𝐒𝐚𝐯𝐚𝐧𝐧𝐚 𝐕𝐞𝐠𝐚
ᴍᴇᴛɪ́ ᴍɪ ᴄᴀʙᴇᴢᴀ ʙᴀᴊᴏ ʟᴀ ᴀʟᴍᴏʜᴀᴅᴀ ʏ ᴀʜᴏɢᴜᴇ́ ᴜɴ ɢʀɪᴛᴏ ᴅᴇ ᴅᴇsᴇsᴘᴇʀᴀᴄɪᴏ́ɴ. Llevaba toda la noche dando vueltas en la cama y todavía no había conseguido conciliar el sueño. Por tantos trotes estaba sudorosa y me estaba empezando a doler la cabeza.
Me incorporé en la cama con desesperación, haciendo que Raiza, que dormía cerca de mi cama plácidamente, se sobresaltara ante mi acto.
-Lo siento, pero no hagas ruido. -le susurré mientras me levantaba de la cama.
Supongo que al ser mis primeros días aquí todavía no había conseguido acostumbrarme a todo esto. ¿Qué decir? Hace una semana estaba en mi piso de alquiler, compartido con una chica que me hacía incomodar, y ahora estoy bajo el techo de un famoso futbolista. Muy normal, ¿no?
Salí de mi habitación, andando de puntillas, silenciosamente. Andé por el largo, ahora oscuro y silencioso, pasillo, que conectaba todas las habitaciones de la gente de servicio.
Fue poco después cuando llegué a la cocina, también oscura y solitaria, no había ni un alma en pena. Abrí el frigorífico, que me cegó un poco en el acto al transmitirme su luminosa luz. Saqué una jarra de agua y me serví en un vaso.
Empecé a beber tranquilamente, cuando de repente, ¡PUM! Las luces se encendieron. Del susto que me pegué, nuevamente, me atraganté con el agua y empecé a toser.
-Shhh... -escuché susurrar entré risas a la persona que encendió la luz. Acto seguido empezó a darme golpecitos en la espalda.
Me giré para ver de quién se trataba el inoportuno y al hacerlo fruncí el ceño.
-¿Señor? -dije ya recuperada de mi atraganto.
Rápidamente sacudí mi cabeza al darme cuenta que, de nuevo, había llamado de usted a Pedro.
-Perdón. Pedro, digo, quería decir Pedri. -dije entre risas incómodas.
Él simplemente siguió riéndose. Rápidamente cambié mi postura y hablé.
-¿Cómo se te ocurre asustarme así?
Él dejó de reír y con una sonrisa me respondió con otra pregunta.
-¿Cómo sabes que tenía intenciones de asustarte?
-¿Acaso enciendes la luz cuando vienes a por algo en la cocina a media noche? -respondí con otra pregunta, nuevamente.
-Puede ser -dijo sacando la jarra de agua -. ¿Qué haces aquí?
Levanté mi vaso de agua como muestra.
-Ah. Entonces venimos a lo mismo -acertó. Yo asentí -. ¿No puedes dormir?
-No. ¿Cómo la sabes? -pregunté con curiosidad apoyándome en la encimera.
-Bueno, tienes las mejillas coloradas y... Da igual, lo intuía. -respondió y bebió un trago de su vaso.
-¿Tú tampoco puedes dormir?
Él negó con la cabeza.
-Sí, sí puedo. Solo que mi novia me ha despertado. -me explicó apoyándose también en la encimera.
-No sabía que se había quedado a dormir. -confesé.
Él volvió a negar con la cabeza, esta vez mientras bebía agua.
-No se ha quedado a dormir, me ha llamado. -aclaró cuando terminó de beber.
-¿Y eso? -pregunté riéndo.
-Ella y sus paranoias. Por cierto, lo siento por lo de esta mañana. Es muy celosa y pensaba que... -paró de hablar por un momento mientras me miraba. Sacudió la cabeza y siguió hablando -. Da igual.
-No te preocupes, de verdad. No es de importancia. -dije con una sonrisa tímida.
-Quiero saber una cosa, por curiosidad. -dijo cruzado de brazos.
Fruncí el ceño con su misma curiosidad y hablé.
-¿El qué?
-¿Desde cuándo estás independizada? -preguntó apoyándose con sus ante brazos en la encimera.
-Podría decir que desde siempre... -murmuré, haciendo que Pedri frunciera el ceño -. Es decir, desde los dieciocho.
-Pero antes has dicho desde siempre. -dijo riéndo.
Yo agaché la cabeza intentando ocultar mi incomodidad al sacar este tema.
-Viví desde los once años en una residencia para menores. A los dieciocho no tuvieron otra que echarme, así que me he estado buscando la vida desde entonces. -expliqué.
-Hostias, no lo sabía. Perdón. -dijo con notorio arrepentimiento.
Negué con la cabeza dejando ver una sonrisa algo finjida.
-No te preocupes.
Él sonrió.
-¿Qué hacías para entretenerte? -preguntó.
-Mmm... Supongo que leer y... -pensé en aquello que tanto suelo amar. Mi sueño altamente frustrado. Deseché la idea de mencionarlo -. Dibujar, supongo.
-¿Nada más? En plan, no digo que suene mal, pero al fin y al cabo estuviste allí como siete años. Tendrías que haber hecho más cosas, anda. -habló mirándome con curiosidad.
Reí severamente antes de responder.
-No, la verdad que no. No tenía amigos, solo nos dejaban ver la tele de vez en cuando y no nos dejaban ir a lugares como podría ser un cine. -dije encogiéndome de hombros.
-Wow. ¿Entonces no has ido a lugares como...? No sé, ¿una sala de recreativos? -interrogó sorprendido.
Negué con la cabeza.
-La verdad no sé qué es exactamente una sala de recreativos. -admití con cierta pesadez.
Él ante oír mi respuesta se tapó la cara con ambas manos. Después dejo un hueco entre ellas dejando ver uno de sus ojos. Reí ante el tierno acto del moreno.
-La verdad es que me he quedado descolocado -confesó riendo -. ¿No sabes lo que es una sala de recreativos, Savanna?
Me resfregué los ojos con una sonrisa antes de responder.
-No. -respondí sin más, sacudiendo mi cabeza.
Él dio unos golpecitos al mármol de la Isla antes de hablar.
-Pues esto no se puede quedar así. -dijo poniendo sus manos en sus caderas.
Fruncí el ceño con confusión.
-No te entiendo, Pedri.
-Que esto que me acabas de decir no se puede quedar así. Mañana aprovechamos que es sábado y te vienes a una sala de recreativos conmigo. -dijo con una sonrisa.
Abrí los ojos como platos.
-No, Pedri, no. -respondí negando con la cabeza.
-¿Por qué?
-Bueno, tenemos tres razones, por las cuales, pienso que no es buena idea. -dije cruzándome de brazos.
-Dímelas entonces.
-Número uno -empecé -: tu novia se puede enfadar. Número dos: supongo que es un lugar público, entonces la gente te plagará y crearán rumores. Recuerda que eres famoso. Número tres: no tengo dinero para salir.
Él se me quedó mirando fijamente antes de hablar.
-Por mi novia no te preocupes. No vamos a hacer nada malo, es una salida de amigos. Después, vamos a un recreativo que tiene sala vip, poca gente hay allí. Y por el dinero, no es problema, yo te invito.
Me coloqué la mano en la cara.
-¿Tú tienes todo solucionado, o qué? -pregunté riéndo.
-Puede.
-Me lo pensaré.
Él soltó un resoplido.
-Bueno, está bien. Ya me dices.
-De acuerdo. Hasta mañana, y gracias por la charla nocturna. -dije alejándome.
-Igualmente. Y no hay de qué, gracias a ti igualmente. -dijo repitiendo mi acción de retirarse.
-Buenas noches.
-Buenas noches.
-------------
Lo siento por tardar, pero estaba hasta arriba de exámenes :)
Atte: Ari la anónimaᕕ( ᐛ )ᕗ
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top