₂₁.
Maratón de tres capítulos (3/3)
Quería averiguar por su propia cuenta el estado del Sr. Tweak. No podía esperar una respuesta por parte de su amiga debido a que ella no poseía conocimientos por el momento sobre los ataques y sus consecuencias de los demonios.
Cosa que entendía, Wendy apenas se enteró que era un ángel.
Al menos en cierta parte se sentía aliviado. Tenía a otra persona que estaba pasando por una situación similar a la él exceptuando que todavía no le contó la historia para evitar involucrar a Tweek lo más que podía. Aprovecharía el momento para averiguar por su cuenta.
Además los padres del rubio amante de los libros estaban también en el paquete. Pero era algo que tanto como Wendy y Clyde eran ajenos.
—¡Achú! —estornudó para taparse más el rostro con su chullo. El agua lo mojó por completo a pesar de que evitó lo más posible estar bajo techo.
Le faltaba muy poco para llegar. El frío le provocaba escalofríos, la buena parte de todo era que no se encontraba nadie debido a que ya era tarde y la lluvia parecía no ser del agrado de la mayoría de las personas.
Cuando llegó a la entrada de la escuela se quería golpear en la frente al darse cuenta que la puerta estaría posiblemente cerrada. Caminó buscando otra alternativa para llegar a la parte trasera. Empezó a recordar el recorrido que tuvo con Hellen.
En efecto estaba el callejón que salió anteriormente, algo irreconocible debido a la fuerte lluvia que le hacía algo borroso la visión. Se guío por la pared hasta girar en la esquina donde se encontró a la pareja Tweak la primera vez.
Siguió un poco más con una pizca de esperanza cuando algo jaló de su brazo.
Apenas pudo reaccionar, ni siquiera la voz salió de su garganta. Quería pedir ayuda y pensar en un plan para escapar pero su mente estaba completamente en blanco.
Lentamente observó a quien le atrapó con las manos en la masa. Podía imaginar un sin fin de posibilidades, una más aterradora que la anterior.
—¿Qué haces aquí? —no se esperó para nada volver a escuchar esa voz.
Aquellos ojos verdes brillaban a pesar de la oscuridad de la noche.
Su cabello estaba mojado y estaba llevando un traje oscuro.
Esa vestimenta... La recordaba. La vio el primer día que se quedó en la Iglesia.
Hellen mantuvo su mirada sobre él, alejando el bastón que uso para sostenerle el brazo.
Craig colocó su mano sobre su pecho.
—Se-señorita Tweak... —su voz expresó alivio. Su corazón parecía calmarse tras encontrarse con una de las personas que tanto estaba buscando.
—Nuevamente te adentras en un lugar muy peligroso, parece una ironía que ocurra en el mismo lugar. —Craig tragó saliva. —Discúlpame.—el gesto de confusión del menor hizo que Hellen sonriera. Más parecía ser algo forzado. —Debes tener muchas preguntas. Por ahora será mejor irnos de aquí.
El oji azul la siguió sin siquiera dudarlo, no tardaron en encontrarse con aquel arbusto.
Cuando la mano pálida de la castaña tocó la vegetación por inercia cerró los ojos. Como la primera vez el olor de las flores lo inundó, siento arropado por aquella sensación. Al abrir los ojos todo volvía a aparecer al frente de sus ojos.
Se aproximaron para entrar, Craig buscaba la presencia de alguno de los integrantes de la familia pero sin éxito. Se sentía todo tan solo y abandonado.
Ya adentro Hellen buscó una toalla lo suficientemente grande para él, lo ayudó a secarse el rostro como si fuese su madre.
El azabache la observaba algo apenado, no quería ser una molestia.
—Tengo una secadora, así que no te preocupes por tu ropa. Buscaré algo para que te pongas o podrías enfermarte. —con el gorro entre sus manos junto al suéter los dobló sobre su regazo para levantarse. Craig siguió su figura pero desvío la mirada para secarse lo más pronto posible.
Debería preocuparse por ella también.
Cuando apareció nuevamente se asomó para hacerle gestos de que se acercará. Por suerte no iba a mojar el suelo.
—No te preocupes, si caen algunas gotas es inevitable. —parecía que leyó su mente. Subió las escaleras observando brevemente el ventanal y todas las puertas cerradas. Las paredes estaban pintadas de un tono crema opaco con algunas pinturas.
La luz blanca del baño le hizo achinar los ojos por unos segundos.
—Puedes cambiarte aquí. Te dejé algo cómodo.
Con la puerta cerrada por alguna razón le parecía extraño el comportamiento de Hellen. No es que no fuese amable, creía que lo era.
Solo que desde el primer momento que la conoció pensaba que no era de su total agrado.
Su actitud era algo cortante y al principio quería intimidarlo. Hasta que el Sr. Tweak intervino.
Ahora su actitud parecía diferente.
No sabía si aliviarse o esperar lo peor.
Cuando salió caminó de vuelta al primer piso. No negaba que sentía una gran curiosidad y estaba tentado a explorar. Más no quería arriesgarse a perder la poca confianza que tenía con Hellen.
Ya abajo escuchó ruido proveniente de la cocina como la primera vez. Se sentó en el mueble individual con las manos entrelazadas.
La figura de la fémina apareció con una bandeja para dejarlo en la mesita. Sirvió té.
—¿Lo quieres con leche? —preguntó.
—Uh, nunca lo he probado con leche. —se lo tendió al terminar de prepararlo. —Gracias.
Se reconfortó al tomar un poco después de soplar.
—Debes estar muy confundido en estos momentos. Ha pasado mucho en tan poco. —suspiró. La mirada de la fémina estaba decaída.
—¿Su-sucedió algo...? —con cierta inseguridad Craig formuló la pregunta. Quería tener las respuestas de muchas de sus preguntas pero al verla así le fue imposible no preocuparse.
Aunque tal vez no esté dispuesta a responderle valía la pena intentarlo.
Hubo un silencio que le incómodo, no por el hecho de no obtener una respuesta. Todo parecía a dar indicios de que ocurrió algo malo. El Sr. Tweak no estaba con ella, su estado de ánimo no parecía ser el mejor.
Eso solamente lo angustiaba más.
—Craig, mi esposo no se encuentra bien. No puedo llevarlo a ningún hospital porque lo que le paso no será capaz de ser sanado por ningún médico. —su cuerpo tembló. Sostuvo las manos contra su cabeza. —No sé qué hacer... No pareciera que fuera a mejorar. Temo en perderlo para siempre.
Sus sollozos inundaron el silencio tras pronunciar aquellas palabras. Craig se mantuvo inmóvil sin poder creer lo que acababa de escuchar.
—Fue... ¿La-la maldición?
Hellen asintió con la cabeza.
Por suerte la taza se encontraba en la mesa y no en sus manos. Probablemente se hubiera roto del impacto por la noticia.
Se levantó estrepitosamente.
—¡¿Por qué?! ¡¿Por qué tuvo que tocar el rosario sabiendo que podría lastimarse?! ¡Yo no soy nadie importante! ¡Podría haberlo dejado como estaba! ¡No lo entiendo! —apretó los puños con irá, su cuerpo no paraba de temblar debido a la rabia y sus ojos ardían.
No entendía. Porque todas esas cosas le estaban pasando.
Las personas a su alrededor siempre resultaban heridas por su culpa, si tan solo se hubiera alejado con más rapidez esa noche nada de eso estuviera pasando.
Los brazos de Hellen lo rodearon repentinamente. Quería llorar, escapar y no tener que lidiar con todo esto.
Su acción lo reconfortó. Podía sentir como pequeñas gotas mojaban su cabeza. Su olor era muy agradable, le resultaba muy parecido al de Tweek.
—¿De verdad no podemos hacer nada? ¿No puedo morir en su lugar? —sintió como el cuerpo de Hellen se contrajo en un sollozo.
—No. Cuando la maldición ya afecta a quien le toque no hay manera de revertirlo.
Se separaron por un momento. Craig no quería ver el rostro destrozado de Hellen.
—¿Dónde está Tweek?
𝟢𝟥/𝟣𝟢/𝟤𝟣: Capítulo editado.
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