Capitulo 4


Solo pasaron unos días desde la llegada de Second a su hogar y su salud parecía no mejorar pero que por misma petición de el mismo no se volvió a tocar el tema, no iba a perder el poco tiempo que le quedaba, iba a disfrutar sus días.

-Tengamos una cita-

-¿Una cita?- Imperio asentía animado y aunque Chile no le decía nada seguía preocupado por su salud -Kaiser amor...-

-Vamos Chile, hace tiempo no salimos juntos- agarro sus manos haciendo que soltara la prenda que estaba doblando, besaba sus nudillos intentando convencer al de cola -Kaiser no seas tan meloso jjsjsj-

-A ti te gusta que lo sea mein liebe~- continúo besando sus manos, luego subió por su brazo dejando besos por sobre la ropa, luego fue turno de su cuello, mejilla hasta llegar a los labios del latino que no dejaba de reír por la actitud del alemán -jsjs ¡ya para! ¿No se supone que eres el Imperio más temido del mundo? Jsjsj-

-Oh claro, pero por culpa de un hermoso, sexy pero muy tierno latino se me hace difícil aparentar ser rudo-

-Chaa haber ¿qué latino? ¿Me andas engañando con uno de mis hermanos? -

Imperio fingió sentirse sorprendido - como se atreve a dudar de mí, señor Chile, soy fiel a mi esposo, es único-

-¿A si?- aguantaba la risa mientras era abrazado por la cintura y juntaban sus narices -claro, tiene una sonrisa maravillosa, unos ojos que brillan como las estrellas, su lenguaje es único y su cola uf esa cola~ deseo tocarla todo el tiempo pero él no se deja- se miraron por un par de segundos antes que Imperio comenzara atacar el cuello del latino con besos, este solo lo abrazo por el cuello riendo ya que le causaba cosquillas -jsjsj ¡para! ¡para o me voy a mear! Jajajj-

-No hasta que acepte una cita conmigo señor-

-¡Ya, ya me rindo! ¡Acepto! -

-¿Ven niños? Es una buena forma de convencer a su madre- Chile miro con hacia la puerta donde se asomaban unas cabecitas mirando curiosos -desde cuando...-

-Hace unos minutos ¿no los escuchaste? - Chile negó, era el problema que tenían con ellos, cuando querían podían ser casi que invisibles -¿mami y vati van a salir?-

Chile le pego en el hombro a su esposo, estaba casi logrando que le dijeran papá, pero sabía que el alemán les incentivaba a decirles mama a sus espaldas -vo fuiste-

-jaja no sé de qué hablas- intentaba parecer inocente pero no logro cuando comenzó a reír de nuevo recibiendo otro golpe, pero ahora con la cola del chileno-si oh... y si mi niña-

-¿Puedo ir?-

-Lo siento cariño, pero esto es una salida de adultos- al ver la expresión triste de su hija fue y la tomo entre sus brazos, claro que los otros también querían atención de su padre por lo que lo abrazaban -nosotros también queremos ir-

-Chileee- sin duda ellos eran la debilidad de Imperio por lo que prefería que el chileno se hiciera cargo antes de cometer un error -claro siempre yo el malo... ah... guaguas, si se portan bien, mañana salimos todos juntos, acuérdense que hoy llega Santi y Valdi ¿no quieren verlos? - y como por arte de magia la tristeza se les fue, incluso la menor se escapó de los brazos de su padre que los miraba decepcionado -sí, si ¡¿cuándo llega?!-

-mmm creo que como en una hora más- sin más corrieron felices fuera de la habitación, incluso ambos escucharon un golpe seguido de un grito de Weimar, se asomaron por la puerta viendo a este poniéndose de pie corriendo tras los menores -¿crees que estén bien?-

-Villa sí, es la consentida de weim aunque lo niegue... los otros mmm nop- se miraron para volver a reír -y bien ¿dónde me piensa llevar señor Imperio? - le acomodaba la chaqueta mientras era abrazado nuevamente -es una sorpresa señor Chile-

-Señorito, soy joven para ser don jsjsj-

-Puede ser, pero este anillo dice que eres Señor Chile... esposo de Imperio Alemán- tomo la mano izquierda del chileno dejando ver el anillo de oro que adornaba su dedo anular para luego besar aquella joya -esta noche, amor solo ponte algo cómodo- deposito un beso en los labios del latino y se marchó dejándolo con una sonrisa, miro su anillo con un toque de tristeza -y yo creí ridículo decir "hasta que la muerte nos separe"- llevo su mano al pecho apretándolo contra él se permitió estar triste solo unos minutos, se dio unos golpecitos en las mejillas y siguió ordenando todo, quería estar desocupado para salir tranquilo con su esposo.

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-¡Pero si vinimos a verlos!- los mellizos que apenas habían llegado hace unos minutos debido al retraso de su viaje eran sorprendidos como Imperio y su padre se alistaban para salir y sus hermanos sobre ellos pidiendo atención -perdón hijos, pero solo cuiden de ellos un rato-

-¡Pucha papá!... papá Imperio por favor...-

-Lo lamento hijos, yo soy el responsable, pero vean el lado bueno, Weimar está en su habitación él les ayudara con los pequeños-

-¡Ni loco! ¡Son unos demonios! - se escuchó desde el segundo piso, los mayores se miraron y rodaron los ojos, mejor era salir de ahí antes que se arruinaran los planes. Tomo la mano de Chile y simplemente se marcharon cerrando la puerta tras de ellos y escuchando como comenzaban gritos y risas -¿creen que estén bien?-

-¿Los niños? claro que si-

-No, me refiero a Santi, Valdi y Weim-

-Ah... lo dudo jaja- recibió un leve golpe en el brazo y sin soltar el agarre caminaron hacia el destino de su cita.

Caminaban por un sendero tomados de la mano, era una tarde tranquila, paseaban por los alrededores -¿amor seguro te sientes bien?-

-Estoy de maravilla, mas si estas conmigo amor- Chile miraba de reojo al alemán en busca de alguna señal de cansancio, pero lo sabia ocultar, salvo por algunas grietas que se asomaban por las partes visibles de su cuerpo -Kaiser deberíamos descansar un poquito-

-Vamos Chile, estamos llegando, te comportas como un anciano jaja-

-Solo me preocupo por ti- este sonrió de lado y siguió caminando, ni si quiera se había percatado el de cola hacia donde iban, toda su concentración estaba dirigida al alemán -bien Stern, llegamos- Solo entonces miro con mayor atención -amor aquí es...-

-Si Chile, donde tuvimos nuestra primera cita- movía con energía su cola, se puso frente a Imperio, se estiro sobre sus dedos alcanzando su rostro dándole un beso en los labios -que lindo detalle... solo falto-

-¿La comida?- alzo su brazo mostrando una canasta, Chile lo miro con duda -¿de dónde la sacaste?-

-Chile la traigo conmigo desde la casa...¿no te diste cuenta?-

-Emmm siuuu....nop- Imperio solo rio ante lo despistado que podía ser el chileno en algunas ocasiones, deposito un beso en su mejilla, tomo de la mano y ambos caminaron a la orilla del lago, era una zona que simplemente le había encantado al alemán, especialmente por las flores que emergían alrededor, la flor del chileno.

Prepararon el lugar, se sentaron sobre una manta un poco pequeña pero que igual cumplía su propósito, imperio fue acomodando los alimentos y chile estaba aun mas sorprendido -¿lo preparaste tu?-

-Me alaga tu fe en mi pero no, lo mande a preparar todo-

-jsjsj ya te quería tirar flores, esta todo lindo amor, gracias- Imperio acerco su mano al rostro del chileno acariciando su mejilla, no podía dejar de admirar al chileno, cada facción de el simplemente le encantaba, como su voz le causaba una sensación de tranquilidad o simplemente el echo de poder abrazarlo, como llego a sufrir en aquella guerra por no tener eso a su lado.

-Chile... mein schöner stern... mi amado esposo-

-¿Que pasa amor?-

-Lo lamento tanto...lamento que mi situación nos lleve a una despedida, pero deseo que sepas que me has hecho muy feliz, me has dado mas de lo que imagine que podía desear-

-k-kaiser...- sus ojos se volvían vidriosos, apego la mejilla a la mano de el y con las propias la sujeto para que no pudiera apartarla - Bitte lassen Sie mich fortfahren/por favor, déjame continuar- debía decirlo, decir todo por si cuando llegara el momento no pudiera, sentía su garganta apretada, débil, algo impensado en un imperio con su prestigio -eres lo mejor que me ha pasado, eres un ser tan maravilloso que pensar que te dejare un día y que sufrirás por ello me hace sentir culpable... Chile gracias por todo, por dejarme ser tu esposo, el padre de nuestros hermosos hijos, por aceptar ser parte de la vida de Weimar... por traerme a este lugar y tener la valentía por confesarte primero...t-te amo tanto Chile que saber que no te volveré a ver me agobia y...- no se percato que estaba llorando, sentía una presión en su pecho y las palabras comenzaban a quedar a medio camino que chile solo lo abrazo con fuerza, imperio le correspondió llorando en el hombro del latino al igual que este -¡yo también te amo! ¡Te amo mucho! ¡Yo debería dar las gracias! ¡Aun siendo un Imperio te fijaste en mí!... ¡me elegiste! ¡Me diste una hermosa familia, Imperio no quiero que te vayas! -

En aquel bosque parecía haber quedado todo en silencio, como si incluso la naturaleza quisiera darle privacidad aquella pareja que sufría, una suave brisa acariciaba sus rostros y movía sus cabelleras, un consuelo ante esos dos enamorados que deberían adelantar su separación.

Nada de lo que se dijeran al otro lograba un consuelo a sus corazones dolidos, ni las caricias que se propinaban, pero poco a poco lograban calmarse, algunos besos se hacían presentes, luego cada uno secaba el rostro del contrario, sus pechos se movían con pesadez, Imperio quería que esa cita fuera un lindo recuerdo, pero quizás era lo que ambos necesitaban, desahogarse sin el temor a ser escuchados por sus hijos, mostrarse libremente el amor que sentían por el otro.

solo cuando los ánimos mejoraron lo suficiente se permitieron saborear de los alimentos que el alemán había pedido preparar, compartían de lo que comían, incluso hacían pequeñas travesuras donde ambos terminaban con restos de alimentos en sus rostros haciendo ambos reír.

luego nuevamente las muestras de afecto entre ambos se hizo presente, guardando los restos para darse espacio de estar uno al lado de otro. los pequeños toques se concretaron en caricias y besos mas apasionados. ambos se olvidaron del pudor y el temor de ser sorprendidos. Se despojaron de sus prendas y sobre aquella manta hicieron una vez mas el amor, suspiros y gemidos se dispersaban por el bosque como eco, no importaba nada ni nadie, en ese momento solo eran ellos dos expresándose el mutuo amor de la manera mas intima.

Una vez terminado aquel acto, apenas se cubrieron con sus ropas, ya era de noche y estaba mas fresco, continuaban sentados frente al lago con la salvedad que Chile descansaba en el regazo del contrario acurrucado en su torso, acariciaba su rostro mientras le repetía cuanto lo amaba. Imperio besaba las yemas de sus dedos cuando pasaban por sus labios o su nuca devolviendo las palabras de amor.

El lo presentía, no era solo una cita, no elegio el lugar al azar, ahí fue donde comenzó su historia con el chileno y ahí era donde se convertiría en una despedida, en donde comenzarían a poner fin a su historia... la mejor historia de su vida.

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