Una vez que había llegado a su casa, tenía que alistar su maleta.

Su novio le había propuesto irse a un campamento donde las actividades deportivas reinaban. Algo que su novio amaba eran los deportes, y hacer algún deporte con la persona que amaba lo hacía más feliz.

Era uno de sus sueños.

Revisaba la lista que le había mandado por medio de su celular, asegurándose de llevar todo lo necesario y que nada le faltara. En total se iría una semana completa con él, tiempo suficiente para ejercitarse cuando no lo hacía.

Al ya tener lista su maleta bajó a la sala en espera de que su novio llegara por él, también quería aprovechar para despedirse de su madre.

—Shadow ya casi viene por mí —dijo tomando un vaso de agua.

—¿Seguro que es solo una semana?

—Si mamá, Shadow me dijo que solamente será por una semana y luego regresaremos a casa otra vez.

—Solo asegúrate de estar a salvo, cualquier cosa me llamas, cualquier cosa Sonic.

—Claro mamá —le sonrió para transmitirle confianza.

Segundos después escucho el claxon del auto de Shadow, se despidió de su madre y salió, subió su maleta y se sentó en el asiento de copiloto, juntando sus labios con los del azabache al ya estar dentro.

—¿Listo?

—Sabes que no soy fan del ejercicio, pero por ti, si soy capaz de hacer cardio.

—Me alegra oír eso, significa mucho para mí que hayas aceptado cariño.

—Sabes que haría cualquier cosa por ti con tal de verte feliz —tomó su mano y entrelazo sus dedos con los de la mano azabache.

Ambos se dieron una sonrisa cálida y Shadow comenzó a manejar con un pequeño pero lindo detalle; la mano con la que manejaba la palanca también era sostenida por la del cobalto, para así permanecer unidos durante todo el viaje.