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Annelise había decidido ya más de una excusa válida para largarse de ahí en cuanto pudiera. No tendría por qué necesitarlas, pero ya son dos contra una, y si bien ella nunca fue una persona diplomática, confía en que puede escaquearse fácilmente a pesar de estar hambrienta, cansada y un poco mareada.
⠀⠀⠀--Nuestro padre no suele conceder becas, más te vale no estar mintiendo al respecto.
⠀⠀⠀--No es mi problema si no me crees, ya que te has quedado con la carta, puedes leerla las veces que quieras. -Contesta simplemente, cruzándose de brazos y recargando su peso en uno de sus pies, tamborileando con sus dedos sobre su codo izquierdo. ⠀--Tengo mi expediente, mi matrícula y esta dirección. ¿Qué más acreditativos necesitas?
Reiji entorna los ojos y suspira, con suerte ella no tendría que responder a preguntas que ella misma era la que debería formular. ¿Qué tan mala es la organización y la logística en esta casa? ¿Es que nadie tiene un mínimo de noción al respecto de lo que ocurre o deja de ocurrir en este lugar?
Annelise solo quiere mantener una conversación normal con alguien con sentido común. Se recuesta en el sofá y cruza las piernas para mantener algo de calor.
Todo es un desastre, los habitantes de la casa son, en el mejor de los casos; extraños, y no quería hacer juicios demasiado pronto por si aún no había conocido a todos los que vivían ahí. A decir verdad, no espera grandes cosas dadas las circunstancias.
⠀⠀⠀--Oh... Reiji... ¿Es amiga tuya?
Annelise jamás había sentido tantísimas ganas de sonreír.
Eleva la vista hacia las escaleras para encontrarse con una melena rubia y unos ojos grandes y dulces, que la atraviesan el corazón con un pinchazo de nostalgia en el momento en el que los tirabuzones rubios rebotan contra sus hombros a cada paso que desciende por las escaleras.
Es igualita que...
⠀⠀⠀--Yui. Ella es Annelise, acaba de llegar a la mansión porque se le ha concedido una beca para estudiar en la academia con nosotros y vivir aquí. ⠀⠀⠀--No le hace ninguna gracia que Reiji haya hablado por ella, pero se asegura de fulminarlo con la mirada a él, y no a Yui.
⠀⠀⠀--Un placer.
⠀⠀⠀--¡Oye! -La voz rasposa e insolente de una cuarta persona se le mete en la cabeza, y Annelise desprecia aún más al dueño de esa voz cuando Yui parece colocarse detrás de ella, alejada de Reiji y de Kanato. Aún no sabe cuál es la presencia más amenazadora de la casa, y casi reza para no conocer a más gente. --Haced el favor de decirle a Laito que no dé nuestra jodida dirección a cada chica a la que trae. Ya llevo cinco días sin dormir por culpa de ese bastardo.
Annelise chasquea la lengua sin dirigir la cabeza si quiera al lugar de donde proviene esa voz, era un muchacho alto y albino con los ojos rojos como un conejo, y su voz era estridente y condenadamente molesta.
La cabeza le iba a estallar si no se ahogaba en paracetamol en los próximos diez minutos, hace demasiado frío, se muere de hambre y de sueño y no tiene ninguna intención de seguir escuchando a ese malnacido gritar.
⠀⠀⠀--¿Cuántas personas viven aquí? No voy a explicar lo mismo veinte veces.
⠀⠀⠀--Responderás a lo que se te pregunte.
⠀⠀⠀--¿Algún nombre más que tenga que aprenderme? -Reiji toma la iniciativa cuando Yui la mira fijamente a los ojos, como si estuviera viendo un espíritu. Lo cierto es que se muere por que le digan los nombres de todos los habitantes de la casa para que pueda juzgarlos rápido, y marcharse.
⠀⠀⠀--Ella es... -Empieza Reiji. Pero Subaru, le interrumpe. Annelise quiere estamparle la cabeza contra el cristal de la mesa.
⠀⠀⠀--Como sea. Tengo cosas más importantes que hacer que conocer a otro de los ligues de Laito.
⠀⠀⠀--Esto es ridículo. -Annie se ríe con desgana y se levanta del sofá, para colocarse el abrigo sobre los hombros y agarrar el mango de la maleta para desfilar fuera del hall y dirigirse a la entrada. -Con o sin residencia, sigo becada. Buscaré otro lugar donde hospedarme.
⠀⠀⠀--Vuelve aquí. Estoy tratando de encontrar una explicación a tu situación. Es de mala educación por tu parte irte después de todo.
Annelise enarca una ceja, y abandona el mango de la maleta para cruzar los brazos. ¿Mala educación? Desde que había entrado, la casa había sido un caos constante y una falta de elegancia tras otra.
⠀⠀⠀--¿De verdad has empezado a preocuparte por la falta de educación ahora? -Annelise se gira hacia el chico, que no tiene la más mínima intención de enderezarse, y está tan condenadamente tranquilo que ella casi tiene que forzarse para mantener la calma. --No soy el ligue de nadie. Soy Annelise White. Exijo hablar con la persona que me ha becado.
⠀⠀⠀--Eso no será posible. -Annelise tiene que resistir el impulso de frotarse los ojos cuando un cuarto muchacho, notoriamente más alto y mayor que Reiji, Kanato y Subaru, se incorpora en un sofá que, hacía diez segundos; Annelise habría jurado que estaba vacío.
Era imposible que todos ellos fueran hermanos.
Reiji era alargado y elegante, y sus ojos eran de un rojo intenso como los colmillos de una musaraña.
Kanato tenía los rasgos más extraños que había visto en su vida, con sus facciones purpúreas e inocentes, y sus ojeras profundas.
Subaru presentaba un caso de albinismo tan excepcional que Annelise se preguntaba cómo alguien que debería ser ciego, pudiera fulminarla con la mirada de aquella manera.
Y el chico que se levantó del sofá, se revolvió el cabello dorado y la enfocó con sus ojos azules hasta que Annelise sintió de nuevo esa punzada de nostalgia. Tenía los ojos excepcionalmente azules, pero conocía a una o dos personas que lo superaban.
De alguna manera, todo se siente terriblemente familiar. Pero no para ella. Ella jamás ha estado aquí. ¿Por qué está tan segura de que detrás de la puerta del ala oeste hay un enorme piano de cola?
⠀⠀⠀--¿Por qué no? Tendrá que venir. Esta es su casa.
⠀⠀⠀--Porque él no viene. No vino hace tres meses cuando ella llegó. Mucho menos va a venir a recibirte a ti. -Annelise crispa los labios con desafío. -De todas formas, tu historia no parece creíble. Si eres otro ligue de Laito, en primer lugar, no deberías tener esta dirección, y...
⠀⠀⠀--¿¡Pero es que sois todos idiotas!? -El muchacho rubio solo resopla aburrido cuando ella estalla, pero antes de que pueda reprenderla por ello, Annelise se asegura de hacerse oír más claramente que nunca. ⠀--En primer lugar, esta dirección llegó a la mía primero. He venido desde Europa. Tengo los billetes de avión y la condenada maleta embalada aún, no sé quién demonios es Laito, pero sí sé que estoy becada por Tougo Sakamaki para estudiar en la academia Ryoutei.
Entonces un estruendoso sonido vibrante retumba en las paredes de la casa, y hace que Annelise se calle de sopetón. Pero la sorpresa llegó mucho más tarde que la rabia cuando vio que Subaru, había abierto un agujero en la pared, con el dorso del puño.
Lo que la asustó, fue que no se veía capaz de encontrar una solución lógica a ese agujero. Y por un momento, empezó a comprender la actitud indefensa y sumisa de Yui. Quien desde luego, no estaba ahí por voluntad propia.
Esto no era más que una trampa.
Unas palmas frías se posaron en sus hombros. Y una voz aún más fría le susurró al oído.
⠀⠀⠀--¿Qué tenemos aquí...?
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