cuenta que su mirada estaba fija en la habitación a la que había entrado hacía unas horas. La habitación de Tzuyu, que estaba justo en diagonal a la oficina.
Luego respiró hondo yvolvió a su habitación. Se acostó en la cama con cuidado y cerró los ojos, dándole la espalda a su esposo.
"Debes mantenerte enfocada."
A la mañana siguiente Nayeon se despertó muy temprano, casi a la misma hora que su esposo, él se duchó en uno de los baños del pasillo, mientras ella se duchó en el baño de su habitación, en la ducha, no tenía tiempo para usar la bañera esta vez.
El agua caliente corría por todo su cuerpo desnudo, mientras los cristales de las paredes de la ducha se empañaban y ella, con los ojos cerrados, se vertía gel por todo el cuerpo.
Obviamente no era virgen, pero en su vida solo había estado con un hombre y esa era su primera vez, después de eso, se había enfocado en su trabajo y en arreglar su vida.
Pasó sus manos lentamente sobre sus senos e inmediatamente sintió una sensación de hormigueo en todo su cuerpo.
"Maldita sea, ha pasado tanto tiempo desde..." Su voz se desvaneció ante la imagen de esa chica, que era la hija de su esposo, tal como la había visto ayer en su habitación.
¿Qué le sucedía a ella?
Inmediatamente abrió los ojos y sacudió la cabeza.
"¿Qué diablos me pasa? No estoy aquí para perder el tiempo."
Se regañó a sí misma y terminó de ducharse sin interrupción, hasta que salió poco después y se vistió con un vestido ceñido azul que le llegaba hasta las rodillas, tacones negros y un blazer del mismo color.
Su cabello estaba amarrado y mientras lo hacía, su esposo entró a la habitación completamente vestido con un traje gris, mientras se ajustaba la corbata.
"Déjame, te ayudaré con eso." Nayeon le sonrió y caminó hacia el hombre para ayudarlo con la corbata, mientras él la miraba con ojos brillantes y una sonrisa en su rostro.
"Eres hermosa..." Dalei le dijo y acarició suavemente su mejilla, hasta que pasó sus dedos por su mandíbula y luego los llevó a su barbilla, la cual levantó un poco para poder mirarla a los ojos. "Y perfecta... no puedo esperar a..."
En ese momento, el celular del hombre los interrumpió, por lo que Nayeon agradeció mentalmente y se alejó de él, para continuar arreglando su peinado.
"¡Maldita sea!" El hombre refunfuñó y contestó su teléfono celular casi de mala gana.
Después de eso y un breve desayuno, en el que Tzuyu no estuvo presente ya que entraría a la universidad más tarde y probablemente recién se estaba despertando. Nayeon y Dalei se fueron a sus respectivos lugares de trabajo.
El conductor llevó primero a Dalei, ya que su empresa estaba más cerca de casa y luego a Nayeom, su oficina estaba un poco más al norte de la ciudad.
"¿Lo obtuviste?" Nayeon escuchó esa voz que escuchaba casi a diario desde su intercomunicador, después de que Seulgi le informara de una llamada entrante.
"Jeongyeon, deberías esperar un poco más, apenas he estado viviendo con él por un día, por el amor de Dios."
"Nayeon, no tenemos mucho tiempo. ¿Cuánto tiempo llevas detrás de Chou Dalei? Ahora que lograste acercarte a él, no puedes perder mucho más tiempo, estamos contrar reloj."
Nayeon respiró hondo y se levantó de su asiento detrás del escritorio y miró hacia su ventana, sacó una pequeña caja de cigarrillos de su chaqueta y encendió uno en tiempo récord. Mientras la respiración al otro lado de la línea le decía que la mujer todavía la estaba escuchando.
"¿Estás fumando?"
"Sí. Y por lo demás, no te preocupes. En unos días todo estará arreglado y finalmente tendré lo que necesito."
Escuchó un leve suspiro desde el otro lado.
"Eso espero."
La llamada se cortó y siguió fumando durante un buen rato, hasta que la imagen de Tzuyu le vino a la cabeza.
"Necesito que no seas un estorbo..."
Susurró y luego volvió a su escritorio para continuar con su trabajo, que no era como el que le había dicho a su esposo.
Al final del día, un auto vino a recogerla, era el conductor de su esposo, quien le había informado que llegaría un poco más tarde esta noche. Así que ella llegó a casa primero.
Inmediatamente subió a su habitación y notó que la puerta de la habitación de su hijastra, Tzuyu, estaba entreabierta, lo que significaba que podía mirar a través de ese pequeño espacio y ver un cuerpo acostado boca arriba en la cama, un abdomen plano y desnudo subiendo y bajando en silencio, y más abajo, un bulto pronunciado en un par de pantalones de chándal.
Wow, esta chica es tan grande...
Tenía curiosidad por mirar un poco más a su alrededor, pero vio que el cuerpo de Tzuyu se movía y luego siguió caminando rápidamente hacia la habitación al final del pasillo que era la habitación de ella y su esposo.
"Maldita sea, Nayeon... ¿Qué mierda te pasa?" Se dijo a sí misma, con el corazón acelerado, las piernas temblando y luego tragó saliva ante todos los pensamientos oscuros que pasaban por su cabeza.
Nunca antes una personahabía provocado eso en ella, y mucho menos una chica de diecinueve años.
Estaba por cumplir treinta años y aunque se había casado con ese hombre, estaba en ese lugar solo por un propósito y en eso debía enfocarse.
Después de darse un baño rápido y ponerse algo más cómodo, salió de su habitación y se dirigió al comedor, ya que era hora de cenar.
Cuando llegó a la mesa, notó que Tzuyu ya estaba en la mesa, aparentemente jugando en su teléfono, mientras esperaba a las otras personas en la mesa. Su cabello estaba desordenado y solo vestía sus pantalones de chándal y una camiseta.
Aún así, se las arregló para verse muy atractiva.
"Oye, Tzu..." Nayeom la saludó con una sonrisa, sentándose en la silla frente a ella.
La chica levantó la mirada hacia ella y Nayeon pudo notar como sus ojos pasaron rápidamente de su rostro a su escote, el cual era bastante pronunciado, antes de responder.
"Ey." Ella respondió simplemente, luego volvió a mirar su teléfono.
Nayeon sonrió mentalmente y el lugar quedó en completo silencio hasta que se sirvió la comida.
"¿Mi papá no viene a cenar hoy?" preguntó Tzuyu, haciendo que Nayeon le vantara la cabeza de su plato.
"Me dijo que vendría más tarde, tal vez esté en camino." Ella respondió con una sonrisa y la chica menor solo asintió.
Luego de un largo silencio nuevamente y ambos concentrados en comer, Nayeon decidió abrir nuevamente la boca, en el ambiente tenso del lugar.
Ni siquiera sabía porqué necesitaba hacerlo.
"¿Te gustaron los chocolates?" Preguntó y su hijastra volvió a mirarla, incapaz de evitar mirar su escote nuevamente.
"Sí." Ella respondió.
Deberías estar tranquila, Nayeon.
"Eso es bueno, estaba pensando que tal vez tú y yo podríamos hablar un poco más, conocernos mejor."
¿Es todo esto necesario para lo que vas a hacer?
Nayeon tenía una sonrisa en su rostro mientras esperaba la respuesta de la chica.
"Mira, lo siento. Pero no me importa si somos amigas o algo así, ¿de acuerdo?" Nayeon se levantó de la mesa, tomó su celular y sin decir una palabra se fue.
Te lo advertí...
Dejando a Nayeon con la palabra en la boca.
La chica de cabello castaño puso los ojos en blanco y continuó con su comida, tampoco era como si necesitara hablar con esa chica consentida, así que decidió que lo mejor sería concentrarse en su trabajo.
Su esposo llegó poco después de que ella ya estaba en su habitación.
Los dos hablaron un poco sobre cómo eran sus días en el trabajo y luego tomaron el té. Dalei estaba profundamente dormido en su cama, mientras Nayeon se ponía nuevamente su bata de seda, esta vez rosa y salía de la habitación rumbo a la oficina, no si nantes recoger un pequeño artefacto que tenía en su bolso.
Entró a la oficina de Dalei e inmediatamente fue a la computadora portátil, la encendió e insertó una pequeña memoria USB que tenía en la mano, la cual había sacado de su bolso. Poco después, estaba copiando la mitad de los archivos en esa computadora, cada dato o información allí era quizás vital, pero no podía hacer nada con los que estaban guardados con una contraseña.
"¿Podría intentar tal vez con la fecha de nuestra boda?" Nayeon susurró y después de intentarlo, apareció una x de color rojo en la pantalla, indicándole que era incorrecto.
¡Mierda!
Maldijo mentalmente y estaba pensando en algo más que pudiera ayudarla, pero tal vez no podría hacerlo de inmediato, esperaría hasta mañana para seguir intentándolo y claramente, buscaría alguna forma de sacarle la información a su esposo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top