𝐒𝐞𝐱𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐚 𝐦𝐚𝐧̃𝐚𝐧𝐚.
Gon no podía mantenerse de pie por mucho tiempo. Después de unas breves vacaciones se encontraba extenuado, aunque su pareja no se quedaba atrás.
Fueron largas semanas de búsqueda junto al grupo de Kite, tanto así de peligroso resultó la zona donde estaban que no eran capaces de pegar ojo en toda la noche.
Por eso apenas estuvieron de vuelta tomaron una gran siesta.
Despertaron alrededor del comienzo de la mañana. El moreno salió primero de la cama para darse una ducha, ya que el día anterior lo primero que hizo fue tirarse al colchón.
Distraído del exterior, Killua despertaba algo molesto cuando no encontró al azabache a su lado.
—¿Cariño...? —lo llamó sin verlo con la vista nublada debido a las molestias lagañas. —¡Estoy ciego!
—¿Killua? —justo salió del baño al escuchar la voz del albino. Viendo como empezaba a moverse de manera extraña sobre la cama. —¿Estás bien? ¿Te duele algo?
—No veo...
Gon se acercó dejando de secarse el cabello que estaba hacia abajo. Gateó hasta donde se encontraba el pálido que al notar las manos en sus mejillas apartó las suyas para verlo.
Unas gotas cayeron en su rostro haciendo que cerrara los ojos.
—Lo siento. —pasó la yema de uno de sus dedos para retirar el agua. Ya sentado en sus rodillas tuvo que inclinarse para verle de cerca.
Quitó esos molestos restos amarillentos dando una sonrisa.
—Ya, ¿mejor?
La situación era dulce e íntima pero Killua no podía concentrarse en otra cosa que no sea en el cuerpo casi desnudo del moreno.
Eso solo hizo que sintiera una punzada en la entrepierna que de por sí estaba despierta como sucedía de manera espontánea.
El joven Freecss tuvo un escalofrío al sentir un cambio repentino en el ambiente. Apenas iba a abrir la boca cuando fue sujetado de uno de sus brazos para ser besado con bestialidad. La otra mano del albino también lo sostenía de la nuca para que no se alejara demasiado pronto.
Sus labios carnosos fueron mordidos y estirados con un poco de fuerza, la temperatura subió de golpe dejándolo perdido.
La toalla que se mantuvo todo este tiempo sobre su hombro cayó en la cama. Killua se sentó haciendo que el contrario quedara en sus piernas.
De inmediato sintió el bulto debajo de su trasero sacándole un jadeo. Apenas tomaba cortas bocanadas de aire para continuar con besos más intensos que los anteriores mientras era tocada su piel aún mojada.
Los muslos anchos fueron apretados mientras inclinaba la cabeza para permitirle a Killua que continuara su tarea de atender la parte de su cuello que era mordida con cariño, también dejando marcas y lamidas en la superficie.
Una de sus manos pasaba de arriba a abajo cerca de sus pezones hasta no soportarlo y pellizcarla aplicando fuerza. Gon tomó ese incentivo para mover su cadera logrando una fricción deliciosa.
De nuevo desplazó sus manos hasta la molesta tela que todavía cubría la cintura del moreno para prácticamente arrancarla y lanzarla a cualquier rincón de la habitación.
Gon gimió bajito al ahora poder casi sentirlo directamente. Iba a decirle que se quitara la molesta prenda inferior pero fue callado por una mano que tomó su miembro sin pensarlo, empezando una masturbación rápida que era enfocada en el glande.
—Ki-Killua... —se aferró a los hombros pálidos queriendo experimentar otra vez el deseado orgasmo, pero cuando apenas ese cosquilleo comenzó su pene fue apretado.
—Todavía no.
Killua le soltó, tanto el pezón que estaba lamiendo como el miembro mojado.
—Pe-pero... —mordió su propia mano pasando la otra contra la zona que era atendida por el albino en busca volverlo a experimentar. Obtuvo un gemido ronco.
—No hagas eso. —apenas pudo pronunciar ante la cantidad de excitación que aumentaba al ver a su pareja tocarse frente a él.
En modo de venganza, cuando estuvo de nuevo a punto de correrse lo apretó sin remordimientos.
Las cejas en el rostro del moreno donde aparecían rastros de sudor hizo que sonriera con malicia.
—Moo ~ Killua no seas malo... —suspiró con fuerza.
—Dejaré que me montes si quieres. —los ojitos caramelo se abrieron tras asimilar sus palabras.
Supo que lo había convencido al ver que lo empujaba para acomodarse y bajar la molesta prenda que mantenía oculto su pene.
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