𝑺𝒆𝒄𝒓𝒆𝒕 𝑭𝒂𝒎𝒊𝒍𝒚 𝑹𝒆𝒄𝒊𝒑𝒆
Suspiró mientras se veía al espejo, aquellas esmeraldas se encontraban nerviosas, iría a una comida en la casa de su pareja.
Por fin conviviría con toda la familia de su pareja, y estaba nervioso por ello. Solamente conocía a sus suegros y a su cuñado, de ahí en más no conocía a nadie más de la familia Dark.
Trató de verse más presentable, acomodaba sus púas azules y las acariciaba, asegurandose de que permanecieran en su lugar.
Preparado mentalmente, salió de su hogar en dirección al de su pareja. Éste le había llamado para decirle que no podría ir por él, debido a que tenía que ayudar a sus padres con el mobiliario.
Caminaba por la acera mientras frotaba sus manos y pensaba una y mil opciones de como no arruinar la comida. Conocería tías, tíos, primos, primas, todo.
Desde que supo que Shadow era hijo del chef Dark trataba de mejorar en el aspecto de cocinar, solo para no decepcionar a su suegro, desde ese momento supo porque Shadow estaba estudiando gastronomía y el porque era tan bueno cocinando.
Y en cuanto a él, era pésimo. Sabía lo básico, pero de ahí en adelante todo era completamente nuevo para él. Muy seguido iba a comer al restaurante de los padres de Shadow, ahí fue donde lo conoció y tiempo después se puso feliz al saber que estaba estudiando en la misma universidad que él pero en diferente carrera.
El estar metido en sus pensamientos le sirvió para llegar más rápido al hogar del azabache, el cual era más una mansión que casa pequeña.
Tocó el timbre y en segundos la puerta se abrió dejando ver a su novio.
—Llegaste rápido —lo dejó pasar.
El cobalto no podía estar más nervioso al escuchar las risas en el patio de atrás.
—Quería dar una buena impresión creo —dio una sonrisa nerviosa.
—Ya la tienes cariño —le besó la mejilla.
—Oh, llegaste Sonic.
Con ellos llegó una erizo de color vino y con una veta negra en medio de su rostro.
—Buenas tardes señora Scarlet —saludó con formalidad.
—Llegas justo a tiempo Sonic, me ayudarás a preparar la comida —dijo con una sonrisa, feliz de tener a su yerno en su hogar.
—¿Y-Yo? —preguntó nervioso, lo que menos quería hacer acabaría haciéndolo.
—Claro, se lo pediría a Shadow, pero tiene que ayudar afuera con la carne, y siendo sincera, mis sobrinas no son aptas para cocinar —lo último lo dijo en susurro asegurándose de que nada mas ellos escucharán, ganando una risa por parte del azabache.
—N-No veo porque no —respondió pasando saliva.
—¡Perfecto! —exclamó feliz mientras lo tomaba del brazo para llevarlo a la cocina.
Y Shadow, sonrió de lo feliz que se sentía que sus padres quisieran mucho a Sonic.
—Muy bien Sonic, preparamos la especialidad de nuestro restaurante —mencionó sacando cinco sobres de pasta.
—¿Pasta Alfredo?
—¡Así es! Parece que Shadow te tiene muy bien informado.
—Si, también cuando voy a comer suelo pedirla muy seguido, me encanta el sabor —confesó de manera sincera, y eso solo causo que la erizo lo viera con ternura.
—¿Te soy sincera? Eres el primer yerno que me cae bien y que quiero.
Puso a calentar agua en dos ollas mientras sacaba unos vegetales y varias cosas de la alacena, siendo ayudada por Sonic.
—¿De verdad? —no sabía por qué, pero eso lo hizo sentir muy bien.
—Si, las otras parejas de Shadow nunca me agradaban, las sentía muy interesadas en cuestión de dinero, pero tú; tú eres alguien digno de admirar Sonic, tienes algo que me hace ver que eres un buen chico para mi hijo —le sonrió.
—Gracias señora Scarlet, le prometo que nunca la decepcionaré y haré muy feliz a su hijo —le dijo entusiasmado.
—Yo sé que lo harás. Ahora, te diré un secreto, ¿te has preguntado por qué la pasta Alfredo es el platillo que más se vende en el restaurante?
Ante aquella incógnita, Sonic se quedó pensando más no encontraba una respuesta clara, simplemente negó.
—Verás, la pasta Alfredo ha estado en la familia de mi esposo por muchos, muchos años, cuando me conoció me preparó el platillo y quedé maravillada con su sabor, aunque le recomendé que agregara una especia especial para que supiera mucho mejor de lo que ya sabía. Decidimos prepararla juntos y agregamos esa especie, y el sabor nos enamoró, digamos que es la receta familiar secreta; él prepara y yo perfeccionó.
—Un dúo genial —mencionó maravillado.
—La especie la hacemos pasar como cualquier otra, pero es realmente única, ni siquiera Shadow sabe de esto, ¿confió en ti para guardar nuestro secreto? —le guiñó el ojo.
—¡Claro que sí!
—¡Eso es! Ahora, terminemos de preparar la comida, ahora que ya sabes el secreto.
—Usted manda —dijo para acercarse y seguir ayudándola en lo que podía.
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