𝐗𝐗𝐈. 𝐏𝐞𝐫𝐨... 𝐋𝐞 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐨
𝐒𝐚𝐯𝐚𝐧𝐧𝐚 𝐕𝐞𝐠𝐚
Mᴇ ǫᴜᴇᴅᴀʙᴀ sᴏʟᴏ ᴜɴᴀ cosa para poder terminar. Tenía que limpiar el suelo bajo la mesa del comedor, así que cogí la escoba y empecé a barrer la zona.
Al terminar, vi que todavía perduraba suciedad bajo la mesa, parecía una mancha de salsa. Por eso mismo, cogí una mopa, me agaché y me metí bajo la mesa. De este modo, empecé a resfregar la mopa por la mancha, viendo cómo empezaba a desaparecer.
—¡Savanna! —exclamó una voz.
Tal fue el susto que me llevé, que me pegué con la mesa en la cabeza. Salí de ahí abajo y me levanté mientras me sobaba la cabeza.
—Qué susto me has dado, Pedri. —me quejé mirándole.
—Perdón —soltó unas risas —. ¿Qué hacías debajo de la mesa?
Dirigí mi mirada durante un segundo hacia, ahora inexistente, mancha. Me encogí de hombros.
–Nada, solo limpiaba una mancha que había ahí debajo. —conté colocando mis manos en mis caderas.
—Ah, vale —asintió —. Bueno, solo venía a decirte que me voy a entrenar y que mi madre me va a acompañar, por si querías venir también.
Plasmé una mueca en mis labios.
—Me encantaría, pero no me encuentro muy bien, Pedri. —me excusé con una sonrisa.
—¿Estás bien? —su rostro detonó preocupación —. ¿Necesitas algo? ¿Por qué no me has dicho nada? Te podías haber tomado el día libr-
—Pedri —lo interrumpí con una sonrisa —. Sólo tengo la regla, no te preocupes.
Su rostro se relajó.
—Está bien, aun así, me avisas con lo que sea.
Asentí sin quitar mi sonrisa.
—Adiós. —se despidió plantando un beso en mi mejilla.
—Adiós.
Cuando madre e hijo se marcharon, decidí darme una ducha. Al salir del baño opté por ver una película en Netiflix, así que acurruqué al lado del gato de Pedri, Plátano, y de mi perra, Raiza, y empecé a verme la peli que había escogido.
Minutos después sonó el timbre, así que me levanté y abrí la puerta. Mi semblante sereno se desvaneció por completo al ver a la melena rubia de Katia parada en la puerta.
—Hola —le saludé con pocas ganas —. No está en casa.
La cara de Katia obtuvo un aire preocupado.
—No te preocupes, cielo. Vengo por ti.
¿Cielo? ¿Por mí?
—¿Por mí? —cuestioné confundida.
A este paso ella ya estaba dentro de la casa sin que me hubiera dado cuenta.
—Sí, es que... —empezó a decir —. He visto el revuelo que está habiendo en las redes por ti y por Pedri y quería preguntar si estabas bien.
Reí sarcastiacamente.
—¿Desde cuándo te preocupas por mí, Katia? —le pregunté con una sonrisa irónica en la cara.
Ella rodó los ojos discretamente.
—Pues desde ahora. Mi comportamiento anterior no estuvo muy bien, así que vengo a rectificar. —explicó con una sonrisa inocente.
¿Me lo tengo que creer?
—Ajá. Bueno, pues estoy bien. —respondí formando una línea fina en mis labios.
Ella sonrió.
—Perfecto. Me parece genial que no te afecten esos comentarios tan sinceros que hacen de ti. —habló observando el interior de la casa.
Fruncí el ceño.
—¿Qué quieres decir con eso, Katia? —le pregunté sin tapujos.
—Nada, simplemente, que esos comentarios son bastantes sinceros. Cualquier persona podría estar mal por ellos. —respondió pasotamente.
—Pues ya ves que estoy perfectamente.
Ella dirigió su mirada verde hacia mí, una mirada que me dio escalofríos. Ella era más alta que yo y su actitud de cierta forma llegaba a imponer, pero su mirada daba terror. Llega a parecer como si escondiera cosas muy oscuras bajo ella.
—¿Tú qué piensas de esos comentarios? ¿Piensas que estás al nivel de Pedri? —interrogó mientras me martilleaba con la mirada.
Puede fingir cualquier sentimiento positivo hacia mí, pero no me creo nada de nada.
—No quiero hablar del tema ahora mismo, Katia... —murmuré sin apartar mis ojos de los suyos. No voy a dejar que me intimide.
Una sonrisa siniestra apareció en sus labios.
—Vamos, Savanna, como si no te dieras cuenta de lo distintos que sois los dos. —dijo con sorna.
Tragué duro. ¿A dónde quiere llegar?
—¿Tampoco te das cuenta que arruinas la reputación de Pedri o los comentarios en redes no son lo suficientemente claros? —preguntó entecerrando los ojos.
Pestañeé varias veces al sentir mis ojos agüarse.
—Deja de decir esas cosas, Katia. No voy a hablar de este tema contigo. —le exigí cerrando los ojos durante un instante. Sentí cómo mi mano se agarraba con fuerza a la puerta aún abierta
—Savanna —me llamó. Abrí los ojos —. Él es un futbolista y tú —me recorrió con la mirada — una simple empleada.
La miré con dolor. No puede ser más bruja de lo que ya es. De algún modo sabe lo mucho que me afecta este tema.
—Eso es algo que ningún tipo de posición puede cambiar. —siguió hablando.
Un dolor aún más fuerte se instaló en mi pecho al escuchar sus palabras.
—Pero... —la miré en busca de compasión, mientras sentía cómo mis ojos se agüaban aún más. Si sigue la cosa así, acabaré llorando delante de esta víbora —. Le quiero.
Katia fingió una sonrisa de comprensión mientras me analizaba el rostro.
—Si tú realmente le quieres, lo vas a dejar ir...
¿Dejarlo ir?
Pedri durante estos últimos meses se ha convertido en alguien tan importante para mí que, ahora, ya no me imagino un mundo sin él. Él me ha devuelto color a mi vida.
—Pero...
—No seas egoísta, Savanna. —me interrumpió, esta vez, con un tono de rabia en su voz.
La miré dolorida. Se presenta aquí, me suelta todo esto... ¿Qué se supone que hace?
De repente mi sistema empezó arder de rabia. Rabia por lo mal que me estaba haciendo sentir en esos instantes. Rabia por hacerme llorar. Rabia porque la parte más profunda de mí le daba la razón a ella.
—Vete. —le ordené entre dientes mientras abría aún más la puerta.
Ella me miró con una mezcla de confusión y superioridad.
—¿Perdón?
—¡VE-TE! —exclamé furiosa con lágrimas cayendo por mis mejillas.
Ella me dedicó una sonrisa de suficiencia antes de empezar a caminar hacia la salida.
—Piénsalo. —dijo antes de que yo cerrara la puerta en sus narices.
Ahí fue cuando me eché a llorar de verdad. Pegué mi espalda a la puerta y me deslicé en ella hasta sentarme en el suelo. Escondí mi cara entre mis manos, dejándome llevar por las lágrimas que no paraban de caer.
A lo mejor Katia tenía razón, por más que dijera Pedri. Por más que a él no le importara. Sé la opinión de la gente y yo no quiero comprometer la reputación de nadie.
Menos la de Pedri.
━━━━━━━━━━━━━━━━━━━
Vale, más de la mitad de espectadores se han aburrido de esta historia. Debo de confesar que tampoco estoy contenta con estos últimos capítulos, pero estoy poniéndole más empeño y organización.
Disculpen si les está aburriendo. Repito por milésima vez que cualquier sugerencia o crítica positiva está bienvenida.
Besis de fresis
━━━━━━━━━━━━━━━━━━━
ᵃᵗᵗᵉ 𝖠𝗋𝗂 𝗅𝖺 𝖺𝗇𝗈́𝗇𝗂𝗆𝖺ᕕ( ᐛ )ᕗ
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top