La legendaria hada del océano, posee el poder de todo el mar mismo.
Pero eso no es lo que ella desea.

Volteó hacía arriba, observando ese brillante lucero que iluminaba sobre el agua cristalina; nado hasta que parte de su torso estuvo fuera del mar.
Sintiendo el suave movimiento de las olas mientras observaba la resplandeciente luz plateada que emanaba de la luna junto a las estrellas que adornaban el hermoso cielo nocturno.

Y a pesar de todo, ella seguía esperando hasta el día de hoy, soñaba con conocerla algún día.
Pero nadie podría entender ese deseo que tenía por llegar a la luna.

Quizás algún enamorado sea capaz de entender a la legendaria hada del océano.
Comprender el porque de sus acciones para poder estar con esa persona que tanto anhelaba.

Todas las noches era lo mismo, subía a la superficie para poder observar el cielo nocturno, miles de preguntas cruzaban por su mente en esas ocasiones.

¿Será capaz de verme? ¿Podré algún día conocerla? Podremos, ¿algún día estar juntas?

Ahora mismo estaba sentada sobre una roca que sobresalía del arrecife donde estaba con esos mismos pensamientos y un semblante suave.
Se levantó poniéndose de pie comenzando a caminar sobre el agua hasta sentirse lo suficientemente cerca de la luna.

Alzó uno de sus brazos intentando alcanzar o siquiera tocar el cielo, alzó su otro brazo y ahora lo intentó con ambos, estirando su cuerpo hacía arriba intentando alcanzar la luna para poder llegar a ella; pero no podía.
Su mayor deseo era algún día poder llegar, pero debido a una maldición era casi imposible que eso sucediera.

Su cuerpo comenzó a congelarse lentamente mientras ella seguía intentando llegar a la luna.

──Llegará el día en que podamos estar juntas, hasta entonces, por favor, espérame.

Y cuando terminó de decir eso, su cuerpo quedó convertido en frío y duro hielo sobre el extenso mar, con ella intentando alcanzar la hermosa luna resplandeciente.