Todos estaban muy ocupados por la celebración de la boda, que si la igleasia, que si los anillos, que si los novios, que si el ramo, que si el salón, etc, finalmente llego la hora

México esta esperando en el altar cuando de repente llega Rusia entrando por la puerta como su padre no estaba vivo para acompañarla al altar lo hizo Kazajistan, ella esta tan radiante, tan hermosa, con su cabello recogido con una diadema de flores, un maquillaje natural y su vestido estilo sirena sin mangas

En el rostro de México se refleja una emoción como si en sus ojos hubiera un destello de emoción al verla como si fuera una verdadera reyna incluso se le salio una lagrimita antes de que llegara al altar

El sacerdote empezo ah hablar

–Queridos hermanos, buenas tardes, estamos aqui reunidos para celebrar la unión de estas dos almas que se uniran en sagrado matrimonio ya que se aman más que nada en el mundo y han decido unirse hasta el fin de su existencia–

Con eso se empezo a leer el Eclesiastés (4: 9-12)

–Tras nuestra palabras del señor les hago las siguiente pregunta, México ¿Aceptas a Rusia como tu legitima esposa, para apoyarse en las buenas y malas, en la enfermedad, aceptar los niños que les mande el señor, serle fiel hasta el resto de tu dias?–

–Si acepto–

–Rusia ¿Aceptas a México como tu legitimo esposo, para apoyarse en las buenas y malas, en la enfermedad, aceptar los niños que les mande el señor, serle fiel hasta el resto de tu dias?–

–Si, acepto–

–Bien, pueden ponerse sus anillos, señando con un beso su unión, los declaro marido y mujer–

Tras ponerse sus anillos, México se puso de puntitas y le dio beso casto a su ahora esposa