✧ 𝗖𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝘁𝘄𝗼
Nervios.
Muchos nervios era lo que sentía Renjun mientras se encontraba esperando sentado en aquel lujoso y suave sofa. Aún con asombro admiraba lo preciosa y elegante que lucia la recepción de la empresa, pese a no ser su primera vez en el edificio.
Renjun ya había intentado trabajar para la compañía, pero rápidamente rechazaron su solicitud de empleo puesto que de inmediato le dijeron que no habían vacantes libres y por ende no estaban contratando empleados.
Por ello le parecía surrealista estar ahí y ya con un puesto del 85% asegurado. Verdaderamente estaba muy agradecido con Jeno y Jisung.
Solo de verdad deseaba no arruinarlo.
—¿Renjun?
Era Jeno.
—Jeno, buenos días. —el omega rápidamente se paró del asiento y saludo con una linda sonrisa al alfa.
—Buenos días Ren —le sonrió de regreso—. ¿Qué haces aquí? Tu cita es a las ocho y recién dieron las siete —pregunta confundido.
—Me encontraba nervioso y terminé despertando desde las cuatro de la mañana y decidí venir antes porque temía que al final me retrasara y no lograra llegar a tiempo a la entrevista. —le explica con una sonrisa avergonzada, cosa que le causó ternura al alfa.
—Lo harás bien Renjun —Jeno le anima—. Mi mejor amigo puede resultar un tanto...
—¿Idiota? —completó Renjun confundido causando una estruendosa risa en Jeno.
—Iba a decir que era algo estúpido, pero idiota también es una buena definición —asintió divertido—. Lo más probable es que te diga cosas tontas para intimidarte, pero no te dejes. Jaemin puede parecer cruel y frío, pero lo que necesita simplemente es paciencia y alguien que lo ponga en su lugar.
—¿No debo ser blando?
—No te dejes intimidar por ese tonto, trata de ocultar tus nervios —dijo el alfa seguro—. Solo se tú, eres una persona admirable Renjun... Se que podrás.
—De verdad muchísimas gracias Jeno... No sabes cuan agradecido estoy contigo y con Sungie por haberme dado esta gran oportunidad. —dijo el omega con un pucherito en sus labios.
—No hay nada que agradecer —Jeno negó—. Tengo que ir con el ogro, te deseo mucha suerte en tu entrevista Renjunie, sé que lo harás excelente.
Y después de un abrazo de despedida, Jeno se fue a trabajar.
Aún con los nervios a flor de piel, Renjun no paró de darse ánimo así mismo. Después de todo esto era por su amado bebé y para poder darle un buen futuro.
Jaemin tecleaba unos informes en su computador mientras que Jeno ordenaba unos papeles. La puerta de su oficina fue abierta y eleva la mirada divisando a su siempre sonriente secretaria.
—Señor Na... Lo buscan.
—¿Quién?
—El chico de las ocho... Él está aquí. —le dijo Jiwon.
—Déjalo pasar. —ordenó y Jiwon asintió
saliendo de la oficina.
—Se amable, por favor. —Jeno le pidió, mientras que se paraba de la silla dejando los papeles que había ordenado perfectamente acomodados en el escritorio de su mejor amigo.
—No porque sea un conocido tuyo yo seré amable —dijo firme—. Tú serás mi mejor amigo, pero no cualquiera puede ser mi asistente.
—Sólo cómportarte —Jeno rodó los ojos—. Me voy —dijo y salió de la oficina.
Na siguió con lo suyo. Estaba apunto de levantarse pero el sonido de la puerta de alguien tocando lo detuvo. Y fue ahí que cierto aroma a manzana acaramelada le llamó la atención, rápidamente su lobo se alteró y aullaba de completa felicidad mientras meneaba su cola de un lado al otro.
Ese aroma... Aquél aroma lo podía alcanzar a oler desde através de la puerta. Frunció el ceño y regaño a su lobo por alterarse de tal manera.
La puerta de su oficina es abierta y observa detenidamente al portador de tan maravilloso olor, hasta posar sus afilados ojos en un delgado chico de cabellos negros y orbes grandes.
Por su lado, Renjun observa el lugar con asombro, todo se veía tan caro que temía tropezar y romper algo. Así que con sumo cuidado camina por la enorme oficina.
—Buenos días —Renjun saluda educadamente y tratando de ocultar sus nervios, tal y como Jeno le había indicado.
—Llegas un minuto tarde —responde el alfa recomponiendo su postura e ignora por esta vez la mala mirada y el puchero que el omega le dio—. Toma asiento —señala la silla frente a su escritorio.
—Lo siento yo-
—Si, como sea no me importa tu excusa barata —le interrumpió—. Vamos al grano. El trabajo es fácil, tienes que asistirme en todo y sin rezongar. Sin contar que espero que no creas que por ser recomendado por mi mejor amigo obtendrás un trato especial. Para mi todos mis empleados son completamente iguales, nadie es una excepción.
—Entiendo...
—Es imposible que desperdicies está oportunidad —comenta con soberbia.
—Entonces... ¿Tengo el empleo? —preguntó con duda.
Esto había resultado bastante fácil, demasiado fácil.
—Lo tendrás una vez hayas firmado el ccontrato. —Jaemin le extendió un papel y bolígrafo.
Renjun observa el papel detenidamente por varios segundos, para después tomar el bolígrafo y firmar sin pensarlo nuevamente.
Después de todo, nada podría salirle mal. Nada podría ser peor para él.
Todo sea por mi hijo. Pensó al extenderle nuevamente la hoja al alfa con su firma ya puesta allí.
—Felicidades, Huang Renjun —le sonrió de lado—. Bienvenido seas a Industrias Na's, has entrado a la gran boca del lobo.
—¿Q-qué? —Renjun le miró confundido.
—Te lo diré más claro —Jaemin se levanta de su silla y se acerca al pelinegro—. Desde ahora eres mío, me perteneces.
Renjun se aleja del alfa y se levanta bruscamente de la silla, mirándole con notable enojo y sus cejas fruncidas.
Si, definitivamente Jeno no se había equivocado al mencionar que su mejor amigo era algo estúpido.
—¿Esta loco? ¿Cómo que le pertenezco? —preguntó alzando un poco la voz— Es poco muy profesional involucrarse con sus empleados —se queja—. ¿Si sabe que el acoso laboral es un delito? ¡Podría ir a la cárcel!
Jaemin no pudo evitar echarse a reír y regresó a su asiento mientras negaba con la cabeza. Se cruzó de brazos y miró al omega fijamente aún con algo de diversión en su mirada.
—No pienso involucrarme contigo si eso es lo que piensas —relamió sus labios—. Yo no me acuesto con cualquier omega... No soy un asqueroso acosador y para dejarlo en claro, yo no mezclo mis pasatiempos con mi trabajo.
—¿Entonces...?
—Entonces tienes que hacer absolutamente todo lo que yo te ordene. La vida de absolutamente todos mis empleados me pertenece, después de todo hacen todo lo que yo ordene y demande y como ya dije, tu no serás una excepción —sonrió nuevamente con soberbia—. Toma asiento que hay algunas reglas que debes saber cumplir al pie de la letra para poder trabajar conmigo, ¿entendido?
Renjun asintió. No tenía de otra.
Jaemin suspira mirando hacia el gran ventanal de su oficina, estaba realmente listo para ver huir a Renjun a los tres días a su lado.
Oh claro que lo estaba.
—Bien mi pequeño ¿llevas tu inhalador? —el omega castaño pregunta al pequeño Jungwon quien asiente sonriendo y mostrando sus dientitos y sacudiendo su mochila de osito.
—Si tío Hao —afirma nuevamente—. Está en mi mochila —Minghao asiente.
—Vamos, Wonie.
Minghao se dirige hasta su auto ayudando al pequeño a subir. Sienta a Jungwon en su sillita y le abrocha el cinturón de seguridad. Rodea su auto y se sube, abrochadose igualmente el cinturón de seguridad.
—Bien mi pequeño ¿Qué le podemos regalar al tío Junie por nuestro aniversario? —Minghao adoraba ir de compras con su adorado sobrino, y apesar de ser un niño pequeño era muy inteligente y pensaba en regalos que realmente nadie daría, pero que siempre tenían un trasfondo muy bonito.
—¡Un telescopio! —dijo animadamente desde el asiento atrás.
—¿Un telescopio? —Minghao le miró desde su espejo retrovisor con una sonrisa, pero confundido a la vez.
—Sip —el pequeño asintió—, el tío Junie me contó que se conocieron en el mirador de estrellas —explicó—. Dijo que adoraba ir porque le gustaba admirar mucho las estrellas y por eso creo que un telescopio le gustaría mucho a mi tío Junie.
—¿Te contó sobre cómo nos conocimos?
—preguntó Minghao con una enorme sonrisa, pero sin despegar la mirada del camino.
—Sip. Mi tío Hui dijo que eras el omega máaas~ hermoso que había visto en su vida —contó haciendo memoria sobre las miles de palabrerías que dijo su tío al contarle de cómo cayó profundamente enamorado de su tío Hao, sólo que ahora mencionaba que su tío Minghao era su más hermosa estrella—. ¡Su jardín es gigante! ¡Ahí pueden mirar las estrellas, tío Hao!
Minghao lo pensó bien y realmente se le hacía un gran regalo. Su pareja le había contado lo mucho que estrañaba ir al mirador de estrellas y tenían que viajar hasta Busan para ir y el trabajo realmente no se los permitía.
—Bien mi pequeño Junie, vamos por un telescopio.
—Bien, Huang, toma asiento. Tenemos que hablar y dejarte en claro unas cosas y también te daré algunas reglas que tienes que seguir. De igual manera te haré una que otra pregunta antes de que inicies —dijo el alfa y Renjun asintió tomando nuevamente asiento.
—De acuerdo... ¿cuáles son las reglas? —el omega preguntó ansioso.
—Primero que nada quiero que sepas que hay cosas que yo realmente odio que hagan y que está claro que tu no deberías de hacerlo, amenos que no quieras conservar tu trabajo.
—Te escucho. —respondió el omega cruzandose de brazos.
—Nunca me tutees, eres mi empleado y yo tu jefe. Siempre debes dirigirte a mi cómo Señor Na, siempre con respeto.
—Bien...
—Me gusta el orden y la limpieza. Detesto que no me digan las cosas a la cara, siempre se directo y claro, no me gustan las personas incompetentes. Todo directo y sin rodeos, también quiero que mi oficina esté tan perfecta y limpia cómo la ves ahora.
—De acuerdo...
—Tercero, no me gustan la personas impuntuales, odio la impuntualidad. No quiero que se repita el suceso de hoy, ni un minuto más ni un minuto menos.
—¿Qué pasa si me surge un problema y por eso llego tarde? —preguntó.
—¿Qué parte parte de ni un minuto más y ni un minuto menos no entendiste? —el omega rodó los ojos y el alfa suspiró frustrado—. Tu excusa debe ser verdaderamente buena para no despedirte.
Renjun asiente lentamente.
—¿Hay alguna otra regla que deba seguir?
—Esto más que una regla son datos importantes —respondió—. Hago viajes ya sea dentro o fuera de Corea y tú debes acompañarme.
—¿Acompañarlo...?
—Sí, acompañarme. ¿Hay algún problema?—el alfa le miró con una ceja alzada.
—Bueno... —Renjun dudó unos segundos—. No, no hay problema...
—Bien, ahora van las preguntas. Son fáciles de responder. —Renjun asintió.
—¿Has trabajado cómo asistente antes?
—No.
—¿Has trabajado antes? Ya sea en el ámbito laboral de empresas o no.
—Si, si he trabajado.
—¿Edad?
—24.
—¿Profesión?
—Ex cantante, tengo una licenciatura y me gradué con honores. —dijo lo último con orgullo y Jaemin asintió.
—¿Pareja?
—No.
—¿Familiares?
—Mi hermano y cuñado.
—¿Hijos?
Renjun no responde y mira directamente a los ojos a su jefe. Jaemin espera inpacientemente la respuesta del omega quien parece dudar de su respuesta.
—Eso no le incumbe.
—No me interesa saber si te soy sincero. Pero necesito saber porque realmente no pasarás mucho tiempo en tu casa ya que estarás el mayor de tu tiempo conmigo. Tener hijos es una enorme distracción, lo digo por la experiencia con mis otros empleados.
—¿No acepta asistentes con hijos? —Renjun preguntó con cierto temor en su voz, cosa que no pasó en desapercibido por el alfa.
—¿Por qué la pregunta? —mira al omega con una ceja alzada—. ¿Sabés qué? No me importa. Responde —pide con la poca paciencia que le queda—. Tienes hijos, ¿si o no?
—Realmente no creo que sea realmente necesario saber aquello... —le reta.
—El que decide eso soy yo. Yo soy tu jefe y quien manda aquí soy yo. Así que bajale a tu tonito y responde.
Renjun suspira y se muerde los labios tratando de no abrir su boca y mandar al demonio al alfa frente a él.
Realmente al omega se le hacía un poco difícil no temblar por de angustia, el alfa era muy imponente y no se deblegaba ni por un instante.
Pero debía ser fuerte, Jeno le había dicho que si se dejaba intimidar por el alfa no podría llegar a ningún lado.
—Sí.
—¿Sí qué?
Vamos Renjun, esto lo haces por Jungwon. Pensó el omega apretando sus puños.
—Sí, si tengo un hijo.
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