𝐃𝐚𝐝𝐝𝐲/𝐛𝐚𝐛𝐲 𝐤𝐢𝐧𝐤.

—¿Pero qué carajo acabo de ver...? —Killua estaba solo en la habitación usando los audífonos navegando de nuevo en páginas sucias de internet.

Seguido de asimilar el contenido que se estaba informando empezó a reír como nunca en su vida.

Y es que empezó a buscar sobre los juegos de rol porque captó su atención. Pero llamar bebé a su pareja le resultaba cómico.

Tan entretenido estaba encerrado en esas cuatro paredes que no fue capaz de escuchar la voz de Gon aproximarse.

—¡Killua! ¿Qué estás haciendo que te estoy...? 

Abrió la puerta junto a encender la luz automáticamente al verla apagada. El albino saltó del susto.

—¡Puedes tocar antes! —trató de tapar la pantalla que seguía reproduciendo cosas indebidas.

—¿De nuevo viendo...? 

La presencia del azabache se volvió pesada.

—Es-espera, Gon... Solo...

—¡¿Qué es lo que te gusta tanto de eso?! —el grito no se lo esperaba. Lo miró sin comprender.

—¿Eh..?

Estaba loco o... ¿Acaso sonó como si estuviera celoso?

—¡Quiero mirar también!

Apenas pudo reaccionar, sin poder evitar que el moreno tomara los audífonos que descansaban sobre el escritorio para colocárselos.

Tuvo un cúmulo de emociones encontradas, en parte sabía que Gon era una persona sumamente terca y determinada, pero fue nueva esa actitud recelosa por simplemente estar viendo contenido adulto. Se había sentado en la silla que quedó algo alejada al ser descubierto el albino con las manos en la masa. 

Comenzando a excitarse se acercó cautelosamente hasta donde estaba su novio muy concentrado en lo que mostraba el monitor. Lo sujetó apenas unos segundos de la cintura para sentarse con él entre sus piernas abiertas.

Estaba apretándolo contra su cuerpo donde la respiración comenzaba a hacerse pausada al escuchar con facilidad los sonidos obscenos.

Supo que no era el único que estaba en ese estado cuando el azabache se movió en su sitio y dejó salir un gemido entrecortado.

—A-así que puedes decir cualquier tipo frase vergonzosa... —tal vez trataba de calmarse al ser acariciado de repente por toda su anatomía. —Pero... ¿Tienes que pra-practicarlo o solo improvisas?

Killua no pudo responder. Gruñó tocando la entrepierna, apretando levemente. Gon jadeó para tensarse.

—Di algo así para mí. 

Gon se puso nervioso por el pedido. No pensaba con claridad teniendo a su pareja besando su cuello y acariciando sus pezones por encima de la camisa.

—Por-por favor, no puedo esperar más para que metas tu gran pene de-dentro de... —no pudo terminar cuando el aparato que tenía en la cabeza cayó al suelo y fue prácticamente tirado en la cama.

Malysh... —entró en confusión. Aunque no entendía sonaba bonito. 

A pesar de tener la cabeza dando vueltas por el calor que los rodeaba recordó las veces que ambos bromeaban diciendo que seguramente en otra vida Killua fue ruso y él un colombiano con raíces mexicanas. Pero solo quedó como una broma, no pensaba que llegarían a usarlo en la cama.

La oreja canela estaba siendo lamida logrando que saliera de sus pensamientos para gemir. Fue acariciado por encima hasta que fue volteado con el trasero expuesto y el torso contra el colchón.

No tuvo que adivinar que era el sonido de un envase siendo abierto. Su short junto a la ropa interior desapareció, los dedos fríos recorrieron su agujerito de manera superficial cuando separó una de sus nalgas para ver esa zona contraerse ansioso.

El video de fondo se seguía reproduciendo.

Podía ver su miembro moverse al momento de subir un poco su cuerpo para asomarse curioso. Los dedos entraban con facilidad hasta los nudillos para atacar de nuevo, tuvo que volver a la posición inicial para dejar salir un gemido alto al ser estimulado su próstata.

—Ki-Killu... Ya no quiero tus dedos... —empezó a soltar un poco de saliva.

—¿Por qué? ¿Se siente muy bien? 

Siguió siendo más brusco, en ocasiones daba nalgadas o apretaba los suaves glúteos.

—S-sí...

Cuando los dedos finalmente salieron de su interior dio un suspiro. 

—Amo demasiado tu trasero, malysh...

—¿Q-qué significa eso? 

—Bebé en ruso. —dio una última nalgada para introducir su pene sosteniendo las caderas canelas. No pudo reprimir un gemido por lo apretado que estaba.

Se mantuvo así hasta que lentamente se movió. Tratando de descifrar si todavía dolía un poco, pero el rostro rojo de Gon estaba oculto encima de una almohada que apretaba con fuerza.

Ante esto sonrió con una idea en mente.

—¿Te gusta? ¿Quieres que lo haga rápido?

El azabache asintió. No sabía porque le gustaba tanto cuando le hablaba así. Pronto el sonido que provocaba sus pieles chocar aumentó.

—¡Da-dame más! —sollozó sintiendo la vista borrosa por lágrimas de placer que temían en desbordar de sus ojos. —¡Quiero más, se siente tan bien! ¡Killua!

Ninguno de los dos aguantó mucho después de esas palabras. Gon mordió parte de la sábana cuando el orgasmo se presentó, el pene de su novio entraba demasiado profundo y más cuando no podía soportar la sensación intensa que aumentaba en su vientre. Pronto su interior se llenó de algo caliente que le hizo suspirar.

Se volteó para dejarse caer bocarriba y sorprenderse al recibir un corto beso.

—Lo hiciste muy bien. —esos ojos gatunos le miraban travieso.

—Pero fui el único que no te llamó por un apodo... 

—No te preocupes, luego podemos intentarlo. —siguió dejando besitos en su rostro.

Cerró sus ojos para asentir con la cabeza mientras lo abrazaba.

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