Capitulo 19


Caminaban por las trascurridas calles de la ciudad, Alemania estaba artado, además de cansado por tener que seguir el recorrido a pie por culpa de su abuelo -Alemania ya quita esa expresión de amargura, asustas hasta a los perros y así nunca conseguirás una pareja y terminaras solo por la eternidad-

Volteo con brusquedad, deseaba gritarle tantas cosas, soltar todo lo que llevaba reprimiendo desde el inicio pero se contuvo, no podía hacerlo o de lo contrario podrían delatarse, aun no estaban seguros -no me llames así, ya te dije mi nombre humano y no estaría así si no nos hubieran hecho bajarnos del vehículo sin tan solo te hubieras ahorrado discutir con el conductor apretaba mas los dientes, su cuerpo se tensaba y su ojo no dejaba de sufrir de un tic nervioso -¡por favor! ¿Ese es todo el problema? yo tengo una solución a eso- le arrebato el móvil y antes de darse cuenta el mayor lo había alzado por el aire para cargarlo en el hombro -¡Bájame anciano!-

-Bien, solo debo segur este aparato, debiste decirme que estabas cansado niño, tu abuelo te llevara el resto del camino- caminaba con Alemania a cuestas quien no dejaba de gritar y golpear su espalda, personas pasaban susurrando, riendo o sacándoles fotos, avergonzado de la situación se cubría el rostro avergonzado mientras insultaba a su abuelo -siga derecho y doble a la izquierda en 100 mts-

-Gracias señorita... que buenas son estas cosas, cuando estemos con Chile tú y yo entrenaremos, es inaceptable por no decir patético que te canses con una simple caminata- ignoraba por completo las palabras del contrario, su ilusión de estar mas cerca de reencontrarse con su amado esposo era mayor por lo que Alemania no le quedo mas que bufar resignado, en esos días había aprendido que cuando Imperio estaba en ese estado era inútil tratar con el -espero te lastimes la espalda... porque te tirare con silla de ruedas y todo estúpido anciano-

Seguía las indicaciones al pie de la letra, iba hablando con el alemán menor, pero este apenas si respondía -oye niño la señorita dejo de hablar-

-Es porque llegamos estúpido vejestorio, ahora ¡bájame de una puta vez! - Imperio lo dejo caer haciendo que callera de lleno en el asfalto -quien te crees viejo de mierda- se puso de pie sacudiendo su ropa pero nuevamente era ignorado por el contrario, le quito el móvil pero este parecía distraído -¿qué te sucede? o es que estas tan senil que no recuerdas donde estas-

-Si, estoy seguro... ¡aquí era! - a paso veloz se dirigió a una casona, era antigua, pero se notaba que estaba bien cuidada -¡oye espérame!- choco con la espalda del mayor, se acaricio el rostro molesto, camino por el lado notando el rostro contrariado de Imperio -ahora que te dio-

-Nada... solo me vino un recuerdo-siguió avanzando hasta la entrada, golpeo la puerta en espera de alguna respuesta de parte del dueño de casa sin poder evitar sentir que estaba repitiendo ese momento.

-Tranquilo mein Kaiser, el no muerde, tiene nomas la cara de enojon, te va a querer, hazme caso-

Esbozo una sonrisa, la voz de su amado seguía tan viva en sus recuerdos -siempre tenías la razón- soltó en susurro. Adopto una posición recta, sus manos tras la espalda cuando escucho pasos acercarse, movía sus manos inquieto cuando la puerta comenzó abrirse, contuvo el aire al menos hasta encontrarse de frente a la otra persona tras la puerta -¿sí?¿quién es?-

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Se acerco a un muro para poder apoyarse en este, esperaría un rato más, elegia creer en que China llegaría en cualquier momento bloqueando por completo la posibilidad de haber sido plantado, elegia creer que el asiático no era ese tipo de personas.

La noche comenzaba a refrescar, frotaba sus brazos para generar algo de calor. Su móvil sonó, con prisa lo saco de su bolsillo, esperanzado que fuera China pero mayor fue su decepción al ver que se trataba solo de un mensaje por parte de ONU -¿si alguien extraño me ha contactado? Este que chucha que se fumó- rápidamente le respondió recibiendo una escueta y vaga respuesta- miro la hora, el tiempo limite que se impuso se había cumplido, miro una vez más el chat que tenía con China, pero sus mensajes ni habían sido leído, lo estaba ignorando por completo. Resignado guardo el móvil y se apartó del muro.

-Sabía que era muy bueno para ser verdad- decepcionado comenzó a caminar hacia la calzada, buscaría la forma de volver a su casa, pero al notar la poca presencia de vehículos decidió caminar a una calle mas concurrida. Con algo de suerte encontraría un taxi sin ser asaltado en el proceso.

Sus ojos ardían pero el chileno se negaba a derramar una sola lagrima, no debía pero quería, lo habían plantado sin siquiera dignarse el contrario a darle una excusa aunque fuera patética, sentía que habían jugado con sus sentimientos -no debí apresurarme... resulto ser como los otros weones, seguro buscaba llevarme a la cama- se detuvo por un instante, tomo aire con pesadez expulsándolo de inmediato, froto sus manos por el rostro seguido de unos golpecitos en sus mejillas, no dejaría que lo hirieran, no más -ya weon, al menos paso ahora antes de engancharte más de el... chino culiao cuentero- continuo caminando bajo el manto nocturno y las luces de la calle iluminando su camino.

Por un instante, solo por un instante, un recuerdo fugaz vino a el y en su mente un -el nunca lo hubiera hecho- pero lo borro de inmediato, ya no debía seguir sufriendo por quienes ya no estaban.

-¿Seguro es aquí?-

-Si señor, es el nombre que me dio, además es conocido por la zona no hay error alguno- le entrego el dinero con prisa bajándose del vehículo, miraba el entorno con preocupación que empeoraba al no ver al chileno por los alrededores.

Se apresuro a ir a la entrada del local, pregunto a los guardias por el chileno, pero no se daba cuenta que estaba hablando en su idioma recibiendo miradas con duda en su lugar.

-Disculpe señor, no hablamos chino- este les quedo observando por unos instantes antes de golpearse el rostro. Volvió a describirles al chileno en el mejor español que pudo esperanzado a que lo reconocieran o al menos le dijeran si es que había entrado al lugar -oh ya se de quien habla, no te acordai recién estaba ahí parado- apuntaba al miro, China suspiro aliviado, por lo menos no se había equivocado de lugar.

-Dígame ¿el entro? - los guardias lo miraron y negaron ambos al mismo tiempo -se marchó en aquella dirección se veía triste o molesto, lo que sabemos es que no lucia bien- le apunto hacia donde le habían visto marcharse al latino. a china le tomo apenas unos segundos procesarlo, se marcho corriendo tras él, lo alcanzaría a como dé lugar incluso si debía ir a su casa a disculparse, pero debía actuar con rapidez, De lo contrario perdería todo avance e incluso posibilidad con el chileno.

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Imperio Alemán quedo inmóvil y en completo silencio frente a la persona, mantenía una sonrisa en el rostro, pero por dentro estaba maldiciendo a su nieto -lo lamento, creo que nos hemos equivocado -iba a dar media vuelta, pero Alemania lo aparto de un empujo haciéndolo trastabillas -Alemania ¿eres tú? -

-Sí, hola, Italia que gusto verte- se saludaron entre ellos bajo la mirada curiosa de Imperio -niño si es una maldita broma no estoy de humor o tiempo para esto- ambos jóvenes se separaron del abrazo, la italiana miraba extrañado al acompañante del alemán -Ale ¿quién es el caballero? ¿y qué haces con tu forma humana? -

-Es una larga historia y tu viejo no seas mal educado, ella es la pareja de tu suegro-

-Ale no comprendo ¿no veníamos hablar con España? Porque estoy seguro de que esta dama no es mi suegro- ambos alemanes comenzaron a discutir frente a la italiana que poco y nada entendía de la situación.

-Em disculpen- ambos callaron y se giraron de manera brusca asustando a la mujer- porque no entran y así platicamos con más calma-

-Está bien, creo que sería lo más prudente, disculpe señorita, mi nieto suele ser un mal educado- beso el dorso de la mano e ingreso a la casa, tras el Alemania estaba haciendo múltiples gestos molesto. Italia no pudo evitar reírse de su amigo, dio unos golpecitos en su hombro y lo invito a pasar ofreciéndole un café -gracia Italia-

-Descuida, se nota que te hace falta, ahora vuelve a tu forma real, no me gusta esta- le enseño el camino a la sala para luego marcharse a la cocina para atender a los repentinos invitados.

Imperio alemán continuaba con su forma humana, observaba todo el lugar, había cambiado de la ultima vez que estuvo ahí pero habían objetos y fotografías que podía reconocer -no puedo creer, aun conserva esto- tomo una figura algo deforme, la observaba con añoranza, Alemania se acerco a el a ver el objeto -que es eso un feo pisapapeles- imperio frunció el ceño, golpeo la nuca de este para volver su atención al objeto -no seas idiota, este es un caballito de greda, lo hizo mi pequeño Osorno cuando era niño -Alemania miraba confundido mientras se acaricia la nuca -¿un caballo?-

-Si, Chile le conto que a España le gustaban los caballos así que se propuso hacer esta figura a su abuelo, como obsequio de navidad... aun recuerdo sus ojitos, brillaban de alegría cuando España le agradeció el obsequio, mi pequeño brillaba como su madre-

Un repentino estruendo los distrajo, dieron media vuelta encontrándose con Italia con las manos extendidas y en el piso una bandeja con restos de loza y café derramado -u-usted es no puede ser ¿o sí? - dirigió la mirada hacia Alemania suplicante por respuestas. Imperio comenzó a cambiar de forma hasta volver a la original -disculpe mis modales, soy imperio alemán esposo de chile

La italiana había quedado sin palabras, no lo había conocido en persona, pero sabia de el por las historias del español, así como las imágenes que existían de el con chile a su lado -p-pero usted está muerto o se suponía era así-

-Por eso te dije que era una larga historia- bajo la vista viendo el desastre causado -señorita, por favor necesitamos hablar con España es importante-

-Necesitaremos más café... ale limpia por favor- sin más volvió a marcharse- imperio le dio un codazo a su nieto -que quieres ahora

-Has caso a la señorita y ve a limpiar- rodo los ojos y fue tras Italia para pedirle con que limpiar. Imperio miraba de reojo el lugar, reavivando su curiosidad -me pregunto si...-

El alemán volvía a la sala junto con la italiana al menos ya la había puesto al día con los últimos acontecimientos -creo que ha sido lo mas loco que has hecho en tu vida, aun me es difícil creer que actuaste contra ONU-

-Estresante dirás, ese anciano se comporta como un niño -

-Por lo que me cuentas, solo extraña a Chile y busca reencontrarse con él, a mí me parece muy romántico- suspiro rendido, tal parecía que Italia apoyaría la locura de su abuelo -Italia ¿a qué hora vuelve España? -

-Bueno... ¿dónde está el señor imperio? - dejo la bandeja en la mesa de centro, ambos miraban la sala, pero esta estaba completamente vacía -¿dónde se metió ese idiota?-

-Busquémoslo, debe estar en alguna parte de la casa-

Buscaban por el lugar, no dejaban habitación sin revisar, pero no lo encontraban haciendo que Alemania entrara en pánico -espero no se haya marchado-

-Tranquilo, aun queda una habitación, sígueme- caminaron hasta el fondo del pasillo, pudiendo observar como una puerta estaba abierta, se acercaron encontrando ahí a imperio -aquí est-...- Italia le cubrió la boca e hizo un gesto para que solo observara -todo sigue aquí incluso el telescopio que te obsequie para que pudieras ver tus amadas estrellas incluso aquí- seguía revisando la habitación, cada mueble hasta dar con lo que buscaba -a-aquí esta- tomo una caja que se encontraba escondida en el armario, se sentó en el borde de la cama, abrió la caja y de su interior saco varios papeles, miraba cada uno de ellos haciendo que se emocionara al punto de que lagrimas comenzaban a caer

-Es la habitación de Chile, bueno lo era, desde que salgo con España nunca la uso, le prepara otra habitación cuando viene- le susurro al oído para evitar que el mayor los escuchara.

-Mein schöner Stern, como te extraño, esa dulce sonrisa, tus suaves caricias, la forma tan hermosa de expresarte como lo hacías en estas cartas- estaba teniendo especial cuidado en no arruinar aquellas viejas cartas -lucias hermoso en nuestra boda, ese día me convertí en el hombre mas feliz del mundo... lamento no haber podido cumplir todas mis promesas- siguió revisando hasta dar con un antiguo documento -pero lamento mas no haberte dado a tiempo esto- leía una y otra vez arrepentido, en su momento creyó contar con más tiempo.

-De verdad Weim quería ser tu hijo... y este papel de adopción era la prueba... lastima no conseguí llegar con vida a tu cumpleaños, habría sido el mejor obsequio, estoy seguro-

Tanto Italia como Alemania escuchaban impactado. El alemán tomo del brazo a la contraria llevándosela con prisa, en cualquier momento serian descubiertos -pobrecito, de verdad lo extraña mucho-

-Así es, por cierto, es de mala educación espiar, al menos si lo harán dígnense a hacerlo bien- ambos voltearon encontrándose con Imperio quien guardaba unos papeles en su chaqueta, podía verse el rastro de las lagrimas derramadas, se limpio el rostro volviendo a ver de manera seria a los jóvenes.

-Me dijiste que no tenían relación-

-Y es cierto, más allá del cariño y respeto que se tuvieron no hubo nada más, ahora... señorita Italia ¿cierto? -esta asintió con algo de temor.

-Creo que deberíamos ir a beber el café que preparo mientras esperamos por mi suegro-

-Eh... si, pero hay un problema con eso-

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