( GREEN EYES )⁰³
'Volumen Uno'
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CAPITULO TRES
OJOS VERDES
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ARIANA
━━━━━AMBOS OJOS VERDES se cruzaron.
El se veía muy pero muy arreglado, impecable.
Por otro lado, yo era todo lo contrario, y el simple hecho de que nos llevemos tan bien, me desconcierta.
—¿Ariana?—me vuelve a llamar cuando yo me había perdido en sus ojos verdes.
—¿Hm?…¡Oh Cinco!¿Que onda?—saludo de lo más normal con un pequeña sonrisa.
—estoy bien, ¿Y tú?¿Que tal tu corazón?—me pregunta y yo frunzo el ceño.
—¿Le p-pasa algo malo a mi corazón?—respondo con otra pregunta algo asustada.
—oh…pensé, pensé que tú sabías—yo niego repetidamente—parece que cada vez que te alteraz un especie de enredadera con espinas aprieta tu corazón, al punto de sentir tanto dolor. Solo, tienes que estar tranquila—me explica mientras yo escucho antentamente.
—¿Y como sabes eso?—alzo una ceja.
—papá me lo ah dicho—se encoje de hombros restándole importancia mientras toma mi brazo para irnos a lo que parecía ser su habitación.
Mas una voz femenina nos detiene:—¡Cinco!¡Espera!—ambos nos volteamos.
Era esa chica que tocaba el violín, oh rayos.
—¿Que sucede Número Siete?—pregunta Cinco mientras mete sus manos a sus bolsillos.
—¡Soy Vanya, no Siete!—se queja—bien, em…¿Q-quien es ella?—me mira de pies a cabeza mientras yo me alejo un poco incomoda.
—Ella es Ariana, mi amiga—me presenta.
La chica de nombre Vanya me mira fijamente, inspeccionado si algo estaba mal en mi, incluso podía ver que aspiraba mi aroma.
—eres…algo rara—admito mientras hago una mueca.
Ella se mira avergonzada:—es muy normal en nosotros, jamás hemos socializado con alguien más…l-lo siento—dice cabizbaja yo la miro con pena.
—tranquila, te entiendo—le dedicó una sonrisa.
—bien, ¿Dime qué es lo que quieres Vanya?—interrumpe Cinco con seriedad.
—emm…y-yo—cubre sus ojos con su flequillo—lo siento…es solo que…yo quería pasar un poco más de tiempo contigo—admite enterneciendome.
Pero espera, ¿Que acaso no eran hermanos?¿Aloh policía?
—no puedo, tengo que atender a nuestra invitada—frena mientras toma mi mano y me arrastra con el a su habitación.
—¡Hasta luego Vanya!
—¡Hasta luego!¡Y l-lo siento!
Cuando finalmente entramos a su habitación yo me límite a sentarme en la cama.
El simplemente se coloco frente a mi.
—ya se, mis hermanos son unos raritos de primera—dice mientras rueda los ojos.
—¡Agh!¿Puedes abrir la ventana?¡Tengo calor!—me quejo mientras soy ignorada, por lo cuál tuve que levantarme para hacerlo yo.
En el transcurso senti el aliento de número Cinco sobre mi hombro, no entendía por qué en ese momento.
La abrí y dejé que el sudor de mi frente se evaporará.
—no puede ser…—comienza pero yo lo interrumpo.
—si, emm…¿No tienes hambre? ¡Muero por comer!—acaricio mi estómago mientras me giro a su dirección.
—¿Te has drogado?—me pregunta mientras se acerca a mi.
—¿Drogar?¿De-de que diablos hablas?—pregunto intentando sonar lo menos nerviosa posible, y ya sabemos que pasa cuando me pongo nerviosa.
El simplemente niega con la cabeza sonriendo burlonamente, se acercó a mi nueva ropa y olfateo un poco, si que estos chicos eran raros.
—lo sabía…—se aleja dejando ver el cigarrillo que me regaló Klaus.
¿Pero como no me di cuenta de eso?
Yo intenté decir algo, pero las palabras simplemente no salían.
El rompe el cigarrillo en mil pedacitos y lo tira por la ventana:—no creo que sea bueno eso para tu salud Ariana—me regaña con seriedad.
—…es, es solo la única manera de que esto—señalo mi pecho—no explote—ahora yo estaba sería.
—pero hay muchas más opciones, no solo esa. Solo ve a Klaus, mira en lo que se convirtió—señala la salida mientras yo evito reír.
Pero, creo que es mejor no pelear, no creo que tenga final está conversación. Yo ya estoy decidida de lo que quiero hacer. Y no pienso detenerme.
—supongo que…Klaus no es tan increíble drogado, incluso su hermano Ben me lo ah dicho—digo mientras miro fijamente a Cinco, quien ya se ve un poco más tranquilo.
¡Fue la primera vez que logré mentir sin ese estúpido acento que me delataba!
Oh, estoy tan orgullosa de mi…
—Klaus es un tonto—rie con ironía mientras toma uno de sus libros y se recuesta en la cama.
Yo lo miro, de verdad que era muy…¿Guapo? Pero, su extravagante personalidad no me permitía mirarlo de otra manera.
Digo, jamás eh experimentado el amor, y no creo que esté chico sea la excepción.
Me levanto de la orilla de la cama y me paseo por su habitación.
Tenía algunos juguetes en una repisa, yo tomo un carrito con curiosidad y juego un rato con el.
Bueno, lo unico que hacía era pasarlo de un lado a otro sobre su mismo eje.
Miraba con atención el horrible afuera, en ese momento el pensamiento de ser una mas de esta academia me parecía algo…lindo.
—oye…¿Te gusta vivir aquí?—pregunto sin dejar de mirar la ventana.
Escucho como se levanta de su cama y luego lo veo sentandose en el tapiz junto a mi.
—no lo sé, quitando los entrenamientos, las sesiones de fotos, los regaños de papá y las misiones…supongo que me gusta, oh tal vez ya me conforme con vivir en esta casa el resto de mis días—explica alzando la cabeza para ver el clima de afuera.
Parece que lloverá.
—¿Entrenamientos?
—si, papá nos entrena para ser grandes súper héroes—responde con notable enfado.
Yo rio—…bueno, tú ya sabes sobre mis poderes, ahora, quiero saber un poco más de los tuyos, específicamente cuáles son—comento mientras que el rueda los ojos con una sonrisa.
Nunca había visto el olluelo que se formaba cuando sonreía.
—practicamente…me teletransporto atra vez de el espacio y el tiempo, osea que puedo teletransportarme hacia esas esquina—señala una de las esquinas de su habitación—y a alguna línea temporal de mi agrado, pasado, presente y futuro—sonrie con orgullo.
—entonces, supongo que el tiempo es pan comido para ti—me encojo de hombros y le dedicó una sonrisa.
—si, y…en algun momento, viajaré en el tiempo, solo que aún no estoy listo—hace una mueca—…y además, creo que ya tengo una razón buena para no escapar de este agujero—baja la mirada con una media sonrisa.
Yo me quedo en silencio un momento, la idea de viajar en el tiempo suena terrorífica pero linda. Solo que:—¿Y cuál es esa razón?—alzo una ceja con curiosidad.
El se hecha a reír, era la primera vez que lo veía reír, digo, que lo veía de otra forma. Tal vez era demasiado maduro para su edad, pero su risa demostraba que aún era un niño, el tenía una muy linda risa—no seas chismosa—me señala y yo ruedo los ojos.
—ya, enserio. ¡Me muero de hambre!—extiendo los brazos a los lados como ademán.
El revisa el reloj de su repisa con la mirada—justo a tiempo, ya es hora de comer—el se levanta y arregla más su uniforme.
—ya, ya, te vez bien—dentengo sus movimientos luego de rodar los ojos sonriente.
—chistosita—me dice abriendo la puerta—vamos—toma mi mano mientras corre junto a los demás.
Me obligo a correr, de verdad que era todo un tonto.
Al llegar, note que habian las sillas exactas para que yo también comiera, incluso había una demás.
¿Pero de quién era la silla que estába a la cabeza?
Justo en se momento apareció un hombre bien arreglado de traje, se veía algo viejo, tenía un monoculo en el ojo derecho, una barba algo larga pero bien arreglada, su cabello era blanco, lo que me decía que ya era un tanto mayor.
Y sus extraños ojos azulinos fríos y sin sentimiento alguno causó que algo recorriera mi espalda, miedo.
Hace tanto que no había sentido eso, no desde que tome ese autobús y avión hacia este país.
No desde la última vez que mire los mismos ojos azules cuando me golpeaba.
Podía sentir las cicatrices de mi espalda quemandome hasta el alma.
—tsk…—alguien me desconecta—sientate—ni siquiera me tomé la libertad de mirar a quien me estaba hablando.
Mire el plato de comida, y solo esa vez el hambre en mi estomago se esfumó por completo.
Las náuseas se hicieron presentes, y simplemente tome la copa con algun jugo caro y lo bebi.
Me límite a jugar con la comida, sentía las miradas de todos sobre mi.
—¿Algún problema con la comida?—la voz de ese hombre me hizo temblar.
No pude evitarlo, sus ojos me recordaban tanto a los de el, temblaba con los ojos horrorizados.
—¿Señorita?—me llama por segunda vez.
—n-no se preocupe Señor Hargreeves, es solo que no tengo apetito—hago una mueca desviando la mirada.
Evitando sus ojos.
—en ese caso, puede retirarse—me ofrece con un ademán dándole un sorbo a su copa.
—esta bien, comprermiso—digo mientras me levanto y me dirigí a las escaleras donde se suponía estaban las habitaciones.
Por error llegué a el pasillo de las habitaciones de los demás niños.
Pero en ese momento la conciencia en mi cabeza se esfumó, y lo único que decía mi cabeza era entrar a la habitación de Klaus y tomar uno de sus cigarrillos mágicos.
Aún temblaba, me adentro a su habitación y busque entre sus cosas la cajita de dónde había sacado su regalo para mi.
Al encontrarla saque uno de sus cigarrillos y sin esperar más, tome el encendedor y dejé que el humo me tranquilizara.
—Cielos…—emiti dejándome llevar por el sabor amargo.
Salgo de la habitación aún con el cigarrillo en la mano y me recosté en el azulejo.
Definitivamente está era la única solución a mis problemas.
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━━━━━ESA NOCHE fue especial, eh inigualable.
Fue la mejor noche de mi vida, incluso cuando aún no era vagabunda, jamás había tenido una noche parecida.
Las sábanas, el colchón y la tranquilidad me encantaban.
No había tardado mucho para caer rendida en los brazos de Morfeo.
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━━━━━ABRI LOS OJOS CON SORPRESA al escuchar un fuerte estruendo.
Aún era de noche, pero afuera estaba lloviendo.
Sabía que llovería, pero no me imaginaba que a estas horas de la noche.
Y otra vez, el estruendo pero aún más fuerte.
Mi cuerpo temblaba, y estaba segura de que si volvía a suceder pegaria un grito que despertaría a todos.
Tome el collar de mamá entre mis manos y me undí entre las sábanas.
Ella siempre solía ayudarme a dormir cuando había lluvia por la noche.
—…m-mamá—emití en un hilo de voz.
Las lágrimas cayeron por mis ojos, al recordar los suyos.
El sonido de su voz para ayudarme a dormir aún estaba en mi mente.
Su brillante sonrisa y ese cabello rojizo que tan bien olía y tanto me gustaba, seguía en mi mente.
La necesitaba, y la necesitaba demasiado. Anhelaba tanto volver a tener a mi familia perfecta.
Cuando finalmente sonó el tercer estruendo, cubrí mi boca para que no se escuchará mi grito.
En ese preciso momento recordé los particulares ojos de alguien, eran iguales a los de mamá.
Y la necesitaba, la necesitaba mucho.
Me levanté con cuidado y aún temblorosa abrí la puerta y me dirigí a las escaleras donde se encontraba el cuarto a donde quería ir.
Abrí por segunda vez otra puerta y me sorprendi al ver las luces encendidas.
Y ahí estaba el, sentado en su escritorio totalmente desordenado leyendo algún libro de el cual no entendía.
Pero en ese momento no me importo que mis cuatro paredes bien cimentadas se derrumbaran, aún las lágrimas caían por mis ojos y seguro los tenía muy inchados:—…¿Cinco?—lo llamo en un murmuro después de sollozar.
El dejo el libro y se volteo sorprendido, pero lo único que yo podía hacer era ver esos ojos tan lindos que tiene.
—Ariana, ¿Que sucede?—en un parpadeo estaba frente a mi cerrando la puerta.
Intentaba decir algo, pero lo único que podía hacer era llorar.
—…y-yo…—fue lo único que fui capaz de decir.
—esta bien, está bien—me dice acariciando mi hombro.
No soporte más, y me lanze a el sin esperar consentimiento.
Me aferraba su cuerpo, lloraba en su pecho.
Y no pareció tardar mucho para envolverme en sus brazos, no sabía que necesitaba un abrazo.
El recargo su cabeza en la mía mientras me consolaba y me decía que todo estaba bien.
Pero yo sabía perfectamente que no lo estaba, y que nunca lo estaría gracias a mi existencia.
Sentía el calor que emanaba su cuerpo, me transmitía tanta tranquilidad, el latir de su corazón me extrañaba pero a la vez me calmaba.
Al dejar de llorar alze la vista a el.
Se veía preocupado, podía notarlo, pero había otra emoción, la cual no pude describir.
—…Cinco…—fue lo que pudo salir de mis labios.
—si no estás lista para contarme lo entiendo—me dedica una sonrisa.
—…si—pero todo lo que podía hacer era mirar sus ojos.
Esos ojos tan verdes y profundos que me embriagaban.
—bien, es mejor que vallas a dormir—se aparto de mi mientras intentaba acercarse nuevamente a su escritorio.
Yo lo tome de el brazo para que no lo hiciera.
—es que…yo, no puedo dormir por los…—y cómo si lo hubieran adivinado, un estruendo se escuchó erizando mi piel.
—¿Por eso llorabas?
—no solo por eso tonto
—bien, puedes dormir en mi cama, aún tengo mucho por leer—me explica mostrándome el libro que leía.
—gracias—le dedicó una sonrisa mientras me acerco a su cama y me tiró.
Todo, absolutamente toda la cama tenía su fragancia impregnada.
Suspiré con pezades mientras cerraba los ojos. Intentado conciliar el sueño.
Y otra vez el estruendo.
—¡Ah!—grite totalmente horrorizada.
El se levantó rápido y me siseó:—ya no grites, oh nos descubrirán—me ordena.
—lo siento, es solo que…no puedo—admito avergonzada.
—bien, me sentaré junto a ti hasta que te duermas—me explica sentandose junto a mi.
—esta bien—sonrio agradecida y nuevamente cierro los ojos y tomo la mano de Cinco.
Cada vez que se escuchaba lo unico que hacía era apretar la mano de el y el miedo desaparecía.
En verdad que Cinco era un gran amigo…
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AUTOR'S NOTE…!
OLALA!
¿Cómo están? Espero que bien jjsjdk ^^
¿Ustedes que hubieran hecho en el lugar de Ariana? 7v7
Anyways.
Si te gusto el capítulo no te olvides de votar, enserio me ayudaría mucho <3
Tqm.
—c va la cereza con patas!
Editado: 07/04/23
2448 palabras.
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